SECCIÓN GENERAL

RELACIONES 93, INVIERNO 2003, VOL. XXIV Desde la década de los setenta, la región fronteriza de México con Guatemala ha sido escenario de intensas transformaciones sociocul- turales, como resultado de los movimientos poblacionales que pue- den comprenderse a partir de tres dimensiones: la colonización y lu- cha por la tierra a partir de la modernización del Sureste mexicano; los conflictos religiosos y las rupturas comunitarias, y los procesos políticos y militares que desembocaron con la sublevación indígena y los desplazamientos a las zonas urbanas (Cruz y Robledo, 2000). La característica fundamental de estos desplazamientos, es la del enfren- tamiento por razones religiosas o políticas. Y los resultados más evi- dentes son la reindianización de las ciudades, el crecimiento anárqui- co de la población y la marginalidad urbana. Este es el escenario actual de las ciudades de Comitán y Las Margaritas, , pero también lo es para otras ciudades de la frontera sur (Cruz, 2002).

(Frontera sur de México, Chiapas, colonización, movimientos pobla- cionales)

RONTERA SUR: CONTEXTO HISTÓRICO Y REGIONAL DE COMITÁN Y LAS MARGARITAS, F CHIAPAS

Jorge Luis Cruz Burguete* Gabriela Patricia Robledo Hernández**

EL COLEGIO DE LAFRONTERASUR

PRESENTACIÓN

Durante las últimas décadas, las ciudades de Chiapas han atravesado por profundas transformaciones, resultado de un complejo proceso de cambio social que se está operando en la sociedad chiapaneca contem- poránea, y que afecta de manera particular a los pueblos indígenas. Re- sultado de este proceso, encontramos lo que se ha dado en llamar una

* [email protected] ** [email protected]

135 JORGE LUIS CRUZ/GABRIELA PATRICIA ROBLEDO FRONTERA SUR: CONTEXTO HISTÓRICO Y REGIONAL

“indianización”, tanto del espacio rural como del urbano, tendencia que En el periodo colonial, esta región formaba parte de la provincia de se ha acentuado después del levantamiento zapatista de 1994 (Reyes, Los Llanos, frontera geográfica, militar y civilizadora. Al noroeste llega- Moguel y Van der Haar, 1998). ba hasta , y al occidente comprendía al poblado tzotzil de San Muchos de los migrantes indígenas que llegan a asentarse a estas Bartolomé de Los Llanos, al sureste del cual se hallaba Copanaguastla, ciudades tienen una característica particular: se han visto obligados a importante centro de población tzeltal. Hacia al este y noreste colinda- abandonar sus lugares de origen, no por voluntad propia, sino por ha- ba con las montañas del oriente, territorio de guerra hasta el siglo ber contrariado la profesión religiosa y/o política de sus respectivas co- XVII; munidades, convirtiéndose así en expulsados o desplazados. al sur, el territorio delimitado por el macizo montañoso de la Sierra Ma- De estos nuevos escenarios de la frontera sur, nos detendremos a dre de Chiapas, comprendía los pueblos cabiles de , Co- examinar las ciudades de Comitán y Las Margaritas, en el estado de malapa, Yayahuita y Huitatán, así como los pueblos coxoh de Escuinte- Chiapas, pues estas son los dos principales centros urbanos del área nango, Coapa, Coneta y Aquespala, en los límites de la provincia con fronteriza entre México y Guatemala, que se han convertido en recepto- Huehuetenango (Ruz 1992). res de este tipo de migrantes, provenientes de los municipios aledaños. La composición étnica de su población era diversa: tojolabales, cabi- De acuerdo a los datos proporcionados por el Censo General de Po- les, tzeltales y totiques (de San Bartolomé); lindero de mochós, lacando- blación y Vivienda, la población hablante de lenguas indígenas en el nes, choles, chujes, kanjobales, mames y jacaltecos. municipio de Comitán pasó de constituir 3.55% de la población mayor 1 A diferencia de la de 5 años en 1990 a 4.10 % en el año 2000. Los vecinos municipios de Las región de Los Altos de Chiapas, donde los pueblos indios lograron re- Margaritas y Altamirano tenían una alta proporción de hablantes de tener un espacio territorial en el que pudo sobrevivir la comunidad in- lenguas indígenas, entre los que predominaban los tojolabales y los tzel- dígena, la diversidad ecológica y el potencial económico de la provincia tales. Un flujo migratorio proveniente de estos municipios aledaños ha de Los Llanos despertó la codicia de los conquistadores, que desde el si- hecho de Comitán y Las Margaritas un complejo escenario social, donde glo la migración rural-urbana se ve acompañada de la emergencia de nue- XVIempezaron a apoderarse de las tierras de la población nativa. vos actores sociales que demandan frente al Estado, reivindicaciones De esta manera, a medida que declinaban la encomienda y el repar- específicas en su calidad de desplazados o expulsados. Además de la es- timiento, la creciente presencia de españoles y ladinos en Comitán y sus pecificidad política de su posición, otro elemento presente en este pro- alrededores, se vio acompañada del surgimiento de haciendas y ran- ceso, es la redefinición de la identidad religiosa de estos actores sociales, chos productores de maíz, trigo, caña de azúcar, algodón, sal y ganade- para quienes la religiosidad tradicional ya no tiene sentido fuera de su ría. El comercio de ganado, vacuno y caballar, fue una de las actividades comunidad de origen. más sobresalientes de los finqueros comitecos, gracias su posición limí- trofe entre la Nueva España y Guatemala (Ruz 1992). Los grandes acaparadores del territorio fueron los dominicos que a L partir de sus cabeceras de doctrina lograron adueñarse de tierras, ya sea mediante compra, “donaciones” de los pueblos o a través del dinero prestado a rédito sobre casas, propiedades, esclavos y encomiendas. El

A REGIÓN Y SU HISTORIA

1 Los documentos coloniales también señalan la existencia de pueblos coxoh, pero El territorio donde habita la población tojolabal forma parte de la región Gudrun Lenkersdorf sostiene que la lengua coxoh no es otra que la tojolabal, también fronteriza del estado de Chiapas. El censo deINEGI 20002000) ( reportó a conocida como chañabal o chanabal. Véase su trabajo “Contribuciones a la historia colo- 37 667 hablantes de tojolabal en el estado, 79% de los cuales habitaban nial de los tojolabales” en M. H. Ruz (ed.), Los legítimos hombres. Aproximación antropoló- en el municipio de Las Margaritas. gica al grupo tojolabal, vol. IV, México,UNAM , 1986.

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“indianización”, tanto del espacio rural como del urbano, tendencia que En el periodo colonial, esta región formaba parte de la provincia de se ha acentuado después del levantamiento zapatista de 1994 (Reyes, Los Llanos, frontera geográfica, militar y civilizadora. Al noroeste llega- Moguel y Van der Haar, 1998). ba hasta Teopisca, y al occidente comprendía al poblado tzotzil de San Muchos de los migrantes indígenas que llegan a asentarse a estas Bartolomé de Los Llanos, al sureste del cual se hallaba Copanaguastla, ciudades tienen una característica particular: se han visto obligados a importante centro de población tzeltal. Hacia al este y noreste colinda- abandonar sus lugares de origen, no por voluntad propia, sino por ha- ba con las montañas del oriente, territorio de guerra hasta el siglo ber contrariado la profesión religiosa y/o política de sus respectivas co- XVII; munidades, convirtiéndose así en expulsados o desplazados. al sur, el territorio delimitado por el macizo montañoso de la Sierra Ma- De estos nuevos escenarios de la frontera sur, nos detendremos a dre de Chiapas, comprendía los pueblos cabiles de Chicomuselo, Co- examinar las ciudades de Comitán y Las Margaritas, en el estado de malapa, Yayahuita y Huitatán, así como los pueblos coxoh de Escuinte- Chiapas, pues estas son los dos principales centros urbanos del área nango, Coapa, Coneta y Aquespala, en los límites de la provincia con fronteriza entre México y Guatemala, que se han convertido en recepto- Huehuetenango (Ruz 1992). res de este tipo de migrantes, provenientes de los municipios aledaños. La composición étnica de su población era diversa: tojolabales, cabi- De acuerdo a los datos proporcionados por el Censo General de Po- les, tzeltales y totiques (de San Bartolomé); lindero de mochós, lacando- blación y Vivienda, la población hablante de lenguas indígenas en el nes, choles, chujes, kanjobales, mames y jacaltecos. municipio de Comitán pasó de constituir 3.55% de la población mayor 1 A diferencia de la de 5 años en 1990 a 4.10 % en el año 2000. Los vecinos municipios de Las región de Los Altos de Chiapas, donde los pueblos indios lograron re- Margaritas y Altamirano tenían una alta proporción de hablantes de tener un espacio territorial en el que pudo sobrevivir la comunidad in- lenguas indígenas, entre los que predominaban los tojolabales y los tzel- dígena, la diversidad ecológica y el potencial económico de la provincia tales. Un flujo migratorio proveniente de estos municipios aledaños ha de Los Llanos despertó la codicia de los conquistadores, que desde el si- hecho de Comitán y Las Margaritas un complejo escenario social, donde glo la migración rural-urbana se ve acompañada de la emergencia de nue- XVIempezaron a apoderarse de las tierras de la población nativa. vos actores sociales que demandan frente al Estado, reivindicaciones De esta manera, a medida que declinaban la encomienda y el repar- específicas en su calidad de desplazados o expulsados. Además de la es- timiento, la creciente presencia de españoles y ladinos en Comitán y sus pecificidad política de su posición, otro elemento presente en este pro- alrededores, se vio acompañada del surgimiento de haciendas y ran- ceso, es la redefinición de la identidad religiosa de estos actores sociales, chos productores de maíz, trigo, caña de azúcar, algodón, sal y ganade- para quienes la religiosidad tradicional ya no tiene sentido fuera de su ría. El comercio de ganado, vacuno y caballar, fue una de las actividades comunidad de origen. más sobresalientes de los finqueros comitecos, gracias su posición limí- trofe entre la Nueva España y Guatemala (Ruz 1992). Los grandes acaparadores del territorio fueron los dominicos que a L partir de sus cabeceras de doctrina lograron adueñarse de tierras, ya sea mediante compra, “donaciones” de los pueblos o a través del dinero prestado a rédito sobre casas, propiedades, esclavos y encomiendas. El

A REGIÓN Y SU HISTORIA

1 Los documentos coloniales también señalan la existencia de pueblos coxoh, pero El territorio donde habita la población tojolabal forma parte de la región Gudrun Lenkersdorf sostiene que la lengua coxoh no es otra que la tojolabal, también fronteriza del estado de Chiapas. El censo deINEGI 20002000) ( reportó a conocida como chañabal o chanabal. Véase su trabajo “Contribuciones a la historia colo- 37 667 hablantes de tojolabal en el estado, 79% de los cuales habitaban nial de los tojolabales” en M. H. Ruz (ed.), Los legítimos hombres. Aproximación antropoló- en el municipio de Las Margaritas. gica al grupo tojolabal, vol. IV, México,UNAM , 1986.

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sigloXVII fue escenario de un derrumbe de la población nativa debido a Al estudiar la historia del pueblo tojolabal, Mario Ruz destaca la sig- las epidemias, en el que desaparecieron pueblos importantes como Co- nificación que tuvo el baldiaje o el trabajo “de balde” en la memoria co- panaguastla (1617), Tecoluta (1640), Coapa y Chalchitán (1680) y Es- lectiva de este pueblo, cuyo recuerdo se encuentra todavía presente en- cuintenango (1691). Más tarde lo harían Aquespala, Coneta, Istapilla, tre los ancianos del grupo. Así, la finca no sólo fue un espacio territorial Santa Lucía y Comalapa (Ruz 1992). y productivo, sino también ideológico en el que se recreó una buena Hacia finales del siglo parte de la cultura indígena local. De esta manera, la interacción entre XVIIIy principios delXIX , los capitales priva- fincas y pueblos indios es mucho más compleja de lo aparecería a pri- dos adquirían cada vez más propiedades en el área, proceso que conso- mera vista, pues aquellas jugaron el papel de refugio de la indianidad. lidó la hacienda. Con ella, aparecía “el laborío”, vocablo que inicialmen- Tal parece ser el caso de la región comiteca, donde Ruz considera a la te se usaba para designar a la población indígena no tributaria que hacienda porfiriana de Las Margaritas como “célula básica de tojolabali- trabajaba en el campo y que más tarde se hizo extensiva a negros y mu- dad” (Gómez y M. Ruz 1992). latos. En este municipio, hasta la década de los veinte, la población tojola- 2 bal se concentraba en las haciendas y ranchos, en calidad de baldíos. Es Los campesinos sin tierra rentaban pequeños lotes en las grandes en la década siguiente, con el inicio del reparto agrario, cuando los anti- propiedades, a cambio pagaban en dinero, especie o trabajo al dueño de guos peones acasillados pudieron solicitar la expropiación de las dema- la hacienda. Poco a poco las deudas aumentaban y de arrendatarios sías de las haciendas, de acuerdo a lo establecido por la ley. En 1931 se pasarían a ser peones. Al final de la época colonial parece acelerarse la iniciaron los primeros repartos agrarios en el área. Este proceso no fue transformación de los tributarios indígenas en peones o jornaleros (bal- fácil, algunos hacendados lograron proteger sus propiedades mediante díos), fenómeno ligado al proceso de despojo agrario y aculturación en el soborno a las autoridades, la violencia y aún el asesinato de líderes lo- el área. cales. Tras proclamarse la Independencia, se registró en Chiapas un creci- A pesar de ello, de cada finca surgieron uno, dos y hasta tres ejidos miento absoluto de la servidumbre por deudas, así como un incremen- indígenas a los que se les llamó “colonias”. Así surgieron las colonias to en la denuncia de tierras baldías. Cuando en 1847 se proclamó un de- Ignacio Allende, de la finca Guadalupe; La Libertad de la finca San Joa- creto concediendo a los pueblos la posibilidad de ampliar sus ejidos en quín; Saltillo, de la finca El Retiro; Gabino Vázquez, de la finca San Se- tierras nacionales, los indígenas comitecos encontraron que ya estaba bastián; Rafael Ramírez, de la finca Rosario Bajá; Plan de Ayala, de la ocupada la tierra en los alrededores. Más tarde, con las leyes de des- finca Jotaná; Veinte de Noviembre, de la finca Rosario Santiago; San amortización, las familias comitecas de los Castellanos y los Domínguez Antonio Venecia, de la finca San Antonio Venecia; Chiapas, de la finca se beneficiaron de la venta de manos muertas, adueñándose de las tie- Soledad; Aquiles Serdán, de la finca San Pedro Soledad; Zaragoza, de la rras de las cofradías, que hasta entonces habían servido como resguar- finca Guadalupe; Veracruz, de la finca San Mateo; Jalisco, de la finca El do de las propiedades de los pueblos de indios. En los primeros años K’is; y Tabasco, de la finca Medellín (Ruz 1982). del siglo Una vez concluidas las afectaciones a particulares, y con ellas el re- parto agrario, se inició la colonización de terrenos nacionales y la expan- sión de los ejidos. Los primeros colonos ocuparon las márgenes de la XX se registraron en el departamento de Comitán 132 hacien- selva y a medida que esta zona se saturó, la población se dirigió a su das, 317 ranchos y 95 propiedades “sin clasificar” (Ruz 1992). interior.

2 Ruz (1992) proporciona el siguiente dato: en un registro hecho en Chiapas hacia 1790-93, 77.9% de los laboríos empadronados se encontraba en la provincia de Los Lla- nos, concentrándose en los poblados de Comitán, San Bartolomé y Zapaluta.

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sigloXVII fue escenario de un derrumbe de la población nativa debido a Al estudiar la historia del pueblo tojolabal, Mario Ruz destaca la sig- las epidemias, en el que desaparecieron pueblos importantes como Co- nificación que tuvo el baldiaje o el trabajo “de balde” en la memoria co- panaguastla (1617), Tecoluta (1640), Coapa y Chalchitán (1680) y Es- lectiva de este pueblo, cuyo recuerdo se encuentra todavía presente en- cuintenango (1691). Más tarde lo harían Aquespala, Coneta, Istapilla, tre los ancianos del grupo. Así, la finca no sólo fue un espacio territorial Santa Lucía y Comalapa (Ruz 1992). y productivo, sino también ideológico en el que se recreó una buena Hacia finales del siglo parte de la cultura indígena local. De esta manera, la interacción entre XVIIIy principios delXIX , los capitales priva- fincas y pueblos indios es mucho más compleja de lo aparecería a pri- dos adquirían cada vez más propiedades en el área, proceso que conso- mera vista, pues aquellas jugaron el papel de refugio de la indianidad. lidó la hacienda. Con ella, aparecía “el laborío”, vocablo que inicialmen- Tal parece ser el caso de la región comiteca, donde Ruz considera a la te se usaba para designar a la población indígena no tributaria que hacienda porfiriana de Las Margaritas como “célula básica de tojolabali- trabajaba en el campo y que más tarde se hizo extensiva a negros y mu- dad” (Gómez y M. Ruz 1992). latos. En este municipio, hasta la década de los veinte, la población tojola- 2 bal se concentraba en las haciendas y ranchos, en calidad de baldíos. Es Los campesinos sin tierra rentaban pequeños lotes en las grandes en la década siguiente, con el inicio del reparto agrario, cuando los anti- propiedades, a cambio pagaban en dinero, especie o trabajo al dueño de guos peones acasillados pudieron solicitar la expropiación de las dema- la hacienda. Poco a poco las deudas aumentaban y de arrendatarios sías de las haciendas, de acuerdo a lo establecido por la ley. En 1931 se pasarían a ser peones. Al final de la época colonial parece acelerarse la iniciaron los primeros repartos agrarios en el área. Este proceso no fue transformación de los tributarios indígenas en peones o jornaleros (bal- fácil, algunos hacendados lograron proteger sus propiedades mediante díos), fenómeno ligado al proceso de despojo agrario y aculturación en el soborno a las autoridades, la violencia y aún el asesinato de líderes lo- el área. cales. Tras proclamarse la Independencia, se registró en Chiapas un creci- A pesar de ello, de cada finca surgieron uno, dos y hasta tres ejidos miento absoluto de la servidumbre por deudas, así como un incremen- indígenas a los que se les llamó “colonias”. Así surgieron las colonias to en la denuncia de tierras baldías. Cuando en 1847 se proclamó un de- Ignacio Allende, de la finca Guadalupe; La Libertad de la finca San Joa- creto concediendo a los pueblos la posibilidad de ampliar sus ejidos en quín; Saltillo, de la finca El Retiro; Gabino Vázquez, de la finca San Se- tierras nacionales, los indígenas comitecos encontraron que ya estaba bastián; Rafael Ramírez, de la finca Rosario Bajá; Plan de Ayala, de la ocupada la tierra en los alrededores. Más tarde, con las leyes de des- finca Jotaná; Veinte de Noviembre, de la finca Rosario Santiago; San amortización, las familias comitecas de los Castellanos y los Domínguez Antonio Venecia, de la finca San Antonio Venecia; Chiapas, de la finca se beneficiaron de la venta de manos muertas, adueñándose de las tie- Soledad; Aquiles Serdán, de la finca San Pedro Soledad; Zaragoza, de la rras de las cofradías, que hasta entonces habían servido como resguar- finca Guadalupe; Veracruz, de la finca San Mateo; Jalisco, de la finca El do de las propiedades de los pueblos de indios. En los primeros años K’is; y Tabasco, de la finca Medellín (Ruz 1982). del siglo Una vez concluidas las afectaciones a particulares, y con ellas el re- parto agrario, se inició la colonización de terrenos nacionales y la expan- sión de los ejidos. Los primeros colonos ocuparon las márgenes de la XX se registraron en el departamento de Comitán 132 hacien- selva y a medida que esta zona se saturó, la población se dirigió a su das, 317 ranchos y 95 propiedades “sin clasificar” (Ruz 1992). interior.

2 Ruz (1992) proporciona el siguiente dato: en un registro hecho en Chiapas hacia 1790-93, 77.9% de los laboríos empadronados se encontraba en la provincia de Los Lla- nos, concentrándose en los poblados de Comitán, San Bartolomé y Zapaluta.

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EL ESCENARIO CONTEMPORÁNEO mación de núcleos de población de acuerdo a la pertenencia a un grupo étnico; y la constitución del núcleo de población durante varios años, por La compleja situación actual de la región y los movimientos de pobla- la constante entrada y salida de solicitantes, ya que el desmonte de una ción que han derivado de ella, pueden ser comprendidos a partir de tres superficie era el único elemento que permitía demostrar su posesión. dimensiones: la cuestión agraria, el cambio religioso y los conflictos po- Respecto al uso de las tierras, los primeros ciclos productivos se des- lítico-militares. tinaron al cultivo de milpa mediante el sistema roza-tumba-quema, cuya superficie dependía de la disponibilidad de trabajo. Regularmente La cuestión agraria se desmontaban dos o tres hectáreas anualmente y se dejaban en barbe- cho los acahuales durante dos o cuatro años (Acevedo 1994). Posterior- Aunque se ha señalado que el poblamiento contemporáneo de la selva mente, se empezó a introducir la cafeticultura, promovida por lacandona empieza a principios de este siglo (Leyva 1995), es a partir de INMECAFE, los setenta cuando las autoridades gubernamentales alientan la coloni- lo que fue reduciendo la superficie destinada a la milpa. Un factor que zación del territorio selvático, para satisfacer la demanda de campesi- coadyuvó al auge de la cafeticultura en la zona fue la llegada de los re- nos sin tierra de Chiapas y otros estados de la República mexicana. De fugiados guatemaltecos, a principios de los ochenta, quienes proporcio- esta manera, campesinos de diversa filiación étnica: choles, tzotziles, naron a los colonos, mano de obra disponible. Más tarde, la ganadería tzeltales, zoques, mames, cakchiqueles y kanjobales provenientes de di- promovida por el Banco Mundial e instituciones nacionales de crédito versas regiones de Chiapas, se establecen en estos “terrenos naciona- se extendió en los ejidos. La ganancia obtenida con el café se invertía en les”, teniendo como vecinos a familias procedentes de otras entidades la compra de cabezas de ganado. del país: Veracruz, Estado de México, Tlaxcala, Tabasco, Oaxaca, Mi- Con la caída del precio del café en 1989 se produjo una venta masi- choacan e Hidalgo. va de ganado para pagar las deudas de los créditos de

INMECAFE. La ca- 3 feticultura dejó ser rentable y la ganadería tampoco fue una opción. Los A esto se aunó la expansión del territorio tojolabal debido a la mi- campesinos regresaron a la producción de maíz pero modificando el sis- gración de indígenas provenientes de los primeros ejidos del altiplano tema de trabajo hacia un sistema de tipo intensivo. Por último la activi- comiteco que en busca de tierra se aventuraban a colonizar la selva. dad ganadera se incrementó y la superficie para cultivo de maíz se ocu- Respecto a las características de la colonización en el municipio de pó parcialmente para la producción de ganado. Las Margaritas, los migrantes se vieron obligados a trasladarse y esta- En los setenta, el gobierno federal reconoció en la Lacandona, una blecerse por cuenta propia con base en sus propios recursos y sin recibir región con grandes recursos potenciales. Para lograr explotarlos, se con- apoyo alguno de las autoridades, cuya única función fue la de dar curso sideró necesario controlar la creciente colonización espontánea, gracias a la tramitación agraria (Acevedo 1994). Esto implicaba para los colonos a lo cual, el gobierno federal tomó una serie de medidas, entre las que la realización de varios viajes exploratorios; el paso por varios asenta- destaca la dotación al grupo lacandón. Mediante un decreto presidencial mientos antes de establecerse de manera definitiva; el desplazamiento aparecido en el diario oficial en 1972, se dotaba a 66 familias lacandonas de un lugar a otro en la búsqueda de mejores tierras, debido a conflictos (grupo lacandón) con más de 600 mil hectáreas de bosques tropicales, de límites con colonos ya establecidos o propietarios rancheros; la for- desconociendo así los derechos posesorios de más de 70 comunidades asentadas en la selva años atrás y clausurando el derecho de asenta- miento de nuevos pobladores. Otra medida importante fue la concentración de los pobladores, dis- persos en el territorio, en dos Nuevos Centros de Población Ejidal 3 El INIy el entonces Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización crearon un programa para reacomodar a 10 000 familias indígenas de Los Altos en 200 000 has a principios de los setenta, el cual se cumplió de manera parcial (Mendoza 1994).

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EL ESCENARIO CONTEMPORÁNEO mación de núcleos de población de acuerdo a la pertenencia a un grupo étnico; y la constitución del núcleo de población durante varios años, por La compleja situación actual de la región y los movimientos de pobla- la constante entrada y salida de solicitantes, ya que el desmonte de una ción que han derivado de ella, pueden ser comprendidos a partir de tres superficie era el único elemento que permitía demostrar su posesión. dimensiones: la cuestión agraria, el cambio religioso y los conflictos po- Respecto al uso de las tierras, los primeros ciclos productivos se des- lítico-militares. tinaron al cultivo de milpa mediante el sistema roza-tumba-quema, cuya superficie dependía de la disponibilidad de trabajo. Regularmente La cuestión agraria se desmontaban dos o tres hectáreas anualmente y se dejaban en barbe- cho los acahuales durante dos o cuatro años (Acevedo 1994). Posterior- Aunque se ha señalado que el poblamiento contemporáneo de la selva mente, se empezó a introducir la cafeticultura, promovida por lacandona empieza a principios de este siglo (Leyva 1995), es a partir de INMECAFE, los setenta cuando las autoridades gubernamentales alientan la coloni- lo que fue reduciendo la superficie destinada a la milpa. Un factor que zación del territorio selvático, para satisfacer la demanda de campesi- coadyuvó al auge de la cafeticultura en la zona fue la llegada de los re- nos sin tierra de Chiapas y otros estados de la República mexicana. De fugiados guatemaltecos, a principios de los ochenta, quienes proporcio- esta manera, campesinos de diversa filiación étnica: choles, tzotziles, naron a los colonos, mano de obra disponible. Más tarde, la ganadería tzeltales, zoques, mames, cakchiqueles y kanjobales provenientes de di- promovida por el Banco Mundial e instituciones nacionales de crédito versas regiones de Chiapas, se establecen en estos “terrenos naciona- se extendió en los ejidos. La ganancia obtenida con el café se invertía en les”, teniendo como vecinos a familias procedentes de otras entidades la compra de cabezas de ganado. del país: Veracruz, Estado de México, Tlaxcala, Tabasco, Oaxaca, Mi- Con la caída del precio del café en 1989 se produjo una venta masi- choacan e Hidalgo. va de ganado para pagar las deudas de los créditos de

INMECAFE. La ca- 3 feticultura dejó ser rentable y la ganadería tampoco fue una opción. Los A esto se aunó la expansión del territorio tojolabal debido a la mi- campesinos regresaron a la producción de maíz pero modificando el sis- gración de indígenas provenientes de los primeros ejidos del altiplano tema de trabajo hacia un sistema de tipo intensivo. Por último la activi- comiteco que en busca de tierra se aventuraban a colonizar la selva. dad ganadera se incrementó y la superficie para cultivo de maíz se ocu- Respecto a las características de la colonización en el municipio de pó parcialmente para la producción de ganado. Las Margaritas, los migrantes se vieron obligados a trasladarse y esta- En los setenta, el gobierno federal reconoció en la Lacandona, una blecerse por cuenta propia con base en sus propios recursos y sin recibir región con grandes recursos potenciales. Para lograr explotarlos, se con- apoyo alguno de las autoridades, cuya única función fue la de dar curso sideró necesario controlar la creciente colonización espontánea, gracias a la tramitación agraria (Acevedo 1994). Esto implicaba para los colonos a lo cual, el gobierno federal tomó una serie de medidas, entre las que la realización de varios viajes exploratorios; el paso por varios asenta- destaca la dotación al grupo lacandón. Mediante un decreto presidencial mientos antes de establecerse de manera definitiva; el desplazamiento aparecido en el diario oficial en 1972, se dotaba a 66 familias lacandonas de un lugar a otro en la búsqueda de mejores tierras, debido a conflictos (grupo lacandón) con más de 600 mil hectáreas de bosques tropicales, de límites con colonos ya establecidos o propietarios rancheros; la for- desconociendo así los derechos posesorios de más de 70 comunidades asentadas en la selva años atrás y clausurando el derecho de asenta- miento de nuevos pobladores. Otra medida importante fue la concentración de los pobladores, dis- persos en el territorio, en dos Nuevos Centros de Población Ejidal 3 El INIy el entonces Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización crearon un programa para reacomodar a 10 000 familias indígenas de Los Altos en 200 000 has a principios de los setenta, el cual se cumplió de manera parcial (Mendoza 1994).

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(NCPE): Velasco Suárez (antes Corozal) y Frontera Echeverría (antes Pa- sin embargo, la empresa fue señalada reiteradamente por las organiza- lestina). Veintiún comunidades aceptaron su traslado a dichos centros ciones campesinas como un agente de devastación de la región. de población a cambio de que se les dotara de servicios, de tierra para la La ganadería fue otro de los ejes considerados como opciones para explotación agrícola, y tener participación en los derechos de monte. En el desarrollo regional. El apoyo de instituciones como el Banco Mundial, Velasco Suárez se concentraron 2 275 habitantes y 2 272 en Frontera el Banco de Crédito Rural ( Echeverría. Para mediados de los ochenta, la población en ambos asen- BANRURAL) y Fira influyeron en la ganaderi- tamientos se había duplicado. Finalmente las autoridades impulsaron zación de la zona, actividad que se extendió no sólo a predios privados, la colonización de la zona de Marqués de Comillas. Importante por su sino a gran parte de los ejidos establecidos. La cría de ganado aceleró el ubicación geopolítica, desde 1974 empezaron a ser trasladados a esta proceso de destrucción de la selva, puesto que el número de hectáreas zona campesinos de diversos lugares de la República, así como indíge- desmontadas no estuvo en función de las necesidades de los campesi- nas desalojados de la selva a causa de la dotación a los lacandones. Para nos, sino que fue un criterio impuesto por los bancos que otorgaban los 1990 había 36 ejidos en esta área y un año después se calculaba que su créditos. población giraba alrededor de 16 000 habitantes, la mayoría mestizos A mediados de los setenta se inició la búsqueda de yacimientos pe- (Mendoza 1994). troleros en la selva lacandona; actualmente Además de intentar regular la colonización, el gobierno federal in- PEMEXha concentrado sus tervino en la explotación forestal, el impulso a la ganadería y a la cafeti- trabajos en una superficie de aproximadamente 370 000 has y compren- cultura, la explotación petrolera y la creación de una reserva de la bios- de parte de la comunidad lacandona y la totalidad de la zona de Mar-

fera en el municipio de . qués de Comillas, con siete pozos perforados. 4 Con relación a la explotación forestal, hasta entonces en manos de La explotación petrolera empresas privadas, la dotación al grupo lacandón fue el primer paso; en la zona ha tenido varias repercusiones: en primer lugar, las activida- más tarde, con la intervención de Nacional Financiera ( des productivas se han sometido a sus requerimientos; además, los campesinos se han visto afectados por la expropiación de tierras y la contaminación de arroyos y ríos que dañan sus cultivos. Los colonos de la zona de Marqués de Comillas han denunciado su inconformidad con NAFINSA), el Fon- las indemnizaciones o los retrasos en el pago de las expropiaciones, la do Nacional de Fomento Ejidal ( FONAFE) y el Departamento de Asuntos contaminación de flujos de agua, la destrucción del recurso forestal y el Agrarios y Colonización ( DAAC) se creó la Compañía Forestal de la La- tráfico y caza de fauna silvestre. En este mismo periodo, ante la acelerada destrucción de los recursos candona, S.A. ( COFOLASA) en donde participaban el gobierno federal, la de la Lacandonia, se creó la reserva de Montes Azules por decreto presi- comunidad lacandona y la iniciativa privada. El proyecto incluía la dencial el 8 de diciembre de 1977, en una superficie de más de 300 000 creación de una Unidad de Explotación Forestal que cubriría 1 308 312 has en el municipio de Ocosingo. Al diseñarla, las autoridades no con- has en los municipios de Chilón, Las Margaritas, Ocosingo y ; sideraron la ubicación de por lo menos doce poblados que ya existían sin embargo, dos obstáculos impidieron su desarrollo: la distancia para en 1976 dentro de los terrenos seleccionados para la reserva y que au- explotar las maderas preciosas y la irregularidad de la tenencia de la tierra en la zona. Estos problemas condicionaron el que la explotación forestal se restringiera a la superficie dotada a la comunidad lacandona. Una vez fracasado el proyecto, en 1980

COFOLASAfue vendida al gobier- 4 no del estado de Chiapas. Posteriormente surgió una nueva empresa es- Los pozos son: Lacantún 1 en el Ejido Benemérito de las Américas; Cantil, en el Ejido Pico de Oro y parte de los ejidos de Benemérito de las Américas y Quiringuacharo; Tzeltal tatal, Cooperación de Fomento Industrial de Chiapas, S.A., que se de- 1 en el Ejido Quetzalcóatl; Lacanjá 1 en el Ejido Pico de Oro; Bonampak 1 en el Ejido Pico dicaría a aprovechar la madera derribada por la construcción de la de Oro; Lacandón 1 en el Ejido Quetzalcóatl y el Chajul 1 en el Ejido Veracruz. Mendoza, carretera fronteriza y de los caminos de acceso a los pozos petroleros, Martha Patricia, “La intervención gubernamental en la selva lacandona”, op. cit., p. 134.

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(NCPE): Velasco Suárez (antes Corozal) y Frontera Echeverría (antes Pa- sin embargo, la empresa fue señalada reiteradamente por las organiza- lestina). Veintiún comunidades aceptaron su traslado a dichos centros ciones campesinas como un agente de devastación de la región. de población a cambio de que se les dotara de servicios, de tierra para la La ganadería fue otro de los ejes considerados como opciones para explotación agrícola, y tener participación en los derechos de monte. En el desarrollo regional. El apoyo de instituciones como el Banco Mundial, Velasco Suárez se concentraron 2 275 habitantes y 2 272 en Frontera el Banco de Crédito Rural ( Echeverría. Para mediados de los ochenta, la población en ambos asen- BANRURAL) y Fira influyeron en la ganaderi- tamientos se había duplicado. Finalmente las autoridades impulsaron zación de la zona, actividad que se extendió no sólo a predios privados, la colonización de la zona de Marqués de Comillas. Importante por su sino a gran parte de los ejidos establecidos. La cría de ganado aceleró el ubicación geopolítica, desde 1974 empezaron a ser trasladados a esta proceso de destrucción de la selva, puesto que el número de hectáreas zona campesinos de diversos lugares de la República, así como indíge- desmontadas no estuvo en función de las necesidades de los campesi- nas desalojados de la selva a causa de la dotación a los lacandones. Para nos, sino que fue un criterio impuesto por los bancos que otorgaban los 1990 había 36 ejidos en esta área y un año después se calculaba que su créditos. población giraba alrededor de 16 000 habitantes, la mayoría mestizos A mediados de los setenta se inició la búsqueda de yacimientos pe- (Mendoza 1994). troleros en la selva lacandona; actualmente Además de intentar regular la colonización, el gobierno federal in- PEMEXha concentrado sus tervino en la explotación forestal, el impulso a la ganadería y a la cafeti- trabajos en una superficie de aproximadamente 370 000 has y compren- cultura, la explotación petrolera y la creación de una reserva de la bios- de parte de la comunidad lacandona y la totalidad de la zona de Mar- fera en el municipio de Ocosingo. qués de Comillas, con siete pozos perforados. 4 Con relación a la explotación forestal, hasta entonces en manos de La explotación petrolera empresas privadas, la dotación al grupo lacandón fue el primer paso; en la zona ha tenido varias repercusiones: en primer lugar, las activida- más tarde, con la intervención de Nacional Financiera ( des productivas se han sometido a sus requerimientos; además, los campesinos se han visto afectados por la expropiación de tierras y la contaminación de arroyos y ríos que dañan sus cultivos. Los colonos de la zona de Marqués de Comillas han denunciado su inconformidad con NAFINSA), el Fon- las indemnizaciones o los retrasos en el pago de las expropiaciones, la do Nacional de Fomento Ejidal ( FONAFE) y el Departamento de Asuntos contaminación de flujos de agua, la destrucción del recurso forestal y el Agrarios y Colonización ( DAAC) se creó la Compañía Forestal de la La- tráfico y caza de fauna silvestre. En este mismo periodo, ante la acelerada destrucción de los recursos candona, S.A. ( COFOLASA) en donde participaban el gobierno federal, la de la Lacandonia, se creó la reserva de Montes Azules por decreto presi- comunidad lacandona y la iniciativa privada. El proyecto incluía la dencial el 8 de diciembre de 1977, en una superficie de más de 300 000 creación de una Unidad de Explotación Forestal que cubriría 1 308 312 has en el municipio de Ocosingo. Al diseñarla, las autoridades no con- has en los municipios de Chilón, Las Margaritas, Ocosingo y Palenque; sideraron la ubicación de por lo menos doce poblados que ya existían sin embargo, dos obstáculos impidieron su desarrollo: la distancia para en 1976 dentro de los terrenos seleccionados para la reserva y que au- explotar las maderas preciosas y la irregularidad de la tenencia de la tierra en la zona. Estos problemas condicionaron el que la explotación forestal se restringiera a la superficie dotada a la comunidad lacandona. Una vez fracasado el proyecto, en 1980

COFOLASAfue vendida al gobier- 4 no del estado de Chiapas. Posteriormente surgió una nueva empresa es- Los pozos son: Lacantún 1 en el Ejido Benemérito de las Américas; Cantil, en el Ejido Pico de Oro y parte de los ejidos de Benemérito de las Américas y Quiringuacharo; Tzeltal tatal, Cooperación de Fomento Industrial de Chiapas, S.A., que se de- 1 en el Ejido Quetzalcóatl; Lacanjá 1 en el Ejido Pico de Oro; Bonampak 1 en el Ejido Pico dicaría a aprovechar la madera derribada por la construcción de la de Oro; Lacandón 1 en el Ejido Quetzalcóatl y el Chajul 1 en el Ejido Veracruz. Mendoza, carretera fronteriza y de los caminos de acceso a los pozos petroleros, Martha Patricia, “La intervención gubernamental en la selva lacandona”, op. cit., p. 134.

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mentaron a catorce tres años después, con una población aproximada nización Campesina Emiliano ZapataOCEZ) (de la región fronteriza de- de 6 000 habitantes. Además, 80% de la superficie de Montes Azules se claraba tener más de diez expedientes pendientes. La Asociación Rural encuentra dentro de la dotación al grupo lacandón. Esta situación ha de Interés Colectivo ( ARIC) Unión de Uniones, denunciaba que en los exacerbado los conflictos agrarios en la zona (Mendoza 1994). municipios de Ocosingo y Las Margaritas no se resolvían sus expedien- En los ochenta, cuando se inicia el ajuste del modelo económico, en- tes más conflictivos. caminado a la inserción del país a los mercados internacionales, el mo- La rebelión zapatista trajo como consecuencia el remate del Reparto vimiento campesino chiapaneco entra a una fase de reorganización agrario en las regiones indígenas de Chiapas, ya que entre 1994 y 1995 interna, intensificándose y expandiéndose en toda la entidad, debido se produjeron más de dos mil invasiones en el estado. En la región tojo- tanto a la apertura que se da con el discurso populista de Luis Echeve- labal, esta etapa significó el remate del reparto agrario iniciado décadas rría, como a su propia fortaleza interna. Adicionalmente, el éxodo de re- atrás por la Reforma agraria cardenista y finalmente la recuperación de fugiados guatemaltecos en la zona fronteriza (1979-1982) exacerba los un territorio arrancado al grupo durante la dominación colonial (Van conflictos intracomunitarios, la necesidad de tierra y las tensiones inter- der Haar 1998). culturales. En los noventa, se presentan fuertes conflictos por invasiones a los latifundios ganaderos de la región y por las demandas de tierra de los El cambio religioso campesinos. Se agudizan las contradicciones por la reorganización de los procesos de trabajo y el incremento de las migraciones temporales Una particular característica del proceso de colonización en la región en busca de empleo a las ciudades estableciendo rutas: primero, a la ciu- fue la importancia que adquirió la organización de los pobladores de la dad de Comitán, Villahermosa y Cancún, y más tarde a Tuxtla Gutié- selva en torno a los grupos religiosos. Jan de Vos (1995) destaca el papel rrez, Coatzacoalcos y México. Todo ello en el marco de las reformas le- de los jesuitas de la Misión de Bachajón; los dominicos de la Misión de gislativas que orientan al país hacia el nuevo orden económico mundial, Ocosingo en la subregión de Las Cañadas; los maristas en la zona de Co- entre las que destacan las modificaciones al artículo 27 y 4to. constitu- mitán; así como el de las diversas denominaciones protestantes, en el cional (Collier 1994). caso de la zona fronteriza, en un proceso en el que “la religión se convir- La errática política de colonización de la selva, emprendida por el tió en el primer y principal eje ordenador de la vida social en las nuevas gobierno federal, alimentó la irregularidad de la tenencia de la tierra, comunidades selváticas” (De Vos 1995). situación que favoreció los continuos enfrentamientos entre colonos y A partir de los setenta, se empieza a producir en las regiones indíge- ganaderos en la selva. Las demandas agrarias de los campesinos se en- nas del estado un notable incremento de los grupos religiosos no católi- frentaron al poder local y estatal de los finqueros y ganaderos, quienes cos, con una tasa de crecimiento de 163.72% entre 1950 y 1960, incre- ejercen un control de la burocracia agraria federal. Frente a ello, los cam- mentándose a 217.21% para 1980 (Giménez 1988). Para entonces, los pesinos han respondido con una creciente organización. En 1994 Car- protestantes representaban 11.46% de la población en el estado, mien- men Legorreta (1994) consideraba que a Chiapas le correspondía 25% tras que para 1990 habían ascendido a 16.3% de la población de 5 años del rezago agrario en todo el país; organizaciones campesinas como la y más, aunque en términos reales, esta cifra podría ser mucho mayor. Confederación Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (

5

CIOAC) Los municipios de la región fronteriza se convirtieron en un impor- reportaba 20 poblados en situaciones de conflicto con propietarios en tante frente de expansión del protestantismo indígena, gracias a la in- las regiones Norte y Fronteriza; Xi-nich, una organización chol, tenía 16 casos similares; la UGOCEPdenunciaba seis casos, mientras que la Orga- 5 García (1997), por ejemplo, calcula que podría ascender a 30%.

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mentaron a catorce tres años después, con una población aproximada nización Campesina Emiliano ZapataOCEZ) (de la región fronteriza de- de 6 000 habitantes. Además, 80% de la superficie de Montes Azules se claraba tener más de diez expedientes pendientes. La Asociación Rural encuentra dentro de la dotación al grupo lacandón. Esta situación ha de Interés Colectivo ( ARIC) Unión de Uniones, denunciaba que en los exacerbado los conflictos agrarios en la zona (Mendoza 1994). municipios de Ocosingo y Las Margaritas no se resolvían sus expedien- En los ochenta, cuando se inicia el ajuste del modelo económico, en- tes más conflictivos. caminado a la inserción del país a los mercados internacionales, el mo- La rebelión zapatista trajo como consecuencia el remate del Reparto vimiento campesino chiapaneco entra a una fase de reorganización agrario en las regiones indígenas de Chiapas, ya que entre 1994 y 1995 interna, intensificándose y expandiéndose en toda la entidad, debido se produjeron más de dos mil invasiones en el estado. En la región tojo- tanto a la apertura que se da con el discurso populista de Luis Echeve- labal, esta etapa significó el remate del reparto agrario iniciado décadas rría, como a su propia fortaleza interna. Adicionalmente, el éxodo de re- atrás por la Reforma agraria cardenista y finalmente la recuperación de fugiados guatemaltecos en la zona fronteriza (1979-1982) exacerba los un territorio arrancado al grupo durante la dominación colonial (Van conflictos intracomunitarios, la necesidad de tierra y las tensiones inter- der Haar 1998). culturales. En los noventa, se presentan fuertes conflictos por invasiones a los latifundios ganaderos de la región y por las demandas de tierra de los El cambio religioso campesinos. Se agudizan las contradicciones por la reorganización de los procesos de trabajo y el incremento de las migraciones temporales Una particular característica del proceso de colonización en la región en busca de empleo a las ciudades estableciendo rutas: primero, a la ciu- fue la importancia que adquirió la organización de los pobladores de la dad de Comitán, Villahermosa y Cancún, y más tarde a Tuxtla Gutié- selva en torno a los grupos religiosos. Jan de Vos (1995) destaca el papel rrez, Coatzacoalcos y México. Todo ello en el marco de las reformas le- de los jesuitas de la Misión de Bachajón; los dominicos de la Misión de gislativas que orientan al país hacia el nuevo orden económico mundial, Ocosingo en la subregión de Las Cañadas; los maristas en la zona de Co- entre las que destacan las modificaciones al artículo 27 y 4to. constitu- mitán; así como el de las diversas denominaciones protestantes, en el cional (Collier 1994). caso de la zona fronteriza, en un proceso en el que “la religión se convir- La errática política de colonización de la selva, emprendida por el tió en el primer y principal eje ordenador de la vida social en las nuevas gobierno federal, alimentó la irregularidad de la tenencia de la tierra, comunidades selváticas” (De Vos 1995). situación que favoreció los continuos enfrentamientos entre colonos y A partir de los setenta, se empieza a producir en las regiones indíge- ganaderos en la selva. Las demandas agrarias de los campesinos se en- nas del estado un notable incremento de los grupos religiosos no católi- frentaron al poder local y estatal de los finqueros y ganaderos, quienes cos, con una tasa de crecimiento de 163.72% entre 1950 y 1960, incre- ejercen un control de la burocracia agraria federal. Frente a ello, los cam- mentándose a 217.21% para 1980 (Giménez 1988). Para entonces, los pesinos han respondido con una creciente organización. En 1994 Car- protestantes representaban 11.46% de la población en el estado, mien- men Legorreta (1994) consideraba que a Chiapas le correspondía 25% tras que para 1990 habían ascendido a 16.3% de la población de 5 años del rezago agrario en todo el país; organizaciones campesinas como la y más, aunque en términos reales, esta cifra podría ser mucho mayor. Confederación Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (

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CIOAC) Los municipios de la región fronteriza se convirtieron en un impor- reportaba 20 poblados en situaciones de conflicto con propietarios en tante frente de expansión del protestantismo indígena, gracias a la in- las regiones Norte y Fronteriza; Xi-nich, una organización chol, tenía 16 casos similares; la UGOCEPdenunciaba seis casos, mientras que la Orga- 5 García (1997), por ejemplo, calcula que podría ascender a 30%.

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fluencia de los grupos religiosos asentados en Guatemala.6 En este sen- nalidades ligadas a las estructuras del aparato de gobierno, como son tido, la llegada de los refugiados guatemaltecos al territorio, muchos de los partidos políticos locales. Esta alianza se torna frágil en periodos de ellos ya convertidos al protestantismo, significó un acercamiento cara a elecciones, pues las autoridades están conscientes de que la alianza con cara a estos grupos. Esta mutación de la identidad religiosa de la pobla- los líderes indios significa asegurar el voto corporativo de la comunidad. ción ha tenido diversos efectos en las comunidades donde la religiosi- Con respecto a la Iglesia católica, la nueva pastoral comprometida dad popular tradicional había florecido como una síntesis de elementos con una opción preferencial por los pobres dirigida por el obispo Sa- mesoamericanos y cristianos impuestos a lo largo del proceso colonial. muel Ruiz desde la diócesis de San Cristóbal, se conjugó con un mo- Esta religión pública, fuertemente institucionalizada contribuía a la con- vimiento catequístico vigoroso, producto de la nueva actividad misio- strucción de una identidad social a través de la imagen del santo patrón nera emprendida hacia la segunda mitad del siglo del pueblo, además de definir la membrecía comunitaria y la creación XX en las regiones de una jerarquía de autoridad con base en el prestigio ad-quirido por el indígenas de Chiapas. El resultado de esta conjunción fue la construc- desempeño de los cargos religiosos (Giménez 1978). ción de comunidades fuertemente organizadas, políticamente reflexi- De manera similar a lo acontecido en la región de Los Altos, en las vas, que más tarde canalizarían su experiencia en la conformación de comunidades tojolabales del altiplano comiteco, la irrupción del protes- amplias organizaciones que bajo la influencia de organizaciones políti- tantismo empieza a provocar la ruptura y el enfrentamiento de faccio- cas se convertirían en la base de apoyo del movimiento zapatista. nes al interior de las comunidades. Las primeras familias expulsadas se asientan en la periferia de Comitán a principios de los ochenta, y a me- dida que crece la influencia protestante, se van produciendo nuevas ex- Los conflictos políticos y militares pulsiones. A partir de 1994, en el año de la rebelión zapatista, las expulsiones Por su carácter de frontera con Centroamérica, esta región es considera- se empiezan a recrudecer, pero en esta ocasión las familias expulsadas, da de una gran importancia estratégica. La llegada de miles de indíge- empiezan a demandar su derecho a la libertad de culto y levantan su nas guatemaltecos que huían de la política de “tierra asada” y genocidio denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos. La comuni- de los regímenes militares de su país entre 1979 y 1982, fue un aconteci- dad Plan de Ayala, la más numerosa de las colonias tojolables del alti- miento de enorme trascendencia para los pueblos de la región fronte- plano, encabeza este movimiento. Familias adventistas expulsadas de riza. esta comunidad, a la que se han unido expulsados de otras comunida- des tojolabales invadieron un predio urbano y han tratado de negociar su situación con las autoridades gubernamentales. El asunto es delica- 7 La experiencia de esta población afectada por la guerra fue asimi- do, puesto que, como en el caso de la comunidad tzotzil de , la lada por sus vecinos indígenas, quienes por experiencia propia sabían cuestión de las expulsiones está ligada a luchas intestinas por el control de la violencia de las guardias blancas de los terratenientes y finqueros político en las comunidades. Estas luchas cuestionan la alianza pueblos de la región. La llegada masiva de estos refugiados conforma un difícil indios-Estado, la cual se consolidó en torno a la figura de ciertas perso- proceso de organización social, dinámica intercultural y reestructura- ción del espacio regional. Como consecuencia de estos hechos, dio comienzo la militarización de la zona. Para 1987 había alrededor de 4 000 soldados establecidos en el estado, mientras que oficiales del ejército estaban al mando de las dos corporaciones policiacas más importantes de la entidad (Escalante 1995).

6 Guatemala tiene la mayor proporción de población protestante en toda América Latina. Cfr. D. Martin, Tongues of fire The explosion of protestantism in Latin America, 7 ACNURy COMAR-organismos oficiales de atención a los refugiados-calculaban entre Londres, Blackwell, 1990. 60 y 80 mil las personas refugiadas en este periodo (Aguayo, 1985).

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fluencia de los grupos religiosos asentados en Guatemala.6 En este sen- nalidades ligadas a las estructuras del aparato de gobierno, como son tido, la llegada de los refugiados guatemaltecos al territorio, muchos de los partidos políticos locales. Esta alianza se torna frágil en periodos de ellos ya convertidos al protestantismo, significó un acercamiento cara a elecciones, pues las autoridades están conscientes de que la alianza con cara a estos grupos. Esta mutación de la identidad religiosa de la pobla- los líderes indios significa asegurar el voto corporativo de la comunidad. ción ha tenido diversos efectos en las comunidades donde la religiosi- Con respecto a la Iglesia católica, la nueva pastoral comprometida dad popular tradicional había florecido como una síntesis de elementos con una opción preferencial por los pobres dirigida por el obispo Sa- mesoamericanos y cristianos impuestos a lo largo del proceso colonial. muel Ruiz desde la diócesis de San Cristóbal, se conjugó con un mo- Esta religión pública, fuertemente institucionalizada contribuía a la con- vimiento catequístico vigoroso, producto de la nueva actividad misio- strucción de una identidad social a través de la imagen del santo patrón nera emprendida hacia la segunda mitad del siglo del pueblo, además de definir la membrecía comunitaria y la creación XX en las regiones de una jerarquía de autoridad con base en el prestigio ad-quirido por el indígenas de Chiapas. El resultado de esta conjunción fue la construc- desempeño de los cargos religiosos (Giménez 1978). ción de comunidades fuertemente organizadas, políticamente reflexi- De manera similar a lo acontecido en la región de Los Altos, en las vas, que más tarde canalizarían su experiencia en la conformación de comunidades tojolabales del altiplano comiteco, la irrupción del protes- amplias organizaciones que bajo la influencia de organizaciones políti- tantismo empieza a provocar la ruptura y el enfrentamiento de faccio- cas se convertirían en la base de apoyo del movimiento zapatista. nes al interior de las comunidades. Las primeras familias expulsadas se asientan en la periferia de Comitán a principios de los ochenta, y a me- dida que crece la influencia protestante, se van produciendo nuevas ex- Los conflictos políticos y militares pulsiones. A partir de 1994, en el año de la rebelión zapatista, las expulsiones Por su carácter de frontera con Centroamérica, esta región es considera- se empiezan a recrudecer, pero en esta ocasión las familias expulsadas, da de una gran importancia estratégica. La llegada de miles de indíge- empiezan a demandar su derecho a la libertad de culto y levantan su nas guatemaltecos que huían de la política de “tierra asada” y genocidio denuncia ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos. La comuni- de los regímenes militares de su país entre 1979 y 1982, fue un aconteci- dad Plan de Ayala, la más numerosa de las colonias tojolables del alti- miento de enorme trascendencia para los pueblos de la región fronte- plano, encabeza este movimiento. Familias adventistas expulsadas de riza. esta comunidad, a la que se han unido expulsados de otras comunida- des tojolabales invadieron un predio urbano y han tratado de negociar su situación con las autoridades gubernamentales. El asunto es delica- 7 La experiencia de esta población afectada por la guerra fue asimi- do, puesto que, como en el caso de la comunidad tzotzil de Chamula, la lada por sus vecinos indígenas, quienes por experiencia propia sabían cuestión de las expulsiones está ligada a luchas intestinas por el control de la violencia de las guardias blancas de los terratenientes y finqueros político en las comunidades. Estas luchas cuestionan la alianza pueblos de la región. La llegada masiva de estos refugiados conforma un difícil indios-Estado, la cual se consolidó en torno a la figura de ciertas perso- proceso de organización social, dinámica intercultural y reestructura- ción del espacio regional. Como consecuencia de estos hechos, dio comienzo la militarización de la zona. Para 1987 había alrededor de 4 000 soldados establecidos en el estado, mientras que oficiales del ejército estaban al mando de las dos corporaciones policiacas más importantes de la entidad (Escalante 1995).

6 Guatemala tiene la mayor proporción de población protestante en toda América Latina. Cfr. D. Martin, Tongues of fire The explosion of protestantism in Latin America, 7 ACNURy COMAR-organismos oficiales de atención a los refugiados-calculaban entre Londres, Blackwell, 1990. 60 y 80 mil las personas refugiadas en este periodo (Aguayo, 1985).

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Pero además, con la rebelión zapatista que inicia en enero de 1994, garse” con los zapatistas; para otros, el temor de una nueva ofensiva mi- seguida de una intensificación del proceso de militarización, se abre un litar y del recrudecimiento de la guerra les convenció de quedarse en la nuevo expediente para la vida nacional y del sureste mexicano, reafir- ciudad; mientras que otros más, no pudieron regresar porque debían mando a la región en su carácter de frontera sur. Son precisamente las reparar con dinero su ausencia en la cooperación del trabajo comuni- comunidades selváticas, crisol de una diversidad étnica, religiosa y po- tario. lítica, las que se rebelarán frente al gobierno mexicano, en un movi- Esta población desplazada por la guerra también ha configurado la miento de gran envergadura que conmocionó a la nación mexicana. emergencia de un nuevo actor social que demanda frente al Estado la A partir de entonces se intensifica la militarización de la zona. Des- solución del conflicto para poder recuperar su tierra, y/o el apoyo de de el endurecimiento del gobierno federal, en 1996, cuando el las autoridades para su sobrevivencia en la ciudad, ya sea mediante la dotación de despensas, materiales de vivienda o fomento a actividades EZLN“se productivas. retira del diálogo y exige seriedad al gobierno”, darán inicio las cons- En resumen, podemos considerar que entre los cambios más impor- trucciones de condominios para el instituto armado, fortaleciéndose las tantes del escenario social en los centros urbanos de la región Fronteriza bases militares en toda la geografía chiapaneca, destacando las gigan- tenemos: tescas unidades habitacionales en Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal, Oco- a) una recuperación de los territorios indios, que no se constriñen al es- singo, Palenque, Altamirano, , Comitán, Las Margaritas y pacio rural, sino también a su presencia en las ciudades más impor- Motozintla, entre otras. 8 tantes de la región. b) una recomposición del campo religioso, en donde el espacio simbó- La rebelión y la concomitante militarización son las causas de los re- lico es avasallado por grupos religiosos cristianos, neocatólicos y no cientes desplazamientos de población asentada en la zona, que se han católicos, que están definiendo los nuevos liderazgos nativos, y el concentrado en las ciudades de Comitán y Las Margaritas. Al estallido tejido de redes sociales. de la rebelión y los primeros bombardeos siguió la salida masiva de los c) una recomposición de la comunidad en el espacio urbano donde se pobladores de la selva que se refugiaron en lugares públicos, habilita- agrupan indígenas de varias comunidades e incluso de distintas dos para tal efecto por las autoridades municipales de Comitán y Las lenguas, y donde el carácter de desplazado o expulsado es la identi- Margaritas. Así, durante varios meses se transformaron en campamen- dad política que los define como actores sociales. tos de refugiados las instalaciones de la Feria de Comitán y el Auditorio Municipal de Las Margaritas. A medida que la situación se normalizaba, la gente empezó a regre- R sar a sus comunidades, donde habían tenido que abandonar todas sus pertenecias materiales y su patrimonio familiar para salvaguardar su vida. Para algunos de estos pobladores, el regreso se transformó en la ruptura definitiva con la comunidad, puesto que se negaron a “entre- EFERENCIAS

ACEVEDO, Marina, “Las Margaritas: una experiencia de frontera”, en Diana Gui- llén (coord.), Chiapas: una modernidad inconclusa, México, Instituto Mora, 1994. 8 Además, se dan constantes recambios de los batallones del ejército, por lo que no A GUAYOQUEZADA, Sergio, El éxodo centroamericano. Consecuencias de un conflicto, es extraño encontrarse los extensos convoyes de orugas verdes y giantes en todas las ca- México, Foro 2000, 1985. rreteras de Chiapas y la frontera sur. Entre los días 3 y 4 de enero de 1999, circularon en C la ruta Coatzacoalcos-Arriaga (por vía férrea), y de ahí a San Cristóbal y Comitán, 1,600 OLLIER, George, ¡Basta! Tierra y rebelión zapatista en Chiapas, traducción de Lucía efectivos de la caballería militarizada del ejército mexicano para fortalecer el cerco a las Rayas, (mimeo) de Basta! Land and the Zapatista rebellion in Chiapas, Food comunidades zapatistas (La Jornada, 5 de enero de 1999). First Books, 1994.

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Pero además, con la rebelión zapatista que inicia en enero de 1994, garse” con los zapatistas; para otros, el temor de una nueva ofensiva mi- seguida de una intensificación del proceso de militarización, se abre un litar y del recrudecimiento de la guerra les convenció de quedarse en la nuevo expediente para la vida nacional y del sureste mexicano, reafir- ciudad; mientras que otros más, no pudieron regresar porque debían mando a la región en su carácter de frontera sur. Son precisamente las reparar con dinero su ausencia en la cooperación del trabajo comuni- comunidades selváticas, crisol de una diversidad étnica, religiosa y po- tario. lítica, las que se rebelarán frente al gobierno mexicano, en un movi- Esta población desplazada por la guerra también ha configurado la miento de gran envergadura que conmocionó a la nación mexicana. emergencia de un nuevo actor social que demanda frente al Estado la A partir de entonces se intensifica la militarización de la zona. Des- solución del conflicto para poder recuperar su tierra, y/o el apoyo de de el endurecimiento del gobierno federal, en 1996, cuando el las autoridades para su sobrevivencia en la ciudad, ya sea mediante la dotación de despensas, materiales de vivienda o fomento a actividades EZLN“se productivas. retira del diálogo y exige seriedad al gobierno”, darán inicio las cons- En resumen, podemos considerar que entre los cambios más impor- trucciones de condominios para el instituto armado, fortaleciéndose las tantes del escenario social en los centros urbanos de la región Fronteriza bases militares en toda la geografía chiapaneca, destacando las gigan- tenemos: tescas unidades habitacionales en Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal, Oco- a) una recuperación de los territorios indios, que no se constriñen al es- singo, Palenque, Altamirano, Tapachula, Comitán, Las Margaritas y pacio rural, sino también a su presencia en las ciudades más impor- Motozintla, entre otras. 8 tantes de la región. b) una recomposición del campo religioso, en donde el espacio simbó- La rebelión y la concomitante militarización son las causas de los re- lico es avasallado por grupos religiosos cristianos, neocatólicos y no cientes desplazamientos de población asentada en la zona, que se han católicos, que están definiendo los nuevos liderazgos nativos, y el concentrado en las ciudades de Comitán y Las Margaritas. Al estallido tejido de redes sociales. de la rebelión y los primeros bombardeos siguió la salida masiva de los c) una recomposición de la comunidad en el espacio urbano donde se pobladores de la selva que se refugiaron en lugares públicos, habilita- agrupan indígenas de varias comunidades e incluso de distintas dos para tal efecto por las autoridades municipales de Comitán y Las lenguas, y donde el carácter de desplazado o expulsado es la identi- Margaritas. Así, durante varios meses se transformaron en campamen- dad política que los define como actores sociales. tos de refugiados las instalaciones de la Feria de Comitán y el Auditorio Municipal de Las Margaritas. A medida que la situación se normalizaba, la gente empezó a regre- R sar a sus comunidades, donde habían tenido que abandonar todas sus pertenecias materiales y su patrimonio familiar para salvaguardar su vida. Para algunos de estos pobladores, el regreso se transformó en la ruptura definitiva con la comunidad, puesto que se negaron a “entre- EFERENCIAS

ACEVEDO, Marina, “Las Margaritas: una experiencia de frontera”, en Diana Gui- llén (coord.), Chiapas: una modernidad inconclusa, México, Instituto Mora, 1994. 8 Además, se dan constantes recambios de los batallones del ejército, por lo que no A GUAYOQUEZADA, Sergio, El éxodo centroamericano. Consecuencias de un conflicto, es extraño encontrarse los extensos convoyes de orugas verdes y giantes en todas las ca- México, Foro 2000, 1985. rreteras de Chiapas y la frontera sur. Entre los días 3 y 4 de enero de 1999, circularon en C la ruta Coatzacoalcos-Arriaga (por vía férrea), y de ahí a San Cristóbal y Comitán, 1,600 OLLIER, George, ¡Basta! Tierra y rebelión zapatista en Chiapas, traducción de Lucía efectivos de la caballería militarizada del ejército mexicano para fortalecer el cerco a las Rayas, (mimeo) de Basta! Land and the Zapatista rebellion in Chiapas, Food comunidades zapatistas (La Jornada, 5 de enero de 1999). First Books, 1994.

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CRUZBURGUETE, Jorge Luis y GabrielaOBLEDO R HERNÁNDEZ, “Comitán y Las ––––, Savia india, floración ladina, México,CNCA, 1992. Margaritas, Chiapas: las nuevas ciudades de la frontera sur”, en Alteridades, V AN DERHAAR, G., “La campesinización de la zona alta tojolabal: el remate zapa- México, Universidad Autónoma Metropolitana, año 10, núm. 19., enero-ju- tista”, en Reyes, Ma. Eugenia, Moguel Reyna y Van der Haar Gemma, Espa- nio de 2000. cios disputados: Transformaciones rurales en Chiapas, México, UAM/Ecosur, 1998. C RUZBURGUETE, Jorge Luis “Acerca de las identidades étnicas de Chiapas”, en

Identidades, migraciones y género en la frontera sur de México, México, Ed. Edith FECHA DE ACEPTACIÓN DEL ARTÍCULO: 29 de noviembre de 2002 Kauffer Michel, El Colegio de la Frontera Sur, 2002. F ECHA DE RECEPCIÓN DE LA VERSIÓN: FINAL10 de diciembre de 2002 D E VOS, Jan, “El lacandón: una introducción histórica”, en J.P. Viqueira y M.H. Ruz, editores, Chiapas. Los rumbos de otra historia, México,UNAM-CIESAS - CEMCA-UAG, 1995. G ARCÍAMÉNDEZ, José Andrés, “Entre el apocalipsis y la esperanza. La presencia protestante en Chiapas”, en Eslabones. Revista semestral de estudios regionales, Sociedad Nacional de Estudios Regionales, A.C., núm. 14, julio-diciembre de 1997, pp. 102-119. G IMÉNEZ, Gilberto, Cultura popular y religión en el Anáhuac, México, Centro de Es- tudios Ecuménicos, 1978. ––––, Sectas religiosas en el sureste: Aspectos sociográficos y estadísticos, México,

SEP/CIESAS, Cuadernos de la Casa Chata núm. 161, 1988. G ÓMEZ, Antonio y M.UZ R, Memoria baldía. Los tojolabales y las fincas. Testimonios, México, UNAM-UNACH, 1992. INEGI, XIICenso General de Población y Vivienda, México, 2000. L EGORRETA, Ma. del Carmen, “La Reforma al artículo 27 constitucional y sus efectos en la Unión de Uniones de Ocosingo, Chiapas”, en Política agrícola y programas de gobierno en la selva lacandona y Los Altos de Chiapas, Cuadernos de Centros Regionales, núm. 7, UACH, 1994, pp. 11-17. L EYVA, Xochitl, “Los nuevos asentamientos indígenas en la Selva lacandona”, en Etnografía Contempóranea de los pueblos indígenas de México. Región Sureste. México, INI, 1995. M ENDOZA, Martha Patricia, “La intervención gubernamental en la selva lacan- dona”, en Diana Guillén (coord.), Chiapas: una modernidad inconclusa, Méxi- co, Instituto Mora, 1994. R EYES, Ma. Eugenia, MoguelEYNA R y Gemma ANV DERHAAR, Espacios disputa- dos: Transformaciones rurales en Chiapas, México, UAM/Ecosur, 1998. R UZ, M.H., Los legítimos hombres. Aproximación antropológica al grupo tojolabal, vol. II, México,UNAM , 1986. ◆ ◆ ◆

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CRUZBURGUETE, Jorge Luis y GabrielaOBLEDO R HERNÁNDEZ, “Comitán y Las ––––, Savia india, floración ladina, México,CNCA, 1992. Margaritas, Chiapas: las nuevas ciudades de la frontera sur”, en Alteridades, V AN DERHAAR, G., “La campesinización de la zona alta tojolabal: el remate zapa- México, Universidad Autónoma Metropolitana, año 10, núm. 19., enero-ju- tista”, en Reyes, Ma. Eugenia, Moguel Reyna y Van der Haar Gemma, Espa- nio de 2000. cios disputados: Transformaciones rurales en Chiapas, México, UAM/Ecosur, 1998. C RUZBURGUETE, Jorge Luis “Acerca de las identidades étnicas de Chiapas”, en

Identidades, migraciones y género en la frontera sur de México, México, Ed. Edith FECHA DE ACEPTACIÓN DEL ARTÍCULO: 29 de noviembre de 2002 Kauffer Michel, El Colegio de la Frontera Sur, 2002. F ECHA DE RECEPCIÓN DE LA VERSIÓN: FINAL10 de diciembre de 2002 D E VOS, Jan, “El lacandón: una introducción histórica”, en J.P. Viqueira y M.H. Ruz, editores, Chiapas. Los rumbos de otra historia, México,UNAM-CIESAS - CEMCA-UAG, 1995. G ARCÍAMÉNDEZ, José Andrés, “Entre el apocalipsis y la esperanza. La presencia protestante en Chiapas”, en Eslabones. Revista semestral de estudios regionales, Sociedad Nacional de Estudios Regionales, A.C., núm. 14, julio-diciembre de 1997, pp. 102-119. G IMÉNEZ, Gilberto, Cultura popular y religión en el Anáhuac, México, Centro de Es- tudios Ecuménicos, 1978. ––––, Sectas religiosas en el sureste: Aspectos sociográficos y estadísticos, México,

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