Rev. Ciencias Sociales 116: 87-102 / 2007 (II) ISSN: 0482-5276 El “GLAMOUR” dE LA MARGINALIDAD EN ARGENTINA: CUMBIA VILLERA LA EXCLUSIÓN COMO IDENTIDAD Luz M. Lardone* ResuMEN Desde hace algo más de una década, la Argentina es testigo del surgimiento de un nuevo fenómeno musical: la cumbia villera, caracterizado por un ritmo irresistible y letras controversiales. El presente trabajo, investiga la cumbia villera como práctica cultural. Una manifestación discursiva y simbólica territorializada, de la lucha y la respuesta de la vida urbano marginal a las políticas neoliberales en América Latina. Este artículo determina esta práctica cultural como un drama sociopolítico, donde la identidad se construye desde los márgenes. PALABRAS CLAve: ARGENTINA * EXCLusiÓN SOCIAL * cuMBIA VILLerA * IDenTIDAD * PRÁCTicA cuLTurAL * GÉnerO MusicAL * MAniFesTAciÓN siMBÓLicA ABSTRACT For about a decade Argentina has witnessed the emergence of a new musical phenomenon: cumbia villera, characterized by an irresistible rhythm and controversial lyrics. The present work investigates cumbia villera as a cultural practice. A discursive, territorialized symbolic manifestation of the marginal urban life struggle and response to neoliberal policies in Latin America. This paper assesses this cultural practice as a socio-political drama where identity is constructed from the margins. KEY WORDS: ARGENTINA * SOCIAL EXCLusiON * cuMBIA VILLerA * IDenTITY * cuLTurAL PRACTice * MusicAL genres * SYMBOLic MAniFesTATION 1. ESBOZO DE unA PresenTAciÓN DE un o enaltecen desde lo estético y musical; la in- MisMO TODO cuLTurAL terpretan desde lo sociopolítico y económico; la detestan desde el “buen gusto y mejores costum- Mucho se ha hablado y algo se ha escri- bres”; la analizan en un determinado contexto; to sobre la cumbia villera y quienes la cantan y la condenan por representar lo marginal; o la ejecutan. Se pueden encontrar posiciones que la ensalzan porque, desde una hipócrita identifica- mencionan como parte de “otro todo”; la atacan ción de clases, pretenden mimetizarse con ella… * Tesiaria de la Maestría Académica en Comunicación Cultura, SEP-UCR Costa Rica. y del Doctorado en Estudios de la Sociedad y la [email protected] Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 116: 87-102/2007 (II). (ISSN: 0482-5276) 88 Luz M. Lardone Mientras, algunos la disfrutan. Parece haber tan- 2. EXPresiÓN DEL MunDO Que se HABITA tas teorías como posiciones ideológicas desde donde abordarla. Tantas, que da la sensación de Se parte de considerar a la cultura como nunca poder terminar de abarcarla. el ámbito de producción, circulación y consumo El presente trabajo procura indagar sobre de significaciones (García Canclini, 1991:28), la relación individuo-sociedad, circunscripta a pero distinguiendo dos tipos de producciones grupos que comparten, conscientemente, un culturales: una que abarca los bienes simbóli- mismo universo simbólico —el lenguaje como cos gestados en campos específicos o subsecto- elemento fundamental de la interacción— y res institucionalizados —el educacional, el de asimismo, explorar cómo un elemento consti- la ciencia y la tecnología, las industrias cultu- tuye al otro. Dicha aproximación teórica, abor- rales, el artístico y el religioso— y en otro nivel, da la cumbia villera desde el contexto socio his- la cultura cotidiana donde se expresan y cum- tórico, donde la periferia urbana encuentra una plen los procesos comunicativos de los campos de las múltiples formas de expresión. Porque, si y se realizan las interacciones situadas entre los las historias oficiales han sido construidas des- individuos y los grupos (Brunner, Catalán y Ba- de los discursos hegemónicos de supresión, la rrios, 1989). cumbia villera se presenta como una de las tan- Por lo tanto, se considerará a la cultura tas formas no oficiales de leer la Argentina de como un sistema significante, que permite la co- la última década. Un ejemplo más de los ayuda municación, reproducción y vivencia del orden memoria que podemos repasar para ver cómo social. No se trata sólo del conjunto de productos desde los simbólico lingüístico, pero también materiales de una sociedad, o de las constelacio- desde lo presentativo, es decir lo no asociado nes simbólicas que permiten adjudicar sentido con lo discursivo sino a los mitos, a los ritua- a las prácticas sociales, se trata de ambos, de la les, a los íconos, etc., se construye parte de la estructura significante y el significado estructu- identidad. rante (Williams, 2001; 1994:95). La experiencia musical “villera”, en su Más allá de cualquier enfoque al que se ad- interacción dialéctica con el ambiente, permite hiera, la cumbia villera es una práctica cultural, entonces aproximarse a un producto cultural ar- y sus raíces no son sólo argentinas y ni siquiera gentino de exportación, que se oye pero no siem- de estos tiempos. Williams (1994), sostiene que pre se escucha y que se baila pero no siempre las prácticas culturales, se configuran a partir se decodifica en contexto. Una práctica cultural de un entorno simbólico que no es ajeno al or- donde, como sostiene la letra de una canción den social constituido que las individualiza y les folclórica popular argentina, “si se calla el can- otorga un carácter específico. Pero este orden tor, calla la vida…”1. Hoy, la cumbia villera nos social se hace evidente y se experimenta, se legi- dice, no sólo desde el lenguaje con sus símbolos tima y se preserva, precisamente a través de las significantes que, cuando se siente que no hay prácticas culturales. presente, ya no hay nada que perder… ni siquie- En la cumbia villera como práctica cul- ra la vida. Así, desde la música que los identifica, tural, hay quienes se animan y hacen un parale- los villeros acribillan con violencia a un destino lismo con el tango del arrabal; otros con el rock inapelable que los escudriña cotidianamente. La de protesta y algunas manifestaciones culturales cumbia villera, narra lo que la sociedad expulsa, como los narcocorridos mexicanos, la cumbia y retoma en las páginas amarillas de los medios colombiana, el swing criollo, el rap o el hip hop, gráficos, los programas de másrating de la radio y el reggae entre otros. Su lenguaje, como sos- o la TV, las crónicas policiales, las fiestas o el aná- tiene Olivier (2002): lisis académico… … no es el del tango, ni el del rock, ni el de las primeras cumbias compuestas en la Argentina, pero incorpora fragmentos 1 Canción Si se calla el cantor, del cantautor argen- de todos ellos, y hace de la coprolalia —la tino Horacio Guaraní. preferencia por las palabras agresivamente Rev. Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica, 116: 87-102/2007 (II). (ISSN: 0482-5276) Cumbia villera, la exclusión como identidad 89 “sucias”—, su característica más notoria. narcótico, ayuda a olvidar el dolor y la lucha de (Comillas en el original). la vida cotidiana. En su glorificación de la droga, el delito y el sexo, la versión villera de la cum- Quienes la cantan y ejecutan, son jóvenes bia, sustrae y desanima la participación e interés de los barrios más marginales de la Argentina, las en asuntos políticos, donde no hay otro proyec- villas2. Ellos piensan y se expresan sobre el mun- to que defender más que la propia subsistencia do social que habitan: ciudades hechas de estruc- (Narodowski, 2004). turas humildes, al estilo de las favelas brasileras, los cantegrilles uruguayos, los tugurios costa- rricenses o los pueblos jóvenes peruanos entre 3. UN BreVE recOrriDO hisTÓricO POR LA otros. En el mejor de los casos, cuando no son seMPITernA PeriFeriA Que se EXPresA casillas de cartón, las viviendas son una anarquía Y cenTRA EXPecTATIVAS… de ladrillos comunes, mucha arena y un poco de cal. Un laberinto interminable de pasillos y calles A lo largo de la historia argentina, puede de tierra, con la pobreza, la violencia y las drogas verse cómo han surgido actores sociales repre- como escenario. Llamadas eufemísticamente vi- sentativos desde las expresiones musicales mar- llas de emergencia3, estos son los barrios en los ginales. Discursos que, al igual que la cumbia que la policía preferiría no entrar, a no ser que villera, mostraron el glamour de las periferias tengan algún “negocio” pendiente. urbanas. Así, como si fueran imágenes secuen- En medio de las miserias de la villa, se ciadas de la historia y desde una dimensión esperaría que la música funcionara como un temporal, el gaucho del folclore nacional ar- catalizador, un articulador de la experiencia de gentino; el inmigrante y sus aportes a las fusio- pobreza con la necesidad de modificarla, pero la nes de ritmos; el malevo o la pebeta del tango mayoría de la cumbia villera parece útil, princi- y el roquero “protestón” por nombrar sólo al- palmente, para entretener y distraer. Como un gunos, tanto como los cumbieros actuales, son partes fragmentadas de un mismo todo cultu- ral, y puede verse entonces cómo, experiencial- mente, estos actores han podido comunicar su 2 Las villas toman su nombre de la nove- la Villas Miseria también es América —Ed. mensaje de vida. Sudamericana— que en 1957 publicara el perio- Un menaje que, siendo parte de la co- dista Bernardo Verbitsky, donde se describen las municación humana —como una instancia de condiciones de vida de los migrantes internos de expresión del self (Mead, 1972)— le permite al la República Argentina durante la denominada individuo ser un objeto para sí mismo, es decir Década Infame, que comienza en 1930 con el golpe de Estado contra Hipólito Yrigoyen, en el contexto que al mismo tiempo que se afecta al interlo- mundial de la Gran Depresión. cutor con lo que se dice, hay una afectación a sí mismo con lo dicho. Es también, a partir de 3 Durante mucho tiempo, las villas se llamaron la interacción, donde hombres y mujeres que “villas miseria”. En la actualidad el “miseria” no se —como intérpretes de su medio y de sus inter- usa, porque la miseria está implícita.
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