Contenido para clases 2 medio Profesor Sebastián Menares Contenido para clase 02-08-2021 Cuestión Social y Período Parlamentario. Es indudable que la pobreza y las desigualdades sociales no surgieron en el país en la década de 1880, como tampoco han desaparecido en la moderna realidad del Chile actual. No obstante, ya desde finales de siglo XIX muchos elementos se conjugaron para transformar los problemas sociales en una cuestión social, como son, un contexto económico capitalista plenamente consolidado, marcado por una incipiente industrialización y un proceso de urbanización descontrolado que agravaron las malas condiciones de vida del trabajador urbano; una clase dirigente ciega e ineficiente ante los problemas y quejas del mundo popular; y, finalmente, una clase trabajadora que ya no estuvo dispuesta a quedarse de brazos cruzados esperando que el Estado oligárquico llegara a ofrecer alguna solución a sus problemas. Fue a lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país. Desde entonces, surgieron a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos, además de las posibles alternativas de solución. Esta amplia gama de debates políticos e ideológicos pueden resumirse en tres grandes corrientes. La primera corriente se originó al interior del mundo conservador-católico que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum, adhirió a la línea social cristiana impulsada por la iglesia católica. A grandes rasgos, vio la cuestión social como resultante de una crisis moral que desvirtuó el rol dirigente y protector de la elite criolla. El énfasis estuvo puesto en la responsabilidad que le correspondió a los ricos en el cuidado y bienestar tanto material como espiritual de los más pobres, a través de la educación, la beneficencia, el socorro y la justicia. En síntesis, más acción social y menos caridad. En segundo lugar, existió una corriente liberal y laica vinculada al Partido Radical y donde también se incluyeron intelectuales independientes de clase media. Para ambos sectores, la cuestión social fue el resultado de un conflicto de clases, un problema estructural de la sociedad nacional, afectada por la falta de desarrollo económico, la explotación laboral, la inflación y la carencia de ayuda estatal hacia los más pobres. Por consiguiente, los dardos apuntaron al Estado y a la necesidad de regular el sistema de libre mercado que rigió en el país, a través de una adecuada legislación social que promoviera y asegurara el progreso y adelanto material de todos los sectores. Una tercera tendencia, fue la corriente socialista, impulsada por sectores pertenecientes a la clase trabajadora. Para este sector, los problemas sociales fueron consecuencia de la propia existencia del Estado liberal y del sistema capitalista; y declararon que su solución no pasó por la acción caritativa de la clase dirigente ni por las medidas de corte proteccionista que reclamaron algunos liberales, sino que radicó en la acción y el poder autónomo de los propios trabajadores. A pesar de sus diferencias, cada una de estas tres corrientes coincidió en la urgente necesidad de otorgar pronta solución a los problemas derivados de la cuestión social, que hacia el año 1920 se convirtió en una preocupante cuestión política, traspasando las fronteras de la opinión pública e insertándose de lleno en los planes del Gobierno y del Congreso Nacional. Contenido para clase 09-08-2021 Presidencia de Arturo Alessandri Palma En la elección presidencial de 1920, que se llevó a cabo en un ambiente de excitación pública, se expresaron los anhelos de cambio de la sociedad chilena con el triunfo del candidato de la Alianza Liberal, Arturo Alessandri Palma. Su programa progresista, apoyado por los sectores medios y populares, proponía en sus puntos más significativos, la libertad electoral entendida como el fin del cohecho, la estabilización de la moneda, el arreglo de los conflictos internacionales pendientes, el fomento de la industria y de las obras públicas, la protección de los trabajadores y diversas propuestas de legislación social. Las tareas del nuevo mandatario eran enormes: por un parte debía ejecutar medidas para reactivar la economía y, por otra, responder a las expectativas de los sectores medios y populares que reclamaban medidas de protección social y laboral. La administración entrante adoptó medidas que lograron una reactivación temporal de la industria salitrera. En cuanto a los déficits fiscales generados por la drástica caída de los ingresos, el gobierno recurrió a créditos externos y "emisiones de emergencia" que provocaron una caída del tipo de cambio y un aumento de la inflación. Sin embargo, los proyectos de legislación social y laboral no avanzaron en el Congreso Nacional, provocando la frustración de muchos chilenos, que veían además agravada su situación económica por la inflación imperante. Las reformas propuestas encontraron resistencia en la mayoría opositora en el Senado y cuando la Alianza Liberal obtuvo el control de ambas cámaras en 1924, fueron las propias fuerzas gobiernistas que las mantuvieron empantanadas en discusiones y tramitaciones parlamentarias, hasta que el descontento hizo crisis el 4 de septiembre de 1924, cuando un movimiento militar tomó el poder del país. Contenido para clase 16-08-2021 Gobiernos de Carlos Ibáñez del Campo. A pesar del orden institucional inaugurado desde la promulgación de la Constitución de 1925 y hasta la reelección presidencial de Arturo Alessandri Palma en 1932, el país se ve envuelto en un período de graves convulsiones políticas. En octubre de 1925 se efectúa en Chile la primera elección presidencial directa, siendo electo Presidente de la República Emiliano Figueroa Larraín. Sin embargo, el gobierno de Figueroa se ve interrumpido por las tentativas autoritarias del coronel Carlos Ibáñez del Campo, Ministro de Guerra y de Interior y caudillo de los militares que realizaron el “Ruido de sables” en 1924. En vista de ello, en mayo de 1927 el Presidente renuncia a su cargo, llamándose a nuevas elecciones presidenciales. El 23 de mayo de 1927, Carlos Ibáñez del Campo se presenta como candidato único y es elegido Presidente de la República con el 100% de los votos. El gobierno de Ibáñez se caracteriza por un acentuado autoritarismo y por la posición subordinada a la que se ve relegado el Congreso, situación que llega a su clímax en el denominado “Congreso Termal”, designado por el propio Ibáñez, enajenando así al Congreso su carácter democrático. A pesar de ello, Ibáñez logra concitar un importante apoyo ciudadano, en vista de la buena situación económica por la que atraviesa el país, la que se traduce en un vasto programa de construcción de obras públicas. Así mismo, hay un importante desarrollo institucional, con la creación de la Contraloría General de la República, el Ministerio de Bienestar Social, la Dirección General de Obras Públicas, la Inspección General del Trabajo y el Cuerpo de Carabineros de Chile. En materia legal destacan la promulgación de la ley de menores, de cooperativas agrícolas, el Código Sanitario y especialmente, el Código del Trabajo. Hacia 1931 y debido a la Gran Depresión, se produce en Chile una grave crisis económica que afecta la actividad salitrera, por lo cual Ibáñez pierde el apoyo ciudadano. La debacle económica, sumado al rechazo ciudadano al autoritarismo del régimen, provoca una oleada de protestas populares que precipita la caída de Ibáñez, el 26 de julio de 1931. El fin del autoritarismo desemboca en un período de aguda inestabilidad política, caracterizado por las asonadas y los golpes militares. Se suceden en el poder Manuel Trucco, en carácter de Presidente interino, y Juan Esteban Montero, elegido Presidente de la República con un 63,93% de los sufragios. El 4 de junio de 1932 se proclama la denominada “República Socialista”, que derroca a Montero y disuelve el Congreso, siendo sucedida por juntas cívico-militares de diversa composición y orientación política. Destacan aquí las figuras Eugenio Matte, Marmaduke Grove y Carlos Dávila, quienes gobiernan hasta octubre de 1932. Posteriormente el general Bartolomé Blanche derroca a Carlos Dávila y, presionado por la ciudadanía, renuncia a favor de Abraham Oyanedel, gobernante interino que llama a elecciones presidenciales para el 30 de octubre de 1932. Efectuadas las elecciones presidenciales en 1932, Arturo Alessandri Palma es electo Presidente de la República para el período 1932-1938. El Congreso se renueva íntegramente, reflejando en su composición los cambios políticos ocurridos durante el convulsionado período 1924-1932. En este segundo gobierno, Arturo Alessandri se aleja de las posiciones progresistas y populistas de su primer mandato, acercándose a la derecha política y económica. Sus principales objetivos son los de imponer el orden institucional emanado de la Carta de 1925 y sanear y reactivar la economía. Para alcanzar estos fines, Alessandri desarrolla un gobierno de fuerte autoritarismo, combatiendo duramente al caudillismo militar, a la izquierda marxista y a los elementos nacionalistas y nacistas. Al mismo tiempo implementa una serie de drásticas medidas económicas de corte liberal. Si bien Alessandri alcanza los objetivos planteados por su gobierno, hacia el final de su mandato el clima de enfrentamiento político se agudiza entre los diversos partidos y agrupaciones que compiten
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