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veteri'l9[ia ab(gqç¡a Estudiamos en este artfculo una prime­ las Casas, Guillermo Sampedro, Cris­ ra aproximación a la Historia de la Ve­ tóbal Garrigó, Lorenzo Cubero, José terinaria española del sigla XIX, época M.a Esterrona, José Echegaray, Ramón tremendamente compleja y llena de Llorente, etc. cuando tomaban su pri­ clarqscuros. La misma lectura de la mer contacto con la profesión en un evolución de las enseñanzas de la Ve­ media rural inculta, aspero y atendido terinaria en la Escuela de Veterinaria por los albeytares y herradores desde de Madrid hasta 1827, de acuerdo con tiempo inmemorial. la obra de Sanz Egaña, permite apre­ ciar situaciones de nepotismo y favori­ La profesión veterinaria española del tismo por parte de sus primeros directo­ sigla XIX poseyó unas caracteristicas res, especialmente cuando en 1824 fue realmente especiales y se forjó a lo lar­ nombrada otra vez como director el ine­ go de la centuria a base de fuertes lu­ fable D. Segismi,Jndo Malats, el cual ve­ chas entre distintas clases profesiona­ rificó una "depuración" en la Real y Su­ les en función de la formación y jerar­ prema Junta de Purificaciones Civiles, quia de titulaciones. lo que dio al traste con la moderniza­ El empeño de esta lucha por la supervi­ ción del plan de estudios iniciada en vencia desgastó sin duda a muchos 1822. profesionales que se desahogaban Años mas tarde, en 1827, y fallecido contra sus adversarios vertiendo cho­ Malats se convocaran oposiciones para rros de tinta indignada en declaracio­ ocupar las plazas de profesores vacan­ nes, litigios, denuncias, articulos, etc. , tes, baja la nueva dirección encarnen­ en los que su agudeza de ingenio re­ dada al Sr. Duque de Alagón lo cual su­ buscaba y se esforzaba por hallar el puso la entrada de nuevos aires, mas mejor sarcasmo, la mas punzante iro­ de acuerdo con la época. nia o, muy raramente, la mas soez gro­ seria. Los profesores de la Escuela de Veteri­ naria, soñaron desde 1830 con una re­ Las revistas publicadas en esta época forma de la profesión y la abolición total como "La Veterinaria Española " "El del Protoalbeyterato; no obstante esta Monitor", "Boletín de Veterinaria ", "El reforma llegó timidamente y tarde. Clamor de la Veterinaria " etc. se con­ Cuando se suprimió el Protoalbeyterato vertian a menuda en tribunas públicas en 184 7, los veterinarios titulados te­ en las que se exponian descarnada­ nian que competir profesionalmente mente las pugnas entre profesionales con los albeytares, sin estudios y exa­ de distintas jerarquias y desde donde minados por pasantia. Esta como es Ió• se lanzaban dardos envenenados con­ gico afectaba enormemente a la profe­ tra los adversarios. sión, como veremos mas adelante. Esta situación era comprensible si te­ La falta de medios truncó la reforma, nemos en cuenta una serie de circuns­ como habian hecho ya otros paises, tancias anómalas que surgieron con la adoptandose una medida intermedia y misma creación de la Escuela de Vete­ desfasada, como fue la creación de rinaria de Madrid en 1.792, que preten­ otras dos escuelas en Córdoba y Zara­ dia inicialmente formar só lo a los Maris­ goza (1847) a las que se añadiria la de cales de las Reales Caballerizas y del León (1853}, a cambio de la supresión Ejercito; su primer director D. Segis­ del Protoalbeyterato pera con tal mala mundo Malats, sin ir mas lejos, aunaba fortuna que se crearan otra vez dos titu­ en su persona la dirección de la Escue­ laciones los "Veterinarios de 1.' clase" la de Veterinaria y la Presidencia de los -procedentes de la Escuela de Madrid­ Examinadores del Protoalbeyterato de y "Veterinarios de 2.' clase" -de las de­ la Corte, que siguió concediendo toda­ mas Escuelas-. Esta duplicidad no po­ via durante muchos años títulos de Al­ dia ocultar ademas otra realidad tan do­ beytar. lorosa como real : ¿qué hacer con los Un sentida tradicionalista y rural de la numerosisimos albeytares establecidos profesión -que durante varios siglos a lo ancho y a lo largo de España? estuvo dignamente a carga de los al­ En un plano meramente humana, resul­ beytares-, el conservadurismo, la falta ta admirable el espfritu de los veterina­ de planificación o los intereses persa­ rios discípulos de Carlos Risueño, Nico- naies, permitieron la supervivencia le- 33 veterinaria &historia gal y a su aire de diversas formas de la Las categorías de los profesionales en mil veces peor que en los tiempos de profesión, sin que se estableciesen esta difícil coyuntura eran las si­ Cabera. En las poblaciones son consi­ normas ni regulaciones hasta la unifica­ guientes: derados los profesores como hijos es­ ción de títulos de 1871 , lo cual condujo 1. "Veterinarios de Primera Clase", púreos, en los tribuna/es como mendi­ a la veterinaria a situaciones muy la­ denominandose así, de acuerdo al gos, en la gobernación como rufianes, mentables. Reglamento de 1.847 y posteriores, en todas partes vejados, escarnecidos y vilipendiados". La mescolanza que hubo hasta bien a los profesionales graduados en la entrado el siglo XIX situaba al veterina­ Escuela de Madrid. Estos detalles de tristeza surgían por rio en una posición beligerante de por 2. "Veterinarios del Antiguo Colegio", doquier cuando la ignorancia ponía en vida contra los albeytares, cuando no colectivo formado por los alumnos la picota a un profesional por haber pa­ eran incluso confundidos con estos por de la escuela de Madrid hasta el sado por alto un vicio redhibitorio al ins­ parte de una sociedad rural , estratifica­ plan de estudios de Nicolas Casas y peccionar una caballería, o cuando .un da y caciquil. creación de las nuevas escuelas de animal operado llegaba a morir. El veterinario de Aliaga D. Lamberto Gil veterinaria en 1847. No eran infrecuentes los litigios por es­ Herrera escribía en 1.863 en "La Veteri­ 3. "Veterinarios de Segunda CI ase", ta causa como por ejemplo el del profe­ naria Española" un desagarrado articu­ agrupaba a los profesionales que sor José Ruano de Reinoso, al que se lo titulada "La Fusión de Clases" en la habían cursado cuatro años de ca­ le murió el caballo del cura de Sahagun cu al se lamentaba " ... por el dispara ta­ rrera y a los profesionales gradua­ después de ·practicaria la castración en do número de categorías existentes en dos en las escuelas sub-alternas de octubre de 1855; luego el cura adquirió nuestra malhadada profesión", aña­ León, Zaragoza y Córdoba. otra cabalgadura la cual fue atendida diendo: por el mismo veterinario, si bien el 4. "Veterinarios de Segunda Clase", cliente, que se llamaba Eugenio Con­ "Así pues empezaremos por dejar con­ con tres años de carrera, compren­ de, no le pago ningún trabajo hasta que signada que debemos sancionar como dienda asimismo los Veterinarios en 1861 el veterinario le demando por un hecho indudable que la diversidad procedentes de la albeyteria que ha­ impago de la deuda acumulada; tras un de categarías que conocemos en vete­ bían cursado en las escuelas sin lle- juicio ruidoso, con insultos e imprope­ rinaria es un mal muy grave, no so/a­ . gar al cuarto año (art. 14 del Regla- rios contra el veterinario, el Sr. Juez mente para la clase a que pertenece­ mento de 15 de octubre 1857). obligó a D. Eugenio al pago de lo debi­ mos sino también para la Sociedad en 5. Albeytares y Herradores. do con resultada de descrédíto profe­ general. El detenernos a demostrar es­ sional, lo que movió al Profesor José 6. Albeytares. ta Sacrosanta verdad sería perder el Ruano a reivindicar su honor facultativa tiempo lastimosamente y hasta creeria­ 7. Herradores. denunciando al cura por calumnias e mos ofender la alta y reconocida ilus­ 8. Castradores. injurias, juicio que no se llego a cele­ tración del cuerpo veterinario, puesto brar por instancias de las autoridades que con dificultad podriamos dar con A lo largo del siglo XIX se dieron nor­ eclesiasticas. un solo profesor que dejara de recono­ mas para que los albeytares pudiesen cer la nivelación de clases como una revalidar sus títulos por los de veterina­ necesidad apremiante y digna de pa­ rio haciendo un examen de aptitud (Re­ ner/a en ejecución, si fuera posible, con glamento de Veterinaria de 19 de agos­ Lucha en defensa de la la velocidad del rayo. Este mismo pro­ to de 1847 y de 18 de febrero de 1854), veterinari a cedente nos autoriza a considerarnos medidas que tuvieron escaso éxito da­ dispensados de entrar en materia para dos los "derechos legales" que disfru­ La coincidencia de titulados en el tra­ ocuparnos ni siquiera aun en conjunto taban los albeytares. bajo profesional, y la ambigüedad de de las causas que han influido mas no­ las normas existentes, impulsaban fre­ Los reglamentos profesionales de 1857 tablemente para colocarnos en este la­ cuentemente al veterinario a reivindicar fueron un timido intento para solucionar berinto en que por desgracia y defender sus derechos legales frente nos ve­ la problematica de la titulación múltiple mos abismados. " a las autoridades municipales y guber­ que se producfa en aquel momento nativas. Los Reglamentos eran las nor­ preveyéndose la forma de revalidar los A mitad de siglo existian cuatro escue­ mas de actuación mediante las que la derechos adquiridos conforme a las las de Veterinaria. La de Madrid y otras profesión se iba abriendo cauce, contra nuevas disposiciones, habida cuenta en Zaragoza, Córdoba y León, estas úl­ los albeytares y la tradición. Los veteri­ los méritos profesionales de algunos al­ timas recién creadas. La primera daba narios de aquella época merecen nues­ beytares. una enseñanza que constaba de cinco tra mas calida c'onsideración no sólo cursos y las <;lemas cursaban cuatro La falta de una coherencia profesional por el gran trabajo desplegada para años, existiendo ademas otra Escuela era objeto de muchos problemas de in­ dignificar su profesión sino por llevar especial en Alcala de Henares en don­ comprensión, muchos de los cuales los conocimientos científicos al campo, de los alumnos cursaban dos cursos, viene relatados en las revistas de aque­ labor que sin ningún género de dudas que algunos denominaban burlesca­ lla época.

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