ASTURIAS SIGLO XXI

LAS REGUERAS Oculto en el centro

El concejo de Las Regueras extiende su paisaje rural y minimalista, en pleno centro metropolitano, como si no fuera con él. Mantiene aún hoy tendencias negativas propias de los concejos rurales, a contracorriente de su posición y de su vocación territorial.

Las Regueras es paisaje. Paisaje rural en el Área Metropolitana. Son esos paisajes y esas cosas tan sorprendentes de una región como la asturiana que ha esperado demasiado tiempo para subirse al carro del crecimiento español y que deja territorios tan atractivos como éste al margen casi de la vida corriente. Para quien no conozca Las Regueras, un recorrido por el concejo es toda una sorpresa. Un paisaje cambiante en cada recodo y curva de carreteras propias de cualquier finisterre, pero que se encuentran a solo una decena de kilómetros de varios densos centros urbanos. Un paisaje rural ganadero y residencial que parece vivir cerca pero de espaldas a la ciudad, aunque con el presentimiento de que muy pronto la tranquilidad se va a acabar. Las Regueras continúa perdiendo población, asomándose al umbral de los 2.000 habitantes. Es difícil explicar por qué. A pesar de la pérdida de población, sus seis parroquias están bien pobladas, aunque solo algunas aldeas superan los cien habitantes: la capital, Santullano (118 habitantes), Marinas o El Escamplero, su mayor agrupación, con 212 habitantes, en el principal nudo de comunicaciones por carretera. El concejo ha vivido de espaladas a la ciudad, apoyado en unas carreteras difíciles, hermosas para el recorrido turístico sin prisas, pero inútiles como vías metropolitanas. A la espera del doble eje que comunique la expansión occidental de (San Claudio), con la aglomeración avilesina, sin tener que recurrir a los saturadísimos enlaces de Lugones y Paredes y a la avejentada y obsoleta autopista “Y”. Eje que debe complementarse con la mejora de las carreteras de Oviedo y Llanera a Peñaflor. Y, sobre todo, mediante una conexión más directa desde el concejo al enlace de Trubia de la autovía Oviedo-Grado. Después de tantos años de aislamiento y marginalidad territorial, al oeste de la línea Avilés-Oviedo empiezan a moverse cosas. El concejo solo tiene 2.000 habitantes, por lo que las iniciativas, por pequeñas que sean, pueden tener un gran impacto y sostener un cambio de tendencia que entierre de una vez el declive y la inacción. Que permita el asentamiento de población mediante un crecimiento ajustado de los núcleos rurales, ya hemos visto que el mayor solo tiene 200 habitantes. Los riesgos a evitar: las urbanizaciones segregadas y ajenas al poblamiento tradicional y las estéticas propias del feísmo urbano. Integrar paisaje minimalista, calizo, de mil facetas y ángulos, de percepciones diversas, y poblamiento debe ser el objetivo para un futuro que pasa necesariamente por ampliar la residencia de población joven, que dé la vuelta al consabido crecimiento negativo, baja natalidad, envejecimiento y otras maravillas astures del cambio de siglo. La diferencia de calidad residencial entre Las Regueras y cualquiera de las habituales “actuaciones urbanísticas” al uso es evidente. El concejo puede aumentar fácilmente su valor territorial si hace de esta oportunidad una vía de futuro que no vaya en contra de su atractivo paisajístico. Lograr el equilibrio no es fácil y requiere sobre todo de inteligencia para ver el territorio en el futuro.

Sorprende aquí también, como en todo el mundo rural asturiano, la resistencia de la actividad ganadera. Milenios de cultura no desaparecen de la noche a la mañana, resisten y se adaptan, con menos gente, con otras decisiones, con otros modos de vida, pero aguanta. En un espacio tan próximo a los centros metropolitanos, el ajuste drástico de la ganadería de producción lechera (lo “moderno” en los años 60 y 70), que ha pasado de casi 200 explotaciones a menos de 90, en diez años (aunque con casi tantas cabezas de ganado como entonces), da paso a un aumento de la ganadería orientada a la producción de carne, 185 ganaderías que han visto crecer el número de cabezas por encima de las 2.000, de las casi 5000 que hay en el concejo. En un proceso de profesionalización y modernización que se está realizando casi en silencio, con el tradicional estoicismo y austeridad del ganadero asturiano, que trabaja y soporta los cambios sin grandes escándalos. En el umbral del cambio, el efecto de la proximidad urbana apenas deja en el concejo la función de expansión urbana de ocio ligado a áreas recreativas, en El Pedroso, Bolgues y en las orillas del Nalón. Poco más hasta ahora. Sin embargo el saldo migratorio de la última década ha sido positivo y hay un porcentaje creciente de residentes que se desplazan a trabajar a los concejos vecinos, casi un 40%, lo que muestra ya un inicio de una tendencia que aumentará rápidamente, con toda seguridad, en los próximos años. Sí que hay actividad turística, poco numerosa, unas 50 plazas de alojamiento en un pequeño número de hoteles rurales y dos albergues de peregrinos. Porque Las Regueras está los caminos históricos, romanos y de Santiago. Poco han mejorado desde entonces sus comunicaciones. También hay un más que notable patrimonio cultural de épocas diversas, en que apoyar estas nuevas actividades emergentes. Se da aquí la conocida doble especialización del empleo en la ganadería (250 empleos) y el sector terciario (160), de un total de 500 activos, pocos para el volumen de población. Hoy los concejos asturianos tienen sus empleos, mayoritariamente, en el sector terciario, en todos los concejos costeros y en los que cuentan con villa urbana. En aquellos del interior, como Las Regueras, en los que no hay núcleo urbano o semiurbano, el empleo se reparte entre la ganadería y alas actividades terciarias, con un papel importante también de la construcción. (35 empleos). Prácticamente todos los núcleos de población del concejo tienen posibilidades de pequeños crecimiento residenciales dentro de la tipología de aldea rural y vivienda unifamiliar. Son especialmente atractivos los entornos de Valle del Nalón (Valduno, San pedro de Nora), los valles centrales (Santullano, Soto) y las áreas mejor situadas respecto a los ejes de comunicación (Valsera, Escamplero, Gallegos, Marinas, , Premió...). El concejo es hoy casi un parque rural, ganadero, vivo, en las puertas de la ciudad, al que hay apoyar con nuevas actividades para garantizar su continuidad en un área metropolitana policéntrica, discontinua, que admite y necesita parques metropolitanos y rurales, donde la actividad ganadera y otras complementarias puedan desarrollarse en condiciones de tradición, calidad y modernidad.