VIAJE A AMÉRICA CENTRAL, ISLA DE CUBA Y YUCATÁN VIAJEROS colección osa menor 5 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Dr. Enrique Luis Graue Wiechers Rector Dr. Domingo Alberto Vital Díaz Coordinador de Humanidades Dr. Adrián Curiel Rivera Director del CEPHCIS Dra. Carolina Depetris Coordinadora de la serie CENTRO PENINSULAR EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES Arthur Morelet VIAJE A AMÉRICA CENTRAL, ISLA DE CUBA Y YUCATÁN EDICIÓN DE CAROLINA DEPETRIS Y ROSA TORRAS CONANGLA ESTUDIOS INTRODUCTORIOS DE CAROLINA DEPETRIS Y ROSA TORRAS CONANGLA TOMO II UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Mérida, 2018 Voyage dans l’Amérique Centrale, l’île de Cuba et le Yucatan, París, 1857 Primera edición en español: 2018 Fecha de término de edición: 2 de octubre de 2018 D. R. © 2018, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria. Del. Coyoacán, C. P. 04510, Ciudad de México Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales Ex Sanatorio Rendón Peniche Calle 43 s. n., col. Industrial Mérida, Yucatán. C. P. 97150 Tels. 01 (999) 9 22 84 46 al 48 Fax: ext. 109 http://www.cephcis.unam.mx Este libro ha sido editado e impreso con apoyo del Proyecto Conacyt Ciencia Básica 253921, Saber y Discurso en la Literatura de Viajes Fotografía de portada: colección de Arturo Taracena Arriola Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio sin la autorización del titular de los derechos patrimoniales ISBN 978-607-02-7251-6 Impreso y hecho en México Índice La naturaleza en Arthur Morelet Carolina Depetris . 9 Morelet: el “descubridor” de una región de frontera Rosa Torras Conangla . 21 Viaje a América Central, isla de Cuba y Yucatán. Tomo segundo Capítulo XIII. La selva . 43 Capítulo XIV. El Petén . 65 Capítulo XV. Las colinas . 101 Capítulo XVI. Aventura en la selva . 125 Capítulo XVII. La caverna . 145 Capítulo XVIII. La tierra templada . 159 Capítulo XIX. La cordillera . 179 Capítulo XX. Guatemala . 197 Capítulo XXI. El océano Pacífico . 227 Capítulo XXII. La ruta del Golfo . 257 Notas G . 303 H . 303 I . 309 J . 311 K . 312 L . 313 Reporte. Leído por A. Morelet… . 315 Informe redactado en la Academia de Ciencias… . 319 Nota sobre el mapa de viaje . 325 Aires nacionales de América Central . 327 Mapa de Yucatán y de Guatemala . 331 La naturaleza en Arthur Morelet Carolina Depetris Pierre-Marie-Arthur Morelet nació en 1809, en una familia pertene- ciente a la nobleza de Chalons-sur-Saône. Estudió Derecho pero decidió ser naturalista contra la voluntad de su padre. Realizó viajes exploratorios a Italia, Argelia, Córcega, Cerdeña, Portugal. Producto de este último fue su libro Description des mollusques terrestres et fluviatiles du Portugal (Paris: J-B Baillières, 1845). Hacia finales de 1846 emprende un viaje que lo lleva a visitar Cuba, Yucatán y Guatemala bajo el patrocinio de la Academia de Ciencias de Francia. La Academia le encomienda abas- tecer al Museo de Ciencias Naturales de París con ejemplares vegetales, animales y minerales de la región tropical, cometido que lleva a cabo con éxito ya que entrega a su regreso una colección de animales y plantas al Museo de Historia Natural de París y también una serie de pinturas de peces del lago de Flores, en Petén. También presentó resultados de su exploración en foros científicos de Francia a través de conferencias e informes. El testimonio más completo de este viaje por América Central es Voyage dans l’Amérique Centrale, l’Île de Cuba et le Yucatán, publicado en París en 1857, en dos tomos, por Gide et J. Baudry.1 Morelet permanece en suelo americano un año y tres meses. Deja el continente por Belice para no regresar jamás. No obstante, revisita Cuba desde la ficción literaria: en 1890 publica Les incohérences de la vie (Dijon: Lamarche éditeur), una novela de corte romántico ambientada en la isla. No es esta su primera novela: tres años antes ya había publicado 1 Para una biografía completa de Arthur Morelet, véase Arturo Taracena Arriola, “El mundo americano de Arthur Morelet”. En Morelet, Viaje a América Central, tomo I, 11-33. 9 Carolina Depetris en París (Calmann Lévy éditeur) una reformulación literaria de su viaje por Portugal, Une aventure en Portugal, en donde había sido tocado con la fortuna de sufrir en su derrotero algunas desventuras (fue capturado por unos asaltantes), rasgo esencial del “auténtico viajero” según el canon romántico fijado por Byron, Shelley, Wordsworth, Coleridge y otros. Morelet se suma, con su aventura por América Central, a un flujo de viajeros que comenzaron a explorar la zona en los últimos tiempos de la colonia (1789), cuando Carlos III envía las primeras exploraciones, cono- cidas como “exploraciones Estachería”, a Palenque. En 1825, la Société de Géographie de París impulsa, mediante la convocatoria a un premio, nuevas exploraciones por la región, facilitadas además porque ya no esta- ban sometidas al control del imperio español y porque, al mismo tiempo, tampoco estaban bien reguladas en una república incipiente. Estos via- jeros, ilustrados en su mayoría, tenían su interés focalizado en las ruinas mayas: el imperativo era acertar con una explicación acerca del origen de esos monumentos y del pueblo o los pueblos que los construyeron, aun- que muchos aportan también, en sus testimonios, información de orden natural, lingüístico y etnográfico. Dos casos paradigmáticos en esta línea de exposición y escritura son Frédéric de Waldeck y su Voyage pittoresque et archéologique dans la province d’Yucatán, publicado en 1838 y los libros de John Lloyd Stephens Incidents of Travel in Central America, Chiapas and Yucatán (1841) e Incidents of Travel in Yucatán (1843), viajeros que lo precedieron por poco margen de tiempo y constituyen un referente para él. Morelet, como sus antecesores, también se ocupa del tema de las ruinas, ensaya algunas conjeturas acerca del origen oriental de los mayas, pero su libro no tiene un objetivo arqueológico ni etnográfico sino naturalista y en esto reside su originalidad frente a sus predecesores: en ofrecer el primer testimonio naturalista de la zona. En esta breve introducción quiero exponer cuál es el impacto que tiene la naturaleza de la región de América Central en un naturalista francés de mediados del siglo xix, conocer cómo es por él percibida, cómo es significada y cómo resemantizada. Subyacen a este propósito dos inquie- tudes de orden más amplio: en el conocimiento de la naturaleza, a) ¿cómo extraer constantes del cambio?, y b) ¿cómo se vincula el conocimiento del mundo físico con conocimientos de orden metafísico? Para tratar de dar respuesta a estas preguntas, voy a tomar tres textos de estatutos dife- 10 La naturaLeza en arthur MoreLet rentes escritos por Morelet: el texto científico Description des Mollusques du Portugal (1845), el relato de viaje Voyage dans l’Amérique Centrale, l’Île de Cuba et le Yucatan (1857) y la novela Les incohérences de la vie (1890). En estos escritos surgidos de una misma pluma pero con intenciones diferentes, quiero revisar las similitudes y/o diferencias en el concepto de naturaleza allí expuesto, establecer el tipo de relación que mantienen, desde la voz enunciativa, el mundo físico con el metafísico y con qué con- notaciones para diferentes instancias de pensamiento y discurso. La naturaleza de los moluscos: sinécdoque de un problema Description des Mollusques du Portugal ofrece una clasificación muy pre- cisa y una descripción minuciosa, con apoyatura gráfica, de los moluscos que Morelet descubre durante su viaje a Portugal. En la introducción de dicho volumen, de particular interes, presenta el estado de la cuestión en estudios de moluscos, prácticamente nulo por esos años. Ofrece allí una suerte de cuestionamiento en torno al mecanismo que vincula a la natu- raleza con sus criaturas que define su posición como naturalista. Sostiene que si ha decidido estudiar una forma de vida tan inferior en la escala de los seres como son los moluscos, es porque ese estudio no está exento de “cierto interés filosófico”. Ese interés radica en conocer cuál es la ley constante que hace de la diversidad de moluscos existentes, una especie: ¿cómo extraer constantes del cambio, identificar unidad en la diversidad? Rechaza los postulados de la escuela alemana cuyas teorías sostienen que los moluscos, al ser tan inferiores, carecen de la energía vital necesaria para mantener su especie, y que son, al cabo, ciertas circunstancias exter- nas las que inciden en que sean lo que son. Así, la naturaleza aparece ya en este texto de Morelet como una entidad total, autónoma, reguladora, definitoria que otorga un determinado organismo a determinados seres y los coloca en medios adecuados para su desarrollo. No traiciona, creo, la influencia de Buffon en el desarrollo de la historia natural al soste- ner que la naturaleza es una potencia creadora, ella misma responsable de lo que crea. Este criterio, veremos, cambiará después, pero aquí hay un fuerte sentido creacionista en Morelet: la naturaleza es dadora de entidad e identidad, y lo es desde el origen de cada especie. ¿Cómo, se 11 Carolina Depetris pregunta, se puede concebir que los seres, antes de ser cuerpos organi- zados, fueron una suerte de borrador somentido a perfección conforme a etapas históricas de crecimiento, desarrollo y declive cuando los fósiles de los moluscos ofrecen evidencia contraria? Me pregunto si no hubiese cambiado de parecer de haber viajado a Portugal después de 1859, fecha en que Darwin publicó El origen de las especies. Aunque sospecho que no, como lo veremos más adelante. Morelet está convencido de que el medio no altera la esencia de los entes porque la naturaleza ha colocado precisamente a esos entes en un medio que es apto para su desarrollo: Yo concibo, dentro de ciertos límites que la naturaleza ha fijado ella misma, las modificaciones que acarrean insensiblemente el clima, la nutrición y la educación, pero no admitiré que la acción continua de una causa originaria- mente insuficiente pueda, en un momento preciso, alterar la composición de una organización que se ha mantenido, a pesar de esta acción, en la integri- dad de su relación.2 El clima, la educación y la nutrición pueden alterar ciertos rasgos en la apariencia de los seres pero no pueden cambiar sus leyes constantes, constitutivas de lo que cada cosa es.
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