El Campo De Montiel Y Don Quijote

El Campo De Montiel Y Don Quijote

EL CAMPO DE MONTIEL Y DON QUIJOTE Justiniano Rodríguez Castillo Ciudad Real INTRODUCCIÓN Leyendo nuestro gran libro por excelencia, siendo natural del Campo de Montiel y por mi afición a la historia, me sucede, creo que como a casi todos, imaginar las andanzas de don Quijote por nuestra tierra. Que hasta ahora no haya trazada por el Campo de Montiel ninguna ruta completa de sus aven- turas ha hecho que me atreva a enderezar dentro de mis fuerzas semejante entuerto, siguiendo la regla cartesiana de «buscar, no lo que otros han pen- sado, sino aquello de lo que podemos tener intuición clara y evidente o que podemos deducir con certeza; porque es así como la ciencia se adquiere». Para ello he manejado la edición de Justo García Soriano y Justo García Morales, publicada por Editorial Aguilar en 1947. En ella leemos las siguien- tes referencias al Campo de Montiel: Don Quijote de la Mancha, de quien opinión, por todos los habitadores del distrito del Campo de Montiel fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos. (Prólogo, pág. 10). Y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel y era verdad que por él caminaba. (Y-40). Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino, que él había tomado en su primer viaje, que fue por el Campo de Montiel. (VII-94). Pisó por ella el uno y el otro lado de la gran sierra Negra y el famoso Campo de Montiel, hasta el herboso llano de Aranjuez. (LII-94). Y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los Campos de Montiel (C-VII-P-818). Parece clarísima la intención de Cervantes de que su héroe fuera el más famoso caballero, que anduviera y pisara el Campo de Montiel, por eso y tal vez imaginando lo que después sucedería, insiste machacona y reiterada- mente en que así era, «y era verdad que por él caminaba». Sorprende, sin embargo, que todos los autores trazan unas rutas de sus aventuras fuera, por no decir alejadas, del mismo y así se sorprendieron quie- nes por él trataron de buscar su huella, como Azorín, Jacacci y otros más. Creo, muy en contra de lo admitido, que es en el Campo de Montiel donde mejor, más verosímil y de forma más completa y congruente las podemos ubicar, como en lo que sigue quiero demostrar sin pretensiones de exactitud, sino como hipótesis a estudiar y así tratar de fijar una ruta definitiva sin intereses espúreos tan frecuentes en este tema. Pues Campo de 236 Justiniano Rodríguez Castillo [2] Montiel sólo hay uno conocido y limitado; Don Quijote, también, sólo uno verdadero y la intención de Cervantes es clara al repetirnos hasta cinco veces que éste fue el escenario de sus aventuras, ¿qué mejor punto de partida para demostrar lo evidente? He trazado la ruta partiendo de los puntos fijos que nos da Cervantes, distancias y direcciones dentro del Campo de Montiel y por los caminos habituales en aquella época. Así, de Puerto Lápice entran a Sierra Morena por el Llano, a tres cuartos de legua del lugar de la penitencia, y éste a ocho leguas de Almodóvar y a treinta del Toboso, regresando a su pueblo man- chego lindante con el Campo de Montiel. En la segunda parte van al Toboso, cueva de Montesinos y en dirección a Barcelona. Leo la obra llanamente sin interpretar lo que Cervantes quiso decir ni las intenciones primarias o secundarias que muchos le suponen para que diga lo que no dijo pero sí lo que ellos quisieran. He de advertir, como punto de partida, que Puerto Lápice no está en el camino de Toledo a Sevilla que se hacía por Orgaz-Malagón-Almodóvar (como los defensores de la ruta clásica quieren, y como entre otros nos lo aclara Quevedo en los relatos de sus viajes de Madrid a Torre de Juan Abad, ruta ésta que por entonces era la más habitual a Sevilla) sino en el camino por Barranco Hondo o Puerto de Montizón. RUTAS ADMITIDAS Edgar Agostini Banús1, que se proclama en comunión intelectual en estos temas con Astrana Marín, Rodríguez Marín, González de Amezua, Vallejo, Lapesa, Menéndez Pidal, J. Terrero, Ángel Dotor, Entrambasaguas, Adrados y otros (y a quienes nos referiremos principalmente suponiendo que las mis- mas razones movieran a todos), nos aclara: «Insisto. Del tiempo de Cervantes yo no conozco más que tres fuentes de información relativas a los caminos de la Mancha, a saber: Los Repertorios de Villuga, los de Meneses y las Relaciones Topográficas Ordenadas por Felipe II. Agradeceré sinceramente cualquier indicación con que se me amplíe el número de fuentes de infor- mación, porque yo no conozco otras a pesar de haber conversado bastantes veces sobre este tema con las personas mejor informadas de España»2. Vemos la escasez informativa y desde luego el desconocimiento del Campo de Montiel. No conocen, él ni sus comunicantes científicos, otro camino de Castilla a Andalucía o Sevilla que el citado, por Almodóvar del Campo, y suponen, con buena lógica, que éste tuvo que ser el seguido por don Quijote a Sierra Morena y en ello basan toda su argumentación posterior. Nos dice igualmente de Cervantes, «y como la geografía la conocía tan 1 Reacciones manchegas ante los problemas cervantinos. Instituto de Estudios Manchegos, Ciudad Real, 1962. 2 Id. [3] El campo de Montiel y Don Quijote 237 bien, hay que admitir en todos estos contrasentidos, una deliberación bien planeada»3. «Hoy día todo el mundo está de acuerdo en la inverosimilitud del recorrido Puerto Lápice-Sierra Morena..., sin posibilidad material de enlazar rigurosamente unos parajes con otros»4. Pues bien, quiero demostrar, a la luz de otros conocimientos no nuevos, que sí hay posibilidad de enlazar todas las aventuras, que Cervantes no incur- rió en contrasentidos geográficos ni deliberaciones exotéricas, sino que sí había y conocía otras vías de comunicación, aunque no cite expresamente rutas o lugares, salvo excepciones como la Cueva de Montesinos, y si cita alguno lo hace estando lejos del mismo como Peralbillo, Miguelturra, El Viso, Almodóvar y otros. El otro paso conocido de Sierra Morena es el de Despeñaperros, antes del Muradal, y del cual sabemos, con documentación actual y conservada, que sólo empezó a ser funcional en cuanto a comunicaciones rodadas a partir de 1772, para unir la metrópoli a los puertos de embarque de América. EL CAMPO DE MONTIEL COMO NUDO DE CAMINOS Esta región, al estar alejada de los principales centros culturales y vías de comunicación, ha sido siempre mal conocida y poco estudiada y, consigu- ientemente, nunca entró en las posibles rutas por desconocimiento de quienes las trazaron, situación que parece corregirse con modernos estudios y datos, algunos de los cuales expondré, pues van siendo numerosos y sería pesada la enumeración exhaustiva. No obstante, todavía resulta desconocido el paso de Sierra Morena más corto y más llano de Andalucía a Castilla y Levante por Barranco Hondo, Puerto de San Estaban o «Saltus Castulonensis» de los romanos y que ya Madoz cita por este nombre II-P-286 y el rey Sancho IV llama Puerto Montizón5. Es tan rica su historia y tan abundantes los datos, que sorprende su desconocimiento e inadvertencia pero trataremos, en nuestra medida, de remediar tal agravio totalmente inmerecido. Punto central del Campo de Montiel, y más en el caso que nos ocupa, es la ciudad de Mentesa o Mentissa, de donde don Antonio Blázquez hace derivar la palabra árabe Manxa, pues según Casiri se llamaba anteriormente Manchessa, coincidiendo los límites de la misma con lo que había sido obis- pado de Mentesa6. Esta ciudad que ya Ptolomeo sitúa en latitud y longitud correctamente, está en plena Vía Augusta, que la atraviesa de norte a sur; igualmente, pero de este a oeste, la vía 29 de los itinerarios de Antonino, que se correspondería con las actuales carreteras de Badajoz-Ciudad Real- 3 Breve estudio del tiempo y del espacio en el Quijote. Instituto de Estudios Manchegos, Ciudad Real, 1958, pág. 8. 4 Id. Nota 1. 5 Mercado Ejea, pág. 380. 6 Id., págs. 108-169. 238 Justiniano Rodríguez Castillo [4] Murcia; y de ella parte la vía 30 que la uniría a Toledo por las lagunas de Ruidera, Argamasilla. También partiendo de este puerto encontramos el camino de carros de Andalucía, o carretera vieja de Andalucía como la llama Madoz. Este era el camino de toda Castilla la Mancha a la Chancillería de Granada desde 1587 a 1854, y donde los hijosdalgos debían obtener su carta ejecutoria para seguir manteniendo sus privilegios. Tenemos de este modo los caminos y encrucijadas, por las que nuestro héroe buscaba sus aventuras, más importantes de la zona; caminos todos ellos perfectamente documentados hoy y con abundante bibliografía. Creo así suficientemente probada la existencia del paso de Sierra Morena más importante en aquella época. EL CAMPO DE MONTIEL Y CERVANTES Sabemos que Cervantes, ya casado en Esquivias, desempeñaba diversas funciones administrativas como recaudador de alcabalas y tercias Reales, comisario de diezmos y salitres, proveedor de la Armada Invencible, etc. En las provincias de Málaga, Granada, Jaén y Córdoba, entre los años 1596 a 1600, debió pasar este camino infinidad de veces, y en aquellos largos y lentos viajes conocer en ventas y paradas el río humano que por él circulaba y donde el único pasatiempo sería oír o contar los más dispares relatos, y demuestra un perfecto conocimiento del mismo como veremos. Documentalmente consta que el 26 de enero de 1594 recauda quince fanegas y media de trigo y cinco de cebada en Villamanrique, y que tanto él como sus hermanos y hermanas estuvieron al servicio del marqués de Santa Cruz en las Terceras, finca entre Valdepeñas y Cózar y por entonces propie- dad del marqués de Santa Cruz y cuyo nombre tal vez tenga relación con la conquista de éste de las Azores o Terceras7.

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