Keynes Vs Hayek

Keynes Vs Hayek

1 Wapshott Nicholas Keynes Vs Hayek 2 Índice Prefacio..................................................................................................................................6 1. El héroe glamuroso..........................................................................................................9 2. Fin del imperio................................................................................................................20 3. Las líneas de combate están trazadas..........................................................................31 4. $ anle% y Livingstone.....................................................................................................## 5. El hombre que mat) a Liber % Valance.......................................................................59 7. ,espuesta a los disparos................................................................................................82 8. The Italian Job...................................................................................................................93 9. Hacia la Teoría general..................................................................................................103 10. Ha%e/ pestañea...........................................................................................................115 11. 1e%nes conquista Estados Unidos...........................................................................127 12. Desesperadamente atascado en el capí ulo 6.........................................................140 13. El camino a ning4n sitio............................................................................................153 14. Los años en la sombra................................................................................................168 15. La era de Ke%nes.........................................................................................................183 16. El contraataque de Haye/.........................................................................................200 17. La batalla se reanuda.................................................................................................215 18. Y el ganador es…........................................................................................................230 7gradecimientos..............................................................................................................239 8ibliografía seleccionada.................................................................................................241 9o as..................................................................................................................................255 3 # Para Anthony Howard ' Prefacio Puede (ue fuera el episodio más inusual del e erno duelo entre los dos gigantes del pensamiento económico del siglo XX. Durante la segunda guerra mundial, <ohn =aynard 1e%nes % Friedrich Ha%e/ pasaron muchas noches >untos, a solas, en la azo ea de la capilla del 1ing?s @ollege de @ambridge.1 Aenían (ue mirar al cielo % &igilar (ue no hubiera ning4n bombardero alemán ratando de lanzar bombas incendiarias sobre las pe(ueñas % pintorescas ciudades de Bnglaterra. En la primavera % el &erano de 1942, como represalia al bombardeo británico de la ciudad medie&al de LCbec/; refugio antiaéreo de submarinos, % de ,ostoc/; sede de la fábrica Heinkel de material bélico; los a&iones alemanes bombardearon una serie de ciudades británicas (ue no enían ning4n ipo de &alor estratégico. Exe er; 8ath % Yor/ sopor aron ráfagas (ue pusieron en peligro sus edificios más antiguos. Los periodistas británicos acuñaron la frase FAhe 8aede/er 8lit"G por(ue daba la impresión de (ue los estrategas de la LuftHafe seleccionaban sus ob>e ivos consultando la guía alemana (ue clasiEcaba las ciudades en función de su &alor cultural. 7unque @ambridge albergaba pocas industrias armamentísticas impor antes, enía asegurado un puesto en la lista de ciudades a de&astar por los nazis gracias a la universidad (ue había sido fundada en la Edad Media. 9oche ras noche; profesores % alumnos del 1ing?s, armados con palas, hacían urnos en la azo ea de la recargada capilla g) ica, cu%a primera piedra puso Enrique *B en 1441. Los (ue hacían guardia en la catedral de San Pablo; en Londres, habían descubier o (ue si bien no era posible e&itar los efec os de la explosi)n de una bomba, sí podían reducir al mínimo el daño pro&ocado por los incendios. De este modo; 1e%nes, a punto de cumplir sesenta años, % Haye/; de cuarenta % uno; se sentaban a esperar el inminente ataque alemán, apo%ando las palas contra la barandilla de piedra. 7mbos compar ían el miedo a no ser lo suEcientemente valientes o hábiles para pro eger su venerada azo ea. ,esultaba par icularmente adecuado (ue los dos economistas u&ieran (ue desafiar el peligro nazi, %a (ue ambos, en diferentes sentidos, habían anticipado la llegada de la iranía nacionalsocialista % habían presagiado el auge de Hitler. 1e%nes era un >o&en profesor de economía del 1ing?s cuando; al estallar la primera guerra mundial, fue reclu ado por el =inisterio de Hacienda, el ministerio de 6 Enanzas británico; para recaudar dinero de Wall $ ree para Enanciar los esfuerzos de los aliados. 7l erminar la guerra, en 1918, siguieron contando con 1e%nes para (ue les asesorara sobre la me>or forma de conseguir las máximas indemnizaciones de los derro ados alemanes. Lo (ue 1e%nes descubrió en las conversaciones de paz de París le sorprendió. =ientras (ue los &ic oriosos líderes aliados, mo&idos por la &enganza, soñaban con la miseria (ue esperaban pro&ocar en el país alemán mediante penas Enancieras se&eras, 1e%nes &eía las cosas de una forma ligeramente diferente. @reía (ue para pro&ocar deliberadamente la miseria de un país como 7lemania, había (ue imponer la pobreza o al a sus ciudadanos, lo cual crearía las condiciones perfec as para el eD remismo polí ico; la insurrección e incluso la re&olución. 1e%nes creía (ue el Aratado de *ersalles, en lugar de propiciar un Enal >usto para la primera guerra mundial, había preparado el erreno para la segunda guerra mundial. De &uelta a casa, escribió Las consecuencias económicas de la paz, una crí ica de&astadora a la locura de los líderes aliados. El libro fue un best seller en odo el mundo e impulsó a 1e%nes hasta lo más alto del panorama internacional, como economista que estaba en sintonía con el pueblo. La mordaz elocuencia de 1e%nes no pasó por alto a Haye/; un >o&en soldado del e>ército austríaco (ue había luchado en el frente italiano % (ue a su regreso encontr) su ciudad natal, *iena, o almente de&astada % la conEanza de sus ciudadanos absolu amente frac urada. Haye/ % su familia sufrieron la acusada inflaci)n que mu% pronto golpearía la economía austríaca. Vio c)mo los ahorros de sus padres se desvanecían, % esa experiencia le puso en contra de los (ue defendían la inflación como remedio para salvar una economía frac urada. Estaba decidido a demostrar (ue no había soluciones simples a los problemas econ)micos intratables, % (ue los (ue defendían los programas de gasto p4blico a gran escala para acabar con el desempleo acabarían pro&ocando no solo una inflación incontrolable; sino la tiranía polí ica. 7unque anto 1e%nes como .aye/ coincidían en los fallos (ue enía el Aratado de Paz de *ersalles, siguieron dedicando la ma%or par e de los años reinta a hablar del fu uro de la economía. Al poco iempo, su desacuerdo incluía el papel (ue enía (ue desempeñar el gobierno % la amenaza (ue suponía a las liber ades individuales la inter&ención del mercado. El debate fue acalorado % descor és, % adop ) el espíritu de una dispu a de ipo religioso. @uando el crac del mercado bursátil de 1929 desencadenó la Lran Depresión, cada uno dio sus propios argumentos sobre cuál era la me>or forma de de&olver la salud a la maltrecha economía mundial. 7unque e&entualmente acep aron estar en desacuerdo; sus ardientes disciplinas siguieron con su fero" batalla mucho después de su muer e. + En sep iembre de 2008, Wall $ ree &olvió a sufrir o ro colapso; % &ol&ió a estallar o ra crisis Enanciera mundial. El presidente Leorge W. 8ush, claro par idario de la postura de Ha%e/ % de las maravillas del libre mercado; u&o (ue omar una difícil decisión: (uedarse mirando; mientras el mercado se iba ralentizando % llegaba a una depresión (ue podía rivalizar con la (ue había habido casi ochenta años antes, o adop ar rápidamente las soluciones /e%nesianas % gastarse miles de billones de d)lares del gobierno para e&itar (ue la fuer emente golpeada economía sufriera más daño. La perspec iva de de>ar (ue el libre mercado hiciera de las su%as era an alarmante (ue; casi sin pensárselo dos &eces, 8ush abandonó a .aye/ % abrazó a 1e%nes. La elección de un nue&o presidente; 8arac/ Nbama, &ino acompañada de la inyección de enormes cantidades de dinero prestado en la economía. Pero antes de (ue los fondos se hubieran gastado o almente; se produ>o una reacción &iolenta en contra de incurrir en estos niveles de deuda p4blica sin precedentes. El mo&imiento del Aea Par % exigió un cambio de rumbo a la administración. FHank; a los americanos no les gusta estar endeudados»,2 reprendió la máxima representante del Aea Par %; Sarah Palin, al secre ario del Tesoro en oc ubre de 2008. Glenn Bec/; comentarista polí ico, reaviv) la repu ación de Haye/ llamando la atención de los americanos hacia su Camino de servidumbre % hacia su olvidado ascenso a los primeros puestos de libros más &endidos de Austria. Ahora Ke%nes estaba fuera y Haye/ dentro. En este momento; las discusiones sobre las

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