LAS TRES CARABELAS DE SANTA CLARA Esteban CASTAÑO MÁRQUEZ Con motivo de la exposición Christum ferens, que conmemora el 525 Aniversario de la Evangelización de América y del Voto Colombino, sus comisarios han considerado oportuno incluir las maquetas de las naves descubridoras que yo he realizado para el Monasterio de Santa Clara, perteneciente a la Diócesis de Huelva. Sepa el visitante y el lector que no se trata de modelos realizados a partir de una caja comercial ni modelos fieles construidos a partir de planos de ingeniería naval, sino modelos artísticos. Y son artísticos, porque de aquella época, S. XV, no se conservan planos, en todo caso alguna pintura. Es más, la construcción naval de entonces se realizaba por el boca a boca. Los diseños, dibujos y mejoras, las realizaban los carpinteros de ribera, según la opinión de los marinos y navegantes (mareantes) en cuanto a maniobra o maneras en que la embarcación “andaba” o cogía la mar. Sobre la marcha de construcción, adaptaban y daban formas a las cuadernas; esto es, las costillas del barco, dando más o menos curvatura de aquí o allá hacían las modificaciones. La carabela Santa Clara, o La Niña Comenzamos con la Carabela “Santa Clara”, popularmente conocida como “La Niña”. Es un mo- delo a escala 1:15. Se sabe que arbola- ba la niña tres palos, de proa a popa, es decir de adelante hacia atrás, el trinquete, el mayor y el mesana. En el caso de la Santa Clara, el mayor era el primero y lige- ramente inclinado a proa. El segundo o de en medio, iba en candela, es decir, en posición totalmente vertical, así llamado por la posición de la llama de un cirio cuando no hay viento. El tercero, o de mesana, estaba ligeramente inclinado hacia popa. Los tres mástiles aparejaban vela latina. Este tipo de vela viene de la antigüedad. En el mediterráneo, en zonas como Egipto, en sus embarcaciones sobre el Nilo. Esas velas eran de forma triangular y aparejaba de mayor a menor junto al tamaño del palo que la izaba. La vela más pequeña y más a popa, la de mesana, se izaba para ayudar a los 39 virajes cerrados, fuertes o rápidos, dejando en banda (sin tomar viento) las dos mayores. El modelo de dimensiones 1:15 se toman de las dimensiones reales: Desplazamiento 100 toneladas aproximadamente Eslora 21,40 metros Manga 6,28 metros Calado 1,78 metros Son las medidas que nos han llegado a nuestros días. El color que he dado al modelo es oscuro, y se debe a la utilización de productos como la brea, sebo…etc, que utilizaban a m odo de pintura sobre todo el casco, para que debido a la larga exposición al agua salada y a la intemperie la madera no se pudriera tal y como se hacía con los toneles de vino. He tenido en cuenta a la hora de construir el casco, un estudio técnico científico en cuanto a formas, realizado por D. Luis Miguel Coín Cuenca, doctor en Historia del Descubrimiento, profesor de la Universidad de Marina Civil de Cádiz y oficial de la Armada en la reserva naval activa. Además ha estado en este monasterio no hace mucho con motivo del Congreso que se celebró sobre el Descubrimiento. Dicho estudio, está versado en las condiciones de mar, viento, rumbo y velocidades tomadas del diario del primer viaje de Colón. Donde dice que la velocidad máxima del viaje fue alcanzada el día 8 de octubre de 1492, alcanzando a ratos 15 millas horas. Es más, el doctor Coín Cuenca construyó en una carpintería de ribera de Barbate una réplica a tamaño real, realizada por el carpintero Sebastián Quirós, de Barbate, haciendo con esta el viaje del descubrimiento y llevando como dotación de marinería a los propios alumnos de la Universidad de Cádiz. La Niña fue m andada construir en 1488 por el armador moguereño, Juan Niño, con maderas de pino y chaparro de los montes moguereños, en los antiguos astilleros del puerto de Moguer. En su botadura sobre el Río Tinto, la nave recibió el nombre de Santa Clara en honor al Monasterio en el que nos encontramos, aunque pasó a la posteridad con el nombre de sus propietarios, los hermanos Niño. Tuvo que ser un gran navío, no por dimensiones, sino en su condición marinera. Colón la tomó como buque insignia para el regreso ya que la Santa María naufragó. Era muy dura. Hasta tal punto que en el puerto de la Española un ciclón hundió a todos los barcos amarrados a puerto excepto a esta carabela, que aunque sufrió algunos daños, fue el único navío que no naufragó. Esta capacidad de mantenerse a flote fue quizás determinante para que la Niña sirviese de modelo al primer barco construido en América, la carabela Santa Cruz, conocida como La India. Sin duda, la gran protagonista de la epopeya tiene un nombre: Santa Clara. 40 La nao Santa María Continuamos con la Nao “Santa María”. Es un modelo a escala 1:18. De la tres naves era la capitana probablemente construida en Galicia o el Cantábrico y propiedad de Juan de la Cosa, apodada “la Gallega”, habiendo quien razona, de forma muy documentada que se cons- truyó en Pontevedra inclu- so por tradiciones orales pudo ser en Santander o Santoña. Se dedicaba al transporte y comercio por el litoral europeo, incluso a la pesca del bacalao. Se sabe que a finales de abril de 1492 se encontraba en el área del Golfo de Cádiz cuando fue fletada por Colón. Esto se produce de acuerdo con la orden cursada por los Reyes Católicos, el 30 de abril de 1492, trece días después de la firmas de las Capitulaciones de Santa Fe, dirigida a las autoridades de la Villa de Palos en cumplimiento de una vieja sentencia de condena por un acto de desobediencia “… bien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas endeservicio nuestro, por los de nuestro consejo fuisteis condenados a que fuesedes obligados a nos servir doce meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e despensas […] habemos mandado a Cristóbal Colón que vaya con tres carabelas armadas, con que así nos habéis de servir…” La Santa María no era una carabela, ya que éstas eran naves veloces y afinadas y la otra era pesada, redonda y con más calado. Colón nunca la nombra en su diario por su nombre y siempre que lo hace la llama: “nao”, que según el diccionario marítimo de Julián Amich de 1956, dice de la nao: “buque, barco o embarcación que antiguamente constituyó un tipo de nave de alto bordo y definida por tener castillo a proa, aparejo redondo en mayor y trinquete, latino en mesana, bauprés con cebadera y cofa en el mayor”. Al igual que la Pinta y la Niña no existen planos de este tipo de nave, de hecho los primeros planos de barcos de los que se tiene conocimiento como tal datan de 1586, y son ingleses y de plena constatación, de un buque holandés de 1670. Las formas deducibles de la nao Santa María aparecen en reproducciones de naos dibujadas en las cartas de navegación, como la carta universal de Juan de la Cosa, datada de 1500 o la carta de la Isla de la Española, dibujada por Andrés Morales en 1509, o en el retablo de la Iglesia de San Nicolás de Bari, en Burgos, de alrededor de 41 1495. Aunque no ofrecen detalles fiables en cuanto a dimensiones, si son grandes fuentes d e información sobre numerosos detalles técnicos, como mesas d e guarnición, cintones, bulárcamas, cofas, maniobras de velas, cubiertas, timón y banderas. Para el IV Centenario del Descubrimiento de América, investigadores y marinos realizan estudios para la reconstrucción de las naves. Destacando entre ellos las realizadas por el Capitán de Navío Cesáreo Fernández Duro, que hizo la reconstruc- ción del IV Centenario, o/y José Mª Martínez Hidalgo, que hizo el estudio para las naves del V Centenario con los resultados en la nao de unas dimensiones de 29 metros de eslora y 8 metros de manga. Esta reproducción y el total de la flotilla fue mandada por el entonces Capitán de Corbeta y hoy Almirante de la Flota retirado D. Santiago Bolíbar Piñeiro. El modelo tiene una eslora de 177 cm, 45 de manga, 150 de alto y la verga de la mayor 90 cm. He utilizado 14metros cuadrados de chapa de pino y ciprés y tablero marino, de los que he sacado 14 cuadernas forradas por 80 tiras de 1cm de ancho y 4mm de grosor, en la cubierta principal empleé 40 tracas, en el castillo de proa 22, en el alcázar 30 y en toldilla 18. Habiendo tenido que cortar 190 tiras para el forrado. Utilicé 1.445 clavos y 2,5 kg de cola. En la cabullería de maniobra 250 m de hilo de diferentes grosores. Fabricado 60 motones, o carruchas en madera sapelli, para la maniobra y 2 metros cuadrados de tela tratada y teñida con café para el velamen. Calculo que empleé 600 horas en 5 meses. La carabela La Pinta Finalmente “La Pinta” fue la carabela desde la que se avistó tierra por el marinero Juan Rodríguez Bermejo, sevillano, conoci- do como Rodrigo de Triana. El capitán de la Pinta fue M artín Alonso Pinzón, quien al parecer también enroló a bordo a su herma- no Diego Martín Pinzón, igualmente estaban enrola- dos sus propietarios: Gó- mez Rascón y Cristóbal Quintero, ambos de Palos, quienes según el diario de Colón, compilado por Fray Bartolomé de las Casas fue éste, Cristóbal Quintero quien provocó varios incidentes y averías en su gobierno a la Pinta, antes de su arribada a Canarias.
Details
-
File Typepdf
-
Upload Time-
-
Content LanguagesEnglish
-
Upload UserAnonymous/Not logged-in
-
File Pages6 Page
-
File Size-