Facultat de Geografía i Història Departament d’Història Contemporània De los Clubes Patrióticos 26 de Julio al Consejo Revolucionario Cubano. Diseños, comportamientos y transformaciones de la emigración cubana radicada en los Estados Unidos, 1955-1961. Tesis Doctoral. Autor: Sergio López Rivero. Director: Dr. Joan del Alcázar i Garrido. Valencia, junio de 2014. De los Clubes Patrióticos 26 de Julio al Consejo Revolucionario Cubano. Diseños, comportamientos y transformaciones de la emigración cubana radicada en los Estados Unidos, 1955-1961. Sergio López Rivero. Tesis doctoral dirigida por: Dr. Joan del Alcázar i Garrido. Departamento de Historia Contemporánea Facultad de Geografía e Historia Universitat de Valéncia Valencia, junio de 2014 Indice. Introducción.............................................................7 Capítulo 1. Los Clubes Patrióticos 26 de Julio, el Comité del Exilio 26 de Julio y el Frente Cívico Revolucionario de Lucha contra la Tiranía, frente a la dictadura de Fulgencio Batista, 1955-1958. 1.1-El signo de los nuevos tiempos. La dictadura de Fulgencio Batista, la solución violenta de Fidel Castro y la Guerra Fría.........................................................................25 1.2-Entre lo sagrado y lo profano. Valores, expectativas y amenazas de los emigrados revolucionarios cubanos en los Estados Unidos.....................................................................48 1.3-Los Clubes Patrióticos 26 de Julio, el Comité del Exilio 26 de Julio y el Frente Cívico Revolucionario de Lucha contra la Tiranía, en el camino hacia la hegemonía política del Movimiento Revolucionario 26 de Julio ............................................109 Capítulo 2. Hacia el socialismo real. El “nuevo” Movimiento 26 de Julio en los Estados Unidos. 2.1-La internacionalización del conflicto cubano y el cambio de las reglas del juego en el mundo revolucionario...........................................................163 2.2-En rojo y en negro. La socialización de la Revolución cubana...................................................................200 2.3-¿Volver a empezar? El Movimiento 26 de Julio en los Estados Unidos, 1959-1961.....................................................237 5 Capítulo 3. Los cautivos de la “revolución traicionada”. La contrarrevolución cubana en los Estados Unidos. 3.1-De “cucarachas”, “gusanos”, “bastardos”, “rosablanqueros”, “judas”, “comevacas” y (otros) enemigos íntimos. Acerca del adversario tipo de la Revolución cubana...................................................................277 3.2-Nacionalismo contra nacionalismo. Valores, expectativas y amenazas de los emigrados contrarrevolucionarios cubanos..................................................................344 3.3-Del Frente Revolucionario Democrático al Consejo Revolucionario Cubano, un proceso contaminado desde el inicio por los entresijos de la Guerra Fría.......................................................................382 Conclusiones..........................................................413 Bibliografía............................................................427 6 Introducción. Desde el siglo XIX, la emigración cubana en los Estados Unidos ha ocupado un lugar de suma importancia en la historia de Cuba. De hecho, jugó un papel relevante en la configuración de la nación cubana y en la construcción en imágenes, metáforas y giros retóricos del Estado nacional el 20 de mayo de 1902 1 . Esas ceremonias, símbolos e insignias que sirvieron para dar a los cubanos una visión de su propio país al separarse de España, parafraseando a Prys Morgan2. Banderas, himnos y escudos, que utilizaron los patriotas cubanos para reformular sus lealtades y sus solidaridades, sus derechos y sus deberes lejos del gobierno de España. Nuevas relaciones con el poder peninsular de los grupos políticos emergentes, que cuestionaron la colección de historias, ceremonias e insignias consideradas hasta entonces naturales, con intención de subvertirlas en la isla. Emergiendo en el juego de modalidades específicas del poder, como ya hace algunos años afirmó Stuart Hall3. 1 Recursos (expedientes culturales) que expresan el orgullo esencialista o la esperanza epocalista en formas simbólicas específicas que pueden ser descritas, celebradas y usadas antes que vagamente sentidas. Véase: Clifford Geertz. “Después de la Revolución”, en La interpretación de las culturas. p. 217. Como un ejercicio semiótico apasionante, calificaba hace años el historiador cubano Manuel Moreno Fraginals el seguir el sentido de los términos “cubano” y “español” entre la población blanca de la isla desde el siglo XVIII. Manuel Moreno Fraginals. Cuba/España. España/Cuba. Editorial Crítica, Barcelona, 1995, p. 220. 2 Prys Morgan. “From a death to a view: la caza del pasado galés en el período romántico”. En: Eric Hobsbawm y Terence Ranger (eds.) La invención de la tradición. Crítica, Barcelona, 2002, p. 98. 3 “Las identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de el, debemos considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos. Por otra parte, emergen en el juego de modalidades específicas del poder y, por ello, son más un producto de la marcación de la diferencia y la exclusión que signo de una unidad única y 7 Como cabe imaginar, sin la recaudación de fondos, la propaganda proselitista, la preparación de expediciones armadas y el lobby político con el gobierno de los Estados Unidos de los emigrados cubanos, resulta imposible entender el resultado de la guerra hispano-cubana-norteamericana del año 1898. El tsunami político que terminó con el dominio español en la isla, es también difícil de precisar sin conocer que el símbolo fundacional del nacionalismo cubano José Martí, no sólo creó en Estados Unidos el Partido Revolucionario Cubano, sino que entre idas y venidas vivió quince años en la ciudad de Nueva York. Lejos de variar la situación en eso que Ernest Gellner llamó “excepcionales ceremonias de iniciación”, su sustituto al frente del Partido Revolucionario Cubano Tomás Estrada Palma, le dobló en años de estancia en tierras estadounidenses, antes de ocupar el cargo de primer presidente de la República de Cuba 4 . Decorado con temática patriótica y bañado en lo trascendente, no es casual que este legado histórico del “comienzo de los tiempos”, se haya reflejado posteriormente en el sistema de rangos y en la percepción de los emigrados cubanos, que viajando entre la memoria y la identidad colectiva pensaron desde lejos la solución de sus conflictos durante el venidero siglo XX5. Escribo estas palabras, sin olvidar que los relatos de la emigración cubana en los Estados Unidos, vinculados al reacomodo del poder el primero de enero de 1959, tanto en la isla como fuera de ella han estado excesivamente rodeados de ideología. naturalmente constituida”. Véase: Stuart Hall. “Introducción: ¿quién necesita identidad?”, en Stuart Hall y Paul du Gay (comp.) Cuestiones de identidad cultural. Amorrurtu Editores, Buenos Aires, 2003, p. 14. 4 Ernest Gellner. “El contrato social de Freud”, en Antropología y Política. Editorial Gedisa, Barcelona, 1997, p. 83. 5 La expresión pertenece a Javier Ugarte. “Presentación. Memoria, identidad y universo simbólico del nacionalismo vasco”. Historia y Política (15), 2006, pp. 7-22. 8 Entendiendo con Clifford Gertz que nos referimos a la dimensión justificativa y apologética de la cultura, que convierte estados anímicos generalizados en fuerzas prácticas6 . Más cercano a las disputas políticas entre nacionalistas, que a las tradicionales diferencias entre historiadores del nacionalismo. Al “trauma cultural” o “trauma nacional”, en que a menudo se involucran la memoria oficial y la contra-memoria7. En algunos casos, más cerca de la “charlatanería” que de contar mentiras, como define el bullshit Harry G. Frankfurt8. Más familiarizado con el anacronismo que con la falsedad9 . O como afirma Manuel Cruz, un ejercicio historiográfico del cual se pueden extraer “automáticamente” pocas lecciones positivas de nuestra evocación del pasado10 . Y aclaramos que cuando decimos cultura, hablamos de las estructuras de significación en virtud de las cuales los hombres y 6 Se refiere a a esa parte de la cultura interesada en establecer y defender estructuras de creencia y de valor. Véase: Clifford Gertz. “La ideología como sistema cultural”, en La interpretación de las culturas. Editorial Gedisa, Barcelona, pp. 200-201. 7 Peter Burke. “Historias y memorias: un enfoque comparativo”. Isegoría (45), 2011, p. 492. 8 Harry G. Frankfurt. On Bullshit. Sobre la manipulación de la verdad. Ediciones Paidos Ibérica, Barcelona, 2006, p. 58. 9 Véase: Eric Hobsbawm. “El sentido del pasado”. Sobre la historia. Crítica, Barcelona, 1998, p. 19. 10 “Está lejos de ser una evidencia que seamos capaces de extraer automáticamente lecciones positivas de nuestra evocación del pasado. La razón –en la que ahora no hace el caso detenerse- está relacionada con la naturaleza de la propia evocación histórica que, como es sabido, se materializa en el curso de una narración que, en cuanto tal, no sólo implica un determinado recorte de las realidades evocadas –una selección, en definitiva-, sino, sobre todo, una valoración previa de las mismas”. En: Manuel Cruz. Acerca de la dificultad de vivir juntos. La prioridad de la política sobre la historia. Editorial Gedisa, Barcelona, 2007, p. 22. Sobre el mismo asunto: Tzvetan Todorov. Los abusos de la memoria. Ediciones Paidos Ibérica, Barcelona, 2000, p. 16. 9 las mujeres dan forma a sus experiencias personales
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