GUARDAMAR, EL PUEBLO MÁS BONITO DEL REINO (1829) CANALES MARTÍNEZ, G.: “Guardamar, el pueblo más bonito del reino (1829)”, en VV.AA.: Guardamar del Segura. Arqueología y museo, Alicante, Fundación MARQ, Diputación de Alicante, Ayuntamiento de Guardamar del Segura, 2010, pp. 212-229, I.S.B.N.: 978-84-614-5275-0. 212 GUARDAMAR, EL PUEBLO MÁS BONITO DEL REINO (1829) Gregorio Canales Martínez INSTITUTO INTEruNIVERSITARIO DE GEOGRAFÍA UNIVERSidad DE ALICANTE Con la expresión “Guardamar va a ser el pueblo más bonito del Reino”, José Agustín de Larramendi consideraba, en el informe enviado a Fernando VII y fechado en Orihuela el 9 de junio de 1829, el modelo urbano con el que se iba Vista aérea de la trama a reedificar la nueva población de Guardamar, una de las cuatro poblaciones asoladas totalmente por los terremotos urbana de Guardamar acaecidos ese mismo año, según se desprende de la descripción que realiza el ingeniero civil de la zona siniestrada en 1930 cien años después de su y del proyecto de reconstrucción. El texto remitido a la corona especifica que “Guardamar se planteará apartado del reconstrucción por José antiguo, entre éste y el molino de viento, en una ladera de suave pendiente y agradables vistas al mar, con la regularidad y Agustín de Larramendi. forma prolongada según permita la naturaleza”. La incidencia destructiva que tuvieron esos sismos en las poblaciones del La fotografía muestra el Bajo Segura obligó a poner en práctica unas propuestas urbanísticas que ya se habían utilizado en épocas anteriores, y espacio dunar existente 213 entre el núcleo urbano cuyo precedente inmediato fue el ambicioso plan de colonización interior que el reformismo borbónico de Carlos III y el mar, donde se emprendió en la repoblación de Sierra Morena, donde se fundaron más de cuarenta poblaciones. Larramendi diseñó aprecian los efectos de la repoblación forestal para todas ellas trazados urbanos ortogonales, con inmuebles de una sola planta, dispuestos en calles regulares y muy realizada a principios espaciosas; si bien, en Guardamar, ideó como singularidad dos pequeñas plazas circulares equidistantes de la plaza cen- de siglo para fijar los montículos de arenas tral cuadrada, para romper así la monotonía del damero. La originalidad que introduce en el plano hipodámico justifica móviles que por esas el calificativo con el que define a la nueva villa de Guardamar del Segura. fechas amenazaban con sepultar el pueblo. La catástrofe sísmica de 1829 generó un colapso generalizado en el Bajo Segura, ya que también destruyó infraes- tructuras básicas, entre ellas cabe citar las de defensa contra inundaciones en el propio río, que tuvo como consecuen- cia el debilitamiento de las motas y propició riadas, como las que se registraron ese mismo año y los dos siguientes. La prensa tanto nacional como internacional se hizo eco de la tragedia, lo que generó un sentimiento de solidaridad hacia los pueblos damnificados, que se plasmó en un primer momento en el envío de alimentos y enseres; y, posteriormente, ayudas en metálico conforme los medios de comunicación difundieron la situación de precariedad por la que pasaba la población. El propio monarca aportó los primeros socorros en favor de los afectados al disponer “He mandado que de mi bolsillo secreto y el de la Reina, mi augusta Esposa, se suministre inmediatamente 1.500 reales… Asimismo he venido en decretar, que de los granos de rentas decimales pertenecientes a mi Corona, se apliquen con el mismo destino 20.000 fanegas de trigo”. No había transcurrido un mes del terremoto, cuando el 5 de abril del referido año se publicó un decreto dirigido a todas las corporaciones y habitantes del país con un llamamiento de unánime solidaridad para que, siguiendo el ejemplo del rey, contribuyeran con sus donativos a una cuestación, abriéndose a tal fin una suscripción nacional en la que colaboraron también españoles residentes en Europa y América. Detalle de los efectos causados por el terremoto de 1829 en la población y término de la villa de Guardamar del Segura. Los sucesivos partes que remitió Manuel Blanco, encar- gado de policía de Guardamar del Segura, a sus superio- res en Orihuela, nos permiten conocer de primera mano la gravedad del suceso y hacer un seguimiento de cómo los terremotos incidieron en la localidad, hasta el punto de impedir la entrada del vecindario y quedar desalojada por ruina total. Dos días después del fuerte temblor del 21 de 214 marzo de 1829 describía sus efectos, que calificaba “de tan orrosos castigos; quedando arruinados todos los edificios, y hasta los de los campos y huertas; pero aunque se cuentan mas de 200 casas que han quedado solo con sus cimientos; están para lo mismo las restantes por manera que todos los vecinos se ha- yan acampados y sufriendo la intemperie fuera de los que han podido fabricar con mucho travajo algunas chozas”. Las cartas enviadas con posterioridad manifiestan la sucesión de répli- Rasgos generales de la catástrofe cas, así el día 27 especifica que con relación al comunicado A lo largo del periodo comprendido entre septiembre anterior “todos los días se an observado fuertes terremotos”, de 1828 y el mismo mes de 1829, se manifiesta en el sur de que tuvieron continuidad hasta la misiva del día 30 señalan- la provincia de Alicante una prolongada serie sísmica que do “veinte terremotos y de ellos, nueve con bastante violencia, culmina en el terremoto del día 21 de marzo de 1829, cuya causando maior quebranto a los edificios que han quedado en intensidad epicentral se ha estimado en grado X. Sin em- pie”; finalmente, el 3 de marzo escribe que “desde el 30 del bargo, los importantes daños que se produjeron en la co- mes anterior, en el que di el ultimo parte a V.S. hasta esta ora marca parecen corresponderse con la secuencia completa que, son las 8 de la mañana, se han experimentado diez y seis de sismos más que con el evento más intenso pues, durante terremotos, y algunos de ellos, particularmente desde las nueve y ese periodo prolongado, se manifestaron tanto fenómenos media de la noche pasada, han sido con violencia extraordinaria de intensidad elevada y efectos destructivos directos como por manera que se prohibe con maior rigor la entrada de todo otros de intensidad moderada, los cuales contribuyeron vecino en el pueblo”. a acabar de destruir todo lo que había quedado en malas condiciones tras los temblores principales del 21 y 23 de marzo, así como del 18 de abril. Son numerosas las fuentes de información disponibles, incluso de carácter literario, referentes a la gran crisis del GUARDAMAR, EL PUEBLO MÁS BONITO DEL REINO (1829) 215 21 de marzo, que dan el nombre de “Terremoto de Torrevieja” relativamente alejadas del área, como Elche o Murcia, tam- al conjunto de la serie. Entre ellas varios trabajos recopi- bién se notó su incidencia con carácter menos grave. Grabado de la zona afectada latorios de información que ponen de relieve el carácter por el terremoto de 21 de Los hechos citados en la Memoria, en síntesis ponen de descriptivo y escasamente cuantificador de los documentos marzo de 1829, donde se manifiesto, entre otros: la destrucción prácticamente total muestra la destrucción total publicados de inmediato tras la catástrofe, con la excepción de las cuatro poblaciones de los aportados por el ingeniero José Agustín de Larramen- de 5 núcleos urbanos, las localidades de Almoradí, Bene- mandadas reconstruir por júzar, Guardamar, Torrevieja y Rojales, además del caserío Fernando VII. Asimismo, di, que habría de encargarse de planificar la reconstrucción recoge la incidencia que el posterior. En el inventario de daños de este autor expresa- de Torrelamata, si bien para estos dos últimos casos no se sismo tuvo en Murcia, Elche dos en la Memoria y relación circunstanciada de los estragos contempló una reconstrucción de nueva planta; así como y Orihuela, poblaciones daños de diversa consideración en las 21 poblaciones res- próximas de mayor que la terrible catástrofe de los terremotos de 21 de marzo y relevancia. La lámina va siguientes, principalmente el del Sábado Santo 18 de abril hasta tantes de la comarca, entre las que destacan Formentera, acompañada de una nota Benifójar, San Fulgencio y los partidos rurales de Orihuela; para explicar el alcance del el presente día, han causado en Torrevieja y demás pueblos de mismo. (Colección de Javier la Gobernación de Orihuela y sus inmediaciones, en la ciudad de la existencia de 2.965 casas asoladas, además de 2.396 que- Sánchez Portas). Murcia y algunos pueblos de la provincia de este nombre, que brantadas; el derribo de 157 construcciones fundamentales remitió a Fernando VII tras el reconocimiento unos meses para la asistencia espiritual (iglesias y ermitas), la actividad después de la zona afectada, figuran los estragos que el seís- económica (molinos harineros y almazaras) y las comunica- mo originó en el Bajo Segura, territorio donde su intensidad ciones (puentes); el número de muertos y heridos, que se resultó más dañina, aunque es de señalar que en localidades elevaron a 389 y 375 respectivamente. Restos de la población fortificada de Guardamar a principios del siglo XX, vestigio de la concepción defensiva de la ciudad medieval destruida por el sismo de 1829. y 9% respectivamente; mientras que para Guardamar el to- tal de heridos se elevó a 14 (el 3,7%), muy por debajo de otras localidades afectadas parcialmente. Para el conjunto del sector donde se manifestó con mayor intensidad el proceso sísmico, es decir en el valle del río Segura desde la localidad de Orihuela hasta el mar, la población total puede estimarse en aquellas fechas en 216 32.211 habitantes, de manera que la catástrofe provocó la Del conjunto de núcleos de población destruidos el más muerte de un 1,2 por ciento de la población total de la importante era el de Almoradí, que contaba en la fecha con comarca, alcanzando la proporción de víctimas en diverso 2.976 habitantes, seguido de Guardamar (2.800), Torrevieja grado el 2,4 por ciento.
Details
-
File Typepdf
-
Upload Time-
-
Content LanguagesEnglish
-
Upload UserAnonymous/Not logged-in
-
File Pages18 Page
-
File Size-