Boletín del Museo Arqueológico Nacional Tomo XVIII, N.O" y 2 CONSIDERACIONES SOBRE LA MONEDA PÚNICA FORÁNEA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA Y SU ENTORNO CARMENALFARO Asms Museo Arqueológico Nacional RESUMEN En este trabajo se realiza una sistematización de los hallazgos de monedaspúnicasforáneas en lape- ninsula ibérica y su entorno: islas Azores, Baleares y Norte de África; es decir, en el extremo Medite- rráneo occidental. Con estos datos se hace una valoración de la presencia monetaria púnica foránea en el contexto histórico hispano, prestando especial atención, en parte por la identidad de t@os con algunas emisiones hispanas, al numerario acuñado por la administración cartaginesa desde el si- glo IVhasta la caída de Cartago en 146 a. C. en los diversos territor-ios que corztrolófuera de lapenín- sula ibérica y las islas Baleares. Igualmente se recogen las monedas emitidaspor una serie de ciuda- des autónomas sicilianas y norteafricana desde el siglo V a.c. al cambio de era y, por último, las acuñaciones realizadas por las monarquías neopúnicas de Numidia y Mauritania. ABSTRACT The purpose of this paper is twofold: to provide a systematic listing offinds of imported Punic coins in the Iberian Peninsula and adjacent areas (viz. the Azores, the Balearic Islands, and North África); and to offer apreliminary discussion of the significance of thesefindsfor the history of an- cient Hispania. Ofparticular interest are the various coinages, including issues whose types are shared with thoseproduced in Hispania, stuck by the Carthaginian authorities in areas of Punic control outside the Iberian Peninsula and the Balearic Islands between the 4thcentury and thefa11 of the city in 146 BC. Details are given, too, of coins issued by independent cities in Sicily and North África between the Jth century and end of the 1" century BC, as well as of coins stuck by the Neopunic kingdoms of Numidia and Mauritania. A moneda cartaginesa y púnica en general feno-púnico hace que éstas hayan adquirido un se ha venido considerando tradicional- cierto protagonismo y una entidad que, en oca- 'mente como parte de la moneda «griega» siones, puede llegar a ser engañoso (Alfaro, en en sentido amplio, como sucede con todas las prensa-2). emisiones que no son romanas y con las de ca- racter autóctono, caso también de nuestra mone- ¿Qué monedas púnicas se pueden considerar da hispánica. Sin embargo, el incremento de es- foráneas en estos momentos? Desde nuestra óp- tudios y publicaciones en los últimos años sobre tica actual, todas las acuñadas en otros lugares las emisiones realizadas por gentes de origen fuera de la península ibérica y las islas Baleares. CARMEN ALFAR0 ASINS Así, en primer lugar, consideraremos las realiza- problemas en la identificación, clasificación y do- das por la administración cartaginesa desde el si- cumentación de las piezas. En este sentido glo IV a.c. a la caída de Cartago en 146 a.c., tan- conviene recordar que las monedas cartaginesas to en el norte de África como en Sicilia, Cerdeña, presentan tipos idénticos en casi todas las emisio- Italia, Malta, etc., con las limitaciones que este nes que se realizaron en diversos lugares del Me- planteamiento conlleva pues muchas series aún diterráneo Occidental desde el siglo IV al año 146 platean dudas en cuanto al lugar de su emisión. a.c., por lo que es facil clasificar mal las monedas Sin embargo, desde el punto de vista histórico, es si no se conocen bien las emisiones. Las publica- lógico plantearse que estas piezas acuñadas en ciones antiguas y también algunas recientes están Cartago, Sicilia o Cerdeña fueron tan «oficiales» plagadas de ejemplos de monedas mal atribuidas, en el ámbito cartaginés hispano como las emiti- por lo que es imprescindible ir revisando en direc- das en la propia penínsnla ibérica, aunque evi- to los materiales, lo que no siempre es posible. dentemente mucho más escasas, por lo que cabe plantearse si el usuario discriminaba estas Por otro lado, la mayoría de los hallazgos con monedas respecto de las hispano-cartaginesas que contamos son esporádicos y pocos los aso- por tratarse en su mayoría de piezas mucho más ciados a niveles estratigráficos datables y con- antiguas, desgastadas y en algunos casos de peor textos arqueológicos claros. Algunos materiales factura y composición metálica. proceden de antiguas excavaciones de las que no tenemos datos complementarios. En segundo lugar también nos referiremos a las monedas emitidas por una serie de ciudades Uno de los yacimientos que ha proporciona- autónomas sicilianas y norteafricanas desde el do mayor cantidad de monedas es Ampurias siglo V a.c. al cambio de era y, por último las (Inv. no 8), con 26 monedas cartaginesas foránes acuñaciones realizadas por las monarquías neo- seguras y 48 probables cuya cronología va desde púnicas de Numidia y Mauritania. el siglo IV al 146 a.c. y 4 norteafricanas, aunque lamentablemente desconocemos el contexto del Para facilitar la comparación, hemos recogi- hallazgo de estas piezas (Alfaro, 1993b). Entre do también algunos hallazgos de otras zonas pró- las monedas más antiguas destaca una tipo ximas a la Península Ibérica, como los recopila- SNGCop 94-97 ', hallada en la necrópolis de las dos para la Galia por Fischer (1978) así como Corts, incineración no 24, junto con otras 3 mo- algunos del Norte de África realizados en Arge- nedas semifmstras de Populonia, Magna Grecia lia y Marruecos, recogidos en parte por Salama y Kamarina y otros objetos formando parte del (1989) y Marion (1967). ajuar. Al parecer, la introducción del rito de inci- neración supone una novedad y se relaciona con la presencia romana a partir del 21 8 a.c., por lo LOS HALLAZGOS. PROBLEMÁTICA que se fecha esta necrópolis, en general, entre fi- Y YACIMIENTOS nes del siglo 111 o inicios del 11 a.c. y el año 49 a.c., fecha de la fundación cesariana de Ampu- Aproximarnos a lo que fue la circulación de rias, que pudo señalar el final de los sepulcros de moneda cartaginesa y púnica foránea en la pe- las Corts (Almagro, 1953, p. 270). nínsula ibérica y las islas baleares; es decir, en el extremo mediterráneo occidental, es un tema que Destaca también en Ampurias el elevado nú- presenta bastantes dificultades por su amplitud y mero de monedas sardas de las abundantes emi- complejidad, motivo por el que las conclusiones siones realizadas entre el 300 y 264 a.c. que de- a las que podemos llegar, de momento, son par- bieron circular profusamente en toda la zona, ciales, pues tan sólo son una síntesis del trabajo pues Rhode las utilizó como cospel para su emi- de lenta recopilación de datos que venimos reali- sión en cobre, y que son abundantísimas en el sur zando desde hace varios años. de Francia con al menos dos tesoros constatados Las dificultades que se plantean para abordar este tema son diversas. En primer lugar, los ha- Las referencias de las monedas, salvo cuando se indi- llazgos que conocemos son muy escasos, y la ma- ca lo contrario, es a Jenkins, 1969, que de manera abreviad? yoría de los que están publicados plantean graves citamos en todo el trabajo como SNGCop. en Marsella y Mónaco. Otro período cronológico El poblado de época púnica de Las Cumbres muy bien documentado es la Segunda Guerra (Inv. no 30), uno de los núcleos de interés para el Púnica con 18 ejemplares de los tipos básicos y estudio de la circulación monetaria de la zona, se menor presencia de cecas italianas. encuentra situado sobre el punto más elevado de la sierra de San Cristóbal. Su evidente valor es- Otros hallazgos proceden de contextos difíci- tratégico debió propiciar el establecimiento de les de valorar como los santuarios y los ámbitos una población entre los siglos IV y 111 a.c. rela- funerarios, casi siempre reutilizados, en los que cionada estrechamente con el asentamiento del abundan las monedas de poco valor pues gene- Castillo de Doña Blanca. Hasta la fecha, los ves- ralmente se depositan, previa selección, piezas tigios conocidos proceden de varios cortes estra- casi siempre de cobre, de reducido tamaño y tigráficos realizados durante la campañas de ex- peso, muy usadas, e incluso exóticas, anticuadas cavación de 1985, 1990 y 1991 que han puesto o sin vigencia y de amplias cronologías, pues su de manifiesto la existencia de algunos restos ma- presencia aquí responde más a un uso simbólico teriales del Bronce Tardío y Final sobre los que que propiamente monetal, con lo que entramos se localiza un poblamiento fechado entre la se- en un mundo mucho más complejo y aún menos gunda mitad del siglo IV y finales del 111 a.c. conocido (Alfaro, 1993c, especialmente pp. 264 y 276). Entre estos cabe citar el santuario de La El material numisrnático que ha proporciona- Algaida (Inv. no 4), en cuyas excavaciones se do este yacimiento es totalmente foráneo y co- han hallado, entre otras, 6 monedas cartaginesas rresponde a una circulación típica de la Segunda de las series sicilianas y sardas características del Guerra Púnica, aunque según referencias orales siglo IV y primera mitad del 111 a.c. y 2 nortea- de personas de la zona, la relación de cecas y mo- fricanas de las cecas próximas de Lixus y Tingis. nedas es mayor. En concreto hay constancia del Lamentablemente no se han publicado aún datos hallazgo de 3 monedas sículo cartaginesas, que de los contextos de estos hallazgos monetarios. debieron permanecer mucho tiempo en circula- ción, pues son muy frecuentes en contextos de la También son muy abundantes los hallazgos en Segunda Guerra Púnica, un óbolo masaliota de Ibiza (Inv. no 79), especialmente en la necrópolis plata del tipo de rueda, una cartaginesa de cobre del Puig des Molins que, salvo alguna excepción muy aleado con plomo emitida durante la Segun- reciente (Gómez Bellard, 1989), no se pueden re- da Guerra Púnica, una de cobre de Ebusus con lacionar a un contexto determinado, debido a las Besltoro embistiendo emitida hacia el 214 a.c.
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