View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk brought to you by CORE provided by Universidad Carlos III de Madrid e-Archivo La retórica contra la competencia en España (1875-1975) Pedro Fraile Balbín ÍNDICE PRÓLOGO, Juan Velarde Fuertes 13 Primera parte LOS ARGUMENTOS DEL NACIONALISMO Capítulo primero. INTRODUCCIÓN 23 1. La retórica contra la competencia y sus funciones: el papel de la ofuscación 23 2. Los argumentos y su tradición 30 3. El problema definido 42 Capítulo segundo. LA RETÓRICA PROTECCIONISTA 49 1. Introducción 49 2. La intuición proteccionista 52 2.1. La ética de la protección 53 2.2. La protección de la nación 56 2.3. La teoría económica y el mundo real 58 3. La retórica formal del proteccionismo 63 3.1. La negación de la ventaja comparativa 64 3.2. El pequeño coste de la protección 66 3.3. El intercambio simétrico 72 4. Conclusiones: del fracaso al monopolio 72 Segunda parte EL ORDEN INTERNO DE LA AUTARQUÍA Capítulo tercero. BIENES DE INTERÉS PÚBLICO NO SUJE­ TOS A COMPETENCIA 79 1. Introducción: el interés general y la competencia 79 2. Los colegios profesionales y la defensa del consumidor 83 3. El interés público de los bienes esenciales: el caso de la vivien­ da y el suelo 91 4. Conclusiones 100 11 Capítulo cuarto. ANTI-COMPETENCIA ANTI-MONOPO- LISTA(ACAM) 103 1. Introducción: la retórica monopolística 103 2. Los monopolios fiscales y administrativos: la ética de las moti­ vaciones del Estado 104 3. La anti-competencia anti-monopolio (ACAM) 109 PRÓLOGO 4. Los monopolios naturales 113 5. Conclusiones 116 Capítulo quinto. EL FOMENTO, LA ESTRUCTURA Y LOS Un amplio número de españoles se ha preguntado por los motivos de SECTORES CLAVE 119 la decadencia de España. Desde los endecasílabos de Quevedo al famoso discurso de inauguración de curso de Sainz Rodríguez, el mundo intelec­ 1. Introducción 119 tual de nuestra patria ha indagado en torno a esta decadencia. Poco a 2. La retórica del fomento 121 poco, estas investigaciones se ampliaron a cuestiones económicas. El 3. La aportación estructuralista 133 debate sobre los motivos de la decadencia económica de España se inició 4. Los sectores prioritarios y el orden en la planificación 139 de esta manera. 5. Conclusiones 144 Pronto los economistas proporcionaron argumentos a los historia­ dores para apreciar la magnitud del que denominé, en 1951, «fenómeno Capítulo sexto. LAS OBJECIONES ÉTICO-RELIGIOSAS: LA don Quijote». Cervantes nos lo explicó muy bien. Su héroe intentaba, DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI) 149 una y otra vez, con medios ridículos, lograr hazañas maravillosas. El fra­ 1. Introducción 149 caso sistemático era el resultado. A partir de finales de la Edad Media, 2. La oposición religiosa al mercado 150 había triunfado el capitalismo. Sus focos italianos, flamencos, hanseáti- 3. La formalización de la anticompetencia católica: la Doctrina cos, franceses, de pronto parecen saltar a Lisboa y Sevilla con los gran­ Social de la Iglesia (DSI) 158 des descubrimientos. Los Reyes Católicos, con enorme sentido práctico, 4. Los puntos de partida y supuestos teóricos de la DSI 162 tejen un tapiz de alianzas, en cuyos nudos se entremezclan los Trastá- mara, los Avis, los Habsburgo y los Tudor. Italia, los condados transpi­ 4.1. Los puntos de partida 162 renaicos, el norte de África, toda la península cuando terminan los jue­ 4.1.1. La condena del liberalismo 162 gos de los últimos reyes de Navarra, se van a ampliar, con su biznieto 4.1.2. El rechazo de la Revolución Industrial 164 Felipe II, a las lejanas Molucas o a una América que comienza a ser 4.2. Los supuestos teóricos 169 colonizada. 4.2.1. La concepción ética del mercado 170 4.2.2. El corporativismo 171 Todo esto, sin embargo, ya en tiempos del emperador Carlos V se 4.2.3. El agrarismo antiurbano 172 había puesto al servicio, no de España, sino de una idea colosal: la creación 4.2.4. El antimaquinismo 174 en todo el orbe de un orden católico, regido en lo temporal por un Habs- 5. La visión del mercado y la competencia en la DSI 175 burgo-Trastámara. El «un Imperio, un Monarca y una Espada» de Her­ 5.1. La asimetría del mercado 177 nando de Acuña era el lema al que se dedica, más que la riqueza de la monarquía hispánica, la de Castilla, un ámbito concreto que incluía las 5.2. La tradición ACAM de la DSL 178 minas de plata americanas. 5.3. El consumismo 181 6. Conclusiones: la influencia de la DSI en España 186 La Reforma; los franceses; las rebeldes Provincias Unidas; la reina Isa­ bel I de Inglaterra, que rompe los lazos tradicionales con Castilla de los Capítulo séptimo. RESUMEN Y CONCLUSIONES GENERA­ Tudor; la presión creciente de los turcos, que les llevará hasta los muros de LES 193 Viena y que, a pesar de Lepanto, cierra gran parte del tráfico por el Medi­ terráneo, acaban por convertir la presión sobre las posibilidades hispanas REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 215 en algo intolerable. 12 13 Don Quijote ha caído al suelo magullado, escarnecido -la Leyenda Mientras tanto ha estallado la Revolución Industrial. España se incorpora Negra ha levantado el vuelo- cuando en 1598 fallece Felipe II. Manuel con muchísimo retraso a la misma. Hasta 1843, con la llegada al poder de los Fernández Álvarez sintetizará así la situación de aquel momento, del modo moderados, no ponemos ningún jalón firme para vincularnos con ese cambio magistral que corresponde al gran investigador que es de nuestros primeros formidable de la historia universal. A lo largo del siglo XIX, por eso, se va Habsburgos: «El sombrío panorama exterior se daba la mano con el rui­ comprendiendo nuestra debilidad. Pero eso no conduce a comprender las noso estado interior. Un rey anciano, cada vez más lento y desacertado en consecuencias de la pobreza, porque en el interior de la Península surgen muy sus decisiones, hundía más y más al país. «Si el Rey no acaba, el Reino serios problemas económicos que Cánovas intentó apagar con los restos del acaba» era la frase general, que resumía el pensamiento de todos... A su Imperio ultramarino. Resulta curioso observar de qué modo un político que muerte, en 1598, la decadencia de España era ya una realidad insoslaya­ había estudiado muy a fondo el reinado de Felipe IV, donde el Don Quijote ble». Felipe II estaba ya agobiado por esta situación. Cuando censa la hispano había sido apaleado y vejado de modo inmisericorde, acabó por pre­ población de Castilla, no lo hace con el vacuo intento de solazarse con el cipitarnos de nuevo en la misma situación. número de sus súbitos. Trata así de encontrar un índice -macroeconómico Todo lo tenían que arreglar las posesiones del Caribe -Cuba y Puerto sencillo, diríamos hoy- de la magnitud de la decadencia económica. Así se Rico- y asiáticas, o sea, Filipinas. Lo mismo los desequilibrios de nuestro cuantificaba, al observar el retroceso de los habitantes en los lugares más proteccionismo, para impedir que avanzase, a partir de la Renaixenca, un poblados en los tiempos de Isabel y Fernando, la magnitud del descalabro. separatismo catalán, que se paliaban a costa de la relación real de intercam­ El intento tuvo mucho de búsqueda de una situación globalizada regida bio de los azucareros y tabaqueros criollos, que los de la cuestión social, en lo espiritual por la Iglesia de Roma. De algún modo, lo que en la Recon­ que se resolvía con más protección que, con crecientes refunfuños, paga­ quista fue la lucha contra el Islam, ahora era contra todo lo que supusiese un ban las empresas exportadoras, y en particular las del Caribe. Lo mismo arraigo de ideas no ortodoxas para la Iglesia Católica. El mensaje pasa a sucede con la cuestión foral vasca y navarra, porque Cánovas, que conocía Felipe III y Felipe IV. La Guerra de los Treinta Años fue el momento pos­ bien la historia de estas cuatro provincias, aun a pesar de haber derrotado trero de este intento. La Paz de Westfalia significó el final de esta aventura. al foralismo en la II Guerra Carlista, retrocede ante la idea de suprimir el concierto económico. Es más, reparte a manos llenas, de acuerdo con las Las hambres del siglo XVII ratificaban que España, literalmente, ya no podía Ligas Guipuzcoana y Vizcaína de Productores, protección arancelaria, que, más. Es el momento que aprovecha Portugal, con los Braganza, para alejarse aunque de modo mucho menos importante que la que entonces apoya al del seno de la monarquía hispánica. Desde el tratado de lord Methuen hasta trigo castellano y a Cantabria y a los textiles catalanes, sigue la misma el 1 de marzo de 1986, al comenzar el funcionamiento en toda la Península senda de búsqueda de mercados cubanos, portorriqueños y filipinos. del Mercado Común Europeo, la ruptura del mercado de la misma contri­ buyó a la decadencia de las dos naciones independientes que la habitan. Sin España, en esas condiciones, era, cuando estalla la última guerra de Cuba, un hondo mercado interior, el progreso iba a ser, siempre, más difícil. Los en 1895, una potencia económicamente muy débil. Respecto a las cinco intentos lusitanos y españoles, a lo largo del siglo XIX, de plantear una Zoll- potencias más importantes de entonces, los índices comparativos del PIB por verein al sur de los Pirineos eran racionales, pero las potencias eu­ habitante, en paridad de poder adquisitivo, son bien significativos, como ropeas, de un modo u otro, lo entorpecieron de modo sistemático. muestra el cuadro 1, sobre una estimación en dólares Geary-Khamis de 1990. No supuso el siglo XVIII la conclusión de los problemas españoles.
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