Monográfico

‘LA PALABRA PINTADA’. REVISTAS CULTURALES Y ARTES PLÁSTICAS EN LA SEGUNDA EDAD DE ORO DE LA LITERATURA ESPAÑOLA Y LATINOAMERICANA (1918-1939)

‘La palabra pintada’. Cultural journals and visual arts in the second Golden Age of the Spanish and Latin American literature (1918-1939)

Alfredo Taján Escritor y director de Casa Brenan (España)

El presente artículo desarrolla las relaciones cons- This article develops the constant relations between tantes entre pintores y poetas latinoamericanos Latin American painters and poets belonging to adscritos a la vanguardia artística durante las prime- the artistic avant-garde during the first decades ras décadas del siglo XX en el ámbito argentino, así of the 20th Century in , as well as in their como en sus vínculos con Europa —Francia en primer European connections, France in the first place, but lugar, pero también Inglaterra, Alemania y España—, also England, Germany and , real back and forth verdaderos movimientos de ida y vuelta que conver- movements that converge in a brilliant literary crea- gen en una creación literaria brillante. Protagonistas tion. Protagonists of a reaction against Modernism, de una reacción frente al modernismo, reivindican they claim the union of word and painting, and find la unión de palabra y pintura y encuentran en las re- in the literary magazines —Ultra, Grecia, Litoral and vistas literarias —Ultra, Grecia, Litoral y Mediodía— y Mediodia—, and in the manifestos, real channels of en los manifiestos verdaderos cauces de expresión expression where these minorities pursue the esta- donde estas minorías persiguen el asentamiento de blishment of a subjective aesthetics, free and without una estética subjetiva, libre y sin ataduras. Finalmen- ties. Finally, this path will reach an end by looking to te, se cerrará este recorrido acudiendo al papel fun- the key role of Maruja Mallo, an artistic personali- damental de Maruja Mallo, una personalidad artística ty we can not ignore when approaching this issue. que no puede ser obviada al abordar esta cuestión.

Palabras clave Keywords Vanguardia, palabra, imagen, revistas, manifiesto Avant-garde, word, image, magazines, manifesto

TSN nº6, julio-diciembre 2018 ISSN: 2530-8521 Ultramarinos cultural ¿Edad de plata o edad de oro?

Con ultramarinos nos referimos al movimiento esté- ¿Edad de oro o de plata? Qué más da, son años tico ultra, precursor de precursores tanto en la anti- para la historia de la cultura contemporánea que en gua metrópolis como en las repúblicas americanas, cualquier metal refulgen, porque, poco a poco, se llamadas por Rafael Rojas «las repúblicas del aire», van cumpliendo algunos de los mandatos que flo- cuyas élites urbanas e ilustradas fueron tan per- taban en las conciencias, sobre todo en cuanto a la meables primero al simbolismo francés, luego a las aceptación del fracaso. Pero tras el fracaso vendrá primeras vanguardias rupturistas, de Apollinaire y el aprendizaje y un atronador despertar. Las nuevas Cendrars a Cocteau. El movimiento ultra reaccionó, corrientes no solo tratan de cuestionar a las gene- dos décadas más tarde, al ideario pesimista de los raciones literarias anteriores, sino que, en realidad, intelectuales de la gloria madre española, hundida se trata de algo más que un gesto, se trata de abrir y humillada como potencia, precisamente ultrama- unos ventanales muy amplios para que entren las rina, en 1898; es curioso que entre 1910 y 1930 los distintas, y en ocasiones antinómicas, corrientes del escritores y pintores de las vanguardias latinoame- llamado Arte Nuevo, fundamentalmente, con espe- ricanas consideraban como inmediatas referencias cial virulencia, la partitura del ultraísmo, padre en- culturales a Francia, a Inglaterra, a Alemania o a loquecido de lo que ocurrió después; el ultraísmo Italia, olvidando el rico, complejo y próximo acervo no será sino una manifestación efímera, estridente, cultural español; ese rechazo a lo español peninsu- más formal que esencial, pero absolutamente ne- lar, tan vanguardista por rupturista, supuso un viaje cesaria como eslabón a la denominada Generación de aportaciones de ida, pero también de vuelta; si del 27, que se instaurará con letras mayúsculas en buscáramos un ejemplo lo encontraríamos, sin ir la historia no solo de la poesía, sino de la cultura más lejos, en el aporte de la pintura de Juan Gris española. Pero antes había, eso sí, que romper y cuando esta se conoció en y en Bue- romper bien, marcar las distancias, reflejar esa rup- nos Aires; Gris influirá directamente en Torres Gar- tura en páginas aladas, dejando los signos expues- cía, en Xul Solar y en Emilio Pettorutti, nada menos; tos en las imprentas: la palabra debe pintarse, la la aportación de vuelta la hallaríamos en un joven ilustración es poema. Y en ese vértigo no sonará , inmerso en el ultraísmo, Borges tan descabellada la máxima de Guillermo de Torre: frente a Borges, acompañado por su hermana No- «En el principio fue la Revista». rah, visitando Suiza, Mallorca, Sevilla, la que conoce Esta unidad esotérica, este salto a no se sabe en el invierno de 1919, visita incluida en su dilatado dónde, si al trazo o al verbo, o si a los dos a la vez, viaje europeo, 1914-1921, escudriñando su fantas- en parte se inspiró en un mago antiguo, poseedor ma en ese espejo transatlántico del que ya no sal- de una enérgica y fluctuante sierpe, un ser único: drá jamás, es el espejo de su meditada fuga hacia la el pintor, escritor y visionario inglés William Blake ceguera, el espejo donde se reflejarán sus intermi- (1757-1827), creador de curiosos, extenuantes y nables metamorfosis, semejante a los movimientos aislados manierismos, con su «sagrada insurrec- culturales cambiantes que representa, alguno de ción», sus matrimonios entre el mal y el bien, entre ellos condenados al olvido. Y en torno a esos años, el cielo y el infierno, su fe «en los derechos peren- incluso poco antes, en el epicentro parisino, se de- torios de la imaginación»; Blake o, más bien, la ac- sarrolla la denominada por Roger Shattuk «época titud de absoluta independencia de Blake respecto de los banquetes»: Rousseau el Aduanero y su naif a su época, unida a su destreza como dibujante y egipcio, Pablo Picasso incontenible, Guillaume Apo- grabador, consiguió que muchos autores poste- llinaire, con sus caligramas y con la cabeza vendada riores se reconocieran en él. Sus lapidarias frases a causa de una herida en el frente, a los que se su- —«Hay que despojarse de los podridos andrajos mará el arlequín ecléctico Jean Cocteau, convertido de la Memoria y reemplazarlos por la Inspiración» en el Fantomas del Arte Nuevo; en el ámbito hispa- o «La eternidad está enamorada de las obras del no ofrecerá los aperitivos correspondientes Ramón tiempo. Todo lo creíble es una imagen de la reali- Gómez de la Serna, que pasa de puntillas sobre la dad»— dejaron una profunda huella entre los «in- Generación del 14; en realidad, pasará de puntillas citadores heterodoxos» de los que habla Victoria por todas las generaciones, utilizando, ya en el exi- Ocampo, sobre todo en la aventura revisteril de un lio porteño, aparte de sus famosas greguerías, unas joven Borges —por supuesto, influido por Sweden- inquietantes muñecas de cera en escaparates impo- borg, pero también por William Blake— dispuesto a sibles, amparándose e inspirándose, sin embargo, apartar al modernista de del liderazgo en mujeres de carne y hueso, mujeres inteligentes, de Leopoldo Lugones, «he creado —Borges escribe como su compañera, la prosista judío-argentina Lui- a Bianchi— dos revistas bochincheras y fervorosas, sa Sofovich, la inefable embajadora volante Victoria Proa y la mural Prisma»; la galaxia borgiana, reunida Ocampo o la exótica pintora Maruja Mallo. en torno al Grupo Florida, nace paralelamente a la

TSN nº6 inauguración de una muestra del inquieto pintor Pe- amplia cosmovisión; el análisis y compendio crítico dro Figari y se alimentará de las colaboraciones del de su inestimable ensayo antológico Literaturas eu- mismo Borges, Macedonio Fernández, Roberto Artl, ropeas de vanguardia (que no cesó de abrir hasta , Jaime Villaurrutia, el inefable Gómez 1965) no es sino el resultado del campo ilimitado de de la Serna, Benjamín Jarnés, Guillermo de Torre y expansión intelectual y de la inagotable curiosidad los simbolistas franceses tardíos Supervielle, Saint de Guillermo de Torre; su magisterio, en continuo John Perse y Jules Romain; las ilustraciones recaen, aggiornamento, le convertirá, con el paso del tiem- entre otros, en Xul Solar y en Norah Borges. po, en uno de los fundadores de la editorial Losada Transcurridos los años, en la década de los cua- y, finalmente, en catedrático de Literatura en la Uni- renta, el recuerdo y las críticas estarán trufadas de versidad de Buenos Aires, donde fallecerá en 1971. invención, ironía y sarcasmo, ¿cómo si no pueden Pero unos años antes, en los años de indagación, entenderse las Crónicas de Bustos Domecq, donde Guillermo de Torre —junto a Rafael Cansinos Assens el despiadado tándem Borges-Bioy lanzará su me- y Adriano del Valle— es uno de los más activos parti- tralla?; la época precursora de Proa y Prisma, del cipantes en manifiestos y publicaciones de aquella pan-criollo de Xul, el escándalo producido por la avanzadilla de ida y vuelta que tendría su germen obra de Pettorutti en el Salón Witcomb, la dimisión y en los primeros números de Grecia, porque al hacer huida de Ricardo Güiraldes de Proa, el simulado en- Guillermo de Torre un Elogio a las revistas, platafor- frentamiento del Grupo Florida con el Grupo Boe- mas tan en boga en aquel mundo estético que in- do, todo este universo fantasmagórico, sus protago- daga al unísono palabras y formas, no solo defiende nistas, esos sí serán los grandes olvidados de esos el modelo publicitario del manifiesto, que él tanto años de vanguardia, no hacía falta irse tan lejos, a utilizó, sino que su actitud también resume el afán Picasso y a Le Corbusier, porque los olvidados, los de intercambio de los nuevos tiempos, el ir más demolidos por la historia, serían otros. El efecto de allá de la obra de arte, el firme propósito de llegar la cita es bueno, pero la broma, a estas alturas, resul- a la raíz de los enigmáticos signos culturales de ta prepotente y maligna. Un óleo de Xul Solar feste- una Europa que experimenta una profunda crisis jará Proa en el ecuador de su aniversario y simboli- de identidad y en la que sus minorías vanguardis- zará la actitud de los creadores pioneros de los años tas batallan por conseguir una expresión cultural veinte. «En el óleo aparecen tres hombres lanza en radicalmente subjetiva y sin coerciones. El «situarse mano en la proa de un barco dispuestos a enfrentar verticalmente» de Guillermo de Torre, parodiado, no a las serpientes erguidas y ondas dentadas de alta obstante, por Gerardo Diego, que le llamó «príncipe mar […]. Trabajamos en el sitio más libre y duro del del esdrújulo archipénico», representa una de las ac- barco, mientras que en los camarotes duermen los titudes esenciales de apoyo a la difusión y prestigio burgueses de la literatura». La infinita galería de sig- de las revistas literarias como objetos y como sopor- nos, paisajes y escenarios diversos que señala Xul tes idóneos para el pregonado cambio de estética. representa la situación de los artistas e intelectuales Las revistas se convertirán en los medios esenciales, porteños más avanzados frente a la tradición deca- en los espacios físicos, que publicitarán las nuevas dentista inmediatamente anterior. voces que irrumpen con fuerza en el panorama lite- rario y plástico de los años veinte. Es curioso, pero las revistas culturales, más tarde, incluso en los años La época de los manifiestos: Guillermo de Torre, difíciles de la posguerra franquista, actuarán como Grecia y Ultra hasta llegar a Litoral y Mediodía enlace, como puente, entre autores del interior y los del exilio. «En el principio fue la Revista», repetimos la cita Desde hace más de tres décadas se han venido del hombre-puente del momento, Guillermo de realizando exhaustivas investigaciones y revisiones Torre, que alentaría, con su propia y transatlántica de esta apasionante época del arte y literatura de biografía, la condición del creador plus-ultra gra- vanguardia española, entre otros los de Manuel J. cias a su matrimonio con la pintora argentina No- Ramos, Rafael Osuna, Juan Manuel Bonet, con su rah Borges, hermana del entonces joven ultraísta celebrado Diccionario de las vanguardias en España, Jorge Luis, y gracias, también, a sus relevantes in- José María Barrera, especialmente sobre la ultraísta cursiones en la cultura de las dos orillas —con lo Grecia, Fanny Rubio, Julio Neira, sobre Litoral, Fran- que eso supuso de estereofonía transnacional— en cisco Chica, sobre Emilio Prados, sobre las relaciones las décadas de los veinte y treinta del pasado siglo; entre pintura y palabra, entre trazo y verbo, Eugenio Guillermo de Torre colaborará activamente en las Carmona, y Sergio Baur, sobre los grupos Boedo y revistas borgianas Proa y Prisma, una experiencia Florida, y las borgianas revistas Proa, Prisma y Martín que indudablemente le ayudará a incorporar, y a Fierro. conocer de primera mano, diversas corrientes esté- En la Península, los balbuceos de Cervantes, Al- ticas, hasta entonces desconocidas para él, a su ya far, Cosmópolis, Reflector, Tableros, Horizonte, Plural

julio-diciembre 2018 divino fracasado —ensayista, novelista, crítico, esti- lista— Rafael Cansinos Assens; también debe citarse Las revistas se convertirán en el ligero idilio de Grecia con el bohemio Pedro Luis los medios esenciales, en los de Gálvez —Gálvez afirmó que Sevilla era la «Jeru- salén del ultraísmo»—, firmas de Dámaso Alonso, espacios físicos, que Juan Larrea, Pedro Garfias y rúbricas de escritores tan dispares como García Lorca, Eugenio Montes, publicitarán las nuevas voces Mauricio Bacarisse, Gómez de la Serna, Valle-In- que irrumpen con fuerza en clán, Gerardo Diego, entre un dilatado elenco de colaboradores que llegó hasta los vanguardistas el panorama literario y periféricos, como el mallorquín Jacobo Sureda o el catalán Salvat-Papasseit. plástico de los años veinte La atención que Grecia también prestó a escri- tores extranjeros, sobre todo franceses, está pre- sente en un panel de lujo: Apollinaire, Cocteau, Morand, Breton, Max Jacob, Picabia, Reverdy, Sal- culminan en las más estables Grecia y Ultra, hasta mon, Soupault y Tzara, y un etcétera en el que des- arribar a Litoral y Mediodía. Al principio refulge la taca el futurista Marinetti. Los jóvenes hermanos revista sevillana Grecia. Varios estudiosos han se- Borges, entonces ultraístas, Jorge Luis y Norah, ñalado que parece mentira que bajo un título tan fueron próximos a Grecia, Jorge Luis vio publicado poco vanguardista se disparara toda la metralla su primer poema en la misma y Norah sus viñetas. dadá, ultraísta, creacionista y surrealista que se El chileno Huidobro y el mexicano Tablada también proyectó, y que además se hiciera con cierta pro- alimentaron este suculento catálogo. Como indica longación y estabilidad. La revista Grecia (Sevilla, José María Barrera López: «No existe ningún testi- 1918-, 1920) fue el paradigma de las prime- monio más importante para entender la tierra de ras vanguardias —aparte del ultraísmo, el surrealis- nadie situada entre el posmodernismo y los dis- mo y todos los ismos con los que se topó y recogió tintos ismos que las páginas de esta publicación por el camino— en el ámbito de la literatura hispa- innovadora, génesis y desarrollo del movimiento noamericana. De sus cincuenta números, cuarenta ultraísta español, con la modalidad creacionista»; y tres se publicaron en Sevilla y los últimos siete en Juan Manuel Bonet afirma que la revista Grecia «se Madrid, que incluyó el Suplemento Vertical de Gui- convirtió, aparte de una plataforma del ultraísmo, llermo de Torre (de junio a noviembre de 1920), to- en una publicación muy abierta a las novedades dos dirigidos por Isaac del Vando Villar, que estaría cubistas y dadaístas»; lo cierto es que sin estar pro- escoltado por un impresionante elenco en el que fusamente ilustrada —sí, convergen Norah Borges, debemos incluir al inquieto poeta Adriano del Va- Barradas, Delaunay y Gutiérrez Solana—, sorprende lle —que posteriormente dirigiría entre 1927 y 1928 el diseño de sus anuncios publicitarios y la comba- Papel de Aleluyas junto con Rogelio Buendía y Fer- tiva manera de manifestar sus puntos de vista. nando Villalón, y años más tarde asesoraría al Ins- El otro gran milagro fue, y aún es, la malagueña tituto Nacional del Libro, ya en los años cuarenta. revista Litoral, que se sigue publicando con bastan- La evolución del núcleo sevillano de Grecia, li- te buena fortuna, pero no olvidemos que fue fun- quidador de un modernismo tardío y pionero en dada en el ya lejano 1926; logró salir, a pesar del los cambios renovadores, se constata nada más ho- «exceso de buen tiempo», gracias al tesón de Ma- jear una colección completa de la misma, donde nuel Altolaguirre y Emilio Prados, aventura a la que puede apreciarse que los versos simbolistas y mo- luego se incorporaría José María Hinojosa como dernistas de los primeros números dan paso a ca- miembro del núcleo duro, interviniendo otros es- ligramas que destruyen el espacio oral del poema critores desde una periferia, valga el oxímoron, sustituyéndolo por un espacio visual, experimento, bastante cercana. En el suplemento número 11 de como recogen Díez de Revenga, Rafael de Cózar y Litoral aparece «Jacinta la pelirroja, poema en poe- Rafael Osuna, que tiene su máximo exponente en mas y dibujos de José Moreno Villa», donde la pa- los caligramas; la afición de Grecia por los caligra- radigmática unidad entre trazo y verbo se cumple mas influye en el diseño de la revista y en la pro- a rajatabla, el poema y los dibujos que ilustran el pia atmósfera en que se mueven las propuestas de libro son del mismo Moreno Villa, la simbiosis, por sus colaboradores, calidoscópico inventario que tanto, será pintada y escrita; años más tarde, el mis- va desde uno de los padres artífices de los ismos mo autor lanzará una consigna: «Un arte lírico —de- hispanos, el relativamente olvidado en la Penínsu- clara Moreno Villa— no puede hacerlo más que un la, pero admirado con fervor por Borges, con una pintor-poeta». Indudablemente «Jacinta la pelirro- obra refractaria a toda concesión; nos referimos al ja» sintetiza el espíritu renovador de la Generación

TSN nº6 del 27, con una extensa nómina de poetas-pintores poesía pura, versos de orientación clasicista, lírica que considerarán la ilustración, junto a impreso- religiosa y neopopularismo. La conexión con los res y editores avanzados, como una prolongación autores de la Generación del 27, siempre presente, del poema, rompiendo la jerarquía tipográfica es irregular: en mayor medida colaboran Berga- en los interiores y en las portadas y contraportadas mín, Jarnés y Guillén, y en menor medida, Alberti, de los libros. Hemos escrito «dibujantes» y «poe- Aleixandre, Altolaguirre, Cernuda, Gerardo Diego, tas», el repertorio apabulla: Federico García Lorca, Dámaso Alonso o García Lorca. El famoso viaje que José María Hinojosa, José Caballero, , un grupo de ellos realizaría a Sevilla en diciembre Norah Borges, Benjamín Palencia, Gregorio Prieto, de 1927, sufragado por el Ateneo de Sevilla y am- Oliverio Girondo, Bergamín, Guillermo de Torre, parado por Mediodía, visita que sirvió como reivin- Rafael Barradas, Daniel Vázquez Díaz, Alfonso Pon- dicación de la figura y obra Luis de Góngora, fue el ce de León, Óscar Domínguez, el caso excepcio- momento de mayor cercanía entre los viajeros de nal de Ernesto Giménez Caballero, cuyo Hércules la Generación del 27 a Sevilla y Mediodía, que en jugando a los dados fue ilustrado, nada más y nada ese momento fugaz será una de las plataformas de menos, que por Pedro Flores, Ismael González de la misma, aunque paradójicamente el sevillano Luis la Serna, Robert Delaunay, Ramón Gaya, Francisco Cernuda se mantuviera en la platea como distante Bores y la excepcional Maruja Mallo, a la que dedi- espectador en los actos celebrados al efecto. Dos caremos más adelante un apartado especial. de los redactores más activos de la revista, Joaquín Desde sus comienzos Litoral se rodeó de un Romero Murube y Rafael Porlán, defenderán, pasa- aire de mito, quizá por las circunstancias geográ- dos los años, la necesidad que tuvieron de supe- fico-familiares en las que se editó, circunstancias a rar los ismos radicales de las vanguardias, aquella las que deben añadirse los avatares de la Antigua sugestión por hélices, heliógrafos y disparos de Imprenta Sur (después Dardo), en la que se publicó las ametralladoras; Mediodía supone una reacción la revista a pesar de graves aprietos económicos; contra la literatura de guerra, «esa llamada al orden de ninguna manera puede soslayarse la renovación —insiste Romero Murube— la da en París el propio tipográfica queLitoral acometió —utilización de ele- Jean Cocteau, que en su momento fue guerrillero mentos tipográficos Ibarra, Elzeviriano, Baskerville de las artes más avanzadas, al igual que había que y Bodoni— y su original navegación en la órbita del cicatrizar la corona de pólvora que adornó de san- surrealismo; deben señalarse sus tres épocas, la ya gre la frente de Apollinaire (…) el credo de Medio- citada malagueña (1926-1929), la época mexicana día se encontraba en el orden y en la depuración», (1944) —en la que persistirán Altolaguirre y Pra- concluye. José María Izquierdo y Eduardo Llosent dos, a los que se unirán Moreno Villa, Juan Rejano también abundarán, en textos posteriores, en el y Giner de los Ríos—, en la que aparecen solo tres sentido de equilibrio y mesura que será un camino números donde confluyen algunas voces poéticas hacia aguas más tranquilas que, en definitiva, toma- del exilio español, entre ellas las de Juan Ramón ría esta revista hasta su último número. Jiménez, Max Aub y León Felipe. La tercera épo- ca y hasta hoy la última se inicia en Torremolinos (1968) con José María Amado y Jesús Ussía, entre Maruja Mallo ultramarina otros, a los que se incorporará su actual director, Lorenzo Saval, quien mantiene su rumbo editando La fascinación que ejercen la personalidad y obra cuatro o cinco monográficos anuales con pulcro y plástica, o ambas a la vez, de Maruja Mallo (Lugo, elaborado diseño y con una temática más amplia 1902-Madrid, 1995) han terminado convirtiéndola que trasciende la poesía para adentrarse en otros en lo que realidad fue, es decir, uno de los epicen- ámbitos culturales. tros de los movimientos vanguardistas plásticos y La sevillana revista Mediodía (1926-1933), diri- literarios de una época crucial comprendida entre gida por Eduardo Llosent y Marañón, marido de 1926 y 1937, que pivotó entre la Residencia de Es- la abogada y novelista Mercedes Formica, pasa- tudiantes y la embrionaria Escuela de Vallecas, con ría también por tres etapas diferentes: de 1926 a la que Mallo mantiene una conexión indirecta, por- 1929, con catorce números; 1933, con dos núme- que su propuesta estética era más radical y fue más ros y, excepcionalmente, 1939, con tres números. incomprendida que la de los pintores vallecanos, Como indica Andrés Soria en su ensayo de 1988 a los que se asoció su nombre. Alberto, por ejem- Vanguardismo y crítica literaria en España: «Me- plo, le reprochaba «preferir el Mont Blanc al cerro diodía acepta implícitamente el legado de Grecia, de Almodóvar». Maruja Mallo se había trasladado, aunque renunciando a todo vanguardismo radi- becada por la Diputación de Lugo, a Madrid a me- cal»; sin duda, el programa de Mediodía se basa en diados de los años veinte y pronto conoció a Dalí la moderación, en una llamada al orden que com- —que la definía como «mitad ángel mitad - maris binó, con acierto, creacionismo y surrealismo con co»—, Federico García Lorca, Rafael Alberti, de

julio-diciembre 2018 quien fue amante, y Miguel Hernández, con quien nacional que adquieren, desde muy pronto, su pin- mantuvo un tortuoso romance, relación que inspi- tura y su persona, su desafección hacia lo castizo y raría al poeta de Orihuela, según mantiene José apego a lo universal, a pesar de aquellas verbenas Luis Ferris, su conocido poemario El rayo que no metafísicas que la hicieron tan conocida. En 1932 cesa. André Bretón en París adquirirá su obra Espantapá- A pesar de su exotismo, y quizá por eso, la obra jaros y realizará exposiciones en la capital de Fran- plástica de Maruja Mallo sería glosada por nume- cia, Copenhague y Berlín. Maruja huyó a rosos escritores de la época: Concha Méndez le un año después de estallar la guerra civil, donde es dedicaría un par de poemas —«Tenerife» del libro acogida por , a la sazón embajado- Inquietudes (1926) y una de sus Canciones de amor ra de en Lisboa; de allí parte a Buenos Aires, y tierra (Buenos Aires, 1930)—; Manuel Abril y Rafael donde la protege el grupo de la revista Sur, en la Alberti, y otros autores tan dispares como Ernesto que publica algunos textos, y continúa realizando Giménez Caballero o Juan Ramón Jiménez, escri- exposiciones; Gómez de la Serna y su mujer Luisa birían acerca de su pintura, que giraba en torno a Sofovich le editan, prologado por Ramón, un libro extrañas verbenas, rascacielos, singulares motivos en el que Mallo expone sus teorías estéticas. Mien- urbanos, cloacas y campanarios —recordar además tras tanto pronuncia conferencias y expone en Pa- su lienzo Elementos de deporte— en los salones rís, Brasil y Nueva York. Pero no me resisto, despo- de la Revista de Occidente (1928). Precisamente jadas de cualquier otra referencia, a rememorar un el texto de Alberti titulado «Primera ascensión de par de instantáneas ultramarinas de Maruja Mallo; Maruja Mallo al subsuelo» —«Una luz corrompida la imagino paseando por las playas del fin del mun- te ayudará sentir los más bellos excrementos del do, el sur de Chile (1945), junto a Pablo Neruda, ex- mundo»— puede considerarse paradigmático de tasiada frente a aquel océano Pacífico en el fondo la atracción ejercida por esta poeta plástica entre tan agresivo, buscando inspiración para el encargo sus coetáneos escritores y, aunque Alberti no la cite que le habían hecho en Buenos Aires de decorar el en la primera edición de La arboleda perdida, años cine Los Ángeles. La segunda instantánea también más tarde romperá su silencio en un artículo publi- debe su invención a otra hazaña marítima, esta cado en El País el 28 de septiembre de 1985, «De vez en la costa transatlántica montevideana, don- las hojas que faltan», recogido luego en el segundo de Maruja se quedará contemplando el vasto mar volumen de sus Memorias, texto en el que desve- como sirena varada y sola del surrealismo europeo la sus distintos encuentros con la pintora y la cola- en la Cruz del Sur. Unos años más tarde, se trasla- boración principal de Maruja Mallo; con figurines dará a Nueva York (1949), para volver a España a y decorados, «sus estampas eran más que estam- mediados de los sesenta, concretamente en 1962. pas», en «aquel guirigay lírico-bufo-bailable», un Fueron años de injusto olvido paliados a partir de delirante recitativo teatral que Alberti tituló La pá- finales de los setenta gracias a la atención crítica de jara pinta, con partitura de Óscar Esplá, y que no se Juan Pérez de Ayala, Juan Manuel Bonet, Estrella estrenaría hasta muchos años después. Pero sobre de Diego o Guillermo de Osma, quien ha exhibi- todo nos interesan los trabajos de Mallo como ilus- do en su galería diversas exposiciones individuales tradora en diversas revistas y poemarios, a desta- de la artista. Cuentan que visitando en Madrid la car La Gaceta Literaria, Revista de Occidente, Alfar, primera edición de la Feria de Arco, observando entre otras, y su aportación en el ya citado libro de el gentío haciendo enormes colas para acceder al Giménez Caballero Hércules jugando a los dados, recinto ferial, Maruja Mallo, que esperaba enfunda- y las cubiertas de Hollywood, de Xavier Abril, de da en su abrigo de pieles y sobre sus zapatos-co- Transparencias fugadas, de Pedro García Cabrera, y turnos, maquillada con sus rabillos y sus labios de Cadera del insomnio, de Tomás Seral. pintados, preguntó: «¿Esto es afición o ganado?». Maruja Mallo encabeza el cada día más reivindi- Con esta pregunta se contestan muchas respuestas cado por la crítica grupo de Las Sinsombrero, con- y también se formulan muchas preguntas de aque- junto de mujeres transgresoras y avanzadas para su llos pintores que escribían con imágenes y de época, grupo nutrido por artistas plásticas, escrito- aquellos escritores que pintaban con palabras 1. ras, políticas y pensadoras españolas vinculadas, de una u otra manera, a la Generación del 27, in- tegrado por una brillante nómina: Margarita Man- so, Ángeles Santos, María Zambrano, María Teresa 1 Texto realizado con motivo de la exposición «La palabra pinta- León, Concha Méndez, Josefina de la Torre, Rosa da», celebrada en el Centro Provincial María Victoria Atencia du- Chacel o Ernestina de Champourcín, entre otras. La rante los meses de enero a marzo de 2019, que fue comisariada calidad ultramarina es debida a esa vocación inter- por Eva Díaz, Alfredo Taján y Mariano Vergara.

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