“Viaje a través de utopía” de María Luisa Berneri VIAJE A TRAVÉS DE UTOPÍA* María Luisa Berneri PROEMIO María Luisa Berneri nació cerca de Florencia, en 1918. En 1926 su familia tuvo que huir de la persecución fascista, y en París transcurrieron los once años siguientes de su vida. Durante ese período formativo se interesó por las cuestiones sociales y políticas y por la psicología infantil, que estudio en la Sorbona. En 1937 llegó a Inglaterra, donde residió hasta su muerte, ocurrida en 1949. En esos años, su principal actividad la desarrolló en los periódicos anarquista Spain and the Word (1937-1939), War Comentary (1939-1945) y Freedom (desde 1945 hasta su muerte). Le interesaba en particular, los aspectos prácticos de la revolución social, y había hecho un extenso estudio sobre la revolución rusa y su desarrollo, así como sobre las experiencias sociales durante la guerra civil española. María Luisa Berneri viajó mucho por toda Europa. Su dominio de varios idiomas le permitió mantener abundante correspondencia con países de todo el mundo y recurrir a numerosas fuentes para el trabajo de investigación relacionado con este libro sobre las utopías. Cuando apareció la edición inglesa de esta obra, Lewis Munford, pudo decir: Como trabajo de erudición es superior a mi ensayo y al de Hertzler, pero lo que le confiere mérito especial es el hecho de que un libro tan sólo pudo haberlo escrito alguien dotado de inteligencia audaz y espíritu ardiente; alguien que estuviese contra todas las fuerzas que degradan al hombre a la condición de autómata servil y a favor de cuanto propende a la libertad y la expresión creadora. María Luisa Berneri murió el 13 de abril de 1949, a la edad de 31 años. Si hubiera vivido para ver publicado su libro, habría querido expresar su reconocimiento al grupo de amigos que le dio consejo y aliento durante la preparación del manuscrito; y en particular, a Garfield Howe, quien le sugirió la idea de escribir la obra; a George Woodcock, con quien discutió la forma que ésta habría de tomar y que, junto con Colin Ward leyó los originales. Vaya mi agradecimiento a los nombrados, así como a John Hewetson, por la ayuda que prestaron en la corrección de las pruebas, y a Colin Ward, que compiló los índices de nombres y de temas. V. R. Sin las utopías de otros tiempos, los hombres aún vivirían en las cavernas, miserables y desnudos. Fueron utopistas quienes trazaron las * Digitalización: KCL. Título original: Journey through utopia. Traducción de Elbia Leite. Buenos Aires, Argentina, editorial Proyección, colección Signo Libertario en 1962. 5 “Viaje a través de utopía” de María Luisa Berneri líneas de la primera ciudad… De los sueños generosos nacieron realidades benéficas. La utopía es el principio de todo progreso y el campo de experimentación de un futuro mejor. Anatole France. El socialismo moderno comienza con la utopía. Kautsky. Una hectárea de Middlesex es mejor que un principado en Utopía. Lord Macaulay. No hay utopía tan absurda que no ofrezca alguna ventaja indiscutible. Augusto Comte. Un mapa que no incluya a Utopía no es digno siquiera de que se le eche un vistazo, pues omite al único país donde la Humanidad está siempre poniendo la planta. Y conforme ha sentado allí sus reales, mira en torno, y al ver que hay un país mejor, vuelve hacerse la vela. El progreso es la realización de la Utopía. Oscar Wilde. No será en Utopía, campo subterráneo, ni en una isla secreta, situada Dios sabe dónde. Sino aquí, en este mundo, que es el mundo De todos nosotros, donde al fin encontraremos nuestra [felicidad o no encontraremos ninguna. William Eordsworth. PRÓLOGO A LA EDICIÓN EN CASTELLANO Como descubrirá el lector de este libro, la literatura de las utopías tiene una dilatada historia. Aunque convencionalmente ésta comienza con Platón y el jonio Hipodamo, planeador de ciudades, su impulso se remonta a los primeros textos sumerios, en los que se describe una legendaria Edad de Oro en la que “no había víboras, escorpiones ni hienas”. Ahora que el mundo está saturado de energía nuclear, que amenaza poner en las manos de las víboras, escorpiones y hienas con figura humana el poder de destruir al hombre, no debe extrañarnos encontrar el renovado interés que se manifiesta por las utopías. Es en las épocas de desesperación cuando el hombre sueña con una vida mejor, como en los períodos de hambre cuando se ve rondado constantemente por las visiones de alimentos. A semejanza de las sociedades que los autores de utopía han intentado modelar en formas más perfectas, la literatura sobre las utopías está colmada de ambigüedades y contradicciones. Desde sus orígenes, el sueño de beneficiar a la humanidad ha sido frecuentemente fundido en moldes arbitrarios, en moldes realmente absolutos. A menudo el Estado utópico, comenzando por el del espartano Licurgo, es la obra de un monarca absoluto que impone rigurosamente sus conceptos personales de la virtud y de la felicidad al conjunto social. En nombre de la justicia y de la igualdad estos gobernantes desconocen la libertad; para realizar “la felicidad” imponen la obediencia servil y la conformidad; para lograr el “orden” niegan la aventura, la variedad, la espontaneidad y la creación. Después de una visita a estas imaginarias repúblicas “perfectas”, el lector encontrará alivio al retornar a un mundo cuyas imperfecciones conceden un margen mayor de estímulos al desarrollo humano que el orden estático aceptado por los autores clásicos de utopías, a causa de que éstos consideran su comunidad ideal como una obra 6 “Viaje a través de utopía” de María Luisa Berneri acabada de arte, inmune a posibles perfecciones por otros hombres o por ulteriores generaciones. En este viaje a los dominios de Utopía el lector tiene la fortuna de ser guiado por una joven sensitiva y sagaz, con cuya muerte prematura el mundo ha perdido un crítico social de provisores méritos. María Luisa Berneri, anarquista por convicción intelectual, se hallaba en la línea de la intrépida tradición de Pedro Kropotkin; y su filosófico respeto por lo individual y personal, por lo espontáneo en oposición a lo regimentado, por lo voluntario contra lo compulsorio, hacen de ella un crítico agudo de las desdichadas limitaciones reveladas por tantas utopías del pasado. A pesar de que anarquismo y comunismo son, en términos filosóficos, extremos oponentes dialécticos, la vida misma oscila entre ambos polos, y ni uno ni otro debe ser tomado como último destino. De no haberse truncado tempranamente la existencia de María Luisa Berneri, su mente rápida y firme, estoy de ello convencido, habría llegado a esta misma conclusión. Como antiguo investigador de utopías siento especial predilección por esta obra, pues ella es el más comprensivo y penetrante estudio de esta tierra ideal de que tengo conocimiento, en cualquier idioma. Aunque, felizmente, de dimensiones modestas, esta obra es de alcance superior a mi propio libro y al de Hertzler. Utopía misma tiene casi tantos círculos como el Cielo y el Infierno que Dante recorrió bajo la guía de Virgilio. Y María Luisa Berneri es el mejor guía para penetrar en este súper-mundo; no temamos que sus pobladores hablen su propio lenguaje o que el lector extraiga sus propias conclusiones. A fin de cuentas, como María Luisa Berneri señala, es menos una guía de lo que podía ser deseable en el futuro que un catálogo de las instituciones y métodos que debemos guardarnos de adoptar como “ideales”. Pues como pone de relieve el filósofo ruso Nicolás Berdiaev, la ciencia y las técnicas modernas han hecho posible la utopía; ciertamente, con su misma perfección de métodos, éstas han producido instrumentos formidables de compulsión totalitaria supuestamente orientada hacia la seguridad y el bienestar nacionales. Estas “utópicas” instituciones autoritarias están ya en acción, no solamente en los regímenes comunistas, sino también bajo gobiernos aparentemente libres y democráticos. Así, al final de este viaje a través de imaginarias repúblicas, veremos en la frontera de nuestra potencialmente real Utopía un mojón con esta extraña advertencia: “¡Cuidado! Estas entrando en la tierra de Utopía… Antes de seguir adelante consultar Brave New World, de Aldous Huxley, 1984, de George Orwell, y We, de Zamiatin”. Y si el lector ha prestado atención a su excelente guía, María Luisa Berneri, no se sorprenderá al descubrir que éste es, en efecto, un fin estéril y no un destino deseable para el hombre. Aunque la vida humana, a fin de lograr su plenitud, deba en todo momento orientarse hacia metas ideales, está en la esencia de las cosas, como Walt Whitman observó, que no sólo debemos alcanzar las metas sino sobrepasarlas. No es la perfección estática sino el constante avance, renovación y trascendencia la mejor alternativa de la vida en Utopía. Lewis Mumford Amenia, Nueva York. Primavera 1962. 7 “Viaje a través de utopía” de María Luisa Berneri PRÓLOGO A LA EDICIÓN EN INGLÉS En viaje a través de utopía, María Luisa Berneri se propuso realizar la descripción y la demarcación crítica de los textos utópicos más importantes (lo cual no debe tomarse, necesariamente, como sinónimo de los más famosos, según verá el lector más adelante), a partir del momento en que Platón, con La república, dio forma literaria a los dueños de una Edad de Oro y en una sociedad ideal que el hombre, sin duda, había acariciado desde que empezó a tener conciencia de los problemas sociales. Se imponen, a mi juicio, algunas palabras de evocación para explicar la forma que ha adoptado el libro. A principio de 1948, cuando se le propuso la recopilación de extractos de las utopías célebres, María Luisa Berneri convino en ello, pero manifestó que el plan elaborado inicialmente no era adecuado, ya que las utopías célebres estaban al alcance de quienes desearan leerlas, y que por lo tanto lo que se necesitaba no era un simple compendio, sino un trabajo que combinara la información y el comentario.
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