
Héctor Cabello (Saltillo, Coahuila, 1951-1999) ING. JESÚS SALVADOR HERNÁNDEZ Escritor, psicólogo, investigador. VÉLEZ Licenciado en psicología por la Rector UAdeC y maestro en pedagogía por la Escuela Normal Superior. Fue responsable del área de divulgación cientíca y fomento editorial de la Coordinación General de Estudios de Posgrado e Investigación en la ING. MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ Universidad Autónoma de Coahuila, CALDERÓN así como coordinador de estudios Secretario General de posgrado y profesor en la Universidad Pedagógica Nacional. El último de los Colaborador asiduo de revistas y periódicos tanto regionales como Héctor Cabello asombros nacionales. Su obra literaria aparece Narrativa reunida en los volúmenes colectivos Los CP. JORGE ALANÍS CANALES cuentos (1985), Once de Coahuila Tesorero General Héctor Cabello (1986), Escritores en el umbral (1992), Coahuila literario (2002) y Palabras del Norte. Como autor publicó Las luces de la pasión: Lou Andreas Salomé, Psicoanálisis y educación: las marginalidades del silencio, Palabra LIC. DANIEL GARZA TREVIÑO sobre palabra, Los prodigios del Ocial Mayor amor, Mientras termina de maquillar- se la muerte, La virgen, Divertimentos de la 100cia y Galería. MM. ELIEZER JÁUREGUI ARRAZATE Coordinador General de Difusión y Patrimonio Cultural El último de los asombros reunida Narrativa c c l e i ó o n C Cartas de navegación COORDINACIÓN DE DIFUSIÓN Y PATRIMONIO CULTURAL Memoria de la cultura coahuilense El último de los asombros. Narrativa reunida Héctor Cabello l e c c i ó o n C Cartas de navegación Memoria de la cultura coahuilense l e c c i ó o n C Cartas de navegación Memoria de la cultura coahuilense El último de los asombros. Narrativa reunida Héctor Cabello UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE COAHUILA TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY –Mientras termina de maquillarse la muerte. Primera edición. Coordinación General de Extensión Universitaria y Difusión Cultural. Universidad Autónoma de Coahuila. 1992. –Una larga y vieja bufanda: lecturas de rock. Inédito. 1997. –Galería. Primera edición. Instituto Coahuilense de Cultura, Gobierno del Estado de Coahuila, Colección Cuadernos de Arena, no. 11, 1998. –Las luces de la pasión. Primera edición. Instituto Coahuilense de Cultura, Gobierno del Estado de Coahuila, Colección La República de las Letras, 2000. Universidad Autónoma de Coahuila Blvd. Venustiano Carranza esq. González Lobo Col. República, Saltillo, Coahuila. CP 25280 coordinació[email protected] www.uadec.mx Colección Cartas de navegación. Memoria de la cultura coahuilense C olección Cartas de Navegación. Memoria de la cultura coahuilense D. R. © 2018 Universidad Autónoma de Coahuila por la presente edición. Diseño: Jesús Emanuel Mendoza Flores Coordinación editorial y cuidado de la edición: Claudia Berrueto Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural Universidad Autónoma de Coahuila HECHO EN MÉXICO ISBN del título: 978-607-506-351-5 ISBN de la colección: 978-607-506-340-9 Mientras termina de maquillarse la muerte Esto no es un prólogo ya devengada. Todos nos apeamos un poco entristecidos, pero Javier Treviño Castro algunos decidimos seguir en la feria. Héctor, Carmen y yo escogimos después de un tiempo, abordar la rueda de la fortuna. No, esto no pretende ser un prólogo (líbreme Dios de los cortos y Otros optaron por los carritos chocones. de los largos) sino la formulación de una pregunta y la posibilidad No sé qué alquimia logró la conjunción de ese grupo de de esgrimir algunas respuestas. La pregunta me la he hecho varias amigos en Monclova, una ciudad que es un paraíso clandestino y veces desde que él y yo nos conocimos y es, por lo demás, una cuya belleza sólo se da a unos cuantos. La casa de Aldama fue el interrogación que nos hacemos siempre ante algunos seres recipiente en que derramamos nuestra alegría de vivir y el espacio marcados por la singularidad. Tomo al vuelo la invitación para en que el amor fluía en forma de palabras. John Lennon y la Sonora redactar unas líneas que introduzcan al lector en el recorrido de Santanera, Los Beatles y Bruce Springsteen se reunían para estas ficciones porque la pregunta y sus virtuales respuestas hacernos bailar, gritar, reír mucho, roquear hasta el hastío. Y permanezcan en la privacidad de esta monacal cofradía que es la hablar, hablar como si no lo hubiéramos hecho en años. Constatar literatura. Digamos, pues, que se trata de una conversación entre con nuestras palabras la fortuna de habernos encontrado. Mientras “unos cuantos”, como quería Xavier Villaurrutia. Carmen y yo bailábamos “Lucas” (una ridícula y hermosa canción Conocí a Héctor Cabello una noche en Monclova. Una noche de Rafaela Carrá), allá, entre el estante de psicología y el de arte, se de hace diez años y quizá un poco más. El dirigía una universidad discutía la ruptura entre Freud y Jung… privada y alguien me llevó hasta su despacho para decirle que yo Monclova fue una fiesta. Y nos teníamos. podía impartir no sé qué materia en las aulas (improvisadas) de ese Aunque Héctor ya escribía, en esa época empezó a hacerlo con sagrado recinto de la educación. Increíble cómo pasa el tiempo más terquedad. Me leí sus cuentos pensando ingenuamente que yo (qué lugar común.., y qué certero). Increíble, digo, que después de podía acompañarlo en esa aventura solitaria de la literatura. Como diez años aún lo vea sentado frente a su escritorio, sonriente, siempre fui un mal crítico, alguien que antepone el cariño a la despreocupado, rodeado de un aura de deliciosa desfachatez y “objetividad”, decidió arriesgarse en un “taller de literatura”. ajeno por completo a cualquier forma de la solemnidad. Cruzamos Aprendió cosas útiles; entre ellas, que un cuento no debe tener algunas frases, y después de algunas horas (¿o días?) estábamos finales sorpresivos, y otras de ese jaez. bebiendo una copa de brandy (con Cola él, con soda yo) en su Mientras él lograba progresos en la soledad de su biblioteca, mítica casa de Aldama, la de él, Carmen y su hijo Héctor Ayax yo seguía haciéndome la pregunta que tomó una noche su cuerpo (Paris llegaría después). Una verdadera familia de ángeles, todos definitivo. Entonces charlamos a solas, acompañados sólo de terribles, para no contravenir al poeta. Narrar esa noche y muchas Yorick, que posaba su vida extinta y su mandíbula sobre un otras, narrar lo que ocurrió en esos años mágicos es una tarea montón de libros en la repisa. ¿Quién es este hombre?, me aparte y muy ajena a los propósitos de estas líneas. El mismo pregunté. No Yorick, sino Héctor, cuya única diferencia con aquél Héctor lo haría mucho mejor que yo, y de algún modo, este libro es, es el soplo de la vida, esa inadvertencia ¿Quién es Héctor Cabello? secretamente, un trozo de esa vida. “Noches de vino y rosas” fueron Ahora en este pacto de cofrades, aventuro algunas respuestas. ésas, como él mismo diría, tomando prestada una frase al código Ninguna de ellas quiere ser definitiva. Quizá la suma de todas logre exquisito de la decadencia y la cursilería. La verdad es que esos dar un retrato aproximado de este ser perteneciente a una especie años fueron una prolongación de nuestra adolescencia. Esa horda en extinción. Héctor Cabello es pues: de amigos de pronto se vieron montados en sendos caballito de madera, jubilosos ante el girar hilarante de los días; un tiovivo que a) Un duendecillo malévolo. tuvo que detenerse porque la cuota pagada al operador había sido b) La reencarnación prematura de Chuck Berry. 8 9 a) Una extensión anímica de John Lennon. Para Carmen, aer all b) Un fabulador hiperbólico. c) Un escritor psicólogo más que un psicólogo escritor. d) Un niño grande. e) Un cordero que se disfraza a veces de “lupus politicus”. f) Un redomado melancólico. g) Una máquina de mentiras virginales. h) Un voyeur vitalicio. i) Un lúdico pornógrafo. j) Alguien que enloquece al encontrar una obra maestra del rock. k) Un bibliógrafo. l) Una obsesión escritural. m) Un trago nocturno frente al nuevo romanticismo de la computadora. n) 1.65 de alegría con una pequeña dosis de la amargura obligada en un artista. o) Un cazador de frases contundentes. p) Alguien que no quiere morirse. q) Una monstruosa vocación. r) Un sobrio laconismo y etílica locuacidad. s) Un amigo entrañable, uno de verdad. 10 11 El último de los asombros. Narrativa reunida San Che los cueros, ¿no? Alguien me había dicho que aquello servía para Para El Filo —huidizo, adorable— proteger las cosas del polvo y del sol, que como se habrá dado con eterna gratitud. cuenta abundan por estos lugares. El Che estuvo afuera ya ni me acuerdo cuántos días, pero fue allá por la época de aguas. Casi me Todo se lo debo al Rafa, señor, él fue quien me lo regaló. Bueno, a lo había olvidado de él, cuando llega el camión de la Conasupo. Y mejor fue mi insistencia, la terquedad, usted sabe, porque así que se adivine quién venía; pues el Rafa, que dizque ahora trabajaba ahí. diga: ¡huuuyyy! qué desprendido, qué dadivoso es el Rafa, pues no. ¡Cabrón!, mira nada más cómo tienes al Che, ya ni la jodes, —me La imagen que me dio la había pegado él mismo a la madera; si dijo. Es que la Pilaruca nomás no, Rafita. Ándale, ora sí; échale la hasta eso, con todo y que es manco, el Rafa es harto habilidoso, culpa a ella; qué fácil, ¿no? En serio —le decía yo—, en serio que no viera usted. Lo cierto es que al llegar a mi casa que me dice la es otra cosa, mi Rafa. Luego fuimos con mi mujer, y así como se lo Pilarucha: ora tú, y ¿quién es ese barbón tan feo”; mírale las barba, cuento la fue convenciendo con esa lengua viperina que tiene, ¡guácala!, qué asco, qué hombre tan horroroso.
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