Festivalito Ruitoqueño de música colombiana Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca Orgullo de Santander para Colombia Notas con Armonía n.° 508 9 de abril de 2020 Boletín institucional de la Fundación Armonía con información cultural y de interés general. Bucaramanga, Santander, Colombia 17 años (2003-2020) XXX Festivalito Ruitoqueño 30 años contribuyendo a la defensa, difusión y preservación de nuestro patrimonio cultural Afiche promocional: Creado por el maestro Rito H.P. Invitados especiales Guafa Trío. Bogotá Mauricio Ortiz, Carolina Vélez y Lezlye Berrío. Medellín Homenajeados Milton Nohel Sanguino Pallares. Ocaña Alfredo Reyes Gómez. San Gil Otros invitados: Los Muchos, Kike Mesa, 3M1A, Dúo Marta y Raúl, Hermanos Prieto, Tucán, Trío Alma Nacional, Los Villamizar, Coro Uis; Coro Unab, Coro Comfenalco, Coro Upb. Dos orquestas de cierre. La música colombiana de cualquier región del país es la más hermosa del mundo; la fuerza y la magia que fortalecen el Festivalito son el talento de los músicos santandereanos y la honrosa compañía de intérpretes y compositores de otras regiones de Colombia. Carrera 28 N° 47-23 Teléfono 6436576 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org Bucaramanga, Santander, Colombia Festivalito Ruitoqueño de música colombiana Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca Orgullo de Santander para Colombia XXX Festivalito Ruitoqueño 30 años contribuyendo a la defensa, difusión y preservación de nuestro patrimonio cultural CONVOCATORIA http://fundacionarmonia.org/festivalito-ruitoqueno/ediciones-festivalito- ruitoqueno/convocatoria-2020/ www.fundacionarmonia.org https://www.facebook.com/1498625570352487/posts/2530152760533091/ ¡Los invitamos a unirse a nuestra gestión! La Fundación Armonía y el Festivalito Ruitoqueño los necesitamos Nuestros socios benefactores son nuestra mayor fortaleza; con su apoyo personal y económico, son la base fundamental de este trabajo que beneficia a niños, jóvenes, adultos, academias colegios, universidades, intérpretes, autores, compositores, y en general, a todo lo que significa la defensa, difusión y preservación de nuestro patrimonio cultural. Actualmente somos 132 que estamos haciendo un aporte de $150.000 anuales, ubicados en: Otros países (USA) 6 Bogotá 20 Otras ciudades 15 Arauca 1 Barranquilla 3 Cali 2 Campoalegre, Huila 1 Pamplona 2 Pereira 1 Rivera, Huila 1 San José de Miranda 1 Santa Rosa de Viterbo 1 Medellín 1 Villavicencio 1 Bucaramanga y su área metropolitana 91 ¿Cómo vincularse? Escríbannos a nuestro correo [email protected] o por medio de nuestro whatsapp 3175102019, enviándonos sus datos personales: nombre completo, dirección, teléfonos, fecha de nacimiento, número de cédula, manifestando su deseo de participar como socio benefactor. Una vez analizada su solicitud, se les enviará la respuesta formal de la Junta Directiva. ¡Gracias anticipadas por su apoyo! Carrera 28 N° 47-23 Teléfono 6436576 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org Bucaramanga, Santander, Colombia Festivalito Ruitoqueño de música colombiana Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca Orgullo de Santander para Colombia Santiago García Eduardo Muñoz Serpa / Vanguardia Hace unos 10 días falleció en Bogotá uno de los más grandes hombres del teatro colombiano contemporáneo, Santiago García. El, Enrique Buenaventura y Fanny Mickey, encabezando a un grupo de personas dedicadas a la cultura, desde mediados del siglo XX, sin desmayo, ni recursos, le dieron nueva forma y vida al teatro colombiano y lograron convertirlo en uno de los más destacados de Iberoamérica. Larga es la lista de sus quijotadas, esas que dieron muy buen nombre al país. Su trajín no tuvo sosiego en una Colombia entonces hipnotizada por la Vuelta a Colombia en Bicicleta y los reinados de belleza; cuando las cosas cambiaron, el esnob consumista mancilló a nuestra cultura. Con las uñas y amor crearon, entre otros, al Teatro El Buho, la Casa de la Cultura, el Teatro La Candelaria, el TPB, el Teatro Libre, el TEC de Cali, La Baranda, La Mama. Santiago García, Enrique Buenaventura, Fausto Cabrera, Fanny Mickey y muchos más dedicaron a ello sus vidas. Cuando yo era universitario y la vida era una fiesta de ilusiones, con aquellos contemporáneos del Grupo de Teatro del Externado de Colombia, degustamos de cerca a las glorias de nuestra cultura en la Casa de la Cultura: Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Enrique Grau, Santiago García, Álvaro Cepeda Zamudio, Ana Mercedes Hoyos, Enrique Buenaventura y tantos más. Santander, nuestro querido terruño, es ingrato con sus mejores hijos. Santiago García Pinzón nació y vivió su infancia en Puente Nacional. ¡Era santandereano! Con Arturo, su hermano, gozaba rememorando su niñez en las calles y caserones de su tierra natal. En Santander la muerte de Santiago García fue reseñada en forma distante, huérfana del afecto del lugar nativo. ¡Qué vergüenza! Se fue otro santandereano ilustre que arropará el olvido, sumándose a Jaime Barrera Parra, Oscar Rodríguez Naranjo, Luis María Carvajal, Francisco Posada Díaz, Carlos Gómez Castro, Pedro Gómez Valderrama, Tomás Vargas Osorio y tantos más. ¿Por qué somos así? Carrera 28 N° 47-23 Teléfono 6436576 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org Bucaramanga, Santander, Colombia Festivalito Ruitoqueño de música colombiana Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca Orgullo de Santander para Colombia Los libros mentirosos Mónica Acebedo / El Espectador Hay una tendencia entre algunos lectores de literatura: no leer ficción. A partir de la creencia de que lo que no es basado en hechos reales no es importante, se han descartado grandes obras. Las novelas, independientemente de su género, constituyen una interpretación de la sociedad y de los individuos que la componen. Cortesía La literatura es una expresión de arte; una de las tantas formas de dibujar el mundo y la sociedad; la fuente de conocimiento por excelencia; una intermediaria entre el ser humano y su propia realidad; mensajera de la historia y la cultura; transmisora de las creencias, los sistemas políticos y económicos; arquitecta de la memoria; portadora del baluarte de la identidad de las naciones y los individuos y espejo de las pasiones humanas. Esta vasta definición incluye historia, crónica, novela, poesía, ensayo, teatro y una variopinta colección de géneros clasificables de acuerdo con rigurosos estereotipos o también anarquistas, que se rebelan a ser encasillados dentro de parámetros preestablecidos. Las novelas, en particular, independientemente de su codificación genérica, contienen reflexiones o narraciones verdaderas en unos casos, fantásticas en otros, pero, usualmente, constituyen una visión del mundo y una interpretación de la sociedad y de los individuos que la componen. Mario Vargas Llosa, en su extraordinario libro sobre el liberalismo, o su “autobiografía intelectual”, titulado La llamada de la tribu (2018), define la novela como “una organización arbitraria de la realidad humana que defiende a los hombres con la angustia que les produce intuir el mundo, la vida como un vasto desorden”. Por eso siempre me ha llamado la atención la frecuente preferencia del ser humano por leer únicamente novelas históricas o novelas basadas en historias reales, o en leer biografías o ensayos exclusivamente porque lo demás no es real, no es importante. Precisamente, uno de los episodios más famosos de la literatura es el escrupuloso escrutinio de libros que hacen el cura y el barbero de la biblioteca de Alonso Quijano, bautizado por él mismo como don Quijote de la Mancha. Según los implacables jueces, la locura de su amigo se debe a que ha leído tantas novelas de caballería que por eso se le ha trocado el juicio. Así, la única forma de evitar que el hidalgo continúe por el camino de la demencia es condenar a la hoguera aquellos libros mentirosos. Este episodio es uno de los tantos que hacen que Don Quijote de la Mancha sea una obra inmortal, no solamente porque constituye un extraordinario ejercicio y reflexión sobre la literatura occidental que circulaba en la España del siglo XVII, sino porque al mismo tiempo se convierte en una parodia sobre la necesidad universal del ser humano de leer novelas con historias verdaderas. Aunque la advertencia de que lo que se va a contar es verdadero (tópico literario muy barroco y un modelo referencial), lo que hace Cervantes es llamar la atención al lector de esta constante necesidad (o necedad) de leer cosas verdaderas. Precisamente, el afamado autor otorga a la narración una alta dosis de verosimilitud, tan común y necesaria en la literatura del Siglo de Oro español, pero al mismo tiempo nos presenta una sátira a esa tendencia a través del juego metaliterario —repetidamente estudiado y analizado por académicos de todos los tiempos— cuando ya estamos en la entretenida lectura del aventurero hidalgo y el editor nos advierte que estamos ante una historia escrita por un historiador árabe llamado Cide Hamete Benengeli. Si bien esta tendencia discursiva ha evolucionado a través de diversos movimientos y tendencias literarias, el interés por las historias verdaderas ha sido una constante en la literatura, a pesar de que las novelas están llenas de narraciones que se alejan de los parámetros históricos o reales. Así, los moralistas ejemplifican y buscan dar lección a través de narraciones, por lo menos verosímiles. Tal sería el caso, por ejemplo, de Baltasar Gracián en
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