34 / II semestre / 2013, Quito ISSN: 1390-0102 IN MEMORIAM Leonardo Favio: el mito del autor frente a la crítica cultural CHRISTIAN LEÓN Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador RESUMEN Este ensayo realiza una crítica de la recepción de la filmografía del argentino Leonardo Favio construida a partir de un paradigma modernista fundado en la noción de “autor”. Analiza un conjunto de discursos que en los años noventa llevaron a la consagración de la figura de Fa- vio vigentes hasta la actualidad. Finalmente, introduce nuevas perspectivas para comprender la pluralidad de la obra del cineasta basadas en las tensiones culturales olvidadas por la críti- ca modernista. A partir de conceptos como “transculturación” e “hibridez” se plantea una lec- tura que integra lo culto y lo popular, particularismo y universalismo, tradición y modernidad. PALABRAS CLAVE: Leonardo Favio, transculturación, hibridez, cultura popular, música popular, cine argentino, cine latinoamericano. SUMMARY This essay makes a critique of the reception of the filmography of Argentine Leonardo Favio constructed from a modernist paradigm based on the notion of “autor”. It analyzes a set of speeches in the nineties that led to the consecration of the figure of Favio which is still current today. Finally, it introduces new perspectives to understand the plurality of his work based on cultural tensions forgotten by modernist critics. From the concepts of “transculturation” and “hybridity” it proposes a reading that integrates the cultured and the popular, particularism and universalism, tradition and modernity. KEY WORDS: Leonardo Favio, transculturation, hybridity, popular culture, popular music, Argen- tine Cinema, Latin American cinema. KIPUS / 5 Kipus 34, II semestre 2013 UNA BIOGRAFÍA DE PELÍCULA FUAD JORGE JURY, mejor conocido como Leonardo Favio, nació en Lu- ján de Cuyo, provincia de Mendoza, el 28 de mayo de 1938. Cuando aún era niño, su padre abandonó el hogar y murió joven, por lo cual nunca lo conoció del todo. Más tarde se escapó de su casa y empezó una vida errante. “Fui un raterito que huía de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, de provincia en provincia. Conocí el hambre sin romanticismos literarios y cuando fue necesa- rio robé para comer” confiesa Favio.1 Pasó algunos años en el Hogar El Alba. Se fugó para volver a Luján del Cuyo a vivir con su hermano mayor Zuhair Jury, que más tarde se convirtió en el guionista de la mayoría de sus filmes. Luego fue llevado al Patronato de Me- nores acusado de pequeños robos. Se enroló en la marina pero a los seis meses desertó. Sin empleo vagó por Buenos Aires y finalmente fue a parar a la cárcel. Retornó a Mendoza, donde empezó a escribir libretos radiales, por influencia de su madre que trabajaba en el oficio. Nuevamente regresó a Buenos Aires, interpretó varias radionovelas y realizó pequeños trabajos para televisión. En 1957, debutó como actor cinematográfico en un papel de extra en El ángel de España realizado por Enrique Carreras. Se afilió al Partido Comunista, y asiste permanentemente al Cine Club Núcleo. En 1958 interpretó sus primeros papeles de importancia en El jefe de Fernando Ayala y El secuestrador de Torre Nilsson. Bajo la dirección de este último interpretará cinco filmes más, entre ellos La terraza (1963), El ojo que espía (1964) y Martín Fierro (1968). El trabajo permanente con Torre Nils- son lo llevó a cultivar una intensa amistad y admiración por este director al que consideró su maestro. Actuó bajo la dirección de Manuel Autín, José Martínez Suárez y Ricardo Becher, importantes directores de la generación del 60. En 1960, ya inmerso en el ambiente de renovación cinematográfica que se vivía en Argentina, realizó el cortometraje El amigo, una historia sobre las fantasías de un limpiabotas. Más tarde el realizador explicará su incursión en el cine de está manera: Con el cine pasa que, en todo caso no habré estudiado dentro de los cáno- nes preestablecidos, pero yo siempre le aconsejo a cualquier chico que se 1. Entrevista publicada en Panorama, 21 de enero de 1969, citado por Fernando Peña, “Favio, del niño al mono” en Film, Buenos Aires, junio-julio 1993, p. 5. 6 / KIPUS Kipus 34, II semestre 2013 me acerca que no hay mejor escuela que leer sobre cine, estar con la gente que hable de cine, y ver cine permanentemente, las 24 horas.2 En los años posteriores intentó realizar dos cortos más sobre el mundo de la infancia, uno en un reformatorio y otro en una villa. Estos proyectos termi- naron formando parte de su primer largometraje Crónica de un niño solo estre- nado en 1965. La película, celebrada por la crítica, constituyó una bocanada de aire fresco para el cine independiente argentino de los 60 que había entrado en un proceso de estancamiento. El crítico Agustín Mahieu, sostuvo en 1974 que Las sucesivas crisis económicas, la censura, los errores de producción, detuvieron este híbrido pero alentador proceso que inició el cine argentino “independiente” de los años 60. No hubo sorpresas por parte de los realiza- dores veteranos ni irrupciones renovadoras, salvo en 1965, la aparición de Leonardo Favio con Crónica de un niño solo.3 Dos años más tarde estrena Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza… y unas pocas cosas más, realizado sobre el cuento “El cenizo” de su hermano Zuhair Jorge Jury. En 1968, diri- ge El dependiente, producido por Torre Nilsson sobre la base de otro cuento de su hermano. El filme fue recibido con beneplácito por la crítica pero fue catalogado de “exhibición no obligatoria” por el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales (INCAA). Solamente después de una recalificación pudo gozar del apoyo oficial, lo cual obró en detrimento de la taquilla. Este suceso llevó a Favio a debutar como cantante con dos exitosos discos que lo encumbran a la fama: “Fuiste mía un verano” (1968) y “Leonardo Favio” (1969). Luego de un intento fallido de llevar a la pantalla la vida del anarquista Severino Di Giovanni, en 1973, realizó Juan Moreira, su primer filme a co- lor, sobre la base del libro homónimo de Eduardo Gutiérrez. Con este filme, Favio da un giro hacia un cine de espectáculo anclado en raíces populares. En 1975, realizó Nazareno Cruz y el lobo, una pintoresca adaptación de la radio- novela de Juan Carlos Chiappe que se convertiría en la película más vista de la historia del cine argentino. En 1976 realizó Soñar, soñar… filme que retoma 2. Entrevista con Guillermo Alfieri, Página 12, 15 de enero de 1989, citado por Alberto Fa- rina, Leonardo Favio, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1993, p. 3. 3. Citado por David Oubiña y Gonzalo Aguilar, De cómo el cine de Leonardo Favio contó el dolor y el amor de su gente, emocionó al cariñoso público, trazó nuevos rumbos para entender la imagen y otras reflexiones, Buenos Aires, Nuevo Extremo, 1993, p. 17. KIPUS / 7 Kipus 34, II semestre 2013 la temática de la marginalidad trabajada en sus primeros filmes. Después de la dictadura, se exilia en Colombia y en México. Luego de un período de cons- tantes idas y vueltas retorna definitivamente a la Argentina. En 1992, estrena Gatica, el mono, alegoría de la historia del peronismo realizada a través de la controvertida biografía de un afamado boxeador. Finalmente en 1999, realiza el documental Perón, sinfonía del sentimiento que nunca llegó a estrenarse. Quince años después, vuelve a la realización para dirigir su última película Aniceto, 2008, un ballet cinematográfico que constituye una segunda versión de Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más… El 5 de noviembre de 2012, Favio muere a causa de una neumonía siendo reconocido ampliamente por la crítica como uno de los grandes autores del cine argentino. LA CONSAGRACIÓN DE UN AUTOR Desde los años noventa la figura de Leonardo Favio ha sido revalori- zada. Importantes reconocimientos públicos así como una gran cantidad de trabajos críticos sobre su obra dan cuenta de ello. La imagen de aquel hombre contradictorio dotado de un talento innato o intuitivo poco a poco se ha ido disolviendo. Favio ha dejado de ser considerado un realizador irregular que coqueteó con la sofisticación del cine moderno y las convenciones del cine comercial. Atrás queda esa figura de ese director multifacético atrapado entre la medianía, el eclecticismo y lo inclasificable. Queda poco de ese joven reali- zador, de procedencia marginal, cuya obra fue demasiado popular y social para pertenecer con derecho pleno al cine intelectual y existencial de la Generación del 60. Y casi nada de ese talentoso artesano que en los setenta realizó un cine convencional, frívolo y algo cursi en pleno auge del cine de intervención po- lítica. En la actualidad, una nueva imagen del realizador parece emerger con fuerza. Cada vez son más las voces que consideran a Favio como una figura emblemática del cine argentino de los últimos cincuenta años que demuestra como a pesar de las contrariedades sociales e individuales es posible sostener un estilo. El reconocimiento de este mérito llevó a la consagración actual del director, considerado por un amplio consenso como uno de los grandes auto- res del cine argentino. En un artículo publicado a raíz del estreno de Gatica, el mono se describe la consagración del director en los siguientes términos: 8 / KIPUS Kipus 34, II semestre 2013 Favio, el loquito Favio, otra ora enfant terrible de nuestro cine, personaje por lo menos equívoco en su trayectoria a través de distintas alternativas de nuestra vida política, hoy es adulado, recibido en el regazo de nuestro abar- cativo neoprogresismo.
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