CORONAVIRUS R C Ocurrencias 2

CORONAVIRUS R C Ocurrencias 2

Después del coronavirus … La Rebelión de esclavos de Europa Sur (Ocurrencias II) … Si no hay un nuevo Modelo Político y S ocial Justo y Solidario Un día de Octubre… ¿Podría ser? “El Pueblo unido en torno a las palabras indignadas es constantemente vencido, porque el poder sobre las palabras como mucho da la razón al perdedor. Sólo la razón, no la victoria”. (Las mejores palabras . De la libre expresión . DANIEL GAMPER. Anagrama, 2019). Antecedentes de una crónica que ya estaba escrita.- La desigualdad, miseria, falta de trabajo y otras lacras que castigan al tejido social crean tensiones que llegado a su extremo se pueden desbocar, dando lugar, en principio, a conflictos de “baja intensidad” que no obstante en la progresión del descontento pueden igualmente tomar dimensiones mayores. Son los desequilibrios sociales entre los ciudadanos, junto a los que sufren las personas que comparten el mismo territorio, lo que obliga a considerar el riesgo de un conflicto civil en un futuro. La situación que hasta la fecha ha vivido Europa, de paz prolongada desde que se termino la guerra en 1945 es inédita. Muy posiblemente a ello haya contribuido los políticas sociales (educación, vivienda, trabajo, salud…). La mejor aportación en seguridad que pueden hacer los estados no radica en enormes gastos en armamento, sino invertir recursos en cultura y educación de los pueblos Ya se dijo… un país con un presupuesto militar desorbitado (más de un billón $ al año en gasto militar ) y al mismo tiempo “la peor sanidad pública del mundo occidental”. Torpes dirigentes no aprenden que la mejor inversión en seguridad de una nación es la cultura y educación de sus ciudadanos. No, no les va atacar nadie desde el exterior; el “bicho” que les empieza a corroer no viene de fuera; está en las entrañas de quienes profesan un “credo” social muy extendido. (Asalto y desmantelamiento del Sistema Público de Salud / I. 10/abril/2019). Las políticas desconsideradas con las necesidades básicas de la población explican ciertos comportamientos, como un aumento de la violencia en sus diversas formas de expresión, conductas asociales, aumento de la criminalidad, suicidios, violencia de género, y otros sucesos que hacen pensar en estados de enloquecimiento , al menos transitorio. Ante hechos que con suma frecuencia conmocionan a los ciudadanos, muchas veces habrá que preguntarse por el grado de responsabilidad social que puede existir en todo ello. Psicólogos, psiquiatras y sociólogos, entre otros, tienen aquí un enorme campo de estudio. Cuando se marginan políticas sociales de solidaridad en la vida cotidiana de los ciudadanos que lo necesitan, se acentúan los desequilibrios, lo que antes o después aflorará, bien de una u otra forma. En la maquinaria social todos los engranajes son importantes. La parte condiciona el funcionamiento del todo. Y el todo, a estas alturas, ya ha tomado una dimensión planetaria. ● Enorme malestar social. Las ciudades importantes desde hace tiempo acusan las consecuencias del grave desabastecimiento de productos esenciales. Son muchos los que se han cansado de esperar sin que pase nada. Los asaltos a las grandes superficies cada vez más frecuentes. Se multiplican los desordenes. El régimen en su incompetencia no ha previsto que el hambre es el punto de ebullición de las gentes de todo origen y condición, y más aún cuando los niños, víctimas inocentes, sufren sus consecuencias. ● Una tropa política indecente y torpe en un contexto de declive moral . La previsión no distingue a la mayoría de los gobernantes. Con esto, y mucho más, se alimentó una burbuja, cuya eclosión indefectiblemente tenía que producirse. El catalizador capaz de catapultar una protesta de grandes dimensiones puede ser una simple “chispita” por motivos diversos. No han aprendido nada de otras convulsiones. En ningún momento se consideró que el país vive una situación de auténtica de emergencia nacional . Dentro de un estéril aparato político, de comunicación obtusa, confusa y oscura, junto a una carencia absoluta de empatía social, algunos ya hacía tiempo que mostraban cierta inquietud. Se explican así reformas de años atrás, como las leyes mordaza , y normas semejantes para erradicar cualquier atisbo de “herejía” y que reprimen el espontáneo derecho de manifestación. El inmovilismo, el no querer romper viejos moldes, junto a los excesos del poder hasta entonces insospechados, la falta de dirigentes de altura, con dimensión de “hombres de estado”, con auténtica vocación para servir a su Pueblo, abonó el desgobierno en un país ya en situación vegetativa . ¡Qué país! Es preciso hacerse preguntas cuestionando a una jerarquía que se aprovecha en extremo en beneficio propio de un sistema a través de los canales que lo permiten. No escasea esa masa de mediocres plagada de botarates e incompetentes, sumergidos en su particular atolondramiento lujurioso, figurantes repulsivos. En vez de poner medios para contribuir a solucionar los problemas, a lo único que se dedican es cruzarse, los unos y los otros, reproches, insultos, acusaciones, conformando un estado en pelea continua. La gente está harta. A los políticos no se les paga para eso. Aún en la oposición tienen que entender que su función es ayudar a gobernar el país. El problema se abunda por la proliferación de todo tipo de pactos y compromisos, con formaciones siempre dispuestas a hacer de “bisagras” ya sea con los “sucursales” de un mismo partido, aunque disfrazadas de otra cosa, ya como mandaderos / as cuyo trabajo encubierto no podía ser otro que estar preparados para dinamitar cualquier cambio real. ● Una “clase” sindical de combatividad calculada, por lo que también muchos se sienten sumamente defraudados, se incluye en el anterior lote. ¿Sindicatos? ¿Líderes? Para nada o en muy poco satisfacen las esperanzas que en otro tiempo los trabajadores habían puesto en ellos. Más bien unos dirigentes próximos a una tropa de infiltrados que actúan como policía del obrero en descarada connivencia con el poder. Sumisos ante su pagador. Cada vez más “desinflados”. Cada vez también con menos “clientes”. Porosos a la corrupción, corrupción subvencionada. Con “caudillos” tan nutridos que no pueden disimular su glotonería... que asoma enferma, que gustan del lujo, la “belleza”, el tic-tac ostentoso, la comida cara (“de diseño”) y la ropita de los pijos. Así se venden unos y compran otros. Te han comprado / Ya eres un mercenario / Cortina que tapa al corrupto / Estropajo que limpia al depravado / Y sin saber tú valor y aprecio / Todavía no te has enterado… / No te has enterado de que te has vendido. (© Gritos y Fragmentos. Fantasías de un sueño libertario ). Si la presión social sube peligrosamente ¡Huelga general! No vaya a ser que reviente la olla de la que tantos comen… Fuegos de artificio. Muy esforzados y disfónicos para la ocasión. Todos contentos. ¿Y después qué? Nada. A seguir igual. No pocos han de continuar con su penosa carga que han de arrastrar desesperadamente, exhaustos en su cotidiano “camina o revienta”. Un día de huelga / años de mal gobierno. ¡La risa! En estas circunstancias la huelga junto a otras formas de lucha con fines asimilables se tendría que conjugar valientemente en plural si se pretende eficacia. Nada de eso puede esperarse de esos zánganos, del “ejército” de liberados amamantados por las sucesivas administraciones; quinta columna de un sistema de explotación, que ensucian, corrompen y prostituyen la necesaria y noble institución sindical . Institución que por otra parte ha de ser un complemento efectivo dentro de la división de poderes. La fuerza de trabajo debe de estar controlada por sus propios protagonistas. La debilidad mental no permite pensar en una acción directa, permanente, constante. Contundente. Mucho menos aplicarse en informar y oxigenar el cerebro a los miserables que explotan las personas en su diario laborar. Tendrían que salir a la calle, y preguntar. Pero no. Son cobardes. Deliberadamente torpes. Viven permanentemente parapetados, sin exponerse. Estos y aquellos, todos a la vez, tragando y vomitando en la misma la masera. ¡Cuánto asco junto! ● Funcionamiento cada vez peor de la Administración Pública . El deterioro ha sido paralelo con la progresiva “externalización” de servicios. Muchos se preguntan ¿pero en manos de quien estamos? El alcance de las medidas implantadas en perjuicio de los empleados públicos no fue debidamente calculado, o sí, según se mire. Hasta hacía unos años la máquina administrativa había demostrado una sincronía dentro de unos límites de eficacia aceptables. Y gracias precisamente a sus trabajadores, en sus distintos niveles y cuadros técnicos y directivos . En esos tiempos resultaban irrelevantes los cambios políticos en los distintos departamentos, ya que los “dirigentes de altura” dada su habitual incompetencia e ignorancia en las materias correspondientes, junto a su falta de imaginación, no interferían en los aspectos importantes y claves para el desarrollo de la función pública . Esos “altos cargos”, por designación política e intereses de partido , en realidad en lo que pasaban el tiempo era en figurar e ir de aquí para allá, “del tingo al tango”. A lo sumo ejercer como portavoces sobre cuestiones que ya se habían madurado a nivel técnico. En la revolución involutiva en que vive el país en estos últimos años, la vida de los ciudadanos en general se ha vuelto cada vez más deficiente, con una creciente pobreza, habiendo colectivos especialmente vulnerables, como pensionistas de bajos ingresos, desempleados de larga duración, personas dependientes abandonadas

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