EL CICLISMO ECUATORIANO Visto por un Aficionado Jorge Baldeón Rosero El Ciclismo Ecuatoriano Visto por un Aficionado Primera Edición © 2016, Jorge Baldeón Rosero Quedan prohibidos dentro de los límites establecidos en la ley y bajo apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de este libro y las fotografías del banco de imágenes que el administra, por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, tratamiento informático, en alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de copyright. ISBN: 978-9942-14-626-7 Derecho de Autor N° 049251 (IEPI) Diseño e Ilustración por: Impreso en Ecuador por: Helicoid Studio Email: [email protected] www.helicoidstudio.com DEDICATORIA Gracias a Dios, por haberme proporcionado salud y poder plasmar en realidad un anhelo. Gracias a mi madre Tere, por su abnegado amor, lo que soy se lo debo a ella. Infinitas gracias a mí querida esposa Ceci, por apoyar todos mis sueños. A mis hijas Paulinita, Nati y familiares, este pequeño esfuerzo es para ustedes. Especial mención, a mi hijo Jorge Alexander, con él desde que fue niño, compartí tristezas y alegrías, derivadas del deporte. A mis abuelitos, Luz María Campaña y Pedro Calixto Rosero, en alguna parte del cielo estarán alegres, mi gratitud por el amor y comprensión que me brindaron, cuando más necesité. AGRADECIMIENTO Mi profundo agradecimiento al Licenciado Oswaldo Salazar Jaramillo; al Doctor Nelson Polivio Dávila y al Señor Sergio Sevilla Flores, por su gran apertura y orientación para la ejecución de este proyecto. i UN SUEÑO HECHO REALIDAD eer un libro produce sensación y placer, eso precisamente experimenté teniendo en mis manos este documento de estudio e investigación, realizado con dedicación y ahínco, por un verdadero enamorado del Ldeporte del pedal, el doctor Jorge Washington Baldeón Rosero. Este trabajo marca indudablemente un hito, ya que el lector podrá encontrar el detalle más completo y preciso de las vueltas ciclísticas al Ecuador y com- promisos de nuestros deportistas realizados en el exterior. Verificando el contenido de esta guía, pude rebobinar muchos recuerdos y re- gresar imaginariamente a aquellos tiempos imborrables en mi mente, cuando con un micrófono, recorriendo las carreteras y geografía del país, fui testigo de las hazañas que marcaban los deportistas de aquel tiempo, y lo hice transmi- tiendo en un medio radial identificado con este deporte, como fue Emisoras Gran Colombia. Jorge Washington Baldeón Rosero, hizo realidad su sueño, de dejar un legado y recuerdo para su esposa e hijos. Jorge Alexander Baldeón Medina, uno de sus hijos, es un joven colega del periodismo deportivo, que ha hecho de la amistad y respeto sus mejores virtudes, tiene mucho camino por transitar, los triunfos y éxitos llegarán a su tiempo. “El Ciclismo Ecuatoriano, visto por un aficionado”, es una obra que sirve para renovar los sueños. Considero que será un texto obligado de consumo para quienes gustan de la buena lectura. El autor esperó con paciencia el momento oportuno, para entregar este com- pendio. Su deseo de escribir y enriquecer la bibliografía del deporte se cum- plió. En un diálogo fraterno con el amigo Jorge Washington, me comentó, que era muy aficionado a la radiodifusión, y en esas fechas, escuchaba medios colombianos y ecuatorianos, que trasmitían los eventos ciclísticos, identifi- cando nombres y voces de los relatores que los cubrían. El siente nostalgia y si pudiera retroceder en el tiempo querría ser periodista. Algo más que les cuento, al revisar esta obra encontré, que de esa época dora- da, cita los hechos más sobresalientes de las vueltas a la república, nombres de participantes, vivencias, anécdotas, fechas históricas, dirigentes, patrocinado- res, tiempos establecidos en los recorridos, ubicaciones, fotografías y mucho más. Nos demuestra que le encantó los retos y los desafíos y por eso plasma este libro. ii UN SUEÑO HECHO REALIDAD No quiero contarles todo lo que contiene esta investigación brillante, porque se perdería el encanto y la curiosidad. Al tenerla en sus manos se enriquecerán de toda la información sobre el deporte de los caballitos de acero en el Ecua- dor y en el mundo. Agradezco al amigo Jorge Washington Baldeón Rosero, por permitirme hacer una apreciación personal de esta obra. Edgar Villarruel Caviedes Periodista Profesional Reg. No. 287 MÁS QUE UN LIBRO, EL RECUENTO DE UNA PASIÓN ara escribir estas líneas he necesitado tiempo. Tiempo para despojarme de la parte afectiva, en ciertos aspectos, y en otros para volver al sitio los sentimientos y sintetizar lo que este trabajo significa para mí. Desde Pmuy pequeño amé los deportes. Desde chiquito mi padre me inculcó la prácti- ca y el conocimiento de varias disciplinas deportivas: fútbol, básquet, natación y ciclismo, principalmente. En mí nació la inquietud de anotar en varios cuadernos las incidencias de los partidos de fútbol, hice estadísticas, y quienes compartían el día a día conmi- go decían que era una biblia del deporte. Me sentía muy halagado, pero en mi interior sabía que esa pasión deportiva no la había generado solo. Estaba consciente de que la heredé de mi padre, sobre todo cuando lo veía pegado a su radio escuchando las actividades deportivas de Ecuador y del mundo. No pude llegar a ser futbolista profesional. Y a eso no hay que darle mu- chas vueltas. Sin embargo, quedó ese gusto deportivo y lo más cercano era el periodismo. Desde 2003, y con la ayuda de mi familia, pude aguantar los avatares de esta profesión, bonita, pero mal pagada. A mediados de 2004 pude compartir mi trabajo con la satisfacción de estar en una Copa América junto a mi padre. Y meses después, vivenciamos nuestra primera Vuelta ciclística. Yo iii MÁS QUE UN LIBRO, EL RECUENTO DE UNA PASIÓN partí antes en la caravana y el me dio el encuentro en Quevedo, tras cumplir sus actividades docentes. Ya en la cobertura de esta competencia ciclística, y ante varias señales, recordé que en mi niñez estuve varias veces en el Premio de montaña de Romerillos, o en la entrada norte a Quito, o en la tribuna de los Shirys, acompañando a mi padre en su “cobertura” de las Vueltas. En 2014, y desde el inicio, ya que mi padre se había jubilado como docente, vivimos otra Vuelta ciclística al Ecuador. Con mayor madurez, fruto de los años y de la experiencia que da la vida, valoré más ese gusto y esa pasión de mi padre por el ciclismo. Recuerdo que un día, en Chone, tras un récord de José Bone, y al verme confuso en unos datos estadísticos, se propuso escribir esta obra, que recoge la historia de nuestro ciclismo, de ciclistas, entrenadores, jueces, comisarios, técnicos, periodistas, choferes, héroes anónimos, y aficio- nados, que desde la década de los sesenta se lanzaron a las carreteras para contribuir con su pedaleada para este evento. Anteriormente les decía que hay cosas que se heredan. En su trabajo adminis- trativo y docente, vi mucha entrega y prolijidad en mi padre. Pero no fue sino hasta la realización de este libro en donde me convencí que toda esa meticu- losidad que he forjado en mi trabajo lo he sacado de Don Jorge. Varias fueron las discusiones editoriales para obtener información, abundante y precisa, a fin de que se pueda plasmar en este libro. No soy el autor de esta obra, pero en mi sentimiento, esta publicación tiene un valor más grande que las que Dios me ha dado la oportunidad de realizar. En esta obra ustedes encontrarán toda la historia de nuestro ciclismo. Algu- nos nombres que el tiempo olvidó, pero aquí saldrán nuevamente a la luz. Tra- yectos, anécdotas, fotografías, datos, recuentos, en fin. Sin desmerecer libros anteriores, éste es completo. Pero sobre todo, encontrarán, como yo lo hice, un trabajo tesonero, de hormiga, y con mucho amor… Con mucha pasión por el deporte del caballito de acero. Me siento muy orgulloso padre de su trabajo, y le agradezco a la vida por permitirme ser su hijo y seguir su ejemplo de vida. Jorge Baldeón Medina Periodista Deportivo iv PRÓLOGO n un pueblito de la serranía ecuatoriana, llamado Julio Andrade, en la Provincia del Carchi, ubicado a 2.930 m de altitud, donde el frío cala los huesos, pero forma el espíritu, allí viví mi infancia al amparo del Egran cariño de mis abuelitos maternos. La ubicación de la casa de mis abuelos era estratégica, estaba situada en una esquina de la plaza principal cerca a la iglesia parroquial; allí en las tardes se daban reuniones de personas mayores, para conversar, jugar vóley, pelota nacional y los niños jugábamos a los trom- pos, con los coches de madera, fútbol, etc. Aproximadamente a los 8 o 9 años de edad, aprendí a montar en bicicleta, no me fue difícil hacerlo. Cabe señalar que en el mes de octubre son las festivi- dades del pueblo, se desarrollaban entre otros actos la competencia ciclística en las calles de la parroquia. En Julio Andrade vi crecer a Carlos Montenegro, Paulo Caicedo y Héctor Pastaz, quienes desde niños tenían ya su inclinación hacia el ciclismo. A los 11 o 12 años, junto a mi madre me fui a vivir a Tulcán, durante mucho tiempo me invadió una profunda nostalgia, dejaba a mis abuelitos y a mi pueblo, estaba matriculado en el colegio Hermano Miguel – La Salle para continuar los estudios secundarios. Cuando estuve en segundo curso, mi madre me compró una bicicleta un poco usada, a la misma que le fui adaptando manubrio de carreras, punteras y cara- mañola, para completar la indumentaria unos guantes de cuero café que tenía mi mamá los recorté, a fin de que tengan la apariencia de los que utilizan los ciclistas.
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