Segovia es una provincia española perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla y León, situada al norte del sistema central que divide en dos la altiplanicie del centro de la península ibérica.

El patrimonio histórico de la provincia es muy rico y variado. En la capital se encuentran joyas romanas como el acueducto de , único en la provincia pues de la misma época sólo se conocen los mosaicos de algunas villas excavadas en o Paradinas.

Del gótico medieval, aunque alterados e incluso en ruinas, quedan numerosas construcciones; en su momento inicial dejó sus huellas en los monasterios de y San Pedro de las Dueñas, pero el gótico tardío, más pujante, levantó una espléndida catedral, los conventos de Santa María la Real de Nieva y San Francisco de Cuéllar y Santa Cruz, El Parral y San Francisco de Segovia, así como notables templos parroquiales, a veces incompletos, en , Villacastín, , Martín Muñoz de las Posadas, Coca, o . También destaca la pintoresca Ermita del Santo Cristo de la Moralejilla en del S. VI, declarada Monumento Histórico Artístico en 1994, y en la misma localidad el Convento Inmaculada Concepción de Rapariegos y la Iglesia de arquitectura múdejar tardío.

De la arquitectura militar del mismo estilo se han conservado los castillos de Turégano, Pedraza y Cuellar, el alcázar de Segovia y las torres-fortaleza de y . En lo que respecta a la arquitectura civil, existen numerosos palacios y casonas de fachadas blasonadas en localidades como , Sebúlcor, , Pedraza, La Armuña, Segovia y Villacastín.

El patrimonio arquitectónico segoviano no se entiende sin el complejo que los Borbones levantaron en San Ildefonso, formado por el palacio y los jardines de La Granja, el palacio de Riofrío y el templo parroquial de .

SEGOVIA

El nombre de Segovia es de origen celtíbero, aunque no se tiene constancia del nombre de la ciudad hasta que Tito Livio la nombra como una mansio cerca de Cauca. La mención está referida a la guerra de Sertorio, cuando los generales de Sertorio recorrieron Hispania reclutando soldados en el año 79 a. C. También tenemos testimonio del topónimo de la ciudad en latín "Segovia" por una moneda celtibérica de época de transición (probablemente de época tardo republicana) acuñada en la ciudad con valor de un As.

El poblamiento humano en el entorno de lo que hoy es Segovia se remonta a hace unos 60.000 años, fecha en que ha sido datada la ocupación neandertal del Abrigo del Molino en el valle del Eresma, a tan solo 500 m del emplazamiento del alcázar. Fueron pues, los neandertales, los primeros en ocupar el territorio de lo que con el tiempo se convirtió en la ciudad de Segovia.

Cerca de este abrigo, en la cueva de la Tarascona y en otros emplazamientos al aire libre en el entorno periurbano de Segovia, se localizan evidencias del Calcolítico y la Edad del Bronce. Durante la época romana, Segovia pertenecía al convento jurídico de Clunia. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania.

Se cree que la ciudad fue abandonada tras la invasión islámica. Tras la conquista de Toledo por Alfonso VI de León, el yerno del rey Alfonso VI, el conde Raimundo de Borgoña, junto con el primer obispo de su reconstituida diócesis, empezó la repoblación de Segovia en 1088 con cristianos procedentes del norte de la península y de más allá de los Pirineos, dotándola de un amplio concejo cuyas tierras cruzaban la sierra de Guadarrama e incluso la línea del Tajo.

Durante el siglo XII sufrió importantes disturbios en contra de su gobernador, Álvar Fáñez, y posteriormente como parte de las luchas del reinado de Urraca de Castilla. El final de la Edad Media es una época de esplendor, en la que acoge una importante aljama hebrea; sienta las bases de una poderosa industria pañera; desarrolla una espléndida arquitectura gótica y es corte de los reyes de la Casa de Trastámara (ya Alfonso X el Sabio había acondicionado el alcázar como residencia real). Finalmente, en la iglesia de San Miguel de Segovia, Isabel la Católica es proclamada reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474.

A principios del siglo XVIII se intentó revitalizar su industria textil, con escaso éxito. En la segunda mitad del siglo, dentro de los impulsos ilustrados de Carlos III, se hace un nuevo intento de revitalización creando la Real Compañía Segoviana de Manufacturas de Lana (1763). Sin embargo, la falta de competitividad de su producción hizo que la corona le

retirase su patrocinio (1779). También en 1764 se había inaugurado el Real Colegio de Artillería, la primera academia militar de España, que todavía se encuentra en la ciudad.

En 1808 fue saqueada por las tropas francesas durante la guerra de la Independencia. Durante la primera Guerra Carlista las tropas del pretendiente Carlos de Borbón atacaron sin éxito la ciudad. Durante el siglo XIX y primera mitad del XX, experimentó una recuperación demográfica fruto de una relativa revitalización económica.

ÁVILA

El nombre de la ciudad podría tener origen vetón. La fecha concreta de su fundación es difusa, pero algunas investigaciones datarían el origen de Obila en la segunda mitad del siglo I a. C.

Tras la fundación romana y la asimilación de la población autóctona vetona de la zona, pues no existen indicios claros de un asentamiento prerromano en el casco histórico, la ciudad pasaría al poder visigodo. Ávila cayó, al igual que la mayor parte del territorio peninsular, bajo dominio musulmán a comienzos del siglo VIII, y no sería reconquistada de forma definitiva por las tropas cristianas hasta el siglo XI.

No existen muchos datos de Ávila bajo dominio musulmán, cuyo nombre árabe fue Äbila En el año 714 la ciudad fue desmantelada por Tárik o por Muza, por lo que se puede suponer que en ese momento estaba amurallada.

Lo único que parece seguro es que la ciudad se convirtió en un punto estratégico, siempre deseada por árabes y cristianos como enclave defensivo, y que los enfrentamientos por su posesión fueron permanentes. Hubo incursiones de varios reyes cristianos en la ciudad después de la ocupación musulmana, pero no llegaron a asentarse.

A finales del siglo XI Alfonso VI de León encargó a su yerno Raimundo de Borgoña la repoblación del centro de la península. Con el fin de proteger Toledo procedió a repoblar y cercar las ciudades de Salamanca, Ávila y Segovia. Las crónicas citan 1092, una vez conquistada Toledo y celebradas las nupcias de Raimundo de Borgoña con Urraca, hija de Alfonso VI, como año en el que se iniciaron los trabajos de reconstrucción de Ávila, sus murallas y el Templo del Salvador. Existe sin embargo cierta discrepancia en la actualidad en lo relativo a esta cronología tradicional de construcción de la muralla, al haber otros autores que datan la construcción de esta bien entrado el siglo XII.

Experimentó un notable auge durante el siglo XVI, para verse posteriormente sumida en una prolongada crisis y declive hasta el siglo XIX, en el cual la construcción del ferrocarril consiguió dar un empuje al desarrollo económico.

MONASTERIO DEL PARRAL

El Monasterio de Santa María del Parral, o simplemente Monasterio de El Parral, es un monasterio de clausura de la Orden de San Jerónimo ubicado en la ciudad de Segovia, se encuentra a extramuros de la ciudad junto a la iglesia de la Vera Cruz y muy cercano al convento de San Juan de la Cruz y a la antigua fábrica o casa de la moneda, en la orilla derecha del río Eresma en el paraje conocido como "La alameda".

Lo mandó construir Enrique IV en 1447 siendo todavía príncipe. Por ello lo hizo bajo el nombre de Juan Pacheco (marqués de Villena desde 1445), su camarero mayor, ya que no estaba bien que no siendo rey levantara edificios. A Enrique IV se debe casi toda la capilla mayor, pero no la nave, que no pudo completar debido a problemas en sus reinos.

En 1474 muere el rey y comienza una guerra por la sucesión en el trono que enfrentó a la hija del rey Juana la Beltraneja y a su hermanastra Isabel. Durante la contienda las obras se paralizaron. En 1479 Isabel sube al trono de Castilla y comienzan de nuevo las obras de El Parral. fray Pedro de Mesa, prior del monasterio en esa época, logra un acuerdo de financiación con el marqués Villena que permitió acabar las obras en 1503.

Los diferentes edificios que componen el conjunto monacal están distribuidos en torno a varios claustros de estilos gótico, mudéjar y plateresco. Lo mandó construir el rey Enrique IV de Castilla en el año 1447. El monasterio de Santa María del Parral, junto con el convento de dominicos de Santa Cruz y con el convento franciscano de San Francisco, del que resta el claustro, conforma la trilogía de la arquitectura de primera calidad de la Segovia del siglo XV.

En su interior destaca el retablo mayor de la iglesia, realizado en el siglo XVI, obra de Juan Rodríguez y de un conjunto de escultores abulenses de estilo renacentista. El nombre se debe a que en él se venera a la virgen del Parral, escultura románica procedente de un templo anterior. El retablo es de madera policromada y está estructurado en tres calles y cuatro cuerpos y el banco ocupando toda la pared. Fue dorado por Diego de Urbina en 1553. Urbina también pintó la sarga que lo cubría en Semana Santa, actualmente desaparecida.

LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO

El Real Sitio de San Ildefonso es un municipio español perteneciente a la provincia de Segovia, comunidad autónoma de Castilla y León. Destacan entre sus monumentos el Palacio Real, sus jardines con sus fuentes, así como la Real Fábrica de Cristales (fábrica de vidrio de gran importancia histórico-monumental) que en la actualidad alberga la Fundación Centro Nacional de Vidrio (Museo del Vidrio y Escuela-Taller de Vidrio).

La historia de esta población está íntimamente vinculada a la de su Palacio Real. Ya existía antes de la construcción de dicho palacio otro en la cercana población de Valsaín. Por lo tanto, este municipio ha contado con un palacio desde la dinastía Trastámara, ya que Enrique IV de Castilla fue quien fundó el palacio de Valsaín, en principio, concebido como refugio de caza. Este palacio formó parte de las residencias palaciegas de Felipe II, en donde se celebraron los festejos nupciales, tras casarse este rey por cuarta vez en el Alcázar de Segovia.

Teodoro Ardemans, maestro mayor del Real Palacio y de la Villa de Madrid, fue el encargado de realizar los planos y el proyecto del nuevo palacio. La fecha de iniciación de las obras es 1721. La ejecución de la obra se encargó al aparejador Juan Román. Prácticamente al unísono de la obra arquitectónica comienza el trazado y construcción de los jardines bajo la dirección del escultor René Carlier y del jardinero Esteban Boutelou I.

SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA FUENCISLA

El Santuario de la Virgen de la Fuencisla fue construido entre los años 1598 y 1613 por Francisco de Mora al haberse quedado pequeña la ampliación renacentista de la primitiva ermita medieval allí existente. Posee un retablo de Pedro de la Torre en el Altar Mayor así como una notable reja barroca cerrando el presbiterio y donada por el gremio de pañeros. Junto al Santuario se encuentra el Arco de la Fuencisla, que era la puerta de acceso a Segovia por el barrio de San Marcos, y el puente de San Lázaro, que se comunicaba con el antiguo hospital de San Lázaro.

PEDRAZA

Su nombre parece derivar de la Pretaria romana, aunque los primeros datos históricos se remontan a Don Fernando Gómez de Albornoz, comendador mayor de Montalbán, que fue nombrado por el rey Enrique II de Castilla señor de Pedraza (privilegio datado el 10 de junio de 1369). Posteriormente pasó a manos de la familia Herrera y a finales del siglo XV pasó a los condestables de Castilla por el matrimonio entre Doña Blanca Herrera y Don Bernardino Fernández de Velasco. Se mantuvo en estas manos hasta que en el siglo XIX se abolieron los señoríos. Los condestables se asentaron allí, siendo el lugar sitio de paso para grandes personalidades, como artistas, nobles y monarcas. En el siglo XVI y XVII tiene lugar la época de mayor esplendor del pueblo, y es de cuando datan la mayor parte de casas y palacetes. Esta prosperidad fue debida, entre otras cosas, a la exportación hacia el norte de Europa de la lana de sus rebaños de ovejas merinas y a sus excelentes tejidos, capaces de competir con los mejores que se elaboraban en Flandes.

Entre los monumentos más destacados están La Puerta de la Villa, la Cárcel, el Castillo, la Plaza Mayor y la Iglesia de San Juan.

SEPÚLVEDA

Los primeros datos sobre la ocupación de Sepúlveda hacen referencia a la II Edad del Hierro, entre los siglos V y II a. C., cuando se documenta la existencia de un enclave urbano (oppidum) arévaco (tribu celtibérica) en el cerro de Somosierra, al oeste de la villa. A esta pequeña ciudad pertenecía la necrópolis de incineración de La Picota.

A inicios del siglo I a. C., entre 98 y 93 a. C., el alto valle del Duratón fue conquistado por el cónsul romano Tito Didio, quien debió desalojar el núcleo indígena de Sepúlveda y fundar una nueva ciudad en el vecino lugar de Los Mercados, junto a Duratón (pueblo agregado o barrio de Sepúlveda), a siete kilómetros, donde posiblemente se localice la Confloenta de Ptolomeo.

Con la ocupación visigoda, la ciudad de Confluentia (Duratón) se va transformando solo en una aldea, entre los siglos V y VII d. C., para quedar desocupada en el siglo VIII d. C.. Se desconoce si en Sepúlveda se estableció ya una primera población visigoda, desde la cual se desarrollaría el núcleo medieval.

La villa de Sepúlveda es citada por primera vez en la Crónica de Alfonso III. En el año 979 Almanzor intenta recuperar la villa sin éxito pero años más tarde, en el 984 la recuperaría, pero los castellanos la volverían a perder en los años 984 y 986. En el año 1010 la villa pasa definitivamente a manos cristianas al ser tomada por Sancho García, nieto de Fernán González.

El 11 de octubre el capitán comunero Pedro Girón se personó en Sepúlveda para recoger las tropas veteranas de la expedición de Djerba. Durante la Guerra de la Independencia Sepúlveda fue asediada por las tropas francesas y en su territorio actuó el Empecinado que tenía su base en las cuevas del Cañón del río Duratón.

En 1951, Sepúlveda fue declarada Conjunto Histórico-Artístico. En enero de 2016, pasó a formar parte de la Asociación Los pueblos más bonitos de España.

PALACIO DE RIOFRIO

El palacio es de estilo italiano con planta cuadrada y tres pisos de altura, diseñado por el arquitecto italiano Virgilio Rabaglio a imagen y semejanza del Palacio Real de Madrid. Resultan de interés el Museo de la Caza, además del patio interior, la escalera de honor, la capilla y su colección de pinturas, tapices y muebles.

Fernando VI, quien, cansado de las continuas interferencias de la reina madre Isabel de Farnesio en los asuntos de Estado, le permitió construir un palacio para mantenerla alejada

de la Corte (que en este momento permanecía casi de manera permanente en La Granja de San Ildefonso). Fue así como, siguiendo los deseos de Fernando VI, Isabel de Farnesio mandó construir el palacio en 1751 en un antiguo coto de caza en la provincia de Segovia. El proyecto corrió a cargo del arquitecto de Virgilio Rabaglio, y de la decoración exterior se encargó Pedro Sermini.

Antes de finalizar las obras, el rey Fernando VI murió sin descendencia, por lo que Isabel de Farnesio vio cumplido su deseo y su hijo Carlos III, entonces rey de Nápoles fue llamado para asumir el trono de España. Desapareció, por tanto, la necesidad de trasladarse a Ríofrío. El palacio no se finalizó totalmente y la reina nunca residió en él. Así, del proyecto inicial, que incluía jardines y fuentes, casas de oficio, caballerizas, un convento franciscano e incluso un teatro, quedaron solamente el palacio y una gran plaza, sin terminar también.

El Palacio fue utilizado por los sucesivos soberanos españoles cuando iban de caza a los bosques de Riofrío. Habitaron el palacio de forma habitual Francisco de Asís de Borbón, rey consorte y marido de Isabel II, que se retiró a Riofrío cansado de las infidelidades de su esposa, y Alfonso XII, durante el duelo por la muerte de su esposa María de las Mercedes. Fue en tiempos de Isabel II cuando se decoraron algunos de sus salones, destacando el dormitorio utilizado por Alfonso XII y el comedor, así como el original sistema de "llamadores" para la servidumbre.

El Palacio Real del Riofrío se abrió por primera vez al público el 14 de julio de 1965.