ORQUESTA NACIONAL DE FRANCIA DANIELE GATTI DIRECTOr

Verdi, Wagner

Concierto de clausura

Temporada 2012/2013 Jueves, 20 de junio, 19.30 h auditorio nacional sala sinfónica ¡GRACIAS!

La cálida acogida dispensada por la afición musical y la con- fianza de los artistas han dado carta de naturaleza a nuestra propuesta. Hemos presentado nuestra 2ª Temporada con la ilusión de seguir sirviendo desde La Filarmónica – Socie- dad de conciertos a la distinguida tradición musical privada de Madrid. Programa

Giuseppe Verdi (1813-1901) Nabucco (1841) Sinfonía

Macbeth (1847) Ballabili

I vespri siciliani (1855) Obertura

Otello (1887) Danzas

La forza del destino (1862) Obertura

Richard Wagner (1813-1883) Tannhäuser (1845) Obertura

Tristan und Isolde (1857-1859) Preludio y muerte de amor de Isolda

Parsifal (1882) Preludio del acto III Karfreitagszauber

Die Meistersinger von Nürnberg (1862-1867) Preludio del acto I Biografía

Orquesta Nacional de Francia

La Orquesta Nacional de Francia, formación que depende de Radio France, fue la primera orquesta sinfónica permanente del país. Désiré-Emile Inghelbrecht, fue el primer director titular, y quien inició la tradición musical de la orquesta. Tras la II Guerra Mundial, , André Cluytens, Roger Désormière, Charles Munch, y perpetuaron dicha tradición.

Sergiu Celibidache, principal director invitado entre 1973- 1975, fue sucedido por , quien se convirtió en director titular de la formación. En el periodo que va del 1989 a 1998, Jeffrey Tate fue el principal director invitado, mientras que de 1991 a 2001 ocupó el cargo de director titular. A partir de septiembre de 2002 asumió la dirección musical de la orquesta durante seis temporadas, antes de convertirse en su director titular honorario en septiembre de 2008, momento en el que Daniele Gatti le reemplazó en el puesto de director titular.

A lo largo de su historia, la orquesta ha tenido el honor de colaborar con grandes directores como Leonard Bernstein, Pierre Boulez, Sir Colin Davis, Antal Dorati, Eugen Jochum, , Lovro Von Matacic, Riccardo Muti, Seiji Ozawa, Georges Prêtre, Wolfgang Sawallisch, Sir Georg Solti, Evgueni Svetlanov o . También grandes solistas han colaborado con la orquesta como Martha Argerich, Claudio Arrau, , Nelson Freire, Yo-Yo Ma, Yehudi Menuhin, Anne-Sophie Mutter, Vlado Perlemuter, Siatoslav Richter, Mstislav Rostropovitch, Arthur Rubinstein o Isaac Stern.

La Orquesta Nacional de Francia tiene el honor de haber estrenado algunas de las obras maestras del siglo xx: Le Soleil des eaux, de Pierre Boulez; la Sinfonía Turangalila, de Messiaen (1950, estreno en Francia); Déserts, de Edgar Varèse, cuya interpretación desencadenó un escándalo memorable (1954), o Jonchaies, de Iannis Xenakis (1977), así como varias obras de Henri Dutilleux, entre ellas la Primera sinfonía (1951), Timbres, espace, mouvement (1978), el concierto para violín L’Arbre des songes, en colaboración con Isaac Stern (1985), el nocturno para violín y orquesta Sur le même accord (2003, estreno en Francia con Anne- Sophie Mutter), y Correspondances, para coro y orquesta (2004, estreno de la versión revisada).

La Orquesta Nacional de Francia retransmite todos sus conciertos a través de France Musique, aunque muchos de ellos también se pueden escuchar a través de la red de emisoras que forman parte de la Unión Europea de Radiodifusión. Biografía

Daniele Gatti director

Daniele Gatti se graduó en composición y dirección de orquesta por el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán.

Director musical de la Orquesta Nacional de Francia desde septiembre de 2008 y director honorífico de la Royal Philharmonic Orchestra de Londres, de la que fue director musical de 1996 a 2009, ha sido también director titular de la Ópera de Zúrich (2009-2012) y director musical del Teatro Comunale di Bologna (1997-2007) y de la Academia Nacional de Santa Cecilia de Roma (1992-1997), así como principal director invitado de la Royal Opera House de Londres (1994-1997).

Daniele Gatti mantiene una estrecha relación con la Orquesta Filarmónica de Viena y la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, formaciones que dirige tanto en las temporadas de concierto como en las giras que realizan. Asimismo, dirige algunas de las orquestas norteamericanas y alemanas más prestigiosas, entre las que destacan la Orquesta Filarmónica de Nueva York, la Orquesta Sinfónica de Boston, la Orquesta Sinfónica de Chicago, la Orquesta de la Bayerische Rundfunks, la Filarmónica de Múnich y la Philharmonia Orchestra de Londres.

En cuanto a la ópera, ha dirigido un gran número de nuevas producciones en Viena (Simón Boccanegra, Moisés y Aarón, Otelo, Borís Godunov, Lulú), Múnich (Aida, Fidelio), Zúrich (Falstaff, , Otelo, Los maestros cantores de Núremberg, Matías el pintor), La Scala de Milán (Lohengrin, Don Carlo, Lulú) y Londres (Falstaff). Inauguró la edición de 2008 del Festival de Bayreuth con Parsifal, obra que se representó también los tres veranos siguientes. Tras dirigir Electra en 2010, en 2012 participó nuevamente en el Festival de Salzburgo para dirigir La Bohème con la Orquesta Filarmónica de Viena, así como un concierto sinfónico con la Gustav Mahler Jugendorchester, en el marco de una gira europea.

Junto a la Orquesta Nacional de Francia realizó un ciclo de conciertos dedicados a la integral de las obras de Mahler en el Théâtre du Châtelet y dirigió Parsifal en versión concierto en el Théâtre des Champs-Élysées.

En la temporada 2012-2013, Daniele Gatti ha dirigido la Orquesta Filarmónica de Viena en un ciclo de Brahms (las cuatro sinfonías), en el marco del bicentenario de la sociedad Gesellschaft der Musikfreunde (Sociedad de Amigos de la Música), de la que Brahms fue director musical.

Entre los proyectos para el próximo 2013, destacan la Sinfonía n.º 9 de Mahler junto a la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam y el Réquiem de Verdi con la Orquesta Sinfónica de Boston (enero), así como actuaciones con la Philharmonia Orchestra en Londres (abril) y la Orquesta Nacional de Francia en París (junio).

Asimismo, en febrero de 2013 Daniele Gatti actuará en la Metropolitan Opera House de Nueva York, en una nueva producción de Parsifal. En marzo dirigirá, nuevamente en Boston, dos programas dedicados a Wagner y Mahler, que se interpretarán en el Carnegie Hall en abril. Finalmente, en diciembre de 2013, en el marco de las celebraciones del Año Verdi, actuará en la inauguración de la temporada de La Scala con La Traviata.

Junto a la Orquesta Nacional de Francia, en otoño de 2013 abordará una integral de las sinfonías de Beethoven en el Théâtre des Champs-Elysées. En mayo, en ocasión de los conciertos dedicados al repertorio de música sacra y sinfónica, participarán dos días en el Musikverein de Viena con La petite messe solennelle de Rossini y un concierto de Stravinsky y Ravel.

Daniele Gatti tiene un contrato exclusivo con el sello Sony Classical, que ya ha editado la primera grabación dedicada por completo a Debussy. Agradecimientos

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Colaboradores Queremos agradecer especialmente la aportación de nues- tros Abonados Protectores al futuro de la música clásica, un futuro que todos los asistentes a nuestros conciertos pueden ver personificado en los jóvenes que cuentan con su patrocinio y están situados al otro lado del escenario.

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Verdi y Wagner: el canto orquestal

Una de las características más destacadas de la música operística de Verdi y de Wagner es que muestra claramente el dominio orquestal de ambos. Nadie duda de que, principalmente, la ópera es canto, pero el debate sobre el papel que debe tener la orquesta que se esconde en el foso de los teatros es tan antiguo como la ópera misma. Estamos ante dos compositores que asumieron perfectamente que la orquestra estaba en el foso, pero que el sonido que salía de ella podía elevarse más allá de las voces de los cantantes. Se les criticó en su momento (sobre todo a Wagner) por no tener en cuenta el equilibrio entre voces y orquesta, por exigir a los cantantes una potencia inhumana, por dar demasiada preponderancia a una orquesta que debería haberse quedado con el papel de mero acompañante. Pero Verdi y Wagner conocían muy bien las posibilidades de la orquesta (ambos fueron directores) y querían sacarle el máximo rendimiento. Ya no se trataba únicamente de acompañar cuatro melodías pegadizas: la orquesta tenía que ser conductora de una expresividad romántica cargada de elementos psicológicos que requería un tejido y unas texturas cada vez más densas.

Es cierto que Wagner fue tan exigente con las voces que sus óperas obligaron a que, paralelamente, se fuera creando una nueva escuela vocal, una nueva forma de cantar. Pero no recortó en efectivos orquestales ni en su intención de convertir la orquesta en la narradora principal. Tanto uno como otro creyeron en el lenguaje orquestal y decidieron tratar la orquesta com intención sinfónica, sin complejos. Es difícil programar un concierto sinfónico com fragmentos de Mozart o de Donizetti más allá de sus oberturas, pero en el caso de Verdi y Wagner, sacar la orquesta del foso es muy fácil: la orquesta verdiana y la orquesta wagneriana se defienden por sí solas.

El concierto de hoy es, pues, una paradoja: ópera sin canto. Hoy ocupa el escenario lo que suele quedar escondido en los teatros de ópera. Insistimos en el hecho de que, en los casos de Verdi y Wagner, la orquesta queda escondida de la vista, pero nunca ha quedado escondida del oído. La sutileza de las instrumentaciones, la energía y la intensidad que exigen algunos fragmentos, el trabajo incluso camerístico, la