Hacia la reproducción social: del hogar a las relaciones sociales y de parentesco En el bloque anterior es posible que hayamos dado la sensación de haber planteado los procesos como si fueran lineales cuando somos plenamente conscientes de que la variedad de situaciones existente nos demuestra que la realidad es más compleja. En esta última parte del libro pretendemos mezclar la estadística con la vida. Descritas y analizadas las reglas que rigen y sostienen los comportamientos sociales y familiares así como algunos de sus efectos, pasaremos ahora al estudio de los propios protagonistas y a la diversidad de relaciones que se establecían entre ellos'. En este punto, los casos de movilidad social detectados contienen una extraordinaria significación para comprender los procesos de repro- ducción social en la zona 2. Desde luego la reconstrucción del itinerario socioprofesional al completo o de las distintas posiciones ocupadas por una persona a lo largo de su vida exige ir más allá de la información obtenida en un solo momento de la biografía individual. En el Antiguo Régimen este objetivo es difícil de alcanzaz si no se cuenta con la posibilidad de seguir la evolución de los grupos residenciales a lo lazgo del tiempo 3. En nuestro caso, entre otras fuentes, gracias a los padrones y a los libros de matrícula existentes, a los datos del Catastro del Marqués de Ensenada y a su interrelación con los libros parroquia- ^ Una propuesta semejante en Albera, D. (1994). z DeVás de nuestro planteamiento subyace la idea de que, más que pensar en términos de linealidad funcional y determinista, hay que hacerlo en [érminos de condición social necesaria pero no suficiente ya que no siempre las mismas causas producen los mismos efectos (Leo- mant, C., 1987: 13-14). Por ejemplo, al margen del mundo del privilegio, en el campo afirmaz sin más que el nacimiento definía la posición social para el resto de la vida de un individuo no se ajusta a la verdad completamente. Las trayectorias vitales que reconswiremos en los pró- ximos capítulos reflejan con toda su crudeza las desigualdades sociales pero también ciertos indicios de movilidad: en las genealogías de los labradores encontramos a jornaleros y mozos de labor•, entre las familias acomodadas a pequeños e insignificantes propietarios, etc. 3 Entre los his[oriadores modernistas es difícil encontrar trabajos como los de Roigé Ven- tura, X. (1989). Con las abundantes fuentes de que dispone desde los años finales del siglo XVIII hasia casi la actualidad puede observar las formas de residencia, las variaciones de las mismas en el ciclo familiar, las relaciones matrimoniales enVe miembros de los distintos gru- pos residenciales según su grupo social, la transmisión de la propiedad y la herencia, etc. 243 les y los protocolos notariales hemos podido levantar algunas gene- alogías familiares y sociales. A partir de ahí, conscientes de que el estudio de la familia implica superar tanto el simple análisis indivi- dual de la casa y de las formas de residencia como el sistema de herencia y de transmisión de la propiedad, nos hemos centrado tanto en los vínculos de parentesco como en las relaciones matrimoniales, patrimoniales, profesionales y laborales, sin descartar evidentemen- te también los lazos de ayuda y solidaridad. Una perspectiva inte- gradora desde el punto de vista metodológico que busca captar con mayor precisión la complejidad y la multiplicidad de factores que actúan en el funcionamiento del sistema social y su reproducción. Una complejidad para cuya comprensión resulta sin duda impres- cindible incidir en las estrategias de la diferencia. Por eso, de acuerdo a la estratiiicación social que establecimos, l,qué compor- tamientos diferenciales se deducen del itinerario vital de algunos individuos en función del grupo en el que se insertaban?' RIQUEZA, PRIVILEGIO Y PRESTIGIO De nuestros datos se desprende cómo entre las capas superiores de la sociedad se detectan algunas estrategias para lograr el control de las instituciones y de los medios que proporcionaban poder, sta- tus y consideración social. Entre ellos destaca la posesión de la tie- rra y otros medios de producción (bien a través de la herencia, bien a través de compraventas u otras vías) y su perpetuación en el inte- rior de la familia por medio del matrimonio y de la vinculación. Sin embargo, aun existiendo un frente común de intereses, podemos distinguir algunas trayectorias y prácticas diferenciadas en su inte- rior. Para su análisis nos fijaremos en la experiencia singular de algunas familias cuyos miembros pueden ilustrarnos las estrategias seguidas para su reproducción 5. ^ Un intento de reconstrucción de historias familiares desde una perspectiva socioprofe- sional y fundamentalmente a partir de testamentos, dotes e inventarios post-mortem, en Her- nández Bermejo, M. A. (1990: 198-234) paza la villa de Cáceres. 5 Para comprender los mecanismos de perpetuación y reproducción de los grupos de poder es lógico que la nobleza haya recibido una especial atención por parte de la historiografía. En este sentido, los casos de Extremadura y Murcia pueden consideratse emblemáticos. Vid. por ejemplo Gerbet, M. C. (1983); Rodríguez Sánchez, A. (1992); Aragón Mateos, S. (1990); Montojo Montojo, V. (1991) o Chacón Jiménez, F. (1995b). Véase también Atienza, L(1987; 1990); Dedieu, J. P. (1995) o Nassiet, M. (1995). Sin ánimo de ser exhaustivos, una muesVa del gran 244 De hidalgos y mayorazgos Entre la hidalguía local terrateniente, un claro ejemplo de acu- mulación, concentración y reproducción patrimonial basado en las estrategias matrimoniales lo tenemos en el caso de las familias Auñón Coca y Del Corro Bustamante, familias que hacia finales de los años treinta unieron sus respectivas propiedades con el doble matrimonio de dos de sus hijos y cuyos frutos alcanzarían trece años después al acaparar uno de ellos la mayor parte de las mismas (véase Genealogía n° 1). TABLA GENEALÓGICA N° 1: La familia Corro Bustamante - Auñón Anronio del Corro Calderón OTO ]uana María Zaballos Pedro AUÑÓN ^TO Águeda de Coca y BUSTAMANTE I I 4 0 José Antonio del Corro Juan Manuel del Corro ]uana AUÑÓN Josefa AUÑÓN y BUSTAMANTE y BUSTAMANTE (Regidor) (Regidor) I I 4 = Hombre O = Mujer Así, Josefa y Juana, hijas de doña Agueda de Coca y don Pedro Auñón, contrajeron nupcias con los hermanos don Juan Manuel y don José Antonio del Corro y Bustamante, naturales de las Montañas de Burgos, ambos también hidalgos, grandes propietarios y regidores en los años del Catastro. Hacia 1768 según las comprobaciones catas- interés prestado al tema de las élites por nuestra más reciente historiografía la podemos encon- traz tanto en trabajos colectivos (véanse por ejemplo los recopilados por Martínez Millán, J., 1992; Lambert-Gorges, M., 1993; J. P. Amalric, 1993; Cazasa Soto, P., 1994; Hernández Fran- co, J., 1996; Imízcoz, J. M'., 1996; Castellano, J. L., 1996; Castellano, L L. - Dedieu, J. P. (1998); Aranda Pérez, F. ]., 1999; o Chacón Jiménez, F. - Hernández Franco, J., 2000) como en diversas monografías (Aranda Pérez, E J., 1999; Gimeno Sanfeliu, M'., 1996; Irles Vicen- te, M' del C., 1996; Hernández, M., 1995; Burgos Esteban, E M., 1994; Guerrero Mayllo, A., 1993; Guillamón, J., 1989). En el caso que nos ocupa, una primera aproximación más breve a la que aquí presentamos en García González, F., (1998). 245 trales el primero de ellos ya había heredado junto a su cuñada los bie- nes de su hermano José Antonio al morir sin descendencia (suce- diéndole directamente en el mayorazgo que habían dejado sus padres y beneficiándose de las rentas de una capellanía fundada en Madrid), así como todos los vínculos y bienes libres de su suegra, aún proindi- visos. Pero además tenía una parte de la herencia de doña Elvira Auñón (a cuyos restantes herederos compró una labor en la aldea de Povedilla con diferentes tierras), tía a su vez por vía materna del tam- bién regidor e hijosdalgo don Alfonso Isidro Blázquez Fernández de Córdoba, que era el propietario laico residente en nuestra comarca más rico en 1753 (no en vano la encontramos viviendo en su casa por los años del Catastro al ser soltera y de avanzada edad) 6. En este caso también sabemos cómo se fraguó su patrimonio, sir- viéndonos igualmente para ilustrarnos otra de las características de este grupo: el desarrollo de una política matrimonial con claras impli- caciones territoriales tendente a concentrar propiedades situadas en diferentes lugares, aunque también puede ser una muestra más de la dificultad entre la hidalguía local de encontrar matrimonios de su mismo status. Don Alfonso Isidro Blázquez (Tabla Genealógica n° 2) era hijo de doña Isabel María Auñón (descendiente del regidor don Juan Gregorio Auñón y de doña María Josefa Montoya) y de don Jeró- nimo Blázquez Fernández de Córdoba, también regidor -y al final de su vida presbítero- de la cercana villa de EI Bonillo, donde había naci- do. Contrajo matrimonio con doña Bernarda Valenzuela, natural de El Horcajo (Cuenca), quien llevó como dote casi 50.000 reales' mientras que su padre le dió a él más del doble (110.000 reales en los siguien- tes conceptos: 88.000 reales en dinero, labores, ganados y otros bie- nes, agregando después otros 22.000 reales para la compra de un hato de machos cabríos). Posteriormente su patrimonio se completó con la compra a sus tres tías religiosas dominicas en la villa de La Solana de tres partes de la casa donde vivía, las labores de la Sierra y otros bie- nes, todo por un valor de 28.000 reales además de la obligación de 6 EI enlace de José Antonio con Juana se efectuó el día 7/9/1738 y el de luan Manuel con Josefa el 22/2/1739). ADA, Libro de Matrimonios, Leg. ALZ 89, pp. 98v-99; AHPA, Secc.
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