247 Rev Biomed 2010; 21:247-266 Historia de la Ciencia Fiebre amarilla: miasmas, microbios y mosquitos. Una historia a vuelo de pájaro vista desde Brasil Jaime Larry Benchimol Investigador y docente del Programa de Post-grado en Historia de las Ciencias y de la Salud, Casa de Oswaldo Cruz/Fun- dación Oswaldo Cruz, Río de Janeiro, Brasil INTRODUCCIÓN Los problemas de salud de Brasil comenzaron cólera, enfermedades que estaban en el centro a ser debatidos en la primera mitad del siglo XIX, de la gran controversia entre contagionistas y principalmente en instituciones creadas después anticontagionistas en todas las áreas de influencia de la separación de la metrópoli colonial: la de la medicina europea (1,2). Sociedad de Medicina y Cirugía, inaugurada en 1829 y transformada en Academia Imperial de Fiebre amarilla, miasmas y esclavitud Medicina tres años después de la creación (1832) La fiebre amarilla arribó a ésta y a otras de las Facultades de Medicina de Río de Janeiro ciudades del litoral brasileño en el verano de y de Salvador. 1849-50, exponiendo las entrañas de una sociedad En 1763, Río de Janeiro se tornaba la capital medularmente escindida entre señores y esclavos; de los virreyes de Portugal, en lugar de Salvador. Río de Janeiro prosperaba articulando la plantación Eso acarreó cambios importantes en la vida de la esclavista de café, en expansión en el Valle del ciudad, pero nada comparable a los efectos de la Paraíba, con el mercado mundial. La segunda fuga de la corte portuguesa a su colonia, cuando revolución industrial –la de los artefactos de hierro los ejércitos napoleónicos invadieron Lisboa, en y acero, de los bienes de capital, de las líneas férreas noviembre de 1807. Teniendo que acoger, de un día y navíos a vapor– robustecía el poderío industrial para otro, a cerca de 15 mil personas, casi un tercio de Inglaterra, aunque otros países, revolucionados de su población, Río de Janeiro se convirtió en la también por la gran industria, despuntasen como cabeza del decadente imperio lusitano, después en competidores. Las exportaciones de capital, bajo la el epicentro del proceso de independencia (1822) forma de préstamos públicos e inversiones directas, y de las guerras subsecuentes con las provincias. impulsaron la modernización de las economías A mediados del siglo XIX, estaban subyugadas las periféricas como la brasileña en la segunda mitad fuerzas que resistían a la política centralizadora del siglo XIX, preparándolas para responder a del Imperio y a la hegemonía económica de la los nuevos flujos de materias primas y productos región Sudeste. industrializados. En Brasil, ese proceso tuvo otras Su élite médica, formada por nativos o dimensiones: abolición del tráfico negrero en 1850; profesionales emigrados poco tiempo antes de consolidación política del Imperio; guerra contra una Europa convulsionada por las revoluciones el Paraguay (1864-70); expansión demográfica; liberales burguesas, resaltaba la ausencia, en ampliación gradual del trabajo libre, sobre todo en Brasil, de fiebre amarilla, peste bubónica y las ciudades. En los años de 1870, el imperio de Solicitud de sobretiros: Dr. Jaime Benchimol. Casa de Oswaldo Cruz/Fundación Oswaldo Cruz, Río de Janeiro, Brasil. E-mail: [email protected] Recibido: el 20 de diciembre de 2010. Aceptado para publicación: el 30 de diciembre de 2010 Este artículo está disponible en http://www.revbiomed.uady.mx/pdf/rb1021311.pdf Vol. 21, No. 3, septiembre-diciembre de 2010 248 Benchimol Don Pedro II y de los barones del café parecía vivir haberse difundido hacía más tiempo en África, a su apogeo de grandeza y de estabilidad, y Brasil, veces de forma tenue, produciendo inmunidad en su destino de país esencialmente agrícola. En Río los ya expuestos al virus. Sabemos, también, que es de Janeiro, su más próspero emporio comercial y causada por un arbovirus del género Flavivirus. En financiero, irrumpían epidemias todos los años, el hombre, la fiebre amarilla presenta varias ma- variando los índices de morbilidad y mortalidad nifestaciones clínicas: fiebre alta, cefalea, dolores conforme la sinergia, al mismo tiempo biológica musculares, todas las señales, en fin, de un cuadro y social, de los vivientes que se concatenaban en infeccioso que es el resultado de la replicación del el curso de cada enfermedad. virus en el organismo, después de ser inoculado Aunque existan evidencias de la presencia por mosquitos. Pero casi un siglo pasaría hasta que de la fiebre amarilla en Brasil desde 1694, fue so- fuesen establecidos estos saberes, en circunstan- lamente a partir de mediados del siglo XIX que se cias que luego examinaremos. volvió la gran cuestión sanitaria nacional. Según En la época que estamos tratando, los hi- estimaciones del Dr. José Pereira Rego (1878, p. gienistas situaban las múltiples causas de la fiebre 159), alcanzó a 90,658 de los 266 mil habitantes de amarilla y de otras enfermedades epidémicas, la capital brasileña, causando 4,160 muertes. Hubo por un lado, en las predisposiciones orgánicas de quien refiriese hasta 15 mil muertes (3). los individuos; por el otro, en el medio ambiente Administrativamente, las cuestiones relati- –tanto la naturaleza de aquellas latitudes tórridas, vas a la salud pública no se diferenciaban de otros consideradas hostiles para la aclimatación del aspectos de la vida urbana a cargo de la Iglesia, europeo, como el ambiente artificialmente creado de la Cámara Municipal o de la Intendencia de por el hombre en los crisoles en ebullición que Policía. Fue en medio de aquella crisis sanitaria eran las ciudades dieciochescas. Los cuerpos de que se volvió competencia de un poder autóno- los enfermos eran investigados por medio de las mo: una Junta Central de Higiene Pública que, en herramientas de la clínica y de las nuevas disci- 1886, se separó en Inspección General de Higiene plinas experimentales, que llevaron a los médicos e Inspección General de Salud de los Puertos. El de los hospitales a abrir cadáveres para examinar radio de acción de los dos órganos se restringía a las lesiones dejadas por cada enfermedad en los las ciudades del litoral, con total predominio de la tejidos y órganos. Los higienistas elaboraban cabeza urbana del país, Río de Janeiro. inventarios de los componentes insalubres del am- Los médicos que se ocupaban de la higiene biente natural y urbano con la ayuda de las nuevas pública tuvieron que conquistar espacio frente ciencias físico-químicas y sociales, conservando, a los defensores de la explicación religiosa, que sin embargo, como piedras angulares, conceptos encaraban el “vómito negro” como manifesta- de la medicina hipocrática. Las llamadas “consti- ción de la ira divina, para ser aplacada con rezos tuciones epidémicas” de los lugares donde la fiebre y procesiones. Para muchos, el contraste entre la amarilla y otras enfermedades brotaban –aquellas, elevada mortalidad de los blancos, en particular por ejemplo, que el presidente de la Junta Central de los europeos recién llegados, y la resistencia de Higiene Pública rehacía, todos los años, con la de los negros llevó a suposiciones conspirativas, intención de prever y prevenir las próximas epi- infundiendo el temor de insurrecciones de es- demias– eran como construcciones barrocas que clavos semejantes a las ocurridas en las Antillas ascendían desde el movimiento de las poblaciones (revolución haitiana) y en Bahía (revuelta de los al de los astros, articulando enorme cantidad de malês) (3). datos obtenidos con el auxilio de la astronomía, Sabemos hoy que la relativa benignidad de geografía, geología, química, historia, economía la enfermedad en los negros se debía al hecho de y estadística. Revista Biomédica 249 Fiebre amarilla en Brasil “Año de mangos, año de fiebre amarilla” de- disciplinarias; las calles estrechas y tortuosas que cían los cariocas, expresando en lenguaje coloquial dificultaban la renovación del aire y la penetración la relación que los médicos establecían entre el de la luz del sol; las playas como inmundos de- calor, la humedad y las epidemias de fiebre ama- pósitos de heces y basura; la casi inexistencia de rilla. Éstas se correlacionaban con la regularidad plazas arboladas en Río de Janeiro, que era, así, de otras frutas estacionales, siempre en aquella como un cuerpo sin pulmón. larga temporada de calor y lluvias que se extendía Los higienistas pusieron en evidencia la ma- desde noviembre hasta marzo o abril. Se suponía yor parte de los nudos gordianos que los ingenieros que, como otras plantas, la fiebre amarilla se am- intentarían desatar. Ubicados en instituciones cuya bientaba a la perfección en los valles del litoral, capacidad de influir en las decisiones del Estado y especialmente en las ciudades portuarias, donde del capital fue mucho menor que lo que suponen las materias en putrefacción, de origen vegetal y los historiadores de cuño foucaultiano, aún así los animal, constituían el humus ideal para ella. higienistas contribuyeron para que se promulgasen Las epidemias de viruela aparecían, en ge- las primeras leyes que regulaban el crecimiento de neral, en invierno. El cólera afectó Río de Janeiro la ciudad. Aunque no hayan conseguido detener en 1855-56, en la cola de la tercera pandemia del las epidemias, ayudaron a promover cambios, a siglo XIX, y no ocurrieron otros brotes hasta los veces sustantivos, tanto en los padrones de socia- años de 1890, cuando Brasil fue afectado por otra bilidad como en las formas de organización del pandemia, la de la peste bubónica. La tuberculo- espacio (4-6), observándose la sedimentación de sis, las disenterías, la malaria y fiebres llamadas un discurso sobre lo urbano cuyos argumentos se por decenas de nombres aparecían como flagelos repiten hasta el comienzo del siglo XX, en todo crónicos en la capital y las provincias. lo que escribieron ingenieros, políticos y otros Los higienistas proponían intervenciones actores sociales. En los años 1870-1880, las élites más o menos drásticas para restaurar el equilibrio y los estratos medios ya constituían una influyente del organismo urbano.
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