Triatominos de Bolivia ÍNDICE INTRODUCCIÓN Pág. 3 João Carlos Pinto Dias & Christopher J. Schofield PRIMERA PARTE: ASPECTOS BÁSICOS DE LOS TRIATOMINOS Capítulo I : Morfología externa de los triatominos. Pág. 9 Mirko Rojas Cortez Capítulo II : Fisiología de Triatominos y su relación con el desarrollo de Trypanosoma cruzi. Pág. 25 Mirko Rojas Cortez, Patricia Azambuja, Cícero Brasilero, Eloi S. Garcia, Marcelo Salabert. Capítulo III : Biología de los Triatominos. Pág. 45 Silvia Catalá, Lileia Diotaiuti, Marcos Pereyra, Marcelo Lorenzo, David Gorla. SEGUNDA PARTE: TRIATOMINOS DE BOLIVIA Capítulo IV : Distribución biogeográfica de los triatominos en Bolivia: Pág. 67 Discriminación de la distribución de las especies en relación a variables ambientales. Mirko Rojas Cortez, Milton Avalos, Virginia Rocha, David Gorla. Capítulo V : Los triatominos candidatos vectores en Bolivia. Pág. 139 François Noireau ; Mirko Rojas Cortez TERCERA PARTE: GENÉTICA DE LOS TRIATOMINOS Capítulo VI : Cambios genómicos en la subfamilia triatominae, Pág. 149 con énfasis en Triatoma infestans. Francisco Panzera, Ruben Pérez, Claudia Lucero, Inés Ferrandis, María José Ferreiro, Lucía Calleros, Valeria Romero. Capítulo VII : Los Triatominae; Bajo el enfoque de la morfología cuantitativa Pág. 173 Silvia Catalá; Jean Pierre Dujardin. Capítulo VIII : Hidrocarburos cuticulares de triatominos. Pág. 191 Marta Patricia Juárez, Gustavo Mario Calderón Fernández, Juan Roberto Girotti; Catarina Macedo Lópes. Triatominos de Bolivia CUARTA PARTE: ECOLOGÍA DE TRIATOMA INFESTANS Y TRYPANOSOMA CRUZI Y LA IMPLICACIÓN DE LOS RESERVORIOS SILVESTRES Capítulo IX : Los focos silvestres de Triatoma infestans en Bolivia. Pág. 205 François Noireau, Mirko Rojas Cortez, Ricardo Gürtler. Capítulo X : Los reservorios silvestres y su relación con la ecología y la complejidad de los ciclos de transmisión de Trypanosoma cruzi. Pág. 215 Ana Maria Jansen, Mirko Rojas Cortez. Capítulo XI : Desarrollo y manejo de la resistencia a insecticidas piretroides en Triatoma infestans: Situación en Bolivia. Pág. 229 Claudia Vassena, María Inés Picollo, Pablo Santo Orihuela, Eduardo Zerba. QUINTA PARTE: LA ENFERMEDAD Y EL PROGRAMA NACIONAL DE CHAGAS Capítulo XII : La enfermedad de Chagas. Pág. 259 Faustino Torrico. Capítulo XIII : Tupiza y el Proyecto Cotagaita, San Juan del Oro, una experiencia del sud de Bolivia pionera en el control de la Enfermedad de Chagas. Pág. 289 Erick Villena, Germán Guillén, Javier Solís, Karina Lozano, Octavio Colque, Patricia Villamonte, Alberto León, Amadeo Rojas, Carmen Paredes. Capitulo XIV : El Programa Nacional de Chagas, Bolivia. Pág. 315 Mirko Rojas Cortez, René Barrientos, E. Gonzalo Fernández Aráoz, Lourdes Ortiz, Alejandro Sánchez Bustamante, Agar Tamayo, Eduardo Durán, Justo Chungara, Milton Avalos, Faustino Torrico, Claire Billot, Cristina Alonso-Vega, Ann De Muynck, Yarihf Ordóñez, Fidel Fernández, Boris Chang, Fabrizio Durán, Antonio Nogales, Félix Cruz, Erick Villena. Capítulo XV : La Vigilancia Entomológica en Bolivia. Pág. 329 Mirko Rojas Cortez. Capítulo XVI: Dinámica poblacional - migratoria asociada a la distribución de Triatoma infestans, principal vector de la enfermedad de Chagas en Bolivia. Pág. 341 Juvenal W. Huanca Sirpa, Mirko Rojas Cortez. Triatominos de Bolivia INTRODUCCIÓN João Carlos Pinto Dias, Christopher J. Schofield Centro de Pesquisas “René Rachou”, Belo Horizonte, Brasil. ECLAT, LSHTM, London WC E7HT, UK. La enfermedad de Chagas sigue representando en Bolivia uno de sus más impactantes problemas médicos y sociales, merced a las altas tasas de incidencia y de morbi-mortalidad que aquejan a cerca de dos tercios del País. Históricamente, la circulación del Trypanosoma cruzi entre vectores y reservorios naturales es muy antigua en el País, remontándose probablemente a varios siglos antes de la era cristiana. La tradición oral, el nombre quechua del vector, momias chilenas y peruanas infectadas, son al- gunos de los elementos testimoniales de esa antigüedad de la infección chagásica en la región. Como en otros sitios endémicos, el ser humano se acercará a los nidos primitivos del parásito, como consecuencia de progresivos fenómenos de agregación y organización social de las po- blaciones humanas, especialmente de los valles interandinos. Este proceso se inició en edades muy remotas, resultando en una creciente colonización de las viviendas por algunos vectores del T. cruzi que vivían dispersos en focos naturales. La casa rústica y rural será un ambiente estable, donde el triatomino encontrará protección y comida, posibilitando la formación de grandes colonias intradomiciliarias del vector principal en Bolivia, el Triatoma infestans. Otro elemento clave viene de la estrategia de criar pequeños roedores de origen silvestre en el hogar como fuente de proteína disponible, lo que posibilita el acercamiento del tripanosoma al ser humano. Por todo esto, lo que era una enzootía primitiva pasa al estado de antropozoonosis, que en Bolivia da lugar progresivamente a la dispersión de la endemia chagásica, especialmente en aquellos lugares donde las concentraciones humanas han sido mayores y pobres. Más adelante, las constantes migraciones poblacionales serán intensificadas con la invasión hispánica, generándose grandes focos de elevada presión triatomínico-tripanosómica. Como consecuencia, en grandes extensiones de la región serán detectados altos niveles de incidencia y morbilidad, hasta hoy en día considerados entre los más elevados de América del Sur. Elemen- tos contextuales, como pobreza, precariedad, exclusión social, malas relaciones de producción, analfabetismo y baja auto-estima, entre otros, amplificarán todo el proceso, llegando a su cum- bre epidemiológica en la segunda mitad del siglo XX. Muchos vectores están involucrados en la circulación del parásito en sus focos naturales. La historia de la enfermedad de Chagas en Bolivia será coincidente con la historia de la “Vinchuca”, más propiamente de sus relaciones con el hombre boliviano, en particular los procesos de su domiciliación. Todo el resto será consecuencia; sean las otras formas de transmisión y las Triatominos de Bolivia formas clínicas, sean la morbilidad, la mortalidad y los costos médicos-sociales. Los estudios sobre la tripanosomiasis americana en Bolivia, comenzaron con los hallazgos de Arthur Neiva, en 1.916, detectando la presencia de la vinchuca infectada en varios rincones bolivianos. Investigaciones entre las décadas de los años ‘40 y ‘80 demuestran la elevada endemicidad de la tripanosomiasis en dos tercios del País, caracterizando al T. infestans como prácticamente el único vector doméstico de la enfermedad en Bolivia. Las tasas de infestación intra y perido- miciliarias llegaron a 80%, con infecciones tripanosómicas entre 9,5 y 50%. Todo esto fue complementándose en los años siguientes, mediante estudios llevados a cabo en lugares como Santa Cruz, Cochabamba, Sucre y Tupiza, donde se detectaron tasas elevadas de prevalencia de la infección humana y de cardiopatía chagásica. Las tasas de prevalencia entre donantes de sangre también eran muy elevadas, así como de mujeres embarazadas, originando altos ries- gos de transmisión transfusional y connatal. Como ocurriera en otros países, el blanco fundamental de la lucha antichagásica en Bolivia, debió concentrarse en la eliminación de la vinchuca doméstica. Muchos problemas adminis- trativos y financieros retrasaron la implementación de un programa nacional de control con una cobertura integral. Esto ocurrió a fines de los años ‘90, bajo una voluntad política de la Nación, estimulada por científicos y salubristas nacionales e instancias internacionales como la Iniciativa del Cono Sur (INCOSUR) el Programa Mundial de Alimentos (PMA) la red ECLAT y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En los últimos treinta años, el crecimiento de la comunidad científica boliviana ha sido progresiva y fundamental para el arranque del programa, particularmente a partir de las investigaciones de Rafael Torrico. Entre los años ‘70 y ‘90, merced a varios esfuerzos y la cooperación interna- cional, mancomunadamente con los centros nacionales como el IBBA, CENETROP, CUMETROP y otros. Especialmente el famoso Proyecto “Cotagaita, San Juan del Oro” de Tupiza, aumentó en el País la “expertise” especialmente en Laboratorio, Entomología, Epidemiología, Clínica y Control. Tres hechos han sido particularmente importantes en esa etapa, contribuyendo para aclarar la situación epidemiológica y las posibilidades del control vectorial en Bolivia: trátase de la publicación de Angel Valencia sobre la situación epidemiológica nacional en 1.984, incluyendo inéditas estimaciones de morbilidad y de datos originados de las investigaciones de CENETROP en los valles pre-andinos, llevadas a cabo bajo importantes apoyos de la cooperación belga y del TDR. En paralelo empezaba en Tupiza y sus alrededores una iniciativa local apoyada por varios convenios y bajo apoyo argentino (Proyecto Salud Humana y Programa Nacional de Chagas) con vistas al control extensivo de los vectores locales y ordenamiento de viviendas, demostrando la total factibilidad de la eliminación del T. infestans doméstico en el País. Desde el inicio de esa “fase científica” del control de la enfermedad de Chagas en Bolivia, los expertos nacionales y extranjeros tuvieron muy en claro, que los dos puntos fundamentales de las acciones correspondientes serían el control de la vinchuca y de los bancos de sangre, siguiéndole en importancia el manejo de los individuos ya infectados y el enfrentamiento
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