Geopolítica, Recursos Naturales Y Turismo Una Historia Del Caribe Mexicano

Geopolítica, Recursos Naturales Y Turismo Una Historia Del Caribe Mexicano

Geopolítica, recursos naturales y turismo Una historia del Caribe mexicano Geopolítica, recursos naturales y turismo Una historia del Caribe mexicano STELLA MARIS ARNAIZ BURNE ALFREDO CÉSAR DACHARY UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 2009 UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Marco Antonio Cortés Guardado Rector general Miguel Ángel Navarro Navarro Vicerrector ejecutivo José Alfredo Peña Ramos Secretario general CENTRO UNIVERSITARIO DE LA COSTA Javier Orozco Alvarado Rector Luz Amparo Delgado Díaz Secretario académico Joel García Galván Secretario administrativo Primera edición, 2009 D.R. © 2009, UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA Centro Universitario de la Costa Av. Universidad de Guadalajara 203, Delegación Ixtapa 48280 Puerto Vallarta, Jalisco, México ISBN 978-607-450-055-4 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico Índice I. El Caribe: del infierno al paraíso 7 II. Del palo de tinte a la caoba: la formación del Caribe Occidental 63 III. De la costa oriental de Yucatán al territorio federal de Quintana Roo 109 IV. El enclave forestal: ¿un tipo de plantación? 155 V. El turismo pionero 241 VI. La construcción del Estado y Cancún 287 VII. Del campamento a la ciudad 359 VIII. Del polo a los corredores 395 IX. El modelo del turismo masivo: ¿desarrollo o crecimiento? 459 X. Los costos del modelo 485 Conclusiones 529 Bibliografía 535 I. El Caribe: del infierno al paraíso «...Cada vez que se torna al Caribe se le descubre de nuevo. Cosa nada extraña porque lo mismo ocurre con la tierra, los hombres y las letras». (Arciniegas, 1971) Introducción Si hoy a cualquier persona se le pregunta ¿qué es el Caribe?, seguramente dirá lo mismo que cualquier otro mortal repite, es una región bellísima, de mar azul, arenas blancas, palmeras y mucho sol, o sea, es «el paraíso». Una idea similar existía en el siglo XVI de las zonas tropicales y era por ello que se las consideraba «islas paradisíacas», ya que según Richard Grove, eran un escape al ambiente monótono, opresivo y exageradamente humani- zado de la Europa de su época (Arnold, 2000). Pero esa visión fue cambiando y para mediados del siglo XVIII, ya se consideraban a estas zonas como insalubres por su clima, aunque gran parte del cambio lo habían hecho los conquistadores, con su rapacidad e irraciona- lidad, y a ello había que agregarle la gran repoblación con los esclavos, para las plantaciones y otros cambios radicales que iban desde las dietas alimenti- cias al vestir. Así en este siglo fueron resucitadas las teorías hipocráticas del ambien- te y la enfermedad, con lo que los trópicos se consolidaron como regiones insalubres y mórbidas y, pese a los avances de la medicina del siglo XIX, se siguió pensando de estas regiones en términos negativos. Como una forma más de dominio del nuevo colonialismo que se relanza a finales del siglo XIX se construyó la especialidad en medicina tropical y así se ratificaba, una vez más, como la ciencia europea le daba a sus imperios colo- niales motivos para consolidar su visión de otroriedad (Arnold, 2000). Y, adelantándose en más de un siglo a los «nuevos paraísos», se pensó que la laxitud física estaba asociada a una laxitud moral y es allí donde los [7] 8 GEOPOLÍTICA, RECURSOS NATURALES Y TURISMO viajeros vieron la libertad sexual como uno de los mayores atractivos, algo que los nuevos turistas-recolonizadores buscan en los trópicos de hoy. El Caribe fue el escenario donde se libró la primera batalla entre los conquistadores y los pueblos originarios en los primeros cincuenta años de la conquista y esas islas paradisíacas fueron testigos del primer exterminio, una sombra que se propagará, como la peste, durante los siguientes siglos por toda la geografía de América. Este mar y sus costas fueron escenario y testigo del enfrentamiento o guerra no declarada entre los conquistadores, que intentaban llevarse el fru- to de su saqueo, con los piratas y corsarios, que vinieron a cumplir una fun- ción de guerreros informales en una guerra no declarada entre los imperios coloniales. El Caribe es conocido por sus islas pero también por sus hermosas pla- yas y costas en la zona continental y, lo que tienen en común además de la arena blanca y el agua azul claro como vestigio de ser mares pobres, son las palmeras que emergen de entre la arena dando al paisaje una personalidad propia. Pero esta no fue la vegetación originaria, la que vieron los conquistado- res, la vegetación era otra y de ellas sobresalía la uva de mar y otras especies de arbustos y plantas no tan impresionables ni escénicas como la palmera de coco de agua. Los cocos se mueven sobre el mar y navegan con las corrientes pero vienen de muy lejos y al depositarse en las costas crecen en la arena, el lugar donde mejor se dan de frente al mar, al cual logran domar transformando su agua salada en dulce y resistiendo, la mayoría de las veces, a los vientos hura- canados con su flexible estructura. Fue en este escenario paradisíaco donde la esclavitud logró el mayor desarrollo en la odiada plantación y, con ello, cambio el color de su piel en las islas y en la mayoría del área continental y también fue la cuna de las ma- yores rebeliones de los esclavos y otros oprimidos, lo que culminó con la primera independencia del Caribe: Haití. Del descubrimiento al final del siglo XX, el Caribe fue uno de los escena- rios de conflictos permanentes en el mundo, primero entre imperios, luego entre potencias colonizadoras y, por último, durante la guerra fría hasta lle- gar a los enfrentamientos actuales de la guerra contra el narcotráfico. EL CARIBE: DEL INFIERNO AL PARAÍSO 9 En medio de la belleza y durante el auge y desarrollo del turismo desta- can la existencia de los países más pobres de América, los conflictos internos graves, como fueron las guerras civiles en Centroamérica y las invasiones de Estados Unidos a República Dominicana, Panamá, Granada, Haití, una re- volución frente a Estados Unidos, la cubana y la mayor migración o expul- sión de población en la región, que llega ser casi la mitad de la misma. Pero las contradicciones son muchas y otro ejemplo de éstas es que frente a los destinos más exclusivos del Caribe está la cárcel militar de Esta- dos Unidos, la que ha logrado acaparar la fama de ser la más tenebrosa del mundo: Guantánamo. Frente al auge del mundo de cruceros, muchas de estas compañías en- frentadas con los países insulares por sus impactos, está la flota de las lanchas rápidas que llevan la droga hacia México y Estados Unidos, en síntesis, zona de conflictos y contrastes, de riqueza y pobreza, un mundo de contradiccio- nes que comenzó hace cinco siglos desde el acontecimiento trágico conocido como el descubrimiento y la conquista. La compleja historia de esta región ha sido trabajada por muchos histo- riadores que han construido distintas imágenes de la misma, a las que se han sumado estudios de diferentes tópicos, como es el ya clásico estudio de Mo- reno Fraginal sobre el ingenio azucarero o sobre la sociedades cimarronas y una larga lista de temas que se han desarrollado en la misma. En nuestro caso tomaremos una parte de ella, la costa oriental o Caribe oriental, zona continental de la cuenca en la cual se ha pasado por la mayoría de las etapas que se dieron en la región, desde la explotación de sus recursos naturales a que toman la naturaleza como eje de atracción, el paisaje usado como atractivo por el turismo, pasando por la pesca y los intentos fracasados de industrialización. Pero ¿por qué comenzaremos desde la etapa de la colonización a la actualidad?, ¿qué motiva hacer este largo camino? Las respuestas son varias, primero los usos diferenciados de los recursos humanos al servicio de diferen- tes empresas y los costos que éstas han generado. Un segundo argumento es que la imagen que se le vende al turista hoy en estos destinos, es la que el Caribe era un lugar poco habitado y casi mágico que despertaba de un largo sueño y allí se depositaba la mano del turista. 10 GEOPOLÍTICA, RECURSOS NATURALES Y TURISMO Esto difiere mucho de la realidad histórica, ya que esta región, como la gran mayoría del continente, se construyó con sangre y fuego desde las plan- taciones a las encomiendas, desde las haciendas a las minas, para generar una riqueza que siempre salía del lugar de origen. Esta fue una región de tránsito de riquezas, el reino de los navegantes de vela, pero también fue una zona de grandes rebeliones de pueblos origina- rios y de una naturaleza indomable que generaba grandes ciclones. Siempre fueron los recursos naturales el eje de la explotación desde el palo de tinte al paisaje natural aunque hoy artificial de las costas e islas, siem- pre fueron explotadas por grandes empresas, la mayoría con capitales de otras tierras, y siempre la población local ha vivido de las migajas de esas riquezas, por ello es necesaria una historia que hilvane todas las formas de explotación hasta llegar al turismo, para no pensar que éste es un hecho fortuito. ¿Qué es el Caribe? La primera definición en un idioma diferente, por parte de un extranjero, genovés-español, de la palabra Caribe se realizó en 1492, en el diario de Cristóbal Colón, que identificó caribes como caníbales, lo cual ratificó en su segundo viaje, identificándolos como los habitantes de las Antillas Menores (Gaztambide, 2003). A mediados del siglo XVI, un mapa francés ya describe un Mer des Antilles (Mar de las Antillas) y luego los ingleses le denominaron Caribbean Sea y, de igual manera, desde comienzos del siglo XVII a las Antillas Menores los mis- mos anglosajones les denominaban Caribby Island (Gaztambide, 2003).

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