CARTAS QUE ME HAN AYUDADO W. Q. Judge INDICE Libro I Prefacio. 7 Cartas. 11 Libro II Prefacio. 67 Cartas. 69 EXTRACTOS Acerca de la Teosofía y de la Sociedad Teosófica . 104 Acerca de los Maestros. 108 Acerca de la Filosofía Oculta. 111 Acerca del Trabajo. 118 Acerca de la Sabiduría en Acción. 119 Libro III Prefacio. 129 Pláticas Alrededor de la Mesa de Té. 134 EXTRACTOS De la Revista “Path”. 151 De Cartas no Publicadas. 156 De Cartas Manuscritas. 169 Cartas de Londres y París . 173 Los Relatos del Señor Judge. 187 Una Novela Oculta. 227 Notas Biográficas. 239 William Q. Judge. 240 Los Últimos Días. 249 De H.P.B.: “Mi Único Amigo.” . 252 Palabras de Estudiantes y Amigos. 258 La Apreciación de un Escultor. 271 3 LIBRO I Dedicado a Z. L. Z. El más Grande de los Desterrados y el Amigo de todas las Criaturas, de parte de su Hermano Menor, el Compilador JASPER NIEMAND 1891 Reimpreso de la revista “THE PATH” (“EL SENDERO”) 5 EL AMOR DEL MAESTRO ES GENEROSO: SU LUZ BRILLA EN TU ROSTRO Y ENDEREZARA TODOS LOS CAMINOS TORTUOSOS. El Libro de la Despedida 6 Prefacio En la búsqueda por la libertad, me dirijo a aquel Dios El cuál es la luz de sus propios pensamientos. Un ser humano que Lo conoce verdaderamente transciende la muerte, no existe otra senda que recorrer. Upanishads n el “Path” del mes de Mayo de 1886, encontramos las siguientes palabras: “Necesitamos una literatura no sólo para las personas E intelectualmente elevadas, sino que también para las de un carácter más simple y que trate de interesar a las mentes ordinarias dotadas del sentido común, que aspiran, verdaderamente, a encontrar tal asistencia moral y mental que las obras más pretenciosas no alcanzan.” Por lo general, la experiencia de un estudiante es aquella de todos. Sin embargo, los detalles difieren. Algunos se enriquecen más rápidamente que otros, ellos son los que emiten un más vigoroso y generoso esfuerzo o poseen un depósito Kármico que les ayuda. Esto lo decide lo que los teósofos conocen como Karma o la ley de acción y reacción espiritual que opera similarmente sobre todos los planos: físicos, morales, mentales, psíquicos y espirituales. Es posible agotar nuestro Karma en cualquiera de dichos planos cuando nuestra vida se concentra principalmente en uno de estos, no importando sobre cual otro plano se originó algún impulso inicial o su ramificación. El autor, cuando por primera vez se convirtió en un estudiante teosófico, en sus estudios se benefició de la ayuda de un ocultista adelantado. Este amigo le envió, junto a los demás, las cartas que aquí imprimimos, esperando que puedan asistir a otros, como asistieron al receptor original. Ellas no son tratados minuciosos, son simplemente sugerencias expresadas por una persona la cual sabía que la primera necesidad de un estudiante consiste en aprender como pensar. Indican la verdadera dirección y toca al estudiante esclarecer sus percepciones, recurriendo y ampliando sus intuiciones para desarrollarse, ya que cada cosa creada debe, al final, desplegarse mediante sus esfuerzos internos. Dichos estudiantes han pasado el punto en el cual su medio ambiente externo puede afectar, favorablemente, su crecimiento. Ellos pueden aprender de esto, pero ha llegado, también, el momento de resistirlo y dirigirse al ajuste interno hacia (sólo) relaciones superiores. El hecho que tales cartas sean breves, no debe extraviar el lector. Cada declaración contenida en ellas es una aserción de la Ley. Indican las causas de las cuales la vida es un efecto, esa vida que emerge de la acción del Espíritu en la Naturaleza y que debemos comprender como se manifiesta en nosotros, antes de poder adelantar a lo largo de la Senda. En todos estos preceptos piadosos o éticos, se encuentra un sentido científico, ya que la 7 Religión-Sabiduría nunca relaja su dominio sobre la ciencia, ni intenta separar un efecto de su causa. La mayoría de tales directivas se cimienta en la constitución del Archaeus, o Alma del Mundo y en la correlación de sus energías, mientras que otras se adhieren al Eterno. Al mismo tiempo, el lector debería prevenirse de descuidar estas cartas, inducido por la extrema modestia de Z. Un ocultista nunca es un ser verdaderamente poderoso hasta que no haya completamente aprendido y manifestado la siguiente verdad: “Y el poder que el discípulo debe desear, es aquel que lo haga aparecer como nada a los ojos de la humanidad.” El ojo interno, el poder de ver, penetra más profundamente en la fuente del conocimiento de un ser, considerándolo según su verdadero valor. Estos hombres que participan en lo Divino, cuyo primer oficio consiste en dar, teniendo un aspecto externo que engaña a los sentidos terrenos, muy a menudo están protegidos de las exigencias y la curiosidad de personas descuidadas. Algunos seres son grandes por el Poder que los respalda: las energías divinas que fluyen a través de ellos. Son grandes en cuanto comprendieron como recibir tal influencia celestial de las esferas superiores del Ser. Son los oficiantes designados, los verdaderos servidores de la Ley y discípulos de los Maestros cuya función es humanitaria y universal. Tal ayuda nunca se ofrece voluntariamente, sino que obedece a la necesidad Kármica y una vez impartida, deja al estudiante libre de seguirla o no, según su intuición. El asunto carece de toda sombra o vestigio de autoridad según el sentido común de la palabra. Aquellos que viajan por la senda desconocida, envían mensajes y el que puede, los recibe. Aquí se han grabado sólo pocos de los primeros pasos y se han superado únicamente los obstáculos iniciales. No se encuentra ninguna sugerencia relativa a la fascinación de la magia, ninguna fórmula de creencia o de poderes ocultos, se contesta simplemente a las interrogantes de un alma que se está despertando, mostrando al peregrino donde se encuentre la entrada al Sendero. El mundo en general busca los hechos de la ciencia oculta, sin embargo, el estudiante que ha decidido alcanzar la meta, desea encontrar el verdadero camino. Lo que a los ojos de otras personas puede parecer simple ética, para él es instrucción práctica, en cuanto al seguirla, pronto percibe su relación con los hechos y las leyes que puede verificar; y lo que le parecía simplemente el lenguaje de la devoción, resultará ser aquello de la ciencia, pero la ciencia es espiritual ya que la Gran Causa es Espíritu puro. En algún momento, muchos estudiantes se encontrarán donde se halló el escritor, al principio de la senda. Divulgamos públicamente esta correspondencia para todas dichas personas, rogándoles discernir en las palabras impresas, su imperecedero sentido. Quizá se alegren en descubrir las huellas de un compañero a lo largo del tortuoso Sendero sobre el cual resplandece constantemente la luz de la Verdad. Sin embargo, aún dicha luz no siempre es un claro esplendor. “Durante el día” puede parecer “una nube y por la noche una columna ígnea.” Debemos interrogar cada aspecto 8 externo, aún aquel de la Fe, en cuanto el secreto y el germen de las cosas se hallan en su esencia. Purifiquemos también nuestra Fe, busquemos la Verdad misma, y no nuestras preconcepciones de la Verdad. En su espejo nunca veremos nuestro rostro familiar, lo que discernimos es aún nosotros mismos porque nuestro verdadero ser es verdad. Mientras que el movimiento teosófico obtiene un nuevo impulso, los neófitos pueden encontrar una ayuda en estas cartas que tanto me sostuvieron, o ser animados por una cierta similitud de pensamiento, el cual los ayudará en el verdadero problema que encararán. Inmediatamente, consideramos que tal asunto sea la adquisición del conocimiento oculto. Muy pronto, nos percatamos de que el sentido de todos los escritores ocultos verdaderamente informados se nos escapa. Constatamos que los libros sirven sólo para hacernos recordar lo que sabíamos en el pasado remoto, quizá cuando “paseábamos con la Divinidad” y los ecos despertados en nosotros son tan débiles que raramente se captan. Al estudiar la filosofía, la metafísica, la física, la ética, la armonía, la astrología, las ciencias naturales, el astralismo, el magnetismo y todo el resto, encaramos una interminable contradicción y diferenciación, por lo tanto, siempre necesitamos alcanzar el equilibrio de nuestra intuición. Descubrimos que aún, no se ha escrito la última palabra sobre cada uno de los temas superiores (a menos que se hable de la matemática y muy poco allí también) y que todo nuestro aprendizaje es simplemente una señal hacia aquel conocimiento supremo de la Verdad que sólo se encuentra en el corazón humano donde se le custodia cuidadosamente. Confiando en nuestras percepciones internas para una continua readaptación, en cada experiencia nuestra se nos presenta la misma advertencia: ¡Prepárate a abandonar todo lo que aprendiste! Al ignorar el único centro, no podemos conocer precisamente algún subcentro. Como desconocemos la causa, los efectos nos extravían. Entonces, nos dirigimos hacia aquel misterioso centro en el cual el Uno se manifiesta en el ser humano y empezamos el estudio del corazón, en sí mismo y en la vida que ha organizado a nuestro alrededor. Actualmente, la necesidad más impelente del estudiante consiste en ponerse en comunicación más directa con el mundo de las causas. Sólo una cosa lo obstaculiza, él mismo. Su fibra es tan burda que no puede ser “receptivo al pensamiento y capaz de absorber el mar de luz.” Por lo tanto, dirige su voluntad para refinar y disolver su ser inferior, o sea: el individuo con el cual ahora se identifica. Con respecto a esto, cada persona opera de manera distinta, pero todo individuo que adelanta descubre que, durante cada nuevo período de su vida interna, emerge delante de sí un ser inédito.
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