LINAJES Y PODER EN LA LOJA ISLÁMICA DE LOS BANŪ JĀLID A LOS ALATARES (SIGLOS VIII-XV) ESTUDIO FINANCIADO POR LA FUNDACIÓN IBN AL-JATIB DE ESTUDIOS Y COOPERACIÓN CULTURAL Miguel Jiménez Puertas © Miguel Jiménez Puertas Edita: Fundación Ibn al-Jatib de Estudios de Cooperación Cultural. I.S.B.N.: 978-84-934264-3-9. Depósito Legal: Coordinación Editorial: Juan Alonso Sánchez Martínez. Diseño de Cubierta: ??????????. Tratamiento de textos: Cristina Pérez Romero. Maquetación: TADIGRA. Granada. Impresión: Imprenta Comercial. Motril. Granada. PRESENTACIÓN I INTRODUCCIÓN Los textos que hablan sobre Loja (Lawša) y su territorio en época an- dalusí (siglos VIII al XV) son escasos, pero además son muy selectivos. Aparte de narrar algunos acontecimientos históricos y ofrecernos ciertos datos administrativos o geográfi cos, mencionan a algunos personajes, respecto a los cuales, en la mayoría de los casos, dan breves noticias. Estos personajes tienen todos algo en común, de algún modo u otro, en el ámbito político, militar, administrativo o religioso, ocuparon posiciones de poder. Solo conocemos, por tanto, individuos ligados al poder, y no todos, solo aquellos que, por determinadas circunstancias, merecieron que otros escritores más o menos contemporáneos les dedicaran su atención, sin olvidar la circunstancia de que el tiempo haya conservado estos escritos de época medieval y hoy puedan ser objeto de análisis por parte de los historiadores de nuestro tiempo. No obstante, el análisis de los datos que aportan los textos escritos so- bre los grupos de poder pueden ser de un gran interés. Naturalmente no desde el viejo punto de vista histórico que se centraba en contarnos los éxitos y los errores de los individuos privilegiados (reyes, aristócratas, etc.), sino desde la necesidad de conocer, en el contexto de una determinada época histórica, los mecanismos del poder, mucho más complejos que la voluntad, capacidad o ineptitud de algunos personajes. En efecto, cuando, por ejemplo, los historiadores decimos, arrastrados en cierto modo por los textos de los cronistas de la época, que el omeya ῾Abd al-Raḥmān III (912-961) reforzó el poder del Estado y controló efi cazmente el territorio andalusí, lo que le llevó a proclamarse califa en Córdoba en el año 929, estamos cometiendo el error de simplifi car en exceso, dado que parece que él fue capaz de hacer esto por sus propios méritos y capacidad. En realidad, sin la existencia de toda una serie individuos y linajes vinculados al poder, capaces de imponer esta autoridad en cada ámbito territorial, ῾Abd al-Raḥmān III no habría podido desarrollar esta labor. Grupos de poder que están vinculados a funciones militares, fi scales, judiciales o religiosas, con unas estructuras familiares y una política de alianzas dirigidas a perpetuar ese poder y mantenerlo en el ámbito de un determinado linaje, aunque no siempre lo consiguieran. 12 Miguel Jiménez Puertas En defi nitiva, debemos abordar el estudio del ejercicio del poder en el ámbito local, la correlación de fuerzas entre las comunidades, el Estado y determinadas familias que desempeñan cargos públicos. Se trata de una temática que, por la escasez de fuentes escritas, ha sido insufi cientemente abordada en el mundo andalusí fuera de las grandes ciudades, aunque hay notables aportaciones1. Para ello creemos que es necesario abordar el estudio de los linajes vin- culados al poder desde una doble perspectiva, el parentesco y el territorio. Por una parte, es evidente la vinculación entre familias y poderes, ya que en las sociedades tradicionales el parentesco y las alianzas, a través de las estrategias matrimoniales y del clientelismo, constituyen elementos fundamentales de los mecanismos de transmisión del poder, sin olvidar el papel que juegan respecto a la propia transmisión de los patrimonios, a partir de dotes, herencias, etc. Por otra parte, también es fundamental la estrategia territorial del poder, es decir, es necesario saber si el ejercicio del poder tiene lugar en territo- rios donde los individuos tienen o no intereses patrimoniales previos, si el poder en un determinado espacio está concentrado en un número limitado de familias o, por el contrario, se encuentra muy disperso, si hay una continuidad en el desempeño de las funciones en un mismo lugar, incluso de padres a hijos, o bien hay una rotación en los nombramientos, etc. Naturalmente, estas cuestiones relativas a las estrategias del parentesco y al territorio de acción de los linajes tienen que relacionarse necesaria- mente, en el caso específi co de al-Andalus, con el poder estatal. Poder éste que desde un momento muy temprano se afi rma en una sociedad que globalmente puede defi nirse como tributaria, por el peso del Estado y del impuesto en el conjunto de la sociedad, con un grupo social que, apegado al aparato estatal, se benefi cia de la tributación a través del acaparamiento de los cargos públicos2. No obstante, no hay que pensar en al-Andalus como un conjunto social dominado por el peso aplastante del Estado y de una aristocracia todo- poderosa, porque creemos que existen sistemas que contribuyen a limitar 1. Destacaríamos, entre otros, uno de los trabajos de Pierre GUICHARD (Al-Andalus frente a la conquista castellana. Los musulmanes de Valencia (siglos XI-XIII). Valencia, 2001), debido a que pretende ofrecer una visión global de la sociedad andalusí, en el que aborda, entre otros muchos temas, el papel de los linajes vinculados al poder y su inserción en la organización territorial del Estado, tanto en pequeñas como en grandes ciudades, asi como en el mundo rural. 2. Samir AMIN, El desarrollo desigual. Ensayo sobre las formaciones sociales del capitalismo periférico, Barcelona, 1978, pp. 11-52. LINAJES Y PODER EN LA LOJA ISLÁMICA 13 el poder de ambos. La parcialidad de las fuentes escritas, que nos hacen ver la sociedad desde el punto de vista del poder, hace que se corra el peligro de sobredimensionar la importancia de los grupos que lo detentan en la sociedad andalusí, por lo que es necesario tantear en los datos que poseemos sus posibles limitaciones y difi cultades para ejercer dicho poder más allá de unos ciertos límites. A algunas de estas cuestiones hemos dedicado un capítulo preliminar en el que pretendemos situar los linajes de poder en el contexto social andalusí. Bajo estas premisas realizaremos nuestra aportación a la historia de la Loja islámica, es decir, partiendo del análisis no de individuos aislados, personajes famosos, sino de grupos familiares, que englobamos bajo el concepto de “linajes”. Concepto que tomamos en el sentido genérico que tiene en el diccionario de la lengua española de la Real Academia, que defi ne linaje como “ascendencia o descendencia de cualquier familia”, y no en un sentido específi camente antropológico3. En cada caso se verá la posible conciencia de linaje que poseían estos individuos y como funciona en relación al ejercicio del poder. Para llevar a cabo este análisis hemos partido de la necesidad de conocer, al menos, dos miembros de una misma familia, de modo que aquellos individuos de los que no tenemos otras referencias a familiares no son estudiados específi camente, aunque los tengamos en cuenta en determi- nados momentos de nuestra investigación. Esto es así porque es la única manera de tener información sobre la transmisión del poder en el seno de un grupo familiar. En cualquier caso se observa que la mayor parte de los personajes citados en las fuentes escritas tienen lazos de parentesco con otros individuos que también ejercieron el poder, lo que ya es signifi cativo de la importancia de los linajes en época andalusí. En conjunto analizaremos ocho linajes, sobre los que hay una desigual información, cuyo análisis estructuraremos en tres grandes etapas cronoló- gicas, que tienen también relación con la naturaleza de las informaciones que aportan los textos escritos y con la peculiar evolución histórica del territorio de Loja a lo largo de la Edad Media. 3. En antropología se entiende linaje como el conjunto de todos los individuos vivos que descienden de un antepasado común, respecto al cual pueden trazar su ascendencia mediante peldaños genealógicos. Ver, por ejemplo, David Montgomery HART, “Ibn Jaldún y Evans Pritchard: la solidaridad agnática y la segmentariedad en la teoría y en la práctica de la antropología sociocultural delmundo islámico”, en D.M. Hart y R. Raha Ahmed (eds.), La sociedad bereber del Rif marroquí. Sobre la teoría de la segmentariedad en el Magreb, Granada, 1999, pp. 11-51, especialmente pp. 17-22. 14 Miguel Jiménez Puertas La primera etapa, correspondiente a los siglos VIII al X, es analizada a partir del estudio del linaje de los Banū Jālid4, procedente de Siria y asen- tado en al-Funtīn (El Frontil), en un medio rural. Esta época constituye un momento de formación y defi nición de la sociedad andalusí, donde juegan un papel esencial los fenómenos de instalación de grupos árabes y bere- beres, llegados a al-Andalus a partir del año 711, las modifi caciones en el poblamiento y los paisajes rurales, así como la consolidación del poder estatal representado por los omeyas de Córdoba. Para conocer en detalle dichos procesos es necesario descender a escala local y, en este sentido, la información sobre los Banū Jālid, familia muy vinculada al poder estatal omeya, es relativamente abundante y nos permite seguir su trayectoria hasta comienzos del siglo XI. Vemos a los miembros de este linaje des- empeñando funciones al más alto nivel, tales como las de consejeros o ministros de los emires (visires), jefes de los ejércitos omeyas (caídes), gobernadores de kūra/s o provincias, etc. Observamos también la ausencia de una urbe en este territorio, ya que aún Loja no tiene esta categoría, aunque la construcción de un primitivo castillo (ḥiṣn) en el año 893, de la que es responsable la alianza entre el Estado omeya y los Banū Jālid, va a constituir el germen de la futura ciudad (madīna).
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