letras mexicanas OBRAS CARLOS PELLICER OBRAS Poesía Edición de Luis Mario Schneider letras mexicanas FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Primera edición, 1981 Primera reimpresión, 1986 D. R. © 1981, Fondo de C ultura Económica D. R. © 1986, Fondo de C ultera Economica, S. A. de C. V. Av. de la Universidad 975; 08100 México, D. F'. ISBN 968-16-0612-4 NOTA A LA EDICIÓN DE LA POESÍA Carlos Pellicer escribió más de 20 libros de poesía — in­ cluyendo las plaquettes— , ordenó 6 antologías y un disco también antològico. De ellos uno es postumo y 18 de ellos se fueron fusionando en otros posteriores y quedaron reduci­ dos a 10, insertos en los que hasta ahora se consideró su obra magna: Material poético, aparecida en 1962. La excepción la constituyen los 3 libros publicados después de esa fecha. La primera evidencia ante Material poético, que la crí­ tica supuso reunía la totalidad de la poesía de Pellicer hasta el 62, es que no pasa de ser una amplia antología. Basta un ejemplo: de Colores en el mar y otros poemas (1921) se suprimen 28 composiciones, amén de variar el orden de los poemas con respecto a la edición príncipe. Esta comprobación posibilita editar la poesía completa de Pellicer basándose en la reproducción total y cronológica de los libros originales y de los poemas dispersos, respetando, por supuesto, las ideas del autor. Explico: a) Aceptación de la “ muerte” de algunos libros para “ revivir” en otros; b) Las correcciones gramaticales y otras variantes en títulos, dis­ tribución y dedicatorias que Pellicer fue haciendo con el tiempo. Es decir, no traicionar en nada su criterio último respecto a las composiciones en sí mismas. Respecto a su­ primir poemas, no, pues entonces dejaría de llamarse a esta edición Poesía, tentativamente completa. De paso cabe una salvedad: la obra poética de Pellicer es enorme. Sé que a este trabajo se le pueden escapar poemas, fundamentalmente aque­ llos circunstanciales, los dedicados a amigos, a lo cual Pellicer era muy afecto. Se determinó abrir el volumen con la primera obra pu­ blicada y así sucesivamente, cerrando esta primera sección con Reincidencias, el libro postumo que editó, recientemente, 7 1287 en el Fondo de Cultura Económica, el sobrino del poeta, Carlos Pellicer López, albacea de sus papeles. Una segunda sección está constituida por “ Poemas no co­ leccionados” , que recoge aquellas composiciones que Pellicer fue dejando fuera de sus libros. Se incluyen en este grupo poemas desde 1922, año inmediato a la publicación de Co­ lores en el mar, hasta las últimas composiciones de 1976. Parte del mismo es el material que aparece con igual nombre en Material poético, a excepción de algunas composiciones que más tarde entraron a formar otro libro: Cuerdas, per­ cusión y aliento (1976). Como se sabe, en 1969 salió su Primera antología poética. Dicho volumen incluye un frag­ mento de un único poema que no pertenece a ningún libro, “ El San Juanito de Ingres” . Para no multiplicar divisiones preferí integrar este poema a los “ no coleccionados” . Una sola vez se rompe con el orden cronológico: cuando, por ra­ zones evidentes, se determinó agrupar al final y en un aparte los poemas titulados “ Cosillas para el Nacimiento” , o sea, los que ritualmente escribía Pellicer cada año para su célebre y celebrado pesebre. No es dudoso que un día se puedan recuperar los de las navidades que faltan. La tercera sección de este volumen, “ Primeros poemas” , reúne exclusivamente las composiciones fechadas desde 1912 hasta noviembre de 1921, cuando Pellicer se decide a pre­ sentarse al público “ oficialmente” y no ya esporádicamente en revistas o suplementos literarios. Esta sección se podría objetar con el argumento de siempre: ¿Es válido sacar a la luz esos primeros balbuceos del poeta adolescente? La histo­ ria literaria no se hace escondiendo los datos de la génesis y de la evolución estética de un autor. Todo lo contrario, esos datos resultan a menudo luminosos, y más en Pellicer, por­ que en esos poemas de la primera época se perfila su poé­ tica posterior. Más todavía: entre sus papeles se han hallado poemas de esa época juvenil que Pellicer insertó en sus libros. Así por ejemplo se lee que Colores en el mar recoge compo­ siciones de 1915 a 1920. ¿Por qué dejar fuera una extensa 8 producción de 1916? Existe además un dato interesante: entre los papeles de esa primera época se encontraron unas hojas que parecen ser el índice de un libro listo para publi­ carse y que se denominaría En rumbo. Desgraciadamente gran parte de esos poemas que describe la lista no ha po­ dido hallarse. Todo esto sin mencionar que hacia 1915 se anunciaba un libro de Pellicer titulado Sonetos romanos que ha sido recuperado para esta edición. Todo lector va a notar algunas faltas en estos “ Primeros poemas” , principalmente en unos “ trípticos” incompletos, o una disposición cronoló­ gica no siempre exacta. Sobre lo primero preferí salvarlos en espera — o no— , pero salvarlos hasta que un día pudieran completarse. Sobre lo segundo, era imposible, por la inexac­ titud de la fecha, poder precisar certeramente su ubicación. En algunos casos ayudó cierto material marginal, por ejem­ plo: cartas a la familia determinaron insertar en enero de 1916 poemas que sólo tenían al pie 1914, o que decían: “ Camino de Colima” . En esta sección, como en las anterio­ res, no se señalan variantes porque no se pretende hacer una edición crítica. Un estudioso o investigador que desee pro­ fundizar en la obra poética de Pellicer tendría que cotejar necesariamente los muchos cambios que existen entre los ma­ nuscritos y los poemas impresos, así como las modificaciones que sufre un mismo poema publicado en diferentes libros. Una última salvedad: Pellicer practicaba la loable cos­ tumbre de fechar casi siempre sus textos. Sólo en rarísimas ocasiones esto no se cumple. Cuando ello acontece coloco una fecha dubitativa o me baso en el dato de publicación, o bien, inserto el poema sin fecha según el orden que siguió el poeta al publicarlo. Creí conveniente hacer una lista de títulos y de primeros versos, seguidos de la enumeración cronológica de los libros en donde fueron reunidas las composiciones, con el objeto de que el lector o el investigador pueda localizar rápida­ mente la ubicación de un poema y saber de inmediato si está o no recogido en este volumen. Todo esto como ayuda para 9 completar definitivamente la poesía de Pellicer, ya que este tipo de trabajos es siempre una labor colectiva que se ins­ cribe en el tiempo. Sucede a este índice la bibliografía directa e indirecta del autor y una hemerografía. No está de más recalcar que puede haber omisiones, muchas de las cuales obedecen a la impo­ sibilidad de manejar colecciones completas de periódicos y revistas. Mi agradecimiento a Carlos Pellicer López porque la de­ voción a la obra de su tío facilitó enormemente que se llevara a cabo esta tarea y permitió una labor, más que agradable, de amigos. Luis Mario Schneider Somerset, N. J. México, 1978 10 Colores en el mar 1915-1920 A la memoria de mi amigo Ramón López Velarde, joven Poeta insigne, muerto hace tres lunas en la gracia de Cristo. En medio de la dicha de mi vida deténgome a decir que el mundo es bueno por la divina sangre de la herida. Loemos al Señor que hizo en un trueno el diamante de amor de la alegría para todo el que es fuerte y es sereno. El corazón al corazón se fía si el alma cual las águilas natales estrangula serpientes en la vía. Gloriosa palma la que de los males del huracán se libre porque eleve la fruta con sus aguas tropicales. El corazón al corazón se fía lo mismo en esas palmas que en el breve corazón de la perla más sombría. Porque la flor más alta dance y ría, el viento entre los árboles se mueve. Mi corazón, Señor, como el poema, sube la escalinata de la vida y te da su pasión como una gema. 11 Por la divina sangre de la herida, es fuerte y es sencillo y cancionero. Filas de oro pusiste a su ola henchida. El amor, que en el caos fue primero, lo lanzó sobre la órbita más pura y así cumple su ciclo, dulce y fiero. Órbita la mejor porque es ternura esquilmada a la oveja del pastor que en diciembre hace eterna su ventura. Izaré las banderas del amor lo mismo en esta magna venturanza que en palacio en ruinas del dolor. Danzaré alegremente, y en la danza anillaré las espirales nobles con que subo hasta ti viva alabanza. Sembrar mi vida de cordiales robles — hóspitas curvas para el peregrino— , y en junio darte mis cosechas, dobles. Ser bueno como el agua del camino que la herida refleja y que la alivia. Ser dichoso, Señor, no es ser divino pero ser bueno, sí. Por eso, entibia la nieve, y que sea lago. La infinita palabra del amor, arda y convivía en mi ser, y se dé la estalactita de la obediencia a ti. Toma mi frente, y cíñela Señor con la infinita corona del amor. El mar — que no es un aspecto físico del Mundo, sino una manera espiritual— tiene para mi corazón los elementos principales para subordinarme a él. Por el afán dinámico que predomina en mí, el gran lugar donde se mueve el agua me atrajo soberanamente. Y me atrae­ rá por mucho tiempo todavía. Playas de México, playas de Colombia, de Venezuela — re­ públicas inolvidables a donde llevé durante dos años la repre­ sentación de los estudiantes mexicanos— , playas de Cuba, sonoras playas del Atlántico, soberbias playas del Pacífico! La sal y el viento de sus panoramas han invadido mi sangre tornasolándola con todos sus recuerdos.
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