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NOVELA GRÁFICA

‘Cruzando el bosque’, de Emily Carroll ‘Relatos de Sabu e Ichi, 1: Libro del viento’, de Sapristi. Rústica, color, 208 págs., 21,90€ Planeta. Rústica, B/N, 384 págs., 18,95€

Se recupera una de las más conocidas obras de uno de los grandes clásicos del manga. / MIKEL BAO

La autora reaviva los miedos de los cuentos tradicionales, con intensidad n el Japón feudal, además de samuráis, tam- inventiva, arriesgada y en continua evolución. Un y sentido del ritmo. / JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU bién había agentes de la ley. Como se puede buen ejemplo es Día 210, la vibrante historia que Ecomprobar en relatos clásicos de la literatura transcurre en mitad de una tormenta. Pero no solo en japonesa, o en otros cómics ambientados en la época las escenas de acción y gran dramatismo se aprecia el l bosque es escenario fundamental de los cuen- (como el Rashomon de Victor Santos o el Usagi talento del autor: ahí está para demostrarlo la estu- tos tradicionales, en los que suele representar Yojimbo de Stan Sakai, entre otros muchos), unos penda El sonido del verano, en la cual vemos el mundo Ehabitualmente lo que se encuentra más allá arrojados policías, armados solo con su valor y un ji!e a través del aguzadísimo oído del invidente Ichi. de los lugares seguros, allá donde empiezan las (una especie de mezcla entre una porra y un trincha- incertidumbres, donde domina la oscuridad, donde dor), perseguían el crimen a todas las escalas, en un INCANSABLE CREADOR acechan peligros y maldades, donde !orecen los mie- de crédulos, hasta que empezó a verlos de verdad; o"cio poco agradecido, lleno de peligros y problemas. dos. En el bosque se esconde esta o aquella presencia otra se siente excluida por una minusvalía y descubre Como ya glosaba nuestro colaborador Oriol malé"ca, del bosque procede todo lo extraño. Emily que los familiares benévolos que la rodean de cariño Sabu e Ichi, los protagonistas de esta obra de Shotaro Estrada en un texto para Zona Negativa en 2013, Carroll (London, Ontario, 1983) recurre de nuevo están habitados por cosas horrendas. Todos ellos Ishinomori (1938-1998), son dos peculiarísimos Ishinomori, apodado “El rey del manga”, fue uno de a él como símbolo de las sombras que amenazan. padecen emociones incontrolables, que suscitan investigadores. Sabu es un avispado shitappiki, ayu- los grandes clásicos y desarrolladores del lenguaje presencias, oscuridades, desasosiegos. dante de la policía en Edo, e Ichi es un masajista ciego del manga y el autor más prolí"co de la historia, En un breve preámbulo a Cruzando el bosque, la au- que ayuda a Sabu en sus investigaciones, tanto de con una obra inmensa de centenares de tomos. En tora recuerda una situación habitual de su infancia, Emily Carroll tiene un talento bien visible como forma activa (es un consumado espadachín, pese a su su estilo grá"co está bien presente la in!uencia de cuando leía en la cama, dentro de la claridad tran- ilustradora. Sus páginas están concienzudamente ceguera) como con los consejos y re!exiones que le su contemporáneo y mentor, el inmenso Osamu quilizadora de una lámpara de cabecero, y temía el compuestas y las imágenes se enlazan en ellas al da mientras ambos juegan sus diarias partidas de go. Tezuka. momento de tener que estirar el brazo para apagarla, hilo de las manchas de color y de textos rotulados porque ese gesto la acercaba al mundo de sombras en cuidada simbiosis con el dibujo. A menudo En las distintas historias que componen este primer Ishinomori fue el creador de in!uyentes series juve- que se situaba más allá de aquel reducto de luz, están impresas sobre fondo negro, lo que resalta las volumen, Libro del viento, ambos se enfrentarán a niles como 009 (1964), (1970) como si fuera el linde del bosque. negruras perturbadoras que simboliza el bosque, y diferentes crímenes, a cual más difícil de resolver. o (1971), que creó el concepto Super centellean en ellas rojos vivos y perturbadores. Pero Desde comerciantes sin escrúpulos que tratan de Sentai (los grupos de héroes estilo . Componen Cruzando el bosque, el libro con que refuerza la e"cacia e intensidad del dibujo, entre hacerles la puñeta a rivales, hasta siniestros persona- Además de Relatos de Sabu e Ichi, el autor, que cultivó Carroll se estrena como autora, seis relatos breves los colores matizados y los chirriantes, un sentido jes que surgen del pasado de Ichi para atormentarle, toda clase de géneros en sus obras, creó más que comparten la atmósfera amenazadora de muchos del ritmo que da viveza al relato, con remansos y des"larán por las distintas historias que componen adultos como Hotel, Musashi o Hokusai; estas dos cuentos tradicionales, aunque no la alivia el "nal dilaciones que administran sabiamente la gradación este primer tomo, publicadas por primera vez en últimas obras fueron publicadas hace unos años en feliz restaurador con que suelen "nalizar éstos. Emily de los temores. 1969 y 1970. A lo largo de los relatos, Ishinomori España por Planeta y #$%, respectivamente, y lamen- Carroll acentúa el parecido con dichos cuentos de avanza en el progresivo desarrollo tablemente se encuentran descatalogadas. Esperemos sus relatos ambientándolos en viejas mansiones o ACERTADA CONCLUSIÓN de sus dos protagonistas. Sabu es el que eso cambie pronto. Q casas aisladas, dibujando vestuarios o mobiliarios objeto del amor de Midori, la hija vagamente añejos, que sugieren otros tiempos. El último relato, En resumen, concluye que la fortuna de su jefe; y el masajista ciego, un re- puede librarnos repetidamente de la amenaza, pero medo poco disimulado del célebre Pero los miedos que convocan sus relatos no son que a esta le basta con acertar una sola vez para des- Zatoichi, es un maestro solemne miedos de otros días, sino muy presentes y verda- truirnos. La desazón es pues lo único sensato y a ella y maduro, pero a la vez lleno de deros. Son temores que brotan del sentimiento de estamos condenados. Emily Carroll propone unas sorpresas. culpa, de la soledad, del desarraigo. Un protagonista cuantas historias que suscitan inquietudes y temores ha matado por envidia o por frustración al hermano que, como todo lo extraño, proceden del bosque El poderío artístico de más capaz y admirado, que ahora vuelve como si de nuestras debilidades, de nuestras torpezas, de Ishinomori es apabullante. Su nada; otra jugó a simular fantasmas para consumo nuestra naturaleza, en suma. Q narrativa grá"ca es siempre

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