¿Qué es lo importante en la vida? Estas 215 cartas fueron escritas en septiembre de 2018, ante la convocatoria lanzada por Carlos Alejandro Ponzio de León (ElSur El Sur) para el proyecto “¿Qué es lo importante en la vida?”. Aquí se reproducen los textos íntegros sin edición. 1 León, Guanajuato, 19 de septiembre del 2018 Querida Beatriz: Han pasado ya 33 años desde aquel terremoto devastador de la Ciudad de México en 1985 y un año de aquel otro en el 2017. Escuché que un familiar tuyo, lamentablemente, perdió la vida en aquel desastre natural del 2017. Lamento mucho tu pérdida y espero pronto te puedas recuperar. Un primo mío también perdió la vida, sin que pudiera despedirme ni hablar con él. Ello me ha hecho pensar sobre lo que en verdad importa en esta vida, y la verdad pienso que las cosas materiales y la riqueza van y vienen, quizá todo eso nos provoque alegría, pero esa felicidad será temporal y tarde o temprano se irá, lo último que quedará son aquellas personas que te quieren como lo es tu familia y amigos. Lo peor es que a veces dejamos ir gente que en verdad nos quiere por las ganas de tener algo que en realidad no es necesario. Es por eso que es importante saber y apreciar aquellas personas que nos hacen sentir verdaderamente felices y que no sea una felicidad no sea temporal, sino que sea para toda la vida. La vida puede irse en un abrir y cerrar de ojos, tarde o temprano nos iremos de este mundo, y para que nuestra retirada no sea en vano tenemos que aprovecharla al máximo siendo felices y divirtiéndonos, y no perdiendo demasiado tiempo estando deprimidos. En fin, espero poder visitarte pronto. Cuídate. Con cariño: Tu amigo y compañero Edgar (Edgar Hernández Ramírez) 2 Carta para un amigo Hola, espero y te esté yendo muy bien en tu nueva escuela, que hayas tenido muchos amigos, pero nunca me olvides a mí. Yo al inicio de clases estuve muy nervioso pues conocería a nuevas personas y a nuevos maestros, pasaron los días y fui conociendo poco a poco todo el salón, las primeras personas a alas que les hable fueron a 4, muy amigables y divertidas. Me fui adaptando, hasta que ya se me hace lo mismo que en la escuela en la que íbamos. Pero aun extraño todo lo que pasamos todo el salón, el día que ganamos el concurso de hacer una piñata para navidad, o el día que ganamos en concurso del desfile de día de muertos, todo el salón se estaba apoyando, gritando muy fuerte. También las risas que pasamos con Lupita, Jonathan y todos los demás, con las cosas incoherentes que decíamos, los bailes raros que hacíamos en fin un millón de cosas. Pero sin duda el mejor de los días fue el día de la graduación, todos estaban bailando, abrazados y algunos llorando. De que ya no nos veríamos para hacer todas nuestras travesuras. Pero recuerda que la promesa de todos, ese día, de que nos volveríamos ver todos. Recordando todos esos momentos. Te extraño a ti, pero también a los demás en general a cada uno, espero y vernos muy pronto todos juntos, cuídate y que te valla muy bien en la escuela. Atte.: Cristian (Compa Chuy) (Cristian C.) 3 Bogotá, Colombia, septiembre 18 de 2018 Querido John Hace unas semanas te escribí, y pese a que no recibí contestación sé que leíste mi verso. Tengo la certeza que no me diste respuesta porque no has comprendido su significado. Te confieso, que ni yo lo entiendo, y es que, las primeras líneas son algo confusas. ”El otoño parece juzgarme, su ventisca desnuda el paisaje…”. Te preguntarás ¿qué trae el otoño?, ¿Cómo es su ventisca? ¡Vaya! pasé por alto nuestra ubicación muy tropical y enjaulada entre la Amazonía y El Caribe. Ahora, no te escribo para retractarme o intentar explicar tal error. He decidido no escribirte de auroras boreales, rumores de guerras, del gemir de la naturaleza o de lo que suena en los noticieros, tampoco de lo que para nosotros aún no es perceptible. Aunque mi mundo es rutinario, salvaje y nada romántico intentaré hacerte entender lo que manifestó un gran Autor “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”, eso, eso es lo fundamental de la vida. En esto se basarán mis escritos. Con cariño, Cons (Constanza Cely Rodriguez) 4 Alicante, España. Querido Joaquín: ¿Cómo te encuentras? Ya han pasado dos semanas desde el fatídico día del terremoto. Aún recuerdo cómo paseaba a tu lado cuando, de golpe, las fuertes sacudidas nos separaron. El horror de ver la ciudad desmoronarse me dejó paralizado y antes de poder darme cuenta una pila de escombros ocupaba el lugar donde te vi por última vez. Tú sabes lo importante que eres para mí, que jamás te daría por perdido. Pese a los esfuerzos de los bomberos, la sola idea de que no llegasen a rescatarte a tiempo me hacía temblar de cabo a rabo. No lo pensé ni un segundo, para cuando fui consciente de mis actos ya había atravesado el cordón de seguridad y trepaba entre los escombros. Solo sé que una pregunta incontestable rondaba mi mente: ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Qué tiene un valor tal que la propia existencia carezca de significado sin ello? Tal vez lo apropiado sea decir que aquellos restos tirados en mitad de la calle, los hierros retorcidos y los muros derruidos me dieron la respuesta: eres tú, Joaquín, mi Quim. Eres tú, te digo sin miedo a equivocarme. Son tus caricias, tus vueltas a casa con los hombros hundidos tras un duro día y tu sonrisa al verme esperándote impaciente al otro extremo del pasillo. Es la amistad que nos une, el fuerte vínculo que cada día hacemos crecer más y más. ¿Qué tenemos en la vida cuando todo se viene abajo? Te tengo a ti y tú me tienes a mí, el amor que nos profesamos es aquello por lo que mis días se llenan de significado. Es por ello que no tardé ni un solo instante, cuando olfateé tu olor bajo aquellos ladrillos fue una mezcla de emoción y felicidad infinita la que hizo ladrar. El mundo se detuvo porque al fin te había encontrado y escuchaba tu respiración, débil pero presente, tu signo de vida. Tómate con calma tu recuperación, yo te espero en casa, como siempre, al final del pasillo. Kairo, tu gran amigo de cuatro patas (Daniel Lacueva Oyarzabal) 5 Hermosillo, Sonora, 19 septiembre 2018 Para ese que hurtó: Cuando llega la calamidad, la adversidad, el infortunio, la desgracia, un desastre, un siniestro, cuando en aquel 19 de septiembre del 2017 se respiró polvo y escombro, países brindaron socorro y en brevedad el resto del México mandó ayuda. Aquellos que tomaron del apoyo, aquel que robo de la asistencia económica y alimentaria a ti te digo que es en estos catastróficos eventos cuando la honestidad se convierte en el valor más fundamental. Por favor, sé mejor persona. Meli Cedillo (Abi Melissa Cedillo Soto) 6 Hermosillo, Sonora, Septiembre 19, 2018 Lo recuerdo bien. Eran las siete de la mañana en la casa de mi infancia en Empalme, Sonora. Nos preparábamos para ir a la escuela; mi madre hacia el desayuno mientras que desde lejos escuchábamos las noticias en nuestra pequeña televisión. Luego, todo se detuvo. Con asombro y con ese extraño escalofrío que recorre el cuerpo y pone la piel de gallina, escuchamos que un terremoto había azotado el centro del país. Nuestro pequeño mundo, lejano de la gran ciudad fue impactado por semejante noticia: edificios, escuelas y hospitales se habían derrumbado destruyendo calles, autos y familias. La tranquilidad habitual de la gran ciudad se había esfumado como la brisa ante los rayos de sol. El caos había invadido abruptamente cada rincón del DF. Recuerdo que mostraron muchas veces el gran reloj de la Torre latinoamericana mostrando la hora exacta del desconcierto, si, eran las 7:19 de la mañana. Cada expresión en los rostros televisados gritaba drama, confusión, polvo, destrucción. Las bocas apretadas y las manos apuñadas hablaban de desesperación, de angustian de llanto… Mi llanto. Ese, que llenó mi mirada infantil y me dejó quieta, callada, perpleja, viendo ¡cómo los tonos negros y grises de la tele a colores, presentaban a México, a mi México! Dolido, quebrado, de rodillas… unido, solidario, con fe, esperanza y con el poder del amor en las fuerzas de sus manos. Betty Cedillo (Beatriz Consuelo Cedillo Cobian) 7 Ecatepec, Estado de México, septiembre de 2018. Quisiera decir que las cosas han cambiado desde que partiste. Pero no es así. Hasta siento que todo va de mal en peor. ¿Sabes? Yo esperaba que, con tu ausencia, pudiéramos encontrar unión entre nosotras. Pero la estabilidad y el amor nos duraron solo un par de semanas. Ahora que solo queda de ti el dinero que dejaste, todos parecen perros persiguiendo un trozo de carne. ¿Te decepcionarías de vernos así? Yo sí me decepciono. Y me da tristeza. Solo me dan ganas de salir corriendo. Correr y alcanzarte. ¿Cuánto tiempo tendré que esperar para verte de nuevo? Y es que nada mejora: cada vez las calles están más oscuras, hay gente que nos observa, que se para fuera de casa y nos mira. ¿Qué hacemos en estos casos, papá? ¿Cómo proceder en un país donde no existe justicia? Tengo miedo, papá. Temo por nuestras vidas. Y ellas no le dan la importancia que se necesita, siguen discutiendo quién merece más y quién menos.
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