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01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 1 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 3 Vivir en los medios 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 5 Leandro Zanoni Vivir en los medios Maradona off the record Prólogo de Ezequiel Fernández Moores 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 6 Zanoni, Leandro Vivir en los medios : Maradona off the record 1a ed. - Buenos Aires : Marea, 2006. 272 p. ; 24x16 cm. – (Historia Urgente, 7) ISBN 987-22181-7-X 1. Investigación Periodística-Maradona. CDD 070.44 Edición: Daniel Guebel Diseño de tapa y de la colección: Pablo Temes Diseño del interior: Hugo Pérez Corrección de pruebas: Marisa Corgatelli © 2006 Leandro Zanoni [email protected] www.leandrozanoni.com.ar www.vivirenlosmedios.com.ar © 2006 Editorial Marea S.R.L. Amenábar 3624 – 10ºA – Buenos Aires – Argentina 4703-0464 [email protected] www.editorialmarea.com.ar ISBN 987-22181-7-X Impreso en la Argentina Depositado de acuerdo a la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedi- miento sin permiso escrito de la editorial. 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 7 A Franca, todo. A mamá. A la abuela Rosario. 7 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 9 PRÓLOGO a escena era patética. El director de una poderosa editorial escon- dido en un baño, subido a la tapa del inodoro y escuchando la in- Ltimidad del vestuario de la Selección días antes del Mundial de México 86. Era patética, sí, pero un fiel reflejo del cuadro: a Maradona los medios lo siguieron hasta el baño. Y lo del inodoro no es un dato menor. Si hubiese sido necesario meter la mano allí dentro, ese direc- tor también lo hubiese hecho. Sus revistas fueron duchas en eso de re- volver mierda. Elijo la escena del director porque es la más representativa del po- der periodístico. Del poder para el cual todo tiene justificación. Invadir vidas privadas, usar a la gente, moralizar sin mirarse en el espejo y fun- cionar como herramienta a veces perfecta de un discurso hipócrita que dice criticar la desigualdad social, pero al mismo tiempo la practica de modo constante. Todo en nombre de la libertad de prensa. Hasta subir- se a un inodoro para espiar conversaciones privadas. ¿Será también eso libertad de prensa? Nino Manfredi hacía de pobre en una película del neorrealismo italiano y un periodista lo seguía día y noche para contar cómo vivía. “¿Pero usted usa diarios para todo? –le preguntó el perio- dista–. Come con el diario de mantel, se abriga con diarios, se acuesta sobre diarios y hasta usa el diario para dividir el lugar donde vive”, si- guió el cronista. “¿Qué? ¿Acaso no hay libertad de expresión?”, le res- pondió Manfredi. La imagen vino a mi mente a medida que leía el libro de Leandro Zanoni. Porque Maradona es una excusa. Zanoni habla del periodismo. Y, por momentos, es un periodismo digno de la definición de Manfredi sobre la libertad de expresión. Porque el director que se escondió en un baño subido al inodoro suena realmente patético. Pero no es el único. Maradona es sin dudas el personaje más mediático en la historia argen- tina. Pero no es un invento de los medios, como sí lo fueron muchos otros personajes mediáticos. Maradona está en la gente, mucho más allá de los medios. Con Maradona quedó todo al desnudo, inclusive sus contradicciones, públicas, evidentes, muchas veces grotescas. ¿Y las contradicciones de los medios? ¿Qué? Eso es lo que nos cuenta Zanoni en su libro. Porque hay que dar muchas volteretas para decir un día que 9 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 10 no habrá campeón igual que él y condenarlo al otro ya sea por su ver- ba inflamada, su adicción o su prepotencia. Es cierto, son medios que acaso dieron volteretas más graves en su historia, un día amigos de la dictadura, al otro de la democracia. Pero Maradona obligó a que esas volteretas fueran excesivas. Todas las veces que la prensa quiso clasifi- car a Maradona como héroe o villano, Diego se encargó de responder que él es inclasificable, en el bien y en el mal, suponiendo que ambos existan. Lo más interesante del libro es que evita justamente la actitud de la prensa que se vio siempre tentada de moralizar a través de Maradona. Zanoni no moraliza sobre la conducta de los medios. La describe. Más que la describe, la desnuda. Lo ayudan (lo ayudamos) los propios pe- riodistas. Ese periodista que le cuenta que logró la nota con Diego hablando mal de su colega o lanzando pestes contra una revista de su misma editorial. El que se disfrazó para divertir a los hijos del divo. El que imploró recordándole al astro que su hijo también se llama Diego. El que le dijo que se hizo de Boca por él. O el que lo condenó siempre hasta que lo conoció y trasformó aversión en fascinación, sin viajes in- termedios. Pocas veces conocí un personaje que tuviera a la prensa tan a sus pies. Que hiciera que esperaran por él horas y horas. Que en la espera sólo hubiera insultos. Pero que todos se quedaran (nos quedára- mos) allí porque siempre algo iba a decir. Claro que muchos medios to- maron después su revancha. Porque Maradona fue víctima y también victimario. Recuerdo una vez que un colega me citó para adelantarme un traba- jo empalagoso que había hecho sobre Maradona y al que él llamaba “documento”. “Está bueno, pero no sé si será un documento, es todo demasiado favorable, no hay contrastes”, le respondí. “Mirá, para mí Maradona es un negrito de mierda, pero queremos que el trabajo venda bien”, me contestó. ¿Cuántos poderosos dueños de medios pensaron exactamente lo mismo? ¿Cuántos no soportaban la audacia y hasta la arrogancia de Maradona para opinar de todo y enfrentar a todos, como si ese “negrito de Villa Fiorito fuera igual a nosotros”, pero luego paga- ron millones para que su medio lo tuviera en exclusiva? La versión 2005 de Maradona, más en paz consigo mismo, pero también menos re- belde y mejor negocio para el establishment, apaciguó esas diferencias. En sus años difíciles, en un programa de América TV, con el que Ma- radona tenía un contrato que incumplía, lo sacaron de la cama y lo mostraron en un estado impresentable. Lejos de sentir vergüenza, al día siguiente estaban todos chochos, el programa había tenido más rating que nunca. Está claro, la versión 2005 del Maradona sano es definitiva- mente más agradable, más allá de que ahora él mismo sea parte de los medios. De aquellos mismos medios cuyas miserias quedan expuestas en el libro de Zanoni. –EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES 10 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 11 CAPÍTULO 1 LA DROGA DE LA TV “Tenía miedo, pero sentía mis veintipico de años de experiencia en la televisión”. l domingo 16 de enero de 2005, Diego Maradona entra caminan- do lento por uno de los pasillos internos que conducen a la can- Echa del Karaiskaki Stadium, de Atenas, Grecia. Lo ayudan dos personas que lo toman del brazo mientras él sonríe para las cámaras. Como siempre, arrastra una horda de fotógrafos que no para de dispa- rar. Está invitado a Grecia para presenciar el partido de Olympiakos frente Iraklis. En la mitad de la cancha, recibe la ovación de tantas otras veces y saluda. Casi no se puede mover. Tiene en sus manos una cami- seta con bastones blancos y rojos con su nombre y el famoso diez en la espalda. En otros tiempos la hubiese llevado puesta, pero ahora apenas la muestra. Su metro sesenta parece no soportar otro kilo más. Nunca antes el ídolo estuvo tan excedido de peso. Según el diario Clarín, (los medios) “calificaron como ‘un fracaso’ su visita y tildaron de ‘excesivo’ el pedido de dinero (80.000 dólares) del ex capitán del seleccionado ar- gentino para conceder una entrevista a un canal de televisión”.1 En enero, Maradona pesaba 120 kilos y su única ocupación era viajar por el mundo. La prestigiosa revista francesa L’Equipe le dedicó un durí- simo informe de veinte páginas donde, además de compararlo con Mo- zart y Nietzsche, lo llamó “payaso obeso y exhibicionista”. “El genio pu- ro del fútbol está enterrado desde hace tiempo. Restan los excesos paté- ticos de un hombre de 44 años extraviado en su propio mito”.2 Así arrancaba Maradona uno de los años más importantes de su vida. Sin embargo, y contra varios pronósticos, el ídolo ya se encontraba en pleno proceso de recuperación, que había comenzado seis meses an- tes, cuando fue internado por su familia en un neuropsiquiátrico con el objetivo de ponerle un freno a su adicción a la cocaína. El proceso in- 1 Clarín (15.1.2005). 2 “En la piel de Maradona”, L’Equipe (1.2005). 11 01 Maradona 3/17/06 1:09 PM Page 12 cluyó en marzo un viaje a una clínica de Cartagena, Colombia, para so- meterse a un by pass gástrico que le extirpó el 80 por ciento de su es- tómago. La cirugía fue un éxito y a los pocos meses Maradona pesaba casi la mitad, aseguraba haber dejado las drogas y se lo notaba más lú- cido. El primer milagro había ocurrido. A partir de la paulatina recuperación de su salud y alejado de las po- lémicas mediáticas y de la noche, el mundo del fútbol (y del espectá- culo) estaba dispuesto a darle una nueva oportunidad.

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