Carmen Mannarino Alberto Arvelo Torrealba La pasión del llano Biografía para jóvenes lectores de 11 años en adelante Para ti, joven lector, han sido escritas las anteriores biografías de Rómulo Gallegos , Francisco Tamayo y Luis Beltrán Prieto Figueroa , la presente y las de otros venezolanos del siglo XX, que seguirán apareciendo. Porque sé que comienzas a sentir la inquietud acerca de qué serás cuando llegues a adulto, te proporcionamos el contacto con distintas vidas que se relacionan por la dedicación a una obra artística, científica, literaria, educativa, social, deportiva, etc. y la digna conducta ciudadana. En cada una apreciarás a la persona en crecimiento, con sus virtudes y defectos, felicidad y desdicha, pasión y lucha por realizarse en esta misma tierra nuestra. Hoy conocerás la vida de Alberto Arvelo Torrealba , hombre de inmensa pasión por el llano, sabio y poeta de esa tierra y su habitante, por cuya originalidad se le reconoce como una de las mayores voces nacionales y cuya poesía forma parte del sentimiento y la expresión de los llaneros. C.M. El horizonte y yo vamos solos por la llana tierra: me enlazó todos los rumbos su audacia de soga abierta. En las cantas fugitivas dichas y afán se me quedan: las labro a punta de gozo las pulo a punta de penas. “Que entre a las campiñas el agua fecundadora; que no discurra más ociosa a la vera de los labrantíos; que no ruede más su riqueza día y noche por los álveos, para ir a sepultarse inútil en el océano.” Tierra de inmensa planitud El llano es tierra de inmensa planitud con horizonte que se aleja y se aleja a medida que la transitamos. Plantarse en medio de él es sentir que sólo la inmensidad existe, con sol o luna que parecen estar al alcance de la mano. Además colores, olores y sonidos cambiantes, de acuerdo con la sucesión de las horas y con una u otra estación del año. Las dos terceras partes del territorio venezolano son sabana. Por ella corren vientos viajeros: unos transportan las semillas, los alisios regulan el clima por unas horas, otros se forman donde ha habido quemas. Viento barinés es llamado uno ocasional que desde la Cordillera Andina se dirige a Calabozo, vía Barinas. El barinés es viento de presagios , dice la poeta Luz Machado, pues anuncia la lluvia. Rómulo Gallegos la describió con la hermosura de su prosa. Así comienza su novela Cantaclaro: la sabana arranca del pie de la cordillera andina, se extiende anchurosa, en silencio acompaña el curso pausado de los grandes ríos solitarios que se deslizan hacia el Orinoco … Muchos poetas han cantado al llano, desde Andrés Bello en su Silva a la agricultura: …. el llano / que tiene por lindero el horizonte. Francisco Lazo Martí en la Silva Criolla dice: El llano es una ola que ha caído, el cielo es una ola que no cae . Un poeta actual, Eugenio Montejo, expresa la horizontalidad de esa tierra diciendo que es donde la única montaña es uno mismo / o su caballo . Y Alberto Arvelo Torrealba, su más tenaz cantor, la describe con sus propios elementos: Cuando esta tierra anda en uno legua y legua son el paso. Más allá del lagunazo sigue el infinito abierto . También se llegó a preguntar si: ¿Será el inmóvil el potro y lo fugaz la llanura? Otras veces enreda los sentimientos en la vegetación: Espérame, palmasola, palma del camino, espérame, que quiero zurcir nostalgias con música de tus pencas. El drama que impone a los hombres el rigor de esa tierra lo resumió en un diálogo de dos personajes novelescos: Santos Luzardo ( Doña Bárbara ) y Arturo Cova ( La vorágine ): Se toparon los vaqueros, muertos de sol los caballos. - ¡Hermano, ah tierra bien sola! - ¡Ah tierra bien dura, hermano! El llano en la primera mitad del siglo XX imponía largas travesías al hombre sobre su caballo, íngrimo, como si fuera el único humano que lo habitara; siempre con cuchillo al cinto para defenderse de cualquier peligro animal o humano, porsiacaso (morral) a cuestas con el condumio necesario para calmar el hambre o aplacar la sed, camino a la faena cotidiana en los hatos. Era también llano de misterio, de mitos y leyendas, y siempre de coplas espontáneas para distraer la soledad y recordar ausencias, porque cualquier llanero es coplero. Con razón Rómulo Gallegos escribió: Pero quien dice la sabana, dice el caballo y la copla. La copla errante . El chaparro, con el tallo retorcido por su fiera resistencia a la falta de agua y a las quemas, es buen símbolo del aguante del llanero ante la inclemente realidad donde desarrolla su vida. Era llano sin electricidad, sin caminos, con paludismo y sin asistencia médica; donde los largos trayectos se ganaban a trote de sobresaltos y atravesando ríos. Con noches llenas de temor por un posible aparecimiento de La Llorona y, en la alta madrugada, por el terrorífico silbido de El Silbón que hasta muertes súbitas ha ocasionado. Pero era y es también llano de jolgorios con aguardiente y música propia, de joropo y de contrapunteo, con los que la vida ruda se ablanda en expansión de alegrías y sentimientos. Ese fue el llano de la infancia y primera juventud de Alberto Arvelo Torrealba, el del siempre deseado regreso. Un llano igual y distinto En la sabana del estado Barinas, como en la de Portuguesa y parte de Apure, la uniforme vegetación baja adquiere por el occidente matizada verticalidad, pues en ese territorio comienzan las elevaciones de la Cordillera de los Andes y hay sitios desde donde se divisan las montañas merideñas. En los días claros, si ha habido nevadas, se puede contemplar el Pico Bolívar con su corona de nieve. También se hallan rastros de civilizaciones indígenas: petroglifos, montículos (cerros construidos por el hombre) y calzadas: impresionante obra de ingeniería. El llano de Barinas tiene un pasado de gran prosperidad agrícola, ha sido y es llano que invita a la labranza de su tierra pródiga, que abriga bosques madereros y codiciada fauna de caza. Es llano atravesado por ríos abundosos de peces, muchos de ellos navegables, llano con riqueza de aguas subterráneas. Tierra de ganadería de carne, de ordeño en pequeña cuantía y de cantas. Tierra que sufre cada año, como el resto del llano, los rigores de la sequía en verano: Me dio lástima el pajal ¿qué hace con tanto rocío sin una gota de verde para su luto amarillo? y de las inundaciones en invierno: En Puerto Nutrias a veces están las calles azules: parecen una guitarra con bordones de agua dulce . y donde por igual se vive anualmente una primavera de la naturaleza y de los sentidos, cuando con las primeras lluvias de marzo o abril se pasa del triste espectáculo de las quemas a un nuevo reverdecer. Sabana con apenas 1 habitante por Km 2, con pueblos diseminados cerca de los cuales corría siempre un río o por lo menos un caño. Las pequeñas poblaciones del piedemonte barinés, en el occidente, tienen aspectos y costumbres andinas .Territorio cuyas dos geografías juntan el río Santo Domingo y otros ríos paralelos, en sus descensos de montaña a llano, antes de caer en el Apure en sus trayectos hacia el mar. Donde las dos culturas suelen convivir en horas de musical regocijo, porque el habitante del piedemonte exterioriza sus sentimientos en notas melancólicas con acompañamiento de violín y cuatro, y el de la sabana expande con orgullo su canto en coplas, con acompañamiento de cuatro y maracas. Coplas que muchas veces se multiplican en contrapunteos, en los que las improvisadas coplas de cada uno de los dos cantantes (a veces más) se van sucediendo alternadamente y cada intervención comienza con el último verso de la del contrario. Donde apenas el palmar avisa la existencia de agua y es alivio para la vista cansada de la horizontalidad sin variaciones, y donde el espinito brinda colorido y aroma en la época de su floración y se mustia en la sequía: Espinito pura espina sin hojas y medio seco cuando vengan las garúas te retoñarán luceros . El ancestro Arvelo Es indispensable mencionar una y otra vez el apellido Arvelo cuando de cultura literaria se trata, en Barinas y en Venezuela. Hombres y mujeres de varias generaciones y ramas de la familia han sido promotores de veladas artísticas, y más abundantemente, poetas. Los hijos de Alberto Arvelo Torrealba: Alberto y Mariela Arvelo Ramos, cultivan hoy la palabra literaria. Rafael, hermano del poeta, reunió sus crónicas en el libro: Guayabitas sabaneras (1976). A Alberto Arvelo siendo niño lo mandaban a pasar temporadas y a curar sus fiebres palúdicas a Barinitas, al cuidado de unas primas mucho mayores que él: Mercedes, Lourdes y Enriqueta Arvelo Larriva. De tanto ir allá se fue involucrando en los sucesos familiares. Cuenta el primo Luis Alejandro Angulo Arvelo que su madre, Lourdes, angustiada por la suerte del primo Herman, que se encontraba gravemente enfermo, envió en busca de noticias al niño Alberto, de 6 años, casa de un tío que vivía en el extremo diagonal de la plaza. El niño regresó en carrera y gritando: -¡Se mudió ! ¡ Se mudió ! Quizás fue su primera intuición de lo trágico de la muerte. También participaba de las actividades artístico-literarias que se sucedían en la casa de los primos hermanos, en las que se representaban pequeñas obras de teatro, se hacían cuadros vivos y se recitaban poemas. Alberto tomó parte en algunas con la lectura de sus primeros poemas y posiblemente llegó a actuar. En las visitas que Compañías de Variedades hacían a Barinitas presenció números que incluían coplas alusivas a personas del lugar.
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