Año 2003 Nacionalidad USA Estreno 16-01- 2004 Género Drama Duración 117 M. ZINEMA.COM T. Original Mona Lisa Smile Dirección

Año 2003 Nacionalidad USA Estreno 16-01- 2004 Género Drama Duración 117 M. ZINEMA.COM T. Original Mona Lisa Smile Dirección

Año 2003 Nacionalidad USA 16-01- Estreno 2004 Género Drama Duración 117 m. Mona Lisa ZINEMA.COM T. original smile Mike Dirección Newell Julia Roberts Intérpretes (Katherine Watson) Kirsten Dunst (Betty Warren) Julia Stiles (Joan Brandwyn) Maggie Gyllenhaal (Giselle Levy) Ginnifer Goodwin (Connie Baker) Lawrence Guión Konner Mark Rosenthal Anastas N. Fotografía Michos Rachel Música Portman Mick Montaje Audsley Sinopsis Katherine Watson viaja desde California al campus de la universidad de Wellesley en Nueva Inglaterra en otoño de 1953 para enseñar historia del arte. En la era de post-guerra, Katherine espera que sus estudiantes, las mejores y las más brillantes del país, aprovechen las oportunidades que se les presentan. Sin embargo, poco después de su llegada. Katherine descubre que el entorno de la prestigiosa institución está estancado en la conformidad. Según su profesora de etiqueta, Nancy Abbey, un anillo de compromiso en el dedo de una joven esta considerado como un premio mayor que una buena educación. En un mundo en el que les han dicho cómo deben vivir, Katherine les enseñará a pensar por sí mismas. Sin embargo, a pesar de los intentos de sus estudiantes para encontrar su propio camino, Katherine también aprenderá una lección diferente para ella misma. Referencias • Dirige Mike Newell (Reino Unido, 1942), que proviene de la televisión Granada donde dirigió numerosos telefilmes y que en la actualidad prepara Harry Potter and the goblet of fire, nueva entrega de la serie. Su filmografía está compuesta por las películas La máscara de hierro (1977), El despertar (1979), Bad blood (1981), Bailar con un extraño (1985), The good father (1986), La voz del silencio (1987), Amazing Grace and Chuck (1987), Soursweet (1988), Escapada al sur (1992), Un abril encantado (1992), Cuatro bodas y un funeral (1994), Una insólita aventura (1995), Donnie Brasco (1997) y Fuera de control (1999). • Está protagonizada por Julia Roberts (Ocean's eleven, The mexican, Erin Brockovich, Quédate a mi lado, Notting Hill, Novia a la fuga), quien para preparar el papel asistió como observadores a clases de historia en la Universidad de Nueva York. • Le acompañan en el reparto Kirsten Dunst (Spiderman, Así es el amor, Amor loco, amor prohibido, A por todas, Muérete bonita, Las vírgenes suicidas, El cuervo: salvación), Julia Stiles (Laberinto envenenado, Diez razones para odiarte, Espera al último baile, Esta chica me pone) y Maggie Gullenhaal (Cecil B. Demented). • También intervienen el británico Dominic West (Rock star, 28 días) y Marcia Gay Harden (Mystic river, Pollock, Tardes de Gaudí, ¿Conoces a Joe Black?, Flubber y el profesor chiflado, Medidas desesperadas). • El guión es de Lawrence Konner y Mark Rosenthal, quienes forman un equipo responsable de los libretos de películas como El planeta de los simios, Mi gran amigo Joe, Mercury rising). • El director de fotografía es Anastas N. Michos (Smoochy, ¿Qué más puede pasar?, Más que amigos, Man on the moon, El pez gordo) y la banda sonora está compuesta por Rachel Portman (La verdad sobre Charlie, Mi Napoleón, La mancha humana, La guerra de Hart, Chocolat, Las normas de la casa de la sidra, Beloved). • El título se refiere a la sonrisa del famoso cuadro de Leonardo Da Vinci. • Está producida por Revolution Studios y Shoelace Productions, la compañía de Julia Roberts. • Fue candidata al Globo de Oro 2004 a la mejor canción original, el tema The heart of every girl, compuesto por Elton John con letra de Bernie Taupin. • El rodaje se inició en noviembre de 2002 y se prolongó hasta JULIA CONTRA LAS ALUMNAS NUPCIALES Sonrisa inútil. Sonrisa blanda. Sonrisa prettymanufacturada. Gélida, tramposa sonrisa blanca e inmensa, que apenas si esfuerza las comisuras por disimular con pulcritud el burdo artificio de puro marketing recaudatorio para el que ha sido exhortada, esta Mona Lisa bienpagá, con sonrisa sin atracción de risa, pero con la prisa tersa y lista para el cobro de la molar exhibición aquí presente, se revela píjamente, con la caramelidad de una Barbie Ferrero Rocher vestida de comunión con un traje de algodón dulce, como uno de los más pánfilos y almibarados productos cinematográficos de la temporada primavera 2004. Las combustibles, fotogénicas, obstaculizadas, vedadas andanzas magistrales de esta profesora de arte contemporáneo que, con excesivas (“Ella quería cambiar las cosas”) e impostadas pretensiones, se nos es presentada como “una bohemia que se dirige a la universidad más conservadora del país”, lo que suponen, en realidad, es la bobalicona, alicorta plasmación fílmica del enésimo relato (EMPEROR´S CLUB, MENTES PELIGROSAS, etc.) articulado según el ideal culturalista, espabilante e iniciático, que el impecable director australiano Peter Weir urdió magistralmente en torno a la encrucijada de conflictos educacionales que acontecían en la ya clásica y, hoy por hoy, tras muchos intentos imitantes no confesados, inmejorable EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS. Y eso que, a priori, la elección de los servicios del responsable orquestador de LA SONRISA DE MONA LISA no parecía muy desatinada a la hora de dignificar un poco los sonrosaditos, melifluos y banales conflictos vicarioinstructivos descritos en el filme. Para infortunio de todos los espectadores, sin embargo, no hay, por desgracia, rastro alguno del Mike Newel sólido, denso, y nada condescendiente que descubrimos en la muy desconocida DONNIE BRASCO, sin duda, (aconsejo fervorosamente su revisión) uno de los mejores policíacos de los noventa. Ni siquiera atisbamos el poco menos que suficiente gracejo alardeado en la muy estimada en exceso CUATRO BODAS Y UN FUNERAL. Contra mi errado pronóstico, este calcocopiado tebeíto Nancy de muñecas Famosa que se dirigen marujiteramente al altar, este recortable de mocitas en la edad del pavo tardío, partío y rubio, requetevisto una y mil veces, está despachado con la simpleza ontológica y la asepsia telefílmica del más inoperante y cero coma cero contenido de materias grasas producto televisivo de sobremesa vespertina, fin de semana, con manta, con brasero, y con preludio de siesta postpaella de pollo y conejo. Bien municionado con un lujoso retablo de joveznas eminentes y platino (Dunst, Styles), bien dentifricado gracias a la tan inerte como boquiabierta presencia de una Roberts cada vez más venida a Julita Colgate (sería digna de Agatha Christie la novelación de los misteriosos y fulgurantes hundimientos profesionales de las sucesivas princesas del firmamento estelar hollywoodiense, tras pescar estatuilla en la gran party del tío Oscar… ¿Porqué, luego de conseguirlos, escogen tan mal sus trabajos? ¿Me quiere contar alguien que ha sido de la Palthrow después de subir al escenario a recoger la estatuilla del dorado caballero?), lo que viene a resultar este batiburrillo de adultitas casamenteras, de virgencitas mostrencas, decimonónicas y carcarizadas, covencidas, entre otras muchas cosas, de que ser un especialista en pintura artística es precisar con extrema exactitud el peso de las reses rupestres de Altamira, o cuál era el número de tallaje cinturero que disfrutaban, libres de toda liposucción, las gracias danzantes y pistoleras que glorificó Rubens, es una desidiosa muestra de cine sin fuste, apolillado, acartonado, repetitivo y más viejo que la abuela madre del señor juguetero que obró la máquina de tricotar de la señorita Pepis. No puede proteger peor embalaje a un discurso (demasiado) palmariamente reivindicativo y desinhibidor que el precinto rancio y augurador de un fluir dramático tan repipi, esquemático, sintético y soplagaitas (o soplafaldas). El simplismo, la monocorde mansedumbre blandida, cercenan las teóricas posibilidades de una historia que pretende hacer apología del vuelo libre, de la independencia personal, y la rebelión ante el rol socialmente acordado, decidido e impuesto. Mike Newel, para entendernos, ofrece a estas niñas un cursillo de natación, y para las prácticas, para la primera toma de contacto con el agua, las arropa vigilándoles el ombligo con un flotador de cemento. El desahogado guión apesta a moralina de sal oronda. Las expectaciones vaticinadas por la voz en off narradora de la historia, creadas para la magnificación evocatoria de la figura femenina central, se vuelven contra ésta, pues su garbeo por el film es tan sumiso y poco entusiasta que la lapida ante los ojos del espectador, que jamás la ve remontar la palabrería inútil hacia ella dirigida. Al lado de esta Srta. Rottermeyer buena y fluorizada, mi amada María Garralón, la inolvidable Julia de VERANO AZUL, es Cristina Almeida; y Heidi, Fidel Castro . Todos los personajes, todos los conflictos se alimentan en la misma tienda de ultramarinos, la de el trivialismo más indeseable. El apresuramiento y la gratuidad de la narración hacen que ésta avance a golpe de acontecimientos atropellados (la llegada del novio lejano, la historia de amor con el profesor de italiano, el inaudito descubrimiento de la infidelidad en un teatro neoyorkino) que desembocan en escenas tan impresentables como la de la fiesta del baile, la de la bicicleteril despedida final, o la del lloro confesor y buscahombros de la execrable cornudita. Únicamente destaca con acierto la resignada, obediente soledad ante el televisor del personaje que interpreta con eficacia la siempre precisa Marcia Hay Garden. No mentarás el nombre de Leonardo en vano. Ésta es la frase que debería estar grabada en el mango del látigo con el que habría que fustigar los mofletes del iluminado que ha concebido tamaño despropósito. La dama que posa imperturbable en un cuadro colgado dentro de una de las estancias de la, por antonomasia, pinacoteca parisina con pirámide de cristal a la entrada no merecía, desde luego, semejante colación. En su lugar, propongo que, para su presumible lanzamiento en vídeo o dvd, el lacerado productor yanqui eche mano de los iconos más risueños o bucoestimulantes de la imagenería estadounidense, y cambie el título a este fotonovelón MUJERCITAS sin Liz Taylor, cuando aún no se llamaba Liz y ya había conocido a Lassie. Aquí tiene mis propuestas: ¡QUE BIEN SONRIEN LOS TROZOS INNATOS QUE LE HAN PUESTO A CHER EN SU BOCA! O también EL MOHÍN DEMÓCRATA, CIRCULAR Y MAMATIVO DE MÓNICA LEWINSKI.

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