View metadata, citation and similar papers at core.ac.uk brought to you by CORE provided by Hedatuz JULIO CARO BAROJA SUS OBRAS E IDEAS (*) Davydd Greenwood (*) El presente estudio, escrito hace ya varios años por su autor, en 1970 ó 1971, forma parte de la “Memoria de Presentación de D. Julio Caro Baroja al Premio Santiago Ramón y Cajal, 1982”, formulada por el Gobierno Autónomo Vasco y la Universidad del País Vasco. En su texto introductorio, la Memoria contenía una explicación previa de la inclusión del trabajo del Dr. Greenwood, profesor de Antropología de la Universidad de Cornell, USA, y que, por su significado, creemos oportuno reproducirla aquí, haciendo asimismo nuestra la intenciona- lidad de su contenido: “Si en cualquier caso las valoraciones corren el riesgo de subjetivismo —no menos equivocado por bien intencionado que fuera—, este riesgo se hace más presente cuando el objetivo resulta una estima competitiva. Bajo tal consideración, los proponentes hemos optado por reproducir un texto que fue prepara- do sin tal exigencia y que, por ende, no incurre en pretenciosidad alguna. Entendemos, por tanto, que la exactitud de estas valoraciones depende, además de su intencio- nalidad, del conocimiento técnico de la tarea específica de que se trata de describir. También por este concepto resulta indicada la estima del profesor Greenwood. Y, en tercer lugar, el hecho de ser extranjero y ajeno, en consecuencia, a las formalidades conocidas de la vida académica, el autor de la nota avala una objetividad digna de ser estimada.” La bibliografía de D. Julio Caro Baroja que el Dr. Greenwood incorporaba al final de su estudio ha quedado aquí sustituida —y actualizada— por la bibliografía que, a continuación de este artículo, hemos incluido debida a D Antonio Carreira. Asimismo, se han actualizado los epígrafes (al final del presente trabajo) correspondientes a títulos, ejercicio docente y otras actividades de Caro Baroja. Julio Caro Baroja se destaca como una de las figuras europeas más notables de hoy; sin embargo, el conjunto de sus obras no ha sido todavía objeto de la debida apreciación crítica. El propósito de este ensayo es poner de relieve y analizar algunos aspectos de sus obras que me llamaron la atención como antropólogo cultural extranjero interesado en asuntos españoles y, a la vez, estimular futuras investigaciones sobre estos temas. Desde el punto de vista práctico, este proyecto nació de mi interés en sus obras y de la dificultad en encontrarlas. Desde el punto de vista teórico, nació de mi encuentro con sus ideas, que forman una perspectiva integrada de las relaciones entre la antropología cultural y la historia social. El siguiente estudio, aunque breve, demuestra la unidad de sus intereses, una unidad que, al incluir los judíos en la corte de Felipe IV, la numismática, la ciencia lingüística, arqueología, historia rural, tecnología, urbanización, mito- logía, etc., abarca una visión total del hombre y su mundo cultural. Esta visión tiene un interés especial para los modernos antropólogos culturales, los cuales ahora tratan de incorporar la antropología y la historia dentro de un solo esquema de investigación. ¿Y por qué un americano? A propósito de un estudio que hice de la vida rural vasca leí “Los Vascos”, obra capital de Caro Baroja. Luego, durante esa investigación, recibí constante apoyo y crítica de don Julio. Empecé a leer otras obras suyas y comencé a darme cuenta del alcance que las implicaciones de sus ideas tiene para la antropología cultural. Los antropólogos culturales americanos y los antropólogos sociales ingle- ses han ido desarrollando un interés intenso en el estudio de la Europa occidental. Después de casi un siglo de estudio de las sociedades primitivas y campesinas no occidentales, nos encontramos en el extraño trance de com- prender mejor la vida social de los aborígenes australianos que la vida social y cultural de los países que han tallado la historia del mundo durante más de DAVYDD GREENWOOD 229 cinco siglos. Además, hemos llegado a darnos cuenta de que entendemos el resto del mundo comparándolo con una idea de nosotros mismos, a menudo, completamente equívoca. Ahora tenemos que poner en perspectiva la vida social y cultural de las poblaciones occidentales antes de poder seguir el estudio comparado de la humanidad de una manera significativa. Y estos estudios tienen que ser a la vez históricos y culturales. Sin embargo, resulta que la mayoría de las técnicas y teorías de la antropología social y cultural son inútiles para el estudio de Europa. El structural-functionalism a menudo se usa como sustituto de datos históricos o trata el pasado como un mero prólogo lógico del presente. Europa nos presenta una riquísima documentación histórica, pero nuestras teorías o exclu- yen la consideración de esa historia o no nos dan ningún criterio de selección referente al uso de aquella documentación. En la experiencia formativa de Caro Baroja tenemos de manifiesto la existencia de este problema porque él se entrenó ampliamente en la antropo- logía cultural y social, pero la encontró muy poco adecuada para el estudio de problemas europeos. Ahora se identifica como historiador social para distin- guirse de los antropólogos de orientación sincrónica, aunque sigue utilizando algunos conceptos de la antropología en sus estudios de la historia social española. Por lo tanto, su selección de teorías y conceptos, las fuentes que utiliza y los temas que él investiga nos pueden servir a los antropólogos como paradigma, la integración que ha realizado un erudito de la historia y la antropología, para que la exploremos y apliquemos a nuestros estudios de Europa. Es a la luz de estas consideraciones principales que deseo presentar esta apreciación de sus obras e ideas. LAS OBRAS El panorama que nos presentan las obras de Caro Baroja es realmente impresionante. Ha escrito ampliamente sobre la historia social en general, la prehistoria, la lingüística, la tecnología, el arte y la literatura popular, la etnología, la historia social de las minorías étnicas, los movimientos sociales, además de ensayos y biografías. Sus estudios abarcan casi todos los períodos históricos, desde la prehistoria hasta el presente. Su enfoque geográfico ha sido España, Africa del Norte y el Mediterráneo en general. Sus publicaciones incluyen unos 23 libros (algunos más si se incluyen monografías) y casi un centenar de artículos y ensayos. Estas obras hablan por sí mismas y no necesitan alabanzas mías. Pocos estudiosos han producido tal diversidad de obras excelentes. Menos aún han explorado tanto temas nuevos. El presente ensayo sólo puede abarcar una pequeña parte de su produc- ción. Por tanto, he escogido algunos temas generales que merecen más estu- dio y que pueden formar parte del paradigma para las investigaciones antropo- 230 JULIO CARO BAROJA. SUS OBRAS E IDEAS lógicas de Europa. Más específicamente he excluido la consideración de las obras sobre la prehistoria, la lingüística, la tecnología, la biografía y los ensa- yos. Además, como estudiante de asuntos vascos, creo que sus obras referen- tes al País Vasco requieren una consideración aparte. Por tanto, lo que sigue es una selección hecha de acuerdo con criterios muy concisos. LAS IDEAS Viejos lugares comunes Una de las ideas más fértiles de Caro Baroja es el concepto de “viejo lugar común”. Desarrollado específicamente en “La ciudad y el campo o una discusión sobre viejos lugares comunes” (1959), este concepto casi podría servirle a manera de “manifiesto” teórico. Específicamente, en el mencionado artículo desarrolla este concepto del viejo lugar común por medio de una explicación de uno de los más extendidos y equivocados conceptos en el pensamiento occidental: el contraste absoluto que se hace entre la vida de la ciudad y la vida del campo. La característica más señalada del lugar común es la de afirmar que el mundo funciona de una manera específica con tal certidumbre que hasta los estudiosos más críticos lo usan sin tratar de comprobarlo. El resultado es que el concepto equivocado pasa a través de los siglos (en este caso, el contraste entre la ciudad y el campo desde Platón hasta el presente) casi sin modifica- ción y llega a empañar las investigaciones sobre la vida social. Además, el lugar común no es sólo un concepto, sino una constelación de ideas. Por ejemplo, el contraste entre la ciudad y el campo descansa sobre otros conceptos relacionados con las fuentes de la dinámica histórica de la sociedad, con la estructura social de la vida urbana y la vida rural y el valor moral de ambos tipos de vida. Específicamente este lugar común no nos ha permitido descubrir la historicidad patente de la sociedad rural, la naturaleza tan variable del ambiente rural y sus efectos sobre el desenvolvimiento de la vida urbana, y ha exagerado los contrastes entre la vida urbana dinámica y la vida rural estática y tradicional. Se ha creído de manera tan implícita que pocas veces ha sido sometido a una prueba directa; sin embargo, en pocas páginas, Caro Baroja llega a comprobar lo poco adecuado que esto resulta para el análisis riguroso de la historia europea. Lugares comunes como éste, o el de la falta de historicidad de la vida rural, o la tradicionalidad de las gentes rurales, están tan extendidos hasta en nuestras propias definiciones de los problemas que queremos estudiar que no nos damos cuenta de su influencia. El punto más fuerte en la etnología e historia social de Caro Baroja es casi siempre la crítica de los lugares comunes aceptados, especialmente de los DAVYDD GREENWOOD 231 lugares comunes sobre la historia y la sociedad. El sentido común es una modesta guía en las investigaciones; no obstante guía es, hasta un grado realmente asombroso. Esto quizá podría interpretarse, por otro lado, como una forma de nihilis- mo histórico en las obras de Caro Baroja; sin embargo, no lo es.
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