189 ABR /20 3 Índice 26 Propósitos Tania Martínez 4 Los Barrios de Pachuca Bonfilio Salazar Mendoza 27 Gritar tres veces Lyzmayrú Viveros 6 La Mina El Bordo Irma Eugenia Gutiérrez Mejía 28 Reflejos María Fernanda Lamas 8 El Acueducto de Zempoala: Una lección de la historia Deseo Director 29 Luis Lauro Garza Antonio Lorenzo Monterrubio Fer Mungia Editora Adriana Garza 9 Confidencias de un hidalgoloso 30 Escrituras Arte y diseño Enrique Rivas Paniagua Abraham Nuncio Martín Ábrego Parra Asesor de la dirección 10 A un año de Tlahuelilpan, el 31 Mis memorias sobre Sandra Gilberto Trejo huachicol y otros delitos acechan Hidalgo Luisa Fernanda Patrón Comunicación e imagen Brenda Yañez Irgla Guzmán 32 Mis andanzas con Sandra Arenal Publicidad 12 Huachicoleo urbano, Maricruz Flores Martínez Gerardo Martínez la “Mordida” Relaciones públicas Anselmo Estrada Alburquerque 34 Amiga Sandra Flaka Aguirre Lídice Ramos Ruiz Fotografía 13 Hidalgo: Crisis en transparencia Rogelio (Foko) Ojeda Mayra González Jorge Martínez López 36 Adiós, Manuel Andrés Meza Cartones, cromos e ilustraciones Salvador (Chava) González 14 Municipios: Batalla electoral 2020 Pablo Vargas González Siguen presentes Asesor legal 37 Luis Frías Teneyuque Jorge Castillo ¿Quién negocia con los derechos Distribución 16 Luis Carlos Ramírez de las hidalguenses? 38 Humano entre humanos Reyna Torres Juárez Martha Izaguirre 18 Megaproyectos: Depredación y 39 Andanzas sexuales de Carlos protesta social Fuentes y Rita Macedo Pablo Vargas González Eloy Garza González La Quincena / revista mensual / abril 2020 La inocente polvorita, Editor responsable: Luis Lauro Garza 20 40 Entrevista con Renato Tinajero Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derecho de Autor: de Anselmo Estrada Eligio Coronado 04-2003-0828156343200-102 Víctor Valera Número de certificado de Licitud de Título: 12926 Número de Certificado de Licitud de contenido: 10499 Incorporada al Padrón Nacional de Medios Impresos de 42 La gentrificación nuestra la Secretaría de Gobernación. 22 Mundos en expansión del planeta La Quincena es una publicación editada por Editorial de cada día La Quincena S.A. de C.V., Serafín Peña 748 sur, Monterrey, Yuri Herrera Nuevo León, C.P. 64000, Luis Valdez Tel. (81) 19352363. Winston Manrique Sabogal Correo electrónico: [email protected] Página web: www.laquincena.mx Impresión: Procesos Impresos, S.A. de C.V. Av. Alfonso 25 En lugar de mi reflejo aparece Reyes 3013, Fracc. Bernardo Reyes, C.P. 64280. Monterrey, Nuevo León. tu rostro Distribuidor: Editorial La Quincena, S.A. de C.V. Danhia Montes Diseño de portada Martín Ábrego Parra Barranca Blanca y Palmitas, entre otras. mente la escuela de educación primaria to de los habitantes de esos barrios, y de Algunas de ellas crecieron a la cercanía “Julián Villagrán”), propuestas educati- manera particular, de los migrantes, que Los Barrios de Pachuca de las viejas minas y tiros en el auge de vas con la intención de catequizar, pro- ante la producción minera y su auge, lle- la plata: El Lobo, El Porvenir, El Cuixi, pia del metodismo de entonces, para los garon comerciantes lituanos, sirio-liba- Bonfilio Salazar Mendoza El Alamo, Paricutín, San Juan Pachuca, hijos de los mineros residentes en esos neses, rusos, españoles, chinos, árabes y Rosario, El Cristo, San Nicolás, Camelia, primeros barrios. Treinta años después, judíos, al centro mismo de la ciudad. Co- San Rafael, Corteza, La Zorra, Santa Ger- inaugura el templo metodista, a sólo dos mercio que trascendía a los propios ba- trudis, o El Jacal. cuadras de la vieja iglesia de La Asun- rrios, que también le dieron su nombre Junto con la demanda habitacional, ción, de culto católico, la primera de la a los mercados que ahí se construyeron, crecieron viejas y grandes vecindades, ciudad, con la iglesia de San Francis- como La Surtidor y Barreteros (levanta- en las calles de Reforma, Abasolo, San co después; en medio de ambas cons- do en un viejo panteón “barretero”). Bartolo, Patoni, Nicolás Romero, y la trucciones religiosas, el monumento a Hemos querido dejar para lo últi- más grande de la ciudad de Pachuca, la Juárez, lo que nos habla de la pluralidad mo de este relato, los nombres y razón vecindad de Texas, a espaldas del hoy de ideas, creencias, y tolerancia y respe- de algunos de los barrios más tradicio- Mercado de Barreteros, entre las calles nales de Pachuca, que de conformidad de Guerrero, Nicolás Romero, Abasolo con la nomenclatura oficial, sólo se les y Covarrubias, que de algún modo re- conoce por los registros prediales del presentaban esa imagen de identidad Ayuntamiento, porque sus nombres son, pachuqueña, y donde había una gran todavía hoy de uso común, del dominio convivencia entre sus vecinos, sólo de público y de todo pachuqueño bien na- cuando en cuando, alterada por las riñas cido, por llevar el nombre de la cantina de guanajuas, mineros experimentados o pulquería más afamada del lugar, no que llegaron a Pachuca, procedentes de sólo por la calidad sus bebidas, sino tam- los fundos del estado de Guanajuato, bién por la variedad de sus botanas, que achuca.- De las primeras fuentes lo que permitió al imaginario colectivo, como centros de esparcimiento, también cartográficas de Pachuca, encon- hablar y recordar de los pleitos entre las incluían juegos tradicionales (rayuela, tramos la pintura de mediados del P “colas del gallo guanajuas” y los “verdugui- conquián, brisca, dominó y mucho antes, siglo XVIII de la Mapoteca de Manuel llos pachuqueños”, defendiéndose apenas el rentoy). Tal es el caso de El Atorón, El Orozco y Berra, el plano de la ubicación con los jorongos o el sombrero, en otros Mosco, El Volador, Barranca Blanca, Dos de los primeros asentamientos y de los casos de las filosas armas. Caminos y otras en el olvido. laboríos mineros de la ciudad. Las iglesias también crecen en las Hoy, las nuevas generaciones migra- Para 1869, a la creación del estado, ya cercanías de estas actividades mineras; ron de estos barrios a colonias que le han se encuentra la primera información de tal es el caso de la Iglesia Metodista, que dado ese desmedido crecimiento urbano estos los barrios y su entorno, más tarde, abre las puertas de una escuela alrede- a la ciudad de Pachuca; las viejas fami- al crecimiento de la minería y el surgi- dor de esos barrios, por el año de 1872 lias allá siguen defendiendo sus barrios, miento de las haciendas de beneficio en (“Escuela Hijas de Allende” y posterior- sus tradiciones y su identidad. la parte baja de la ciudad, que ocuparon un setenta por ciento de la superficie de Pachuca, en trabajos de explotación, molienda y procesos de obtención de la plata, como el sistema de beneficio de patio, almacenamiento de materiales, de sedimentación y otras labores; estas haciendas fueron: Purísima Grande, La de 300 que el Comité del Centro Históri- nias de El Cerezo, El Bordo y Camelia. Luz-Loreto, Purísima Chica, La Unión, co de Pachuca guarda en sus archivos; lo Para 1901, el diputado Gabriel Man- Progreso, La Luz Chica, Guadalupe y que llevará al Ayuntamiento de Pachuca, cera propone cambiar los nombres de San Buenaventura, en la parte alta de la en junio de 1925, a publicar un decreto barrios, colonias y calles de la ciudad de Barranca del Tulipán. que particularizaba nombres de calles y Pachuca, y sustituirlos con otros toma- En los espacios que dejaban estas ha- zonas donde se prohibía se abrieran más dos de la mitología griega y latina, que ciendas de beneficio, surgió el comercio cantinas y pulquerías; decreto que por la ciudadanía rechaza y así siguieron los con los diversos grupos de migrantes lle- lo que se vio, no se acató, ya que por los viejos nombres, que, por el uso, costum- gados a la ciudad; los mercados, iglesias, años treinta, sólo en el entorno de la Pla- bres o decisiones de las autoridades del vecindades y zonas habitacionales del za de El Reloj, como se aprecia en las fo- momento, hoy conocemos: Españita, El auge minero, y en el entorno de los cen- tografías de la época, llegaron a abrir sus Lobo, Cubitos, la Alcantarilla, San Juan, San tros de trabajo, llegan a florecer las me- puertas hasta dieciocho lugares de venta Clemente, El Arbolito, La Alta California, El jores cantinas y pulquerías de la ciudad: y distribución de pulque, cerveza y otras Atorón, El Bordo, San Nicolás, Cerezo, Ca- El Reloj de Arena, La Norteña, El Atorón, bebidas espirituosas, como se les llamaba. melia, Patoni (El Reloj de Arena), y la que La Estrella del Norte, La Veta de Oro, La Ante el natural crecimiento de la ciu- en sus orígenes fuera el Fraccionamiento Vaquita, La Bella Uri, El Camino Real, El dad, los barrios tradicionales albergaron Urbano Alfonso Cravioto, que en un pla- Gato Negro, La Serpentina, La Hermo- hasta el sesenta por ciento de la pobla- no de 1892 nos muestra las intenciones sa Mila, El Incendio, Lindas Mexicanas, ción minera productiva, a pesar del pre- de un desarrollo urbano organizado que El Lucero, La Nueva Veta, El Paso del carismo de la urbanización y vivienda, más tarde sería la colonia Obrera y luego Macho, La Zulema, La Tapatía, Veta de extendiéndose por ello, a la parte alta del Céspedes Reforma; Las Lajas, Nueva Estre- Santa Ana, nombres tomados de los más municipio de Pachuca, en las viejas colo- lla, El Porvenir, Maestranza, Santa Julia, PACHUCA LA MEMORIOSA La Mina El Bordo Irma Eugenia Gutiérrez Mejía achuca.- Pachuca nace por su pla- ta, en la cañada que le da origen. PLos mexicas se sabe que ya en 1438, le llamaron Patliachucan, lugar es- trecho por la cañada que fue su primer asentamiento. Los “colonizadores” por llamarles de algún modo, muy pronto se dieron cuenta que sus montañas tenían en sus entrañas ricas vetas de plata, y en 1553 se inició la explotación de ellas.
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