
MITOS Y LEYENDAS DE COLOMBIA VOLUMEN III Eugenia Villa Posse Para facilitar la lectura, se ha incluido en el primer tomo la bibliografía general de la obra. COLECCIÓN "Integración cultural" MITOS Y LEYENDAS DE COLOMBIA Investigación y compilación Eugenia Villa Posse ISBN 9978-60-003-5 (Colección) ISBN 9978-60-004-3 Editorial © IADAP Diego de Atienza y Av. América Telfs : 553684 - 554908 Fax : 593.2.563096 Apartados postales: 17-07-9184 / 17-01-555 Quito - Ecuador Derechos reservados conforme a la ley primera edición, diciembre 1993,1000 ejemplares DIRECTOR EJECUTIVO Eugenio Cabrera Merchán COORDINADOR DIFUSIÓN Víctor Manuel Guzmán DIAGRAMACION Y PORTADA Wilfrido Acosta Pineda LEVANTAMIENTO DE TEXTOS Nelly Jiménez Viana IMPRESIÓN Washington Padilla M. PARTE III MITOS PREHISPANICOS MUISCAS 5 Este tercer volumen denominado "Mitos Prehispánicos Muiscas", corresponde a la colección"Mitos y Leyendas de Colombia", que es una recopilación en tres tomos preparada por la investigadora colombiana Eugenia Villa Posse. 29. BOCHICA Chibcha - Región Cundiboyacense NOTA: TRIANA, Miguel, La civilización Chibcha, Cali, Edición Limitada por Carvajal y Compañía, 1972, p. 97-104. Esta versión del mito de Bochica es parte de un estudio más amplio, realizado por Miguel Triaría sobre aspectos culturales de los Chibchas, partiendo para su documentación de textos históricos y de escritos de cronistas. 9 Es lógica la concepción indígena de una entidad divina que personificase y simbolizase la potencialidad de las aguas en acción piadosa. A esta divinidad magnánima la llamaron los Chibchas Bochica. Era este dios incorpóreo, según lo estima el cronista; pero respondía a las plegarias de los fieles y dictaba leyes y modos de vivir. Se le propiciaba con ricas ofrendas de oro fino y se le simbolizaba por medio de este metal en una saeta o dardo, del cual hacía uso como vara mágica para realizar sus prodigios. Tenaces estos indios en su devoción por Bochica, lo adoraban a escondidas bajo los saltos y cascadas, después de la conquista, y se encomendaban a él a la hora de la muerte, como pudo sorprenderlo un Padre doctrinero del pueblo de Cogua, con un indio muy principal, a quien su sobrino ayudó a bien morir valiéndose de un idolillo de oro en representación de Bochica que ocultaba durante la agonía de su tío dentro de los brazos de una cruz de ramo bendito. El cacique desdeñó las plegarias del sacerdote y murió impenitente, según refiere el cronista.' Era Bochica patrono universal de los Chibchas, pero lo tenían los Caciques especial predilección, como a divinidad oficial, por el beneficio del aumento de sus dominios a causa del desagüe de las lagunas. Atribuían los indios la formación de los lagos, por una generalización de efectos, al crecimiento de los ríos en el invierno que les inundaba anualmente la Sabana, como sucede en la actualidad, aunque con menos abundancia. Pueden medirse las penalidades que sobrevenían entonces en las tierras piañas de cultivo, por el flagelo que azota a los agricultores de los valles cuando (os ríos propasan su nivel natural y se riegan en los campos. Los riachuelos de los altos valles y cañadas crecieron de súbito por las abundantes Huvias de ta cordillera y corrieron caudalosos y enfurecidos, arrollando cuanto se opuso a su paso; los ríos de la llanura colmaron sus cauces e invadieron las vegas anegadizas, recuperando de repente sus antiguos dominios; los juncales que bordeaban los pantanos pronto quedaron invadidos por el turbión y sus talbs aparecieron en medio de la linfa como los primeros náufragos. Ya las olas de la inundación golpean contra las cercas que cierran el predio del estanciero y la linfa amenazante continúa levantando su nivel y sus espumas hasta invadir con maldita crueldad el pequeño cultivo, fruto de ingentes labores y motivo de halagüeñas promesas; la ola sigue invadiendo con fatídica 1 SIMÓN, Vol. II, p. 295. 10 regularidad el patio de la casa y el suelo de los aposentos, donde sobrenadan los objetos de uso precioso; sobre las barbacoas buscan amparo los animales y ios niños; las madres con el agua a la cintura levantan en alto a los chiquillos y huyen desaladas hacia los árboles y hacia los altos peñascos en busca de salvación. Entretanto los hombres luchan en la brecha por contener el empuje de las aguas por medio de atajadizos que la tenacidad del siniestro hace efímeros, y en lucha contra la brutalidad de las olas, sucumben agotados por el esfuerzo estéril. Llantos, clamores y plegarias, como estertores de muerte, se confunden con el rumor de la ola nefanda. Tres meses de lluvia monótona y tenaz causaron el desastre de la riqueza agrícola de los laboriosos indígenas y el sacrificio de millares de víctimas. Los sobrevivientes se refugiaron en los altos niveles de la llanura y en las faldas de las serranías y allí esperaron las consecuencias de la destrucción de sus cosechas, de la ruina de las cabanas y de la putrefacción de bs pantanos; el hambre, el desabrigo y las epidemias. En este estado esperaban los damnificados la cesación del diluvio y miraban la extensa capa de iodo y aguas negras que cubrían los valles. "Fue tan en lleno y universal este castigo, dice el cronista, e iba creciendo cada día tan a varas la inundación, que ya no tenían esperanza de remedio, ni de darlo a las necesidades que tenían de comidas, por no tener donde sembrarlas, y ser mucha la gente; por lo cual toda se determinó por mejor consejo de ir con la queja y pedir el remedio al dbs Bochica, ofreciéndole en su templo clamores, sacrificios y ayunos; después de lo cual, una tarde, reverberando el sol en el aire, sonó un ruido contra esta sierra de Bogotá, se hizo un arco como suelen naturalmente, en cuya clave y capitel se apareció resplandeciente el Demonio en figura de hombre, representando al Bochica con una vara de oro en la mano, y llamando a voces desde allí a los Caciques más principales a que acudieran con brevedad con todos sus vasallos, les dijo de lo alto:... abriré una sierra por donde salgan las aguas y queden libres vuestras tierras, y diciendo y haciendo, arrojó la vara de oro hacia Tequendama y abrió aquellas peñas por donde ahora pasa el río..."2 Desde entonces se confundieron en un solo mito la munificencia de Bochica y la belleza del arco iris, forma perceptible aunque fugaz de aquella sublime divinidad. Ignorantes los indios del modo como se forma el espectro solar a través de la neblina, establecieron, sin embargo, por una especie de intuición científica, una relación misteriosa entre el concepto de la suprema divinidad, que para ellos como para todos bs hombres primitivos era el sol, y la prodigalidad del agua, y concibieron la más hermosa representación del Bochica dentro del iris soberbio y magnífico. Es difícil para nuestras formas mentales, explicar el vínculo mitológico de los Chibchas entre el sol, poderoso Señor del firmamento, y el agua madre de los hombres, para cristalizar en el fulgor del iris una imagen de la Providencia; pero si no 2 Noticias Historiales, Vol. II, p. 289. 11 podemos comprender ese misterio mitológico, sí podemos admirar su religiosa poesía. Acaso no hay un espectáculo más hermoso y sugerente de lo sublime y trascendental que el arco iris, proyectado sobre la serranía a la hora del crepúsculo. Con referencia al Padre Acosta, informa el cronista que la adoración del arco iris era también de la idolatría peruana y hay que hacer notar que allá y aquí afectaba este sublime mito una modalidad semejante, lo que hace sospechar que en los oscuros tiempos de la prehistoria americana existió entre estos dos lejanos países una corriente de ideas que pudo provenir de lentas migraciones a lo largo de la cordillera de tos Andes, o que por lo menos, hubo un parentesco étnico entre los pobladores del macizo andino al contorno del lago Titicaca y al contorno de los lagos de Cundinamarca que les hizo preferir querencias semejantes y concebir mitos análogos; pero esta sospecha se robustece si se observa que los nombres de estos mitos son muy semejantes, cuando no idénticos, no obstante la diversidad absoluta de idiomas. En la célebre puerta del Sol de los palacios de Tihuanacu hay un ídolo que representa al Ser Supremo, según interpretación de sabios arqueólogos, cuyo nombre es Con Tici Viracocha, que quiere decir "Dios hacedor el mundo".3 Ya vimos los atributos de Con o Cum entre quichuas y Chibchas; en cuanto a Viracocha, que según etimologías muy probables, está formado por las palabras Huaira (viento) y Cocha (laguna) en lengua inga, significa "Aire del lago", y es curioso encontrar que los Chibchas llamaron Cucha - viva al arco iris que se formó por el espectro del dios Sol al través de la neblina del gran lago de la Sabana, dentro del cual apareció Bochica como una antelia. Es preciso observar respecto de la pronunciación de la palabra vira que en la lengua muisca no había la letra R, la cual se reemplazaba con otra homófona, como la V o la F; de donde resulta la palabra fiva (aire), de remota procedencia quichua, como el mito de cuya misteriora parengenesia hace parte. Bajo la misma autoridad del Padre Acosta, afirma el cronista Simón4 que la insignia imperial del Inca era el arco iris, "con dos culebras, asidas las colas a las puntas del arco, y se tocaban en medio de él con las cabezas", símbolo muy expresivo para denotar que era hijo del Sol. Muy de paso es de llamar desde luego la atención del lector, con el intento de volver a hacerlo más detenidamente después en orden a las migraciones que invadieron el país de los Chibchas, a la circunstancia de existir en el sendero seguido por las invasiones prehistóricas un pueblo que ha conservado el nombre de Viracachá, como un vestigio de la huella sagrada de los "Hijos del Sol", prostituida su pronunciación.
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