francisco fernández cagiao Marcelino Martínez Cao Cuando Pereda me dio el pase, ya era gol Vicente Araguas —En julio de 2010, un día posiblemente igual de caluroso, Marceli- Marcelino, los ojos detrás de unas Ray-Ban, salió rápido, como el Nor- no Martínez Cao volvió al Hispano-Argentino de Xuvia-Neda, como dés al pasar por Ancos, entre la admiración de la muchachada, y subió aquella vez, julio también pero de 1964, poco después del mítico gol a a un Volvo, dirección Coruña. Y con él iba Miguel Díaz, tal como yo se- Yashin, “La araña negra” de una selección rusa vetada por el franquis- ñalo en el cuento de “Xuvia-Neda” que ilustra aquello, pero también Geni mo. Hasta esa tarde en que Marcelino giró la cabeza haciendo que Yas- Baturone. Y Marcelino, cuarenta y seis años después pide que lo haga hin fuese Don Tancredo (“cuando Pereda me dio el pase ya era gol”, ase- constar. Y yo así lo hago. Como también que después me fui a fumar un gura el de Ares, con un sentimiento de humildad rayano en un arrebato “Lucky Strike” furtivo con Luis Torres Foira, y las nubes del Portazgo de lírico) y la selección española de los tres gallegos de excepción (Amancio, Xuvia hacian por parecerse a las tetas de Brigitte Bardot, y el verano del Marcelino y Luis Suárez) alboroto mesurado, que los tiempos eran bien 64 no sabía, le hubiera dado lo mismo, que iba a convertirse en fragmen- otros y las dictaduras, en todo caso, se previenen ante el fervorín popular. to de mi historia sentimental. Pero este verano Marcelino volvió al Hispano-Argentino, a disfrutar de —No, yo nunca había coincidido antes con Lev Yashin. Luego la hospitalidad de su aún dueño, Pacucho Fernández Cagiao, conmigo del partido, en el banquete posterior, así eran las celebraciones como tercero en discordia; ojos y oídos atentos a la jugada. Fruta madu- de entonces, estuvimos frente a frente, entendiéndonos por señas, ra yo también ya. Muy atrás aquel pimpollo que en compañía de una claro está. ¿Qué si era alto? Mire, estaba por encima de Iríbar, verde caterva nedense, cien chavales tal vez, había acudido a la puerta metro noventa, noventa y dos. Ese día estuvieron en el campo del restorán porque, la voz corrió como pólvora, Marcelino, “el del gol a los dos mejores porteros del mundo. ¿Qué si José Ángel Iríbar ya Rusia” estaba comiendo en el Hispano. Y aquello fue visto y no visto. era entonces un “abertzale”? No lo sé. En el vestuario no se ha- 26 | galegos 11 | 111 / 2010 entrevistaentrevista difícil de olvidar a todo un jugador madridista, bajo la férula de un presidente tan presidencialista como Berna- béu, Paul Breitner, financiando una huelga de la Stan- dard Eléctrica. En el silencio, no sé si de los corderos, lla- mativo en todo caso, de los futbolistas, supongo que subayace la precariedad de unos contratos, bien que mu- chas veces substanciosos pero efímeros por definición, y sobre todo que los clubs estén manejados, casi siempre, por manos interesadas. Interesadas en su beneficio, eco- nómico, político, pero también en que los gladiadores a su cargo combatan sin opinar. Que para eso se les paga. —¿Jugadores intelectuales, dice usted, tipo Par- deza o Valdano? ¿Que si conocí alguno? Hombre, incluso conozco futbolistas que han escrito libros. ¿Ellos mismos o con ayuda de “negros”? Habrá de todo, claro. Ahora, volviendo a su pregunta yo mismo, sin ser un intelectual, leía mucho en aque- llas concentraciones. Otros le daban al naipe, por ejemplo, pero yo prefería leer. Los autores que es- taban de moda de aquella: Knut Hamsum, Lajos Zilahy, Cecil Saint Laurent, Carmen Kurtz, ¡yo qué sé! Pero es que además “Los Cinco Magníficos”, ¡los cinco!, éramos buenos lectores. Carlos Lape- tra estudiaba Derecho, y le quedó muy poco para acabar la carrera. Yarza, el portero, también estaba estudiando. De San Sebastián era. Muy buen por- tero, como tantos otros paisanos suyos. Sí, por regla general los porteros vascos salen buenos. Hombre, la razón exacta pues no se la sabría decir. Tal vez que allí, de chavales, juegan mucho al fútbol en la playa, y eso ayuda a tirarse, a trabajar los reflejos y tal. Pero hoy tampoco es que destaquen especial- Marcelino, con la camiseta de la selección. En la página anterior, Marcelino, en la actualidad. mente. Esto va por épocas. Hubo muchas tempo- radas en que los mejores jugadores de España, de- blaba de política. Ni de un lado ni del otro, ojo, que allí nadie lanteros y de centro del campo, salían de Galicia. Son ciclos. instrumentalizaba a nadie. Iríbar era (y es) un buen tipo, afable, —Bromeo con Marcelino acerca del dichoso, o bendito según se vea, natural, muy humano. En todo caso las ideas políticas que pueda gol a Rusia. Primero practico (él también conmigo, este señor es tan buena tener hoy serán cosa suya, y yo las voy a respetar. Que las com- gente como las nubes que pasan sobre nosotros, intercaladas con soles y parta o no ya es otro tema. Y vuelvo a decir que en esa época no aun soledades, por el Portazgo de Xuvia-Neda) un poco el humor negro había futbolistas de izquierda, pero tampoco de derechas, por de hablar de necrológicas. La que habré de escribirle, si le sobrevivo, así mucho que me diga usted que el ambiente favoreciese a estos úl- que pasen muchos años. “Y usted que no lo vea”, me retruca el de Ares, timos. Y por supuesto no conocí a ningún jugador que fuese “del con sonrisa maliciosa. Y así las cosas reflexionamos en lo que tiene de Régimen”. Humanos, solidarios, casi todos; políticos, lo que en- “vivo”, cual si se tratase de un libro, un disco, una película, el famoso gol. tendemos como políticos, ninguno. Máxime después del pasado éxito español en el Mundial, que revitalizó —Viendo la cuestión desde fuera estoy bastante de acuerdo con Mar- la figura de Marcelino Martínez Cao, hasta el punto de que Televisión celino. Máxime cuando vemos que hoy, en una democracia consolidada, Española (pasando al día siguiente las imágenes en sus telediarios) estu- donde hay libertades de todo tipo, los futbolistas evitan definirse política- vo grabando en directo las reacciones de Marcelino en el transcurso del mente. Salvo cuando lo hacen como colectivo. Por ahí algunas manifes- partido que libraron España y Holanda. taciones públicas de la plantilla del Atlhetic de Bilbao. A título indivi- —Hoy España, después de los dos últimos campeonatos, el dual por un Oleguer, independista catalán reconocido (y reconocible), hay Mundial y el Europeo, conseguidos es la primera potencia fut- catorce mil jugadores que jamás se definen. Volviendo a Iríbar, y aparte bolística. Pero, claro, hay que añadirle el logrado por nosotros. de posicionamientos suyos posteriores, bastante más polémicos, nadie ne- Porque, lógicamente, los títulos hay que ir sumándolos. Es evi- gará su postura gallarda, junto a Sergio y Aítor Aguirre, los tres con bra- dente que sólo de la historia no se puede vivir, pero sin ella, tam- zaletes negros cuando los últimos fusilamientos franquistas. Como será poco. Y esa la vamos haciendo nosotros, también en lo referen- galegos 11 | 111 / 2010 | 27 gue el momento. Yo estuve doce años al máximo nivel. Mu- chos partidos al año, Liga, Copa, competiciones europe- as jugando prácticamente siem- pre, setenta u ochenta partidos al año, en una época en que no había substituciones durante los partidos. Eso te machaca, por supuesto. Rodilla, tobillo dañados. ¿Dópin? Café con coñac cuando hacía mucho frío, en Escocia y por ahí arri- ba. No, nada de anfetaminas. Sí oí hablar de ello pero nunca vi a nadie tomando semejante cosa. Las anfetaminas te deja- ban despierto, y eso podría valer para estudiar de noche, pero no para jugar al fútbol. Aumenta- ban el ritmo cardíaco, e imagí- Golpe de fuerza en el Bernabéu. nese un individuo a no sé cuan- tas pulsaciones por minuto. te a los mitos deportivos. Ahora, ocurre que este país es muy Como para quedarse tieso. Que no, que en mis tiempos en el fút- contradictorio, somos una nación de contrastes, y lo que ahora bol no había dópin. ¿Los ciclistas? Pero ese es un deporte durísi- se celebra tanto, mañana ya iremos viendo. No se olvide, aun- mo, de esfuerzos brutales. En el fútbol tienes un contrario en- que nuestros hijos ya no lo recuerden, pasamos una guerra fra- frente, y necesitas la mente tan despejada como el otro. Técnica tricida, y subrayo el adjetivo. Y no me gusta hablar de vencedo- sobre todo. Lo que en el ciclismo es, básicamente, fuerza. Tam- res y vencidos, bueno, usted dice que unos más que otros, y yo poco creo que los futbolistas de hoy sean más atléticos. Los cha- le digo que depende, porque aquí hubo muchas familias que te- vales comen mucha basurilla, bollos y demás, lo que no ayuda. nían gente de derechas y de izquierdas. Aparte de que jodimos, Los de mi tiempo nos alimentábamos racionalmente, corríamos y perdone por la expresión, el país. Así que mejor no recordar- mucho en aquellos partidos de playa, es decir, que había una pre- lo. ¿La represión y todo eso? Claro que la hubo, pero volviendo paración de base impresionante. Cuando llegué al Racing de Fe- a lo anterior, la guerra la ganaron unos militares contra otros mi- rrol con diecisiete años tenía treinta y ocho pulsaciones en repo- litares, ¿no? Si hubiesen vencido los que perdieron, pues habría so, y corría los cien metros en once segundos, fíjese si venía bien que ver.
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