Poesias De La Señora Da. Francisca González Ruz. González Ruz, Francisca, D

Poesias De La Señora Da. Francisca González Ruz. González Ruz, Francisca, D

Poesias de la señora Da. Francisca González Ruz. González Ruz, Francisca, d. 1895. Habana : Impr. del Tiempo, 1859. https://hdl.handle.net/2027/hvd.32044048083034 Public Domain, Google-digitized http://www.hathitrust.org/access_use#pd-google We have determined this work to be in the public domain, meaning that it is not subject to copyright. Users are free to copy, use, and redistribute the work in part or in whole. It is possible that current copyright holders, heirs or the estate of the authors of individual portions of the work, such as illustrations or photographs, assert copyrights over these portions. Depending on the nature of subsequent use that is made, additional rights may need to be obtained independently of anything we can address. The digital images and OCR of this work were produced by Google, Inc. (indicated by a watermark on each page in the PageTurner). Google requests that the images and OCR not be re-hosted, redistributed or used commercially. The images are provided for educational, scholarly, non-commercial purposes. | | - - -- - | _ | -| - - --| HARVARD COLLEGE LIBRARY CUBAN COLLECTION BOUGHT FROM THE FUND FOR A PROFESSORSHIP OF LATIN AMERICAN HISTORY AND ECONOMICS FROM THE LIBRARY OF JOSÉ AUGUSTO ESCOTO OF MATANZAS, CUBA POESIAS CE LA, SEA. HABANA. IMPRENTA DEL TIEMPO, CALLE DE COBA, N. 110. - 1859. - POESIAS DE LA sEÑoRA I, IIIIIIIIl MMII, III # HABANA. IMPRENTA DEL TIEMPO, CALLE DE CUBA, N. 110. 1859, SAL 1X1, r.xf h.-nVARD COLt-EGE LfBRARY MAY 3 1917 latin-amfrican PROFPSSORSrilP FUND. Escoto CoUeotiflB Publicadas por sus amigas con el laudable fin de consagrarle sus productos, para estimularla i que favorezca al público con nuevas y sentimentales producciones. ^'v* PIRO la O GO. AvENTAJADAs producciones literarias han visto el presente y los pasados siglos de aquellas mujeres que, participando de la fecundidad del genio, reci bieron una educacion é instruccion esmeradas. El descuido con que siempre se miró la educacion de la de haya privado de mujer, tal vez nos muchas obras escogi imaginacion, dignas de figurar entre las mas parece que no la mujer das. Verdad es que nació lo de trabajos: destinada á esta clase mas tambien ni qui es, no escluyó, que la divina Providencia las que patrimonio del hom so las letras fueran único la niega á bre; pues que con no poca frecuencia éste capacidad y las dotes del verdadero genio, que con es mano liberal concede á aquella. Una educacion IV. merada pudiera sacar mas de una vez de la mujer en quien se traslucen las facultades del genio, es- traordinaria ventaja sobre las producciones del mis mo hombre. Dotada de una naturaleza mas delicada y sentimental que la del hombre, no hay duda que sus trabajos mentales aventajarían á los de éste, cuando aquella se ocupara de espresar sus sentimien tos y sus ideas. Nadie mejor quo Santa Teresa de Jesus supo gra bar los suyos en sus escritos. Sus obras no pueden leerse sin creerla en todo cuanto dice, y sin sentir con ella todo cuanto ella siente. Dotada de un enten dimiento claro y profundo, y de vina sensibilidad es- quisita, todo lo escudriña y todo lo espone con un orden y claridad, que obliga al que se engolfa en su lectura á identificarse con ella. Si Santa Teresa de Jesus no hubiera cultivado su imaginacion, y recibi do dentro y fuera del cláustro una educacion ó ins truccion esmeradas, hubiera sido un diamante en bru to, que hubiera descendido al sepulcro, sin dejamos esas brillantes producciones literarias, que están sir viendo de admiracion y de modelo á los mas enten didos. Con Santa Teresa bien pudiéramos citar otras muchas. Sin salir de nuestro siglo ni de nuestro sue lo nos encontramos con mujeres, cuyos escritos están figurando al lado del verdadero genio. No nos cabe duda que, si en la Isla de Cuba se fijara mas la aten cion en los genios, que descuellan en el bello sexo. V. para la literatura, y se les diera una buena direc cion, seria el pais en que el genio de la mujer iria al nivel del genio del hombre, y tal vez se viera sobre ponérsele con frecuencia. No es ésta una mera galantería que les queramos hacer: es una verdad de hecho, que comprobaria la y esperiencia en su dia; que no nos seria muy difícil demostrar al presente, si en ello formaramos empeño. ya No sabemos si será tarde; pero creemos que y por falta de estímulo, de esa instruccion que cul y tiva desarrolla los grandes talentos, para dar á luz obras de primer órden, quedará oscurecido el de la Sra. Dº Francisca Gonzalez Ruz autora de estas y poesías. Para mayor fatalidad de la autora de las amigas, que han formado el laudable proyecto de pu y blicárselas, para inspirarle de este modo aliento, proporcionarle algunos recursos mas, á fin de que pueda hacer ahora de alguna manera lo que no le fué y posible en su niñez juventud, solamente han podi do reunir sus poesías mas insignificantes tal vez, quedando las de mayor mérito sepultadas en el ol y vido, entre los papeles de los que, conociendo todo el mérito del genio de su autora, no tuvieron, ni la feliz ocurrencia, ni el arrojo, ni la generosidad, que tienen ahora sus amigas, para ver si pueden conse guir, no solo que no se estinga esa lumbrera de su sexo, sino hacerla brillar con todo el esplendor con que en mejores dias hubiera podide lucir. VI. El lector comprenderá fácilmente que ésta publi cacion no lleva por objeto dar á luz una de esas obras maestras, perfectas en su género, la cual pueda ser vir de modelo. La modestia de su autora jamas pen só en ello; ni en la publicacion tiene otra parte, que la simple condescendencia que se ha visto obligada á dar á las súplicas, hasta cierto punto exigentes, de sus amigas. Es demasiado modesta para que presu miera otra cosa. Esta misma modestia pondrá siem pre á su obra al abrigo de la severa crítica, en el ca so de no querer ser indulgente con los lunares que en ella hallará, como sabe hallarlos en las obras mas esmeradas. Las poesías de D* Francisca Gonzalez Ruz, sobre el mérito intrínseco que real y verdaderamente tie nen, serán mas consideradas, y estimadas, para el que sepa que, jamas su autora tuvo quien le diera lecciones de escribir, y ni aun apénas de lectura; y sin embargo, su genio y su capacidad han supli do á los maestros, hasta llegar á producirse en sus primeros escritos con una fluidez y facundia, que po cos llegan á poseer despues de profundos estudios y prolongada lectura. Su lenguaje puro y correcto ha rá creer á cualquiera que fué sumamente versada en los mejores hablistas de la lengua, y educada en el seno de las familias mas cultas, ó en las aulas donde se corrige la diccion y la palabra: y sin embargo, na da es mas cierto, que tuvo su cuna en el pueblo de VII. San Juan y Martinez; en donde una aciaga suerte comenzó bien temprano á perseguirla. Aunque no tuviéramos otros datos que sus composiciones, ellas solas convencerian al que las leyera, que, la vida de su autora fué una continuada desgracia. Ellas reve lan un alma grande, pero bañada siempre en la amar gura de la afliccion, y del pesar. Esta puede decirse realmente que ha sido su verdadera escuela: por eso, sin duda, sus composiciones interesan tanto. Ella misma lo dice sin querer. Pero yo que al nacer me ví rodeada Por las negras visiones del pesar, Que un lustro por mi frente resbalaba Cuando al volver la vista en torno mio Ví que era el mundo funeral vacío. Para la huérfana el mundo Es un piélago profundo Es un fúnebre concierto. VIH. Tenia razon : ella se vió sin madre á los cinco años ; pérdida que la privó no solamente de las ca ricias que solo una madre sabe y puede dispensar, sino tambien de esa instruccion que se comienza a recibir en el regazo maternal, y se perfecciona en las casas ó colegios de esmerada educacion, á donde las buenas madres saben llevar sus hijos, para legarles en vida el mejor de los patrimonios. Pero á D* Fran cisca Ruz todo le faltó : madre, escuelas, colegios, maestros, y aun recursos para proporcionárselos por sí misma al llegar á la edad de la discrecion. A la pérdida de su madre se siguió tambien la de su padre al entrar en la edad de la pubertad, cuando ya comprendia y echaba de ménos las ventajas de la instruccion por la cual tanto ella se afanaba. Este era un golpe, que arrebataba toda sombra de espe ranza á sus nobles y atrevidas miras. No parece si no que la desgracia no tenia en quien cebarse y en sañarse mas que en ella, pues que con la pérdida de su padre, perdió tambien la fortuna que le legara, y que ella hubiera sabido utilizar, para suplir en sus dias ya de discreción lo que debió tenor lugar en la niñez. Sin embargo, la dura ó inflexible mano del infortunio, que no la dejaba respirar, no fué bastante poderosa para estinguir el fuego de ese genio, que, con una abnegacion y una constancia asombrosas, supo adquirir algunas nociones de lectura y escritu ra, y con ellas solas espresaba ya sus pensamientos IX. y sus ideas, cuando apénas contaba trece primaveras, con una soltura y un esmero, que daban que admi rar á los mas aventajados de nuestros poetas con temporáneos. Como el mundo no le dió á beber mas que acíbar en las negras copas del pesar y de la amargura, por eso sus pensamientos todos respiran tristeza y amar go sentimiento.

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