TRADICIÓN Y SABER 2 Estudios • Año 10 • n° 1 • Junio 2013 LA GUERRA CONTRA LA CONFEDERACIÓN Y LA NACIÓN CHILENA: IMAGINARIOS POLÍTICOS Y CULTURALES War against the Peru-Bolivian Confederation and Chilean nation: political and cultural imaginary. Gabriel Cid R.1 Resumen El presente artículo analiza la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839) desde la perspectiva del proceso de la formación de la nación chilena. El texto destaca la dimensión política del conflicto y el surgimiento del nacionalismo chileno de índole cul- tural. Desde esta perspectiva, se examina el rol de las fiestas cívicas como mecanismos masivos difusores del nacionalismo chileno, la función social de la religión complemen- tando y reforzando tales discursos seculares, y el surgimiento de un panteón heroico en la postguerra. Palabras clave: Guerra contra la confederación Perú-Boliviana - nación chilena - nacio- nalismo cultural - fiestas cívicas - Panteón heroico. Abstract The purpose of this article is to analyze Chile’s War against the Peru-Bolivian Confederation (1836-1839) from the perspective of the Chilean nation-building process. The text highlights the political dimension of the conflict, and the rise of the Chilean cultural nationalism. From this perspective, the paper examines the role of civic comme- morations as mechanisms that ensured the massive dissemination of Chilean nationalism, the social function of that religion played in complementing and reinforcing such secular discourses, and the formation of heroic pantheon in the post-war Key words: War against Peru-Bolivian Confederation - Chilean nation - Cultural natio- nalism - Civic commemorations - Heroic pantheon. 1 ? Magister en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesor de la Universidad Diego Portales. Programa de Historia de las Ideas Políticas en Chile. Correo electrónico: [email protected]. Recibido: agosto 30 de 2012 - Aceptado: enero 10 de 2013. Gabriel Cid R. LA GUERRA CONTRA LA CONFEDERACIÓN Y LA NACIÓN CHILENA: IMAGINARIOS POLÍTICOS Y CULTURALES. Introducción Las revoluciones hispanoamericanas tuvieron múltiples implicancias en la vida política y cultural del continente. El quiebre con la Monarquía hispánica supuso varios desafíos complejos para los países recientemente independizados. Tres pro- blemas clave legó la era de las revoluciones atlánticas al orbe americano, paralelos e interrelacionados, cuyos nudos problemáticos marcarán las agendas políticas, sociales y culturales del siglo XIX. En primer término, la construcción de un aparato estatal que reemplazase la compleja estructura burocrática de la Monarquía hispánica. Articular territorial, jurídica, institucional y financieramente estos nuevos espacios de poder político- administrativo se presentó, desde inicios del período revolucionario, como uno de los problemas más urgentes para las dirigencias latinoamericanas2. En segundo lugar, hubo que inventar una legitimidad política para los nuevos estados independientes. En términos generales, y salvo la excepción notable de Brasil y en algunos momentos México, la forma de gobierno implementada para gobernar estos nuevos Estados fue el sistema republicano. Sin embargo, la ruptura con el orden monárquico y el transito a la modernidad política que suponía la ad- hesión republicana no significó dar término a los conflictos. Por el contrario, con la opción por la república se abrían también otros dilemas, cuya resolución muchas veces se extendió hasta varias décadas después de la Independencia, llegando en ocasiones al uso de la fuerza. La definición por el federalismo o el centralismo, la relación entre los poderes del Estado, la sanción de quienes serían los miembros de la nueva comunidad política, la asignación de derechos y deberes a los mismos, y el esclarecimiento de la relación entre representantes y representados, entre otros, marcaron la tónica de las discusiones decimonónicas3. Finalmente, uno de los legados más complejos de las revoluciones hispanoame- ricanas fue el relativo a imaginar la nación. La ruptura con la Monarquía hispánica implicó no solo transitar hacia una nueva estructura administrativa del poder, y crear un nuevo imaginario político asociado al mismo, sino también construir -y muchas veces inventar- una nueva forma de identificación colectiva: la nación. El caso hispanoamericano es complejo, en la medida que la diferenciación nacional, a diferencia por ejemplo del caso europeo, no podía apelar a elementos básicos en todo movimiento nacionalista, como el idioma o la religión. Cómo construir 2 Juan Carlos Garavaglia, “Estado y nación en América Latina durante el siglo XIX”, Almudena Delgado (Coord.), Les défis de l’Indépendance. La formation de l’État et de la nation en Amérique Latine (1808-1910), Éditions du temps, Pornic, 2010, pp. 14-49. 3 Hilda Sábato, “La reacción de América: la construcción de las repúblicas en el siglo XIX”, Roger Chartier y Antonio Feros (Comp.), Europa, América y el mundo: tiempos históricos, Marcial Pons, Madrid, 2006, pp. 263-279. 126 Tradición Y Saber 2 Estudios • Año 10 • n° 1 • Junio 2013 Gabriel Cid R. LA GUERRA CONTRA LA CONFEDERACIÓN Y LA NACIÓN CHILENA: IMAGINARIOS POLÍTICOS Y CULTURALES. diferencias que justificasen la existencia de diversas naciones que décadas antes había formado parte del mismo espacio político-cultural fue también uno de los grandes desafíos del siglo XIX4. En las páginas que siguen analizo sumariamente cómo en el contexto de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839) Chile intentó resolver estos tres dilemas que he descrito anteriormente. En primer lugar, examinaré el desarrollo del imaginario político mediante el cual el Estado chileno legitimó sus empresas bélicas contra el proyecto confederativo de Andrés de Santa Cruz para, en la segunda parte de este trabajo, estudiar el impacto de esta guerra en la cons- trucción del nacionalismo chileno decimonónico. Imaginarios políticos de un conflicto: autoritarismo, orden interno y equilibrio continental La batalla de Lircay puso punto final a la guerra civil chilena iniciada a media- dos de 1829. Causada en lo inmediato por problemas relativos a la elección del vice-presidente de la República en los comicios de aquel año, el conflicto supuso un punto de inflexión en la dinámica política nacional, al permitir el ascenso al poder del sector dirigente más proclive a valores como el orden, la autoridad y el centralismo, conformada por pelucones, estanqueros y o’higginistas. La fuente de legitimidad discursiva del naciente régimen político, liderada militarmente por el general Joaquín Prieto y políticamente por el comerciante Diego Portales, era el restablecimiento del orden político y social que, en su diagnóstico, la experiencia liberal de la década previa había aflojado. La arquitectura jurídica del nuevo ré- gimen fue la Constitución de 1833, de tono fuertemente centralista y autoritario, en especial por la serie de poderes radicados en la persona del Presidente de la República, dentro de las cuales las facultades extraordinarias y la suspensión del imperio de la Constitución eran las más importantes. Considerando estos antecedentes, tradicionalmente se ha considerado que efectivamente el ascenso al poder del régimen conservador, de la mano de Diego Portales, habría puesto fin a la “anarquía” de la década de 1820 al restablecer el orden, posicionando así al país como una excepción de estabilidad política e ins- titucional dentro de Hispanoamérica en el siglo XIX. Lo cierto es que la escena política de la post-guerra civil está lejos de corresponder con la imagen idealizada que el régimen portaliano forjó de sí mismo, presentando, por el contrario, una atmósfera de fragmentación política y tensión en las relaciones cívico-militares que permite comprender la postura del gobierno chileno en general -y de Diego Portales en particular- sobre la conformación de la Confederación Perú-Boliviana, 4 Tomás Pérez Vejo, “El problema de la nación en las independencias americanas: una propuesta teórica”, Mexican Studies/Estudios Mexicanos, Vol. 24, N° 2, 2008, pp. 221-243. Tradición Y Saber 2 Estudios • Año 10 • n° 1 • Junio 2013 127 Gabriel Cid R. LA GUERRA CONTRA LA CONFEDERACIÓN Y LA NACIÓN CHILENA: IMAGINARIOS POLÍTICOS Y CULTURALES. y en qué medida ésta suponía un desafío tan notable al régimen chileno que era ne- cesario tomar las armas en contra de ella y desbaratar el plan político del Mariscal Andrés de Santa Cruz. Si bien la historiografía ha reparado en que la oposición del gobierno portalea- no a la conformación de la Confederación Perú-Boliviana respondía a la incompa- tibilidad de ambos proyectos en el Pacífico Sur, tanto por consideraciones geopo- líticas como por razones económicas, dentro de las cuales la rivalidad comercial entre los puertos de Valparaíso y Callao resultaba ser el ejemplo más patente, se ha examinado menos la dimensión de la política interna chilena como un factor explicativo de la beligerancia hacia el proyecto santacrucino5. En la famosa carta de Diego Portales de 1836, en la cual se definió la postura oficial del gobierno chileno, el Ministro mezcló consideraciones geoestratégicas con, sobre todo, resquemores respecto a la fragilidad del frente interno chileno. Para Portales, la estrategia de Santa Cruz sería azuzar y explotar las tensiones po- líticas y sociales acumuladas por el gobierno conservador en sus escasos años en el poder. Así, el caudillo boliviano “intrigará en los partidos, avivando los odios de los parciales de O’Higgins y Freire, echándolos unos contra
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