La Musa y el Duende REVISTA INTERNACIONAL DE FLAMENCO Esperanza Fernández Nº 30 Febrero, 2021 ISSN 2445-4214 La Musa y el Duende. Nº 0 - 2016. 1 Nº 30. Febrero, 2021 La Musa y el Duende 1 Consejo de Dirección Alfonso Carmona González Dirección José Cenizo Jiménez José Luis Navarro Cristina Cruces Roldán Vicedirección Francisco Javier Escobar Borrego Eulalia Pablo Agustín González Gallego Secretaría Rafael Infante Macías Rocío Luna Paco Sánchez Juan Manuel Suárez Japón La Musa y el Duende Nº 30. Febrero, 2021 Sumario Portada Esperanza Fernández. Paco Sánchez. Editorial 4. Va de cantaoras Maestros del cante 5. José Luis Navarro. Escarnación Fernández De discos 2 José Luis Navarro. Omina vincit Amor de Rocío Márquez. De libros José Cenizo. Cante mistico-flamenco. José Luis Navarro. Tipos de interés de José Cenizo. Noticiario Venturas y desventuras. Una ventana abierta a la Investigación José Luis Navarro. Ella Fitzgerald. Nº 30. Febrero, 2021 La Musa y el Duende Va de Cantaoras Es cierto que en el cante, a lo largo de su historia, ha habido más cantaores que cantaoras. Tal vez porque la mayoría de los que han frecuentado los locales donde se podía escuchar cante han sido hombres. Desde luego, no porque no hubiese cantaoras que lo hiciesen tan soberanamente bien como los cantaores. Aquí va un listado a vuela pluma de grandes voces históricas femeninas, entre otras: La Rubia delas Perlas (XIX), Dolores la de la Huerta (XIX), Mercedes la Serneta (1837-1910), Concha la Peñaranda (1850-¿?), La Trini (1868-1930), La Serrana (1868-¿?), Pepa de Oro (1871-1918), Niña de los Peines (1890-1969), La Periñaca (1891-1987), Niña de la Puebla (1909-1999), La Sallago (1919-2015), La Perrata (1922-2005), La Perla de Cádiz (1924-1975), Fernanda (1923-2006) y Bernarda de Utrera (1927- 2009), La Cañeta (1936), La Paquera (1937-2004), La Repompa (1937-1959), Pepa Vargas (1945), María Vargas (1947), Mariana Cornejo (1947-2013), Encarnación Fernández (1951), Carmen Linares (1951) y Antonia Contreras (1963). Un listado 3 que por supuesto sigue y sigue creciendo hasta hoy. Precisamente las principales protagonistas de este número son dos grandes voces de hoy: Esperanza Fernández (1966) y Rocío Márquez (1985). Una maestra consagrada y una joven llamada a serlo. Dos grandes voces de mujer. A Esperanza le dedicamos nuestro artículo de fondo y de Rocío reseñamos su última aventura discográfica. A ambas las une su amor por la música de don Manuel de Falla. Rocío y Esperanza en De lo jondo y verdadero La Musa y el Duende Nº 30. Febrero, 2021 Aprovechamos también estas líneas para felicitar a otra cantaora, Laura Vital, por su reciente Medalla de la Provincia de Cádiz. 4 Y, porque mucho tiene que ver con el Flamenco, nos asomamos otra vez al Jazz para traer a estas páginas a una cantaora, Ella Fitzgerald, que no es que nada tuviera que envidiarle a un cantaor, es que el mismísimo Frank Sinatra se ponía nervioso cuando tenía que compartir escenario con ella. Nº 30. Febrero, 2021 La Musa y el Duende Maestras del Cante 5 Esperanza Fernández Esperanza Fernández Vargas (Sevilla, 1966), hija de Curro Fernández y de Pepa Vargas, tria- nero y lebrijana, nace, se cría y se hace cantaora en el seno de una familia flamenca por los cuatro costados. Su abuela Salud cantiñeaba y había un tío de su madre, el Chache Lagaña, que también. De los cantes que hacían los dos se acuerda perfectamente Esperanza, su tío la seguiriya y su abuela “Manolito Reyes”. El Chache Lagaña era un tío de mi madre, tenía una forma muy peculiar de cantar por Seguiriya. No era artista, pero tengo el recuerdo de cuando iba a Lebrija. Yo era muy pequeña y jugaba con una muñeca en un patio de su casa. Recuerdo que él venía con dos copitas y cantaba desde una esquina. Cantaba La Musa y el Duende Nº 30. Febrero, 2021 solo, para él mismo. Cantaba “la ovejita blanca y el praíto verde”. Y esa letra es muy popular, tradicional, la canta mucha gente, pero en este recuerdo cuando cierro mis ojos, esa letra tengo que hacerla, porque me recuerdo, chiquititísima, con mi muñeca negrita, escuchando al Chache Lagaña cantar por Seguiriya. A la primera persona que escuché “Manolo Reyes”, fue a mi abuela. No lo ha- bía escuchado nunca y tomé la decisión de grabar el tema como mi abuela lo cantaba. Era viejecita y nunca sabía cómo terminaba, entonces cuando quise hacer el tema entero, le pregunté a mi padre de dónde venía, cogí un disco de la Niña de los Peines y pude hacer la letra entera. Pero es una evocación hacia mi abuela porque quería darle un homenaje a ella. Siempre en Navidad, le decía- mos “abuela por favor cántanos Manolito Reyes” y ella, como podía, porque era muy viejecita, cantaba, pero se ahogaba mucho, y no podía terminar el tema. A mí su soniquete y el tiempo se me quedaron en la cabeza. Intento recordarlo respetando como ella lo hacía. (Manuela Papino, Flamencoweb.fr, 17.5.2008) Y es que, como dice la letra que José el de la Tomasa escribió para ella: “Desde el vientre de mi madre, nací cantaora, con el compás de su sangre” o, como ella misma también suele decir: “Llevo el flamenco en los genes”. 6 De cuando era chiquitita, recuerda también Esperanza a los artistas que visitaban su casa. Eran, como ella dice “Gloria por la boca”. Entre muchos otros, se acuerda de Fernanda y Bernarda: Recuerdo a dos señoras en casa tomando café en la mesa camilla; yo estaba por allí, jugando con mis muñecas y no sabía ni quiénes eran, pero las escuchaba cantar (Patricia Godino, Diario de Sevilla, 7.10.2010) Esperanza tiene una voz potente y rica en matices, capaz de pasar de la delicadeza del susurro al grito apasionado. Con ella expresa todas las emociones y sentimientos de la vivencia jonda. Una voz que acompaña con un privilegiado dominio del compás, capaz de convertir en flamen- ca cualquier melodía, venga de la música clásica, del jazz o tenga el origen que tenga. Es además una mujer valiente y ambiciosa, versátil a más y no poder, libre de prejuicios anqui- losantes y abierta a todos los posibles caminos de la música actual. Su cante va de la más pura autenticidad jonda al más atrevido reto contemporáneo. Primeros pasos El Flamenco empezó como un juego. Así lo ha contado ella: Ya empecé a hacer cositas con mis hermanos en las fiestas del colegio, en las veladas en Sevilla…. Al principio era como un juego, hasta que me fui profesio- nalizando y a tomarlo más en serio. (Zocoflamenco) Nº 30. Febrero, 2021 La Musa y el Duende Esperanza comienza como bailaora. Da clases con Pepe Ríos y Manolo Marín y como bailaora se sube por primera vez a un escenario con 12 años. Fue en las Galas Juveniles del Teatro Lope de Vega. Luego se integra en el grupo de sus padres, la Familia Fernández. Curro y Pepa cantaban, su hermano Paco tocaba la guitarra y ella y su hermano Joselito bailaban. Pero a ella lo que de verdad le gustaba era el cante. Y para colmo un día, ya como profesional, tuvo una experiencia muy desagradable. De pronto se le quedó la mente en blanco y no pudo ni siquiera terminar un baile. Ese día juró que no volvería a bailar. Cogió el micro y se hizo can- taora. Una decisión en la que además influyó su devoción por Lole Montoya. Escucharla era para ella, en palabras suyas, “como si yo subiera al cielo”. 7 Yo era una amante absoluta de Lole, ella me inició al cante, pero no podía ser, sólo hay una Lole, a partir de ese momento empecé a buscar mi propia per- sonalidad, a escuchar más cosas, aun teniéndola siempre presente. Con todo el respeto y amor la tuve que guardar en el cajón, no escucharla más, me ab- sorbía mucho. Tuve que apartarla para poder buscar mi personalidad. (Rafael Manjavacas, DeFlamenco, 25.11.2013) Otros ídolos suyos eran Antonio Mairena, Caracol, El Lebrijano y Concha Piquer. Aparece Mario Maya Fue en 1983. Curro, su padre, presentaba en el Teatro Lope de Vega el espectáculo Diálogos con Dios y allí estaba Mario1. Le gustó lo que vio y se la llevó para incluirla en el elenco de El amargo. ___________________ 1. Lo firmaban M. Mar Cano y Curro Fernández y lo dirigía Pedro Luis Castrillo. Lo representa- ron del 27 de septiembre al 2 de octubre de 1983. La Musa y el Duende Nº 30. Febrero, 2021 Camarón, Paco de Lucía y Enrique Morente En 1992 da un paso más en su incipiente trayectoria artística. Ese año forma parte de los coros de Potro de rabia y miel de Camarón y Paco de Lucía y dos años después participa enA oscuras de Enrique Morente, estrenada en la VIII Bienal de Sevilla. Y de la mano del granadino se asoma al futuro. Así lo ha contado ella: Él me conocía de toda la vida, era compañero de mi padre, siguió mi carrera desde niña… El creía mucho en la gente joven, nos apoyaba mucho. Él me dio la alternativa en el Teatro Maestranza con el espectáculo “A oscuras”, mi boca se llena de felicidad y flores cuando hablo de Enrique, gracias a él… a partir de ahí dejé de ser la niña de Curro Fernández y pasé a ser Esperanza Fernández, eso se lo debo a él. (Rafael Manjavacas, DeFlamenco, 25.11.2013) El Amor Brujo En 1994, precisamente después de hacer un espectáculo con Morente la fue a ver Juan de 8 Udaeta y le propuso cantar El amor brujo de Manuel de Falla.
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