CRISTIANISMO SIN PECADO ORIGINAL ABREVIATURAS AAS = Acta Apostolicae Sedis. AT = Antiguo Testamento. ATUCH = Anales Teológicos de la Universidad de Chile. Aug = Augustinus. Auga = Augustiniana. Augm = Augustiniamum. BAC = Biblioteca de Autores Cristianos. BLE = Bulletin de Littérature Ecclesiastique. CD = La Ciudad de Dios. CF = Collectanea Franciscana. CFS = Collectanea Franciscana Slavica. DS = Denzinger - Schönmetzer. Enchiridon Symbolorum, Barcelo­ na 1965. DSe = Doctor Seraphicus. EA = Estudio Agustiniano. EE = Estudios Eclesiásticos. 8 ALEJANDRO DE VILLALMONTE EF = Estudios Franciscanos. EM = Ephemerides Mariologicae. EThL = Ephemerides Theologicae Lovanienses. FCTh = Forum Catholische Theologie. HK = Herder Korrespondenz. Lau = Laurentianum. MF = Miscellànea Francescana. MS = Mysterium Salutis. Manual de Teología como Historia de Salva­ ción, J. Feiner - L. Löhrer (ed.), Madrid 1969 ss. MSR = Mélanges de Science Religieuse. MThZ = Münchener Theologische Zeitschrift. NG = Naturaleza y Gracia. NM = Nuevo Mundo (Caracas). NT = Nuevo Testamento. RA = Revista Agustiniana. RchA = Recherches Augustiniennes. RÉA - Revue des Études Augustiniennes. RET = Revista Española de Teología. RGG = Religion (Die) in Geschichte und Gegenwart, Tübingen 1956-1962. RIC = Revista Internacional Communio. RSPhTh = Revue des Sciencies Théologiques et Philosophiques. RScR = Revue des Sciences Religieuses. RThPh = Revue de Théologie et Philosophie. Sal = Salmanticensis. SBFLA = Studium Biblicum Franciscanum. Liber Annuus. SC = Sources Chrétiennes. SCa = La Scuola Cattolica. SF = Studi Francescani. ST = Selecciones de Teología Stm = Studium. StO = Studium Ovetense. ThG = Theologie und Glaube. ThGw = Theologie der Gegenwart. ThPh = Theologie und Philosophie. ThPQ = Theologische Praktische Quartalschrift. ThQ = Theologische Quartalschrift. ThR = Theologische Revue. TThQ = Trier Theologische Quartalschrift. ThWNT = Theologischer Wörterbuch zum Neuen Testament, G. Kittel (ed.), Stuttgart 1933 s. W = Verdad y Vida. ZKTh = Zeitschrift für Katholische Theologie. PRESENTACIÓN Hace algunos años hacíamos un análisis detenido de la situa­ ción en la que, por aquel entonces, 1950-1975, se encontraba la doctrina del pecado original. Constatada la situación de confusión y de positiva decadencia en la que dicha doctrina se encontraba, avanzábamos la conclusión: en este terreno y para un futuro inme­ diato, a la teología católica se le ofrece una tarea urgente, pero complicada: elaborar una sistematización de la doctrina sagrada, rigurosa y armónica que evite todo compromiso interno y buscado con la creencia en el pecado original. Si vale la expresión, presen­ tar un Cristianismo limpio de toda mancha del pecado original. Posteriormente, hemos dado algunos pasos en esa dirección, am­ pliando y concretando aquella sugerencia. Al final, se percibirán, esperaba y espero, las beneficiosas consecuencias que para la orto­ doxia y para la ortopraxis cristiana podrán derivarse del abandono de aquella secular creencia l. Entre tanto, pienso haber cumplido con creces el consejo que Horacio da a los poetas ganosos de publicar sus poemas: que dejen reposar nueve años los pergaminos en el escritorio, antes de ofre­ cerlos al público (nonumque prematur in annum , membranis intus positis). Obviamente el teólogo, sobre todo en este caso, debe con­ ceder a sus ideas un reposo incluso más prolongado. Porque a cual­ quiera se le alcanza que la tarea propuesta ha de ser prolija y arris­ cada. Más que nadie lo juzgará así quien se considere bien informado sobre el tema del pecado original. La cuestión del pecado original (= PO) viene abrumada de di­ ficultades y discusiones desde hace más de quince siglos 2. No es posi- 1 Para justipreciar esta propuesta en su debido alcance y contexto, ver A. de V il l a l m o n t e , El pecado original. Veinticinco años de controversia: 1950-1975, Sala­ manca 1978; espec. 551-556; I d ., El pecado original: perspectivas teológicas, en NG 30 (1983) 237-256; espec. 247-256. Durante estos últimos decenios hemos publicado numerosos estudios sobre el pecado original. Ellos constituyen el soporte documental de lo que ahora exponemos.En la biliografía final del libro se encontrará un elenco de estas publicaciones nuestras. 2 Abreviamos siempre PO. Según el tecnicismo escolástico la fórmula (el sin­ tagma) -pecado original» puede significar o bien el pecado original «originante», el que Adán habría cometido en el paraíso, dando origen a la ruina del género huma- 10 ALEJANDRO DE VILLALMONTE ble ignorarlas. Por otra parte, sería excesivo pedir que una creencia, vieja de quince siglos, pueda ser superada en pocos años de forma generalizada, indiscutida y fácil. La arduidad de la empresa es nota­ ble, tanto cuantitativamente, atendida la multitud de temas agrupa­ dos en torno a la figura del PO, como cualitativamente, por las solemnes certidumbres que venían cobijando, durante siglos, a esta enseñanza. Mirando a la cantidad, encontramos el hecho de que la creencia en el PO no se ciñe a un enunciado o proposición simple. La enseñanza clásica está integrada por una auténtica constelación de afirmaciones antecedentes, concomitantes y consiguientes que enmarcan y contextualizan esta afirmación mantenida como subs­ tantiva: todo ser humano, al entrar en la existencia, antes de cual­ quier decisión personal, consciente y libre, se encuentra ya en situa­ ción teologal de pecado, específicamente denominado pecado «original». Antecedente indispensable para comprender esta situación teo­ logal lo formaban el grupo de afirmaciones de la llamada «teología de Adán», en la que éste era presentado como padre del género humano, constituido por Dios en santidad y justicia paradisíacas; reo, luego, de un enorme pecado, originante de aquella situación pecadora en que todo hombre habría de nacer, DS 1511. Concomitantes de la afirmación central, matizando e intensifi­ cando su contenido, encontramos estas expresiones: todo hombre nace en muerte espiritual, muerte del alma, bajo la ira de Dios, ale­ jado de su gracia y amistad, esclavo de Satanás, reo de eterna con­ denación, DS 1511- 1513- Las consecuencias del PO han sido tema inagotable de la refle­ xión de los teólogos, de las prédicas de los pastores, de las conversa­ ciones de la gente cristiana, durante siglos. Tendremos oportunidad de constatar y someter a examen la omnipresencia del PO en la dogmáti­ ca, la moral, la vida cotidiana de los cristianos de Occidente. Incluso la cultura secular surgida en esta zona del planeta, es incomprensible sin la referencia, amigable u hostil, a la creencia en el PO. En este contexto es comprensible y aceptable la observación de H. Haag: «Si no, o bien el pecado original «originado», aquel en que todos nacemos heredado de nuestros primeros padres. Por el contexto se deduce con facilidad de cuál de estos aspectos se trata en cada momento, sin necesidad de reiteradas matizaciones. PRESENTACIÓN 11 eliminamos la doctrina del PO no eliminamos únicamente un capí­ tulo del Catecismo, habría que escribirlo todo de nuevo»3. Es la tarea que en este libro nos hemos impuesto: buscar un Cristianismo sin pecado original. Y luego, como consecuencia, se podría escribir un Catecismo que refleje esta ausencia. Los profesan­ tes del dogma del PO pensarán que la tarea es pretenciosa, peligro­ sa, irreverente. Tales calificativos, enfáticos y medrosos, podrían lade­ arse si pensamos en la urgencia y los resultados beneficiosos que el cumplimiento de la tarea comporta para la ortodoxia y la ortopraxis de los cristianos. Para los creyentes de nuestros días, al menos. El P. Valensín decía confidencialmente a su amigo Teilhard de Chardin que el dogma del PO era para él una arqueta cerrada, en cuyo interior creo que hay algo porque la Iglesia lo dice, pero esta­ ría dispuesto a esperar trescientos años antes de saber lo que es. Pero es seguro que Teilhard no se conformaba con verdades sagra­ das encerradas en una arqueta. Una verdad sin reacción vital, efi­ caz, actual, es inexistente y nula4. En la actualidad, son muchos los cristianos, teólogos o no, que no se conforman en creer una ver­ dad encerrada en rico cofre sacral: quieren romper el enigma, su hechizo, el embrujo que parece se le otorga en ocasiones al pre­ sentarlo dentro de eso que los teólogos llaman «misterio del pecado original». Quieren saber a qué atenerse sobre un asunto sentido, pensado y hablado tan profusamente durante quince siglos. 3 En el prólogo al libro de U. B a u m a n n , Erbsünde? Ihr traditionelles Verständ­ nis in der Krise heutiger Theologie, Freiburg, Herder, 1970, 6-7. Afirmación que hace suya D. F er n á n d ez , La crisis de la teología del pecado original, ¿afecta al dogma de la Concepción Inmaculada?, en EM 35 (1985) 227. En la misma dirección puede verse el estudio de I. W il ig , Die Revision der Lehre von der Erbsünde als Revision eines theologisches Systems, en TGw 27 (1984) 143-154. Consecuente con sus convicciones afirma allí mismo H . H a a g : «Después de que, durante mil quinientos años, la Iglesia occidental se ha mantenido fiel a una tradición erróneamente introducida por Agustín, la despedida del ‘pecado original’ llega hoy realmente no demasiado pronto, sino más bien demasiado tarde», U . B a u m a n n , 1. c. Testimonio que hace suyo el historiador J. G ross en el pórtico del vol. IV de su obra Geschichte des Erbsündendogmas, München, Reinhardt 1972. También H . H aag cons­ tata, como todos, que el ‘pecado original’ —testarudo él— se resiste a morir. Lo dice el título de uno de sus trabajos, Die harrnäckige Erbsünde, en ThQ 150 (1970) 358- 366; 436-456: ib., 151 (1971) 70-86. 4 Citado por E. C o l o m e r , El hombre y Dios al encuentro, Barcelona, Herder, 1974, 272. 12 ALEJANDRO DE VILLALMONTE Durante más de veinticinco años mi ocupación con el misterio d el PO ha sido persistente, intensa. Dicho esto, tengo que añadir que tal preocupación por el PO ha sido subordinada y subsidiaria de otra de más radical y decisiva importancia para un teólogo y para un creyente: profundizar — intelectual y vivencialmente— en el mis­ terio de Cristo: Ef 1, 1-15; 3, 14-19; Rm 5, 12-21.
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