Liberia » Charles Taylor

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» Biografías Líderes Políticos » África » Liberia » Charles Taylor Charles Taylor © UN Photo/Eskinder Debebe Liberia Acttualliizaciión:: 8 ffebrrerro 2016 Presidente de la República (1997-2003) Ghankay Charlles MacArtthur Dapkana Tayllor Mandatto:: 2 agostto 1997 -- 11 agostto 2003 Naciimiientto:: Arrtthiingtton,, Monrroviia,, condado de Monttserrrrado,, 29 enerro 1948 Parttiido pollííttiico:: Parrttiido Pattrriióttiico Naciionall ((NPP)) Proffesiión:: Funciionarriio dell Esttado Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Biografía Durante años, las biografías le presentaron como el tercero de los 15 hijos de padres liberianos afincados en un suburbio de Monrovia; ella, una sirvienta doméstica de la tribu gola, una de las muchas de que consta la comunidad étnica indígena, y él, un maestro y magistrado de religión baptista y perteneciente al muy minoritario colectivo de los américo-liberianos, esto es, los descendientes de los antiguos esclavos convertidos en libertos por las sociedades abolicionistas de Estados Unidos y que en 1847 fundaron Liberia como la primera república negra de África, más de un siglo antes de que accedieran a la independencia las colonias europeas. Más recientemente, se ha difundido una versión sobre el origen del padre de Taylor harto diferente, según la cual aquel nació, creció y trabajó de profesor en Trinidad y Tobago cuando este archipiélago caribeño era una colonia británica, antes de marchar a Liberia, donde fue encarcelado por motivos políticos. Tal es así que Taylor tendría en la actualidad familiares directos en dicho país americano. Taylor, ni ha confirmado ni ha desmentido estas informaciones sobre su familia, y las reseñas biográficas sobre sus andanzas antes de darse a conocer como líder guerrillero en 1989 son parcas e imprecisas. Fuentes periodísticas le presentan como un estudiante contestatario de los regímenes dictatoriales de William Tubman y de su sucesor desde 1971, William Tolbert, últimos eslabones de la hegemonía política y económica detentada por la casta américo-liberiana asentada en la costa, única franja de desarrollo urbano, por lo demás precario, en un país sumido en el atraso y la miseria. Bajo las jefaturas de Tubman y Tolbert, el centenario partido-Estado, el True Whig Party, se había abierto un poco, con nombramientos en la administración y el fomento de los matrimonios mixtos, al 95% de población indígena tradicionalmente encuadrada en 16 tribus y otros tantos homelands, marcando una suerte de precedente del apartheid o sistema de segregación racial de los negros establecido por los blancos en Sudáfrica. A finales de los años setenta Taylor se encontraba en Massachusetts, Estados Unidos, donde pasó unos años trabajando en una planta gasificadora y en una fábrica de plásticos, así como estudiando Economía en el Bently College de Waltham. Activista político en la Unión de Asociaciones Liberianas, lugar de encuentro de las comunidades de exiliados liberianos de Estados Unidos, según consta en una biografía oficial facilitada por el Gobierno liberiano, en 1979 él y sus compañeros irrumpieron en la oficina de Liberia en la sede de Naciones Unidas en Nueva York y emplazaron al embajador a difundir una proclama sediciosa contra el régimen del presidente Tolbert. Inesperadamente, a comienzos de 1980 Tolbert le invitó a regresar a Monrovia para encabezar una delegación estudiantil. Él así lo hizo, y el 12 de abril se encontraba en su país cuando Tubman y buena parte de las principales figuras de su administración cleptocrática fueron asesinados en un golpe de Estado perpetrado por suboficiales krahns, una de las etnias del interior selvático que desde la independencia habían rendido servidumbre a las elites américo-liberianas de la costa. El cabecilla de esta sangrienta toma del poder que tuvo efectos de revolución social por el drástico trastrueque de amos y sojuzgados, Samuel Doe, un sargento mayor semianalfabeto de 28 años, tomó a Taylor a su servicio, le confió la Agencia de Recursos Generales, la intendencia de la administración del Estado, y además le nombró viceministro de Comercio, oficinas que le dieron acceso a todo tipo de recursos lucrativos. Pero en octubre de 1983 Taylor huyó inesperadamente a Estados Unidos y poco después de desaparecer, Doe le acusó de apropiarse ilegalmente de 900.000 dólares de los fondos públicos. En 1984 las autoridades del país americano atendieron la demanda de extradición del Gobierno liberiano, arrestaron a Taylor en Sommerville, Massachusetts, y le internaron en un centro de alta seguridad del estado, la penitenciaría del condado de Plymouth. El caído en desgracia no aguardó a que se ejecutara la repatriación a Monrovia, donde le aguardaba un destino de lo más ominoso: en septiembre de 1985 se evadió -según algunas fuentes periodísticas, valiéndose de los métodos tradicionales de la sierra de barrotes, las sábanas anudadas y el soborno a los guardianes-, junto con otros reclusos; todos fueron aprehendidos excepto él, dando comienzo a un rocambolesco itinerario que le llevó hasta Ghana vía México, España y Francia. Se ignora a ciencia cierta el paradero de Taylor en los siguientes cuatro años, pero parece altamente probable que estuvo una temporada en Libia, acogido a la protección de Muammar al-Gaddafi y recibiendo adiestramiento como guerrillero. El caso es que el 24 de diciembre de 1989 Taylor reapareció al frente de un comando de no más de 200 hombres que penetrando desde Côte d'Ivoire atacó el puesto fronterizo de Butuo, en el condado de Nimba. Lejos de protagonizar un choque esporádico con las tropas de Gobierno, la exigua tropa de Taylor, seguramente entrenada, como él mismo, en Libia, era una fuerza de invasión que tenía como objetivos capturar Monrovia y derrocar a Doe. Esta incursión habría sido barrida por las fuerzas gubernamentales salidas a su encuentro de no distraerse éstas en una espiral de atrocidades contra civiles de las tribus gío y mano, víctimas periódicas de las purgas de Doe, cada vez más aferrado al sectarismo krahn. Ávidos de revancha, miles de gíos y manos se unieron al bando de Taylor, que se organizó como el Frente Nacional Patriótico de Liberia (NPFL) y presentó la traza de una guerrilla poderosa y peligrosa para un dictador brutal y completamente inepto, cada vez más desconectado de la realidad de su país. E n julio de 1990 el NPFL alcanzó Monrovia y puso bajo asedio el aeropuerto internacional. Parecía el preludio de una captura rápida de los centros neurálgicos del poder, malamente defendidos por las Fuerzas Armadas de Liberia (AFL), muy marcadas étnicamente por la política de favoritismo krahn de Doe. Pero en lugar de acometer la embestida final con disciplina militar, los hombres de Taylor se entregaron al pillaje sistemático de lo que encontraban a su paso, multiplicando los padecimientos de la población. Estas acciones criminales fueron toleradas por Taylor, que nunca invirtió mucho esfuerzo en mitigar la imagen de su rebelión armada como una ambición personal de enriquecimiento y de poder más allá de las consignas propagandísticas sobre la democratización y la regeneración nacionales. Peor todavía, la contienda civil se transformó en una guerra de exterminio étnico en la que los gíos y manos de Taylor y los krahns y mandingas afectos a Doe se afanaron en la mutua eliminación. Las violencias adquirieron un componente especialmente arbitrario y aterrador con la irrupción de miles de jóvenes y niños provistos de armas automáticas. Reclutados sin recato por el NPFL, estos jóvenes vestidos como para una macabra kermés, portando fetiches y trofeos de sus víctimas con un trasfondo de magia y hechicería, fueron instigados por los hombres de Taylor a una especie de amok étnico mediante drogas estimulantes y con carta blanca para cometer todo tipo de desmanes. La situación se tornó más caótica si cabe cuando un lugarteniente de Taylor, Prince Johnson, se declaró desafecto y formó su propia guerrilla, el Frente Nacional Patriótico Independiente de Liberia (INPFL), una escisión desprovista de cualquier significado ideológico y más bien relacionada con las ambiciones y envidias personales por el reparto del botín. Fue Johnson, deseoso de publicidad, quien el 9 de septiembre de 1990 capturó y mando atormentar hasta la muerte a Doe, imprudentemente salido desde el palacio presidencial al encuentro de los 4.000 soldados del Ecomog, o Grupo de Monitorización de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO, o ECOWAS en su sigla inglesa), que habían desembarcado el 24 de agosto en misión de interposición. Se trataba de una decisión unilateral de la organización africana ante la incapacidad de los jefes militares liberianos para establecer una tregua. Fueron, por tanto, la escisión de Johnson, la presencia de los pacificadores africanos y, fundamentalmente, la indisciplina y venalidad de sus fuerzas, las razones que privaron a Taylor de la victoria militar cuando la tenía al alcance de la mano. Pero el más poderoso de los señores de la guerra (warlords) liberianos, caudillo de 25.000 combatientes, no se resignó, y en los siete años siguientes iba a perseguir su objetivo, la Presidencia de la República, por todos los medios posibles, primero por la fuerza, luego mediante la negociación y finalmente con las urnas. Siempre con el sostén, de difícil cuantificación pero sin duda importante, de los gobiernos de Libia, Côte d'Ivoire y Burkina Faso (los dos últimos países, presididos respectivamente por Félix Houphouët-Boigny y Blaise Compaoré, limitaron con su autoexclusión del dispositivo militar las posibilidades

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