EL PRIMER GRABADO PARIETAL NATURALISTA EN CUEVA DE CATALUÑA: LA COVA DE LA TAVERNA (MARGALEF DE MONTSANT, PRIORAT, TARRAGONA) por JOSEP M.ª FULLOLA I PERICOT * y RAMÓN VIÑAS I VALLVERDU * ANTECEDENTES El hallazgo de un grabado parietal en la cova de la Taverna es el resultado del programa de prospecciones y excavaciones que, bajo la dirección de uno de nosotros, está llevando a cabo en el valle del Montsant desde hace cinco años un equipo de trabajo de la Universidad de Barcelona desde los Departamentos de Prehistoria de la Facultad de Filosofía y Letras de Tarragona y de la Facultad de Geografía e Historia de Barcelona, todo ello con los correspondientes permi­ sos de excavación y el soporte económico del Servei d'Arqueologia de la Direc- ció General del Patrimoni Artístic de la Conselleria de Cultura de la Generali- tat de Catalunya (Fig. 1). El río Montsant es un subafluente del Ebro que nace en las cercanas mon­ tañas de Prades y que, tras atravesar la hoya de Ulldemolins, se encaja en un es­ trecho desfiladero. A medida que esa garganta va ensanchándose, hasta hacerse transitable, van apareciendo abrigos, terrazas fluviales y yacimientos de super­ ficie que constatan la presencia del hombre prehistórico en este sector central del valle del río Montsant; son los términos municipales de Margalef de Mon­ tsant y de la Bisbal de Falset. A continuación, tras contornear la sierra del Montsant, el río del mismo nombre se une al Siurana en Lloà; este último de­ semboca en el Ebro ya muy cerca de su final, en la población de García. El valle de Montsant fue una de las áreas que prospectó y excavó S. Vilase- ca desde los años 30 hasta los 60; dio noticia de multitud de yacimientos (VILASECA, 1936,, 1953, 1973) y excavó en alguno de ellos, con notables resul­ tados, como en el caso del Filador (Vilaseca, 1949, 1968). Pese a ello nunca sacó a la luz ningún hallazgo de arte rupestre en la zona, si exceptuamos los gra­ bados localizados cerca de Lloá, pero que se alejan totalmente del grabado que aquí presentamos (Vilaseca, 1953-54). * Departamento de Prehistoria e H.ª Antigua, Universidad de Barcelona. PSANA. — 61-62 67 Josep M.ª Futlola i Pericot y Ramón Viñas y Vallverdu Dentro del programa de investigación al que nos referimos más arriba incluimos, además de la excavación de algunos yacimientos (Filador, Colls, Boix), de la revisión de otros publicados por Vilaseca y de las prospecciones en estaciones de superficie (CEBRIÁ, FULLOLA y otros, 1981; FULLOLA, 1978, 1982 a, b, c; FULLOLA, 1983, 1984, FULLOLA, CEBRIÁ y GARCÍA-ARGÜELLES, 1980; FULLOLA y G.-ARGÜELLES, 1982-83; G.-ARGÜELLES, 1983-1984, G.-AR- GÜELLES y FULLOLA, 1982, 1983), la visita a algunas cuevas de mayor o me­ nor profundidad, pero que normalmente eran visitadas casi exclusivamente por espeleólogos y por gente del lugar. La cova de la Taberna fue una de ellas; acu­ dimos por indicación de los habitantes de Margalef de Montsant, ya que algu­ nos nos dijeron que había en su interior grandes esculturas grabadas en sus pa­ redes, que luego no hallamos. 68 PSANA —61-62 El primer grabado parietal naturalista en cueva de Cataluña: La cova de la Taverna SITUACIÓN Esta cueva, llamada de la Taverna (conservamos aquí la grafía original ca­ talana, pese a que en algún mapa aparece la traducción castellana) se abre en el barranco del mismo nombre, un valle lateral que desemboca en el río Montsant por su izquierda, muy cerca del lugar conocido por Penya Roja. Como los múl­ tiples valles paralelos al que nos ocupa, su cerrada vegetación impide un acceso fácil, incluso siguiendo los antiguos senderos, que han ido siendo borrados por su casi nula utilización. El terreno en que se abre la cueva está formado por conglomerados tercia­ rios, del Oligoceno, de matriz arenosa y cimentación calcárea. La cavidad, for­ mada por caída de bloques fue modificándose por un curso de agua que erosio­ nó el conglomerado y formó elementos calcáreos a lo largo de su recorrido inte­ rior, tanto costras como estalactitas y estalagmitas. Como se aprecia en el plano que adjuntamos (Fig. 2), se trata de una cueva con entrada y salida independiente, a varios cientos de metros de distancia, e in­ cluso con posibles salidas intermedias. Hay también un apreciable ascenso a lo largo de su recorrido. Este itinerario presenta algunas dificultades, sobre todo al principio, en sectores en los que hay que reptar y enfrentarse, con mejor o peor suerte, al curso de agua descendente. La topografía nos fue facilitada por PSANA. — 61-62 69 Josep M.ª Fullola i Pericot y Ramón Viñas y Vallverdu el E.R.E. del Centre Excursionista de Catalunya y por miembros del S.A.S., a los que agradecemos su colaboración; con posterioridad, la topografía ha sido ya publicada (BORRÁS y otros, 1984). La boca principal de la cueva se sitúa a 41° 17' 30" Ν y a 4o 28' 50" E, se­ gún el plano 444, Flix, del I.G.C. Durante la campaña de excavaciones de julio de 1983, se acordó tomar la cueva como objeto de estudio por las indicaciones antes reseñadas; las paredes, de conglomerado, no ofrecían, en principio, ningu­ na perspectiva optimista de cara a la localización de motivos parietales. Tuvo que ser en la zona interior cuando nuestra atención quedó fijada en un bloque calizo encajado entre los conglomerados. En él pudimos distinguir perfectamen­ te los trazos grabados que formaban un indudable cérvido, falto de las patas y con los cuartos traseros representados, al parecer, por el relieve natural y redon­ deado de la roca. Del hallazgo dimos pronta noticia, tanto en una mención ais­ lada (FULLOLA, en prensa a), como en un primer avance monográfico (FULLOLA, en prensa b). ANÁLISIS DEL GRABADO Dentro de la amplísima iconografía rupestre, las figuras de ciervos o cérvi­ dos ocupan un lugar sumamente destacado, representados tanto mediante la técnica del grabado como la de la pintura. Todos estos grafismos abarcan, ade­ más, un largo período de tiempo que podríamos situar, en términos generales, entre el Paleolítico Superior y la Edad de los Metales; citemos, a modo de ejem­ plo, las siluetas de ciervos grabados del arte mueble Cantábrico o las estilizacio­ nes de los vasos funerarios del yacimiento de los Millares. En cuanto al grabado de la cova de la Taverna, cabe decir que su filiación cultural y cronológica se presenta todavía confusa debido a ciertas característi­ cas del propio grabado, como son: su aparente aislamiento en la cavidad, su pe­ queño tamaño y la falta de unos claros paralelos estilísticos. A pesar de ello, creemos que en conjunto el grabado permite valorar ciertos aspectos que pue­ den ayudar a enmarcar su horizonte cultural, el cual deberá perfilarse con más precisión a medida que avancen las investigaciones en este campo. a) Descripción Se trata de la figura de un ciervo adulto de gran cornamenta, diseñado con un fino trazo, de 1 mm. de grosor medio. El animal ha sido representado sólo en su mitad superior, parte delantera, y concretamente, desde el lomo hasta el ho­ cico, con una línea continua que diseña el inicio de los cuartos traseros o grupa, cruz, cuello, frente y termina en la punta del hocico; el ojo se insinúa, aunque con cierta dificultad, así como la oreja (Fig. 3). La distancia lineal entre la parte 70 ΡSANA—61-62 El primer grabado parietal naturalista en cueva de Cataluña: La cova de la Taverna trasera y el extremo de la cabeza es de 9 cms. La cornamenta aparece como en posición sesgada, o perspectiva torcida, con una abertura de 30° y muestra dife­ rencias entre ambas astas. La primera sigue la línea del dorso, posee un candil intermedio y la corona con tres puntas; se observa también que este trazo prosi­ gue hacia la parte superior, el cual dista unos 13 cms. hasta el extremo trasero del animal. La segunda asta parece seguir la línea de la frente, ascendiendo de forma casi vertical; presenta también un candil intermedio, aunque en una posi­ ción más elevada. De todos modos, esta parte de la cornamenta presenta difl- PSANA. —61-62 71 Josep M.ª Fullola i Pericot y Ramón Viñas y Vallverdu cultades de lectura, pues se pierde el arranque y el extremo superior, del que se percibe claramente un candil, posiblemente perteneciente a la corona. Cabe también advertir que la roca en la que se halla ejecutado el grabado muestra una serie de relieves que parecen estar vinculados con la imagen del ve­ nado. Así, percibimos, en la parte posterior del animal, unas protuberancias que vendrían a configurar la parte trasera, mientras que la parte anterior del cuello y patas quedaría manifestada por otros relieves, que además confieren al conjunto un cierto movimiento (Fig. 3). Este hipotético dinamismo contrasta con la posición elevada del cuello y la cabeza, que vendrían a señalar un cierto estatismo y una actitud de alerta, con la vista levantada. b) Concepción estilística Al examinar los conceptos estilísticos del grabado, nos encontramos ante una parte muy concreta del animal que, a su vez, se revela como significativa; nos referimos a una silueta de perfil naturalista, y concretamente a la zona su­ perior de un ejemplar con cornamenta en posición sesgada o torcida. A primera vista, estos rasgos se corresponderían con el estilo III de Leroi-Gourhan, en el cual los animales se representan mediante una línea sinuosa que establece el cuello y el dorso; los detalles específicos se unen para caracterizar cada especie. Las cornamentas están figuradas de perfil o en perspectiva torcida y las extre­ midades están raramente representadas.
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