Concurso Folklc5ric0 Excma. Diputacion De Palencia

Concurso Folklc5ric0 Excma. Diputacion De Palencia

CONCURSO FOLKLC5RIC0 ^1NUNCIADO POR LA EXCMA. DIPUTACION DE PALENCIA Tema: «Historia del Partido de Baltanás ^ Lema: • Palentino por ambos costados ^ DEDICATORIA A la buena memoria de mi madre, D.° Paula Serna Marquina, palentina de nacimiento y de corazón, descendiente de nobles seRores del partido de Baltanás. H[STORIA DEL PARTIDO DE BALTANAS 75 . INTRODUCCION ^L cariño infundido en el regazo materno ha ĉia la noble y sencilla tierra de Palencia, donde pasé los años de mi infancia, y el 11ama- miento de la Excma. Diputación de la provincia, única en Castilla que ha publicado pór su cuenta el Catálogo monumental, me 'fuerzan a prese,ntar este estudio, sin reparar én gast.os, aunque necesariamente ha de resultar incompleto, mas por lo corto del plazo ĉoncedido en la c^^nvocaturia que por la falta de datos, afortunadamente numerosos, ya que sólu el ordenar los propios de 1'a antigua capital de la Merindad de Cerrato, Palenzuela, exije un largo espacio de. tiempo. Así pues, ateniéndome en cuanto me ha sido posible a las bases del concurso, he tratado ante todo de completar el Catálogo monu- mental del partido señalado, con respecto a las dos poblaciones olvi- dadas: Castrillo de D. Juan y Población de Cerrato, discerniendo en la papeleta correspondiente a Alba de Cer-rato.lo propio de la misma, y lo perteneciente a Castrillo de D. Juan, añadiendo después a cada una de las restantes l:^s noticias y observaciones que he tenido tiempo de ordenar, para presentarlas copiadas a máquina. ^6 LL[,CIANO Hu^DOBRO ^ERNA La comarca de Cerrato No conozco autor que nos dé la etimología de es ĉa palabra y hemos de intentar averiguarla, pues corresponde a una comarca bien definida, de la que forma parce principal el partido judicial que estu- diamo ŝ, y figura de antiguo en los documentos, •como veremos a con- tinuación. A^nuestro.. parecec procede de la palabra castellana Cerao deriyada del latín Cirrus, que signifíca, cresta, penacho, p.or semejanza .de forma, y en Asturias se tradujo por Siero, en León por Sierro,^ y se da a emi- nencias de poca altura, ordinariamente rocosa ŝ; de forma que í•errato suena a colección de cerros; lo que está de acuerdo con la topografía del país, unos son cónicos, otros, trapezóidales, y otros piramidales, y nos autoriza para adoptar esta étimología. Fué habitado en los primeros tiempos históricos por los vacceos que tenían por capital a Palencia, pueblo relacionado con el celta, de origen europeo, aunque originario del Asia Menor, una de cuyas regio- nes estaba habitada por los llamados en Grecia, KeAioc. No traspasaron el Pisuerga en su cuenca hasta unirse con el Arlan- za; acaso les perteneció Palenzuela con su territorio y la cuenca del Río Francos como extensión de Cerrato. (O. de B. T. I. p. 26). Decimos esto fundados en la autoridad• del P. S^rrano, porqi^e es sabido cuanto influyó la hidrografía en los límites de los pueblos antiguos, y parece oponerse a ello la permanencia de Palenzuela en territorio eclesiástico burgalés comó situada en la margen derecha del Arlanza, aunque puede explicarse tal vez por su condición de plaza fronteriza importante, la principal de la línea de castillos que defendía la margen derecha del río y terminaba en el desaparecido de El Moral, situado en la confluencia del Arlanza con el Arlanzón CCartulario de San ^tiguel de. Treviño, ^irc4^ivo 7-list. .Tlac. Doc. XLII, inédito. Como se verá al tratar de la constitución eclesi^stica del partido en los tiempos que siguieron inmediatamente a la reconquista del país, dependió tanto en lo civil como en lo eciesiástico de los Condes de Castilla y Obispos de Burgos; pero una vez consolidada la domina- HISTORIA DE^. PARTIDO DE BALTANAS ^7 ción del territorio hasta el Duero los reyes restauraron la diócesis de^ Palencia, y Cerrato volvió a ser palentino como en tiempos anteriores a la pérdida de España. La comarca desde los tiempos históricos Los vacceos estuvieron confederados con sus vecinos los arévacos, y^ayudaron a lós pelendones en su, resistencia gloriosa de Vumancia, contra la dominación romana. Durante ésta perteneciel•on á la España Cartaginense, y formaban parte del Convento jurídico de Clunia. (Peñalba de Castro, partido de Ar^nda de Duero). Hubo poblaciones importantes como Pallantia, después Pallentia, Comitis y Paleazuela, para distinguirla de la del Carrión y otras, como la antecesora de Antigiiedad, de la que tratamos en su lugar; pero son focos aislados, que estarían unidos por sus correspondientes vías se- cundárias romanas, ya que las principales pasaban sin tócar el territorio, como la de Zaragoza a Clunia y Pintia, cerca de Valladolid. Las Crónicas permiten creer, que al menos cuando en el siglo vn, queda consolidado el reino .visigodo, muchos de los inagnates de este pueblo estaban asentados en las tierras centrales de la alta meseta sep- téntrional, y m^ostraban por ella cierta predilección. C^La Tierra de Cam- pOS^+ pOI' jusTO GONZALEZ GARRIDO, pág. 84). Esto explica la .existencia de monumentos como San juan de Baños de. Cerrato, la iglesia de Wamba, (antes Gérticos), y en el partido de Baltanás algunos capiteles, que anota el Catálogo. Etapas de la Reconquista Una de las interrogaciones que suelen hacerse las habitantes de un país, es ^ĉótno llegaron a él sus antepasados? Tratándose de pueblos antiguos, no ciudades, la respuesta no es fácil ciertamente; pero bien merece rastrear un poco en el campo his- tórico para satisfacerla. 78 LUCIANO HUIDOBRO SERNA Mas si acudimos a los archivos civiles, apenas hallaremos datos. Es tal la penuria de sus fondos, que si no existiesen otros, pocas noti= cias podríamps descubrir. La ciudad de Burgós, p, ej. no obstante su preponderante intervención en la reconquista y constitución del reino, no ofrece sino unos cuantos anteriores al siglo xn de esta cldse. Para suplir este va ĉío, hay que acadir a las corporaciones eclesiás- ticas y monacáles, cuya documentación ŝe remonta a veces a los albo- res del nacimiento de Cástilla. Grácias a ellas podemos conocer algo de la marcha que siguió la recuperación del territorio ^dominado por los moros, la construcción de fort^ lezas, que asegurasen la defensa de lo reconquistadó, la distribución de la propiedad a los que lo ganaron, las relaciones entre señores y vasallos, el patronato de ios reyes y nobles sobre las i ĝleŝias y monasterios, o sea los diferentes.aspectos de la vida social, que no describieron las breves crfinicas de aquel tiempo, y cuyo recuerdo no ha perseverado en los archivos civiles. Afortunadamente además de los escritos de los historiadores, en este siglo los benedictinos de Santo Domingo de Silos han publicado muchos cartularios, apenas conocidos antes, que facilitan la labor ^ investigadora. La invasión árabe-berever que entró en la península en el año 711, llegó hasta Amaya en 712; péro retrocedi^ ante los montes de Canta- bria, y en la región que estudiamos hizo una incursión pasajera. En 7l3 Muza atraviesa rápidamente parte de la Bureba y tierra de Burgos y penetra eñ los campos góticos. Abdelaziz en 715 hace estable en nuestra región la autoridad árabe; pero su dominio es más militar que político, y se contenta con cobrar el t^ributo anual, que satisfacen las poblaciones a los jefes militares. Sólo hacia 734 completan los dominadores la ocupación militar y política. Para ello establecen fortalezas, temiendo que la región' del Duero se agregase al pequeño reino de Asturias y a la Cantabria, que no lograron ĉ onq'uistar. Amaya y Castrojeriz pasaron a su dominio y las fortificaron. Cuando Alfonso 1 de Asturias es aclamado rey, se extiende su mando a Aguilar de Campóo, Valle de Sedano, Siero, cuenca del Ebro, parte de la Bureba, Frías, Lantarón, Alava, e.tc. A los treinta años de imperar los moros en la región del Duero, en vista de que no guardaban los pactos tratados con los españoles, mu- chos de estos huyeron a Cantabria. L^s invasores habían asignadcl a los berberiscos los territorios del norte de la Península, y los trataron con despotismo, lo que produjo HISTORIA DEL PARTIDO DE BALTANAS ^9 la sublevación de los primeros, que abandonando aquellas tierras se establecieron en las del Duero, donde lucharon con sus amos. En 7^0 hubo ún hambre tan atroz en la región del Pisuerga, Arlan- za y Arlanzón, que la desampararon los m^oros. Alfonso I aprovechó este estado, llegó á Amaya, y pasan^lo por la cuenca del Arla^nza has,ta .Oca, retrocediendo al valle del Arlanza, si- guiendo por Lara, hizo suya a Clunia y Arganza cerca de San Leo^ardo, y llegó a Osma. Después se apóderó de Miranda y de las poblaciones del valle del Oja y Tirón y las destruyó por el fuego, para eyitar que volvieran a poder de los moros, y a sus habitantes les condújo a Caritabria con sus rebaños y demás; como, lo había hecho con los ribereños del Duero. Pasados 30 años quisieron entrar en el territorio desolado por Alfonso I; pero Alfonso el Casto los derrotó en las riberas del Pisuerga. En 824 dominaba ya la tierra de Aguilar de Campóo la familia de Nuño Núñez, bisabuelo del co^de Fernán González; a este Nuño se debe la repoblación de Treviño, Castroje ►•iz y castillo de Muñó, que realizó antes de 843, y en tierra de B.urgos se estableció antes de 855 un. conde miembro de la familia de Nuño Núñez, cuyo mandó se ex- tendía hasta los oi-ígenes del Arlanza. En el antiguo territorio episcopal de Oca surgieron dos restaura- ciones, motivadas por dos orígenes distintos de reconquista y repobla- ción civiles, uno 'que procede de Asturias de Sañtillana, pasa por Reinosa, y se extíende a las tierras bañadas por el Pisuerga; Amaya y Castrojeriz, y de aquí 'a los afluentes del" Arlarzón y Arlanza;, y otro que proviene de Trasmiera y por Bricia; Soncillo, Villarcayo, Bureba y llega hasta Montes de Oca.

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