5. LA CULTURA POSTALAYÓTICA (650/550-123 AC) M. Calvo y V. Guerrero (Universitat de les Illes Balears)25 5.1. INTRODUCCIÓN La Cultura Postalayótica es la última fase de la prehistoria de las Islas Baleares. A lo largo de este periodo veremos aparecer profundos cambios en la estructura social, económica e ideológica de estas últimas comunidades prehistóricas. En relación a todo este proceso, debemos situar una presencia cada vez mayor del mundo púnico en las Baleares, con el establecimiento de la factoría de Na Guardis, un aumento significativo de los intercambios y una modificación, cada vez más marcada, tanto en las estructuras socio-económicas como en los esquemas de racionalidad y en la ideología de las comunidades baleáricas. Todo ello provocará una continua transformación de la sociedad, con la aparición de procesos de segmentación social y acceso diferencial a los recursos. Por primera vez en la Prehistoria de las Baleares, parte de este proceso quedó registrado por las fuentes escritas de los historiadores griegos y romanos que, desde su perspectiva, nos dan una interesante visión de cómo eran los habitantes de las Baleares. Como se verá a lo largo de los diferentes apartados de este capítulo, la delimitación cronológica del Postalayótico no es sencilla. Los procesos de cambio en las sociedades se dan a lo largo de un determinado periodo, en el que vemos cómo las estructuras socio-económicas e ideológicas se van trasformando. En algunos casos, los procesos finales de estas transformaciones, pueden estar concentrados en cortos espacios de tiempo, aunque las razones y orígenes debamos buscarlos en un lapsus temporal más largo. Por ello, no siempre es fácil determinar con precisión el inicio y final de una fase histórica. En la mayoría de casos, los historiadores optan por fechas, normalmente relacionadas con algún acontecimiento importante que permita, por consenso, fijar en esa cronología el inicio o final de una fase. En realidad, dicha fecha no es más que una instantánea fija de un proceso constante de cambio y evolución de las comunidades estudiadas. El periodo Postalayótico no se escapa a esta problemática, pero es que además, la delimitación cronológica del mismo se complica por los problemas de imprecisión de los intervalos estadísticos de la curva de calibración de las dataciones de carbono 14 de este momento. No entraremos a discutir este fenómeno, pero ello impide determinar con exactitud los límites cronológicos de los fenómenos históricos que se fijan como indicadores del inicio del Postalayótico. En cualquier caso, como fecha de consenso (Llull et al. 1999 y 2008; Palomar 2005; Guerrero et al. 2006b) se utiliza la fecha del 550 AC como momento que marcaría el inicio del Postalayótico, aunque algunos de los procesos que caracterizarán esta época se inician con anterioridad. Al contrario de lo que ocurría con la delimitación cronológica del inicio del Postalayótico, desde siempre, los prehistoriadores han fijado como fecha final de este periodo la conquista de Mallorca por Cecilio Metelo en el 123 a.C. y su integración dentro de la esfera de control político y económico de Roma. Si bien es una 25 Grup Arqueobalear UIB. 113 fecha ampliamente aceptada por todos los investigadores, no es menos cierto que, arqueológicamente, esta datación no sólo no es visible, sino que no se observan cambios esenciales en el registro arqueológico de los yacimientos. Los cambios parecen concentrarse en un momento posterior, entre el 70-50 AC, cuando cambia el registro material y se observan procesos de reacondicionamiento y abandono de poblados. Estas fechas coincidirían con la fundación de las ciudades romanas de Pollentia y Palma, y con un proceso más marcado de romanización de las comunidades indígenas. En cualquier caso, en este trabajo, se seguirá con la fecha del 123 a.C. como aquélla que da por terminada la fase prehistórica de las Baleares. Este largo periodo de más de 500 años que conforma el Postalayótico, puede, a su vez, dividirse en diferentes fases a partir de los fenómenos históricos que se documentan en el registro material de los yacimientos. A diferencia de otros periodos, en los que las variables de tipo arquitectónico marcaban buena parte de la organización cronocultural de las comunidades prehistóricas de Baleares, durante el Postalayótico será la dinámica que se establece entre las comunidades indígenas y el mundo púnico y romano, y su reflejo en el registro material, la que determinará la definición de las diferentes fases de este periodo. En este sentido, se ha organizado el Postalayótico en tres grandes fases. — Fase de transición y formativa (650 – 450 AC). — Fase I (450 – 200 AC). — Fase II (200 – 123 a.C.). 5.2. FASE DE TRANSICIÓN Y FORMATIVA: EL FINAL DE LA CULTURA TALAYÓTICA Y EL NACIMIENTO DE LA CULTURA POSTALAYÓTICA (650-450 AC) Antes de entrar en el desarrollo de este apartado se deben hacer una serie de consideraciones que afectan, principalmente, a la fijación cronológica de los fenómenos que se produjeron en los momentos finales de la Cultura Talayótica y que pusieron las bases de lo que sería el periodo Postalayótico. Ya se comentó la dificultad que entraña delimitar con precisión los límites de una determinada entidad arqueológica, pues normalmente nos encontramos con procesos dinámicos en los que se van configurando a lo largo del tiempo las características que marcarán los rasgos definitorios de un periodo arqueológico. Por ello, en muchas ocasiones, encontramos periodos de transición en los que aún están presentes elementos propios de la fase que está acabando y en los que, a su vez, se vislumbran fenómenos que van a marcar el siguiente periodo. Sin embargo, a todas estas dificultades inherentes al análisis arqueológico, las últimas fases de la Cultura Talayótica y el inicio de la Cultura Postalayótica presentan una dificultad añadida. Ésta se relaciona con la gran imprecisión cronológica que en este momento dan las dataciones radiocarbónicas. Sin entrar en un análisis del fenómeno, se debe comentar que el proceso de calibración de las dataciones radiocarbónicas que se sitúan, grosso modo, entre el 700-500 AC generan intervalos cronológicos de gran amplitud, en ocasiones superiores a los dos siglos y medio, en los que se puede situar la fecha real del hecho arqueológico que se quiere datar. Este 114 fenómeno es conocido como la “meseta del Hallstatt” e impide precisar, a partir de las dataciones radiocarbónicas, la cronología exacta de los episodios arqueológicos. En la prehistoria de las Baleares, a este problema se le añade la ausencia de cerámica de importación que permitiría la fijación de intervalos cronológicos más ajustados, o la ausencia de fósiles directores propios del sustrato indígena, que también posibilitarían ajustar las imprecisiones derivadas del fenómeno de meseta en las dataciones radiocarbónicas de este momento. Todo ello coincide con una serie de profundos cambios que se generan en el registro arqueológico entre el 700 y el 500 AC, que supondrán el fin de la Cultura Talayótica y el nacimiento del Postalyótico. Debido a todo ello, nos encontramos ante la dificultad de fijar en el tiempo cada uno de los procesos que suponen el final del Talayótico, así como los fenómenos que permitirán definir el inicio de la siguiente fase cultural. El registro arqueológico parece evidenciar dos momentos. El primero, que se podría ubicar entre el 700 y el 600 AC, aún estaría en la fase talayótica, pero se empiezan a vislumbrar una serie de fenómenos diferenciales. Una segunda fase, o transición al Postalayótico, se podría situar, grosso modo, entre el 600 y el 450 AC, cuando ya no se documentan elementos propios del Talayótico y, a su vez, acaban de configurarse los rasgos de lo que será el Postalayótico. Sin embargo, ante las dificultades de precisar cronológicamente los fenómenos que se producen en ambos periodos, se ha optado por analizarlos de forma conjunta, con el fin de tener una visión más clara del proceso que conducirá a la desmembración del Talayótico y la aparición del Postalayótico. En este sentido, aunque en este apartado se analice el conjunto de datos que se podrían incluir entre el 700 y el 500 AC, se mantiene, al igual que hacen otros autores (Lull et al. 2008; Mico 2005; Palomar 2005; Guerrero et al. 2006a y b), el 550 AC, como fecha de consenso que, dadas las limitaciones comentadas, podría marcar el inicio del Postalayótico. Entre los fenómenos que ilustran en el mundo talayótico el comienzo de un proceso de trasformación se debe destacar los siguientes: A) EL FIN DE LA CONSTRUCCIÓN DE TALAYOTS Y TURRIFORMES ESCALONADOS. No se encuentra ninguna datación radiocarbónica que permita afirmar que, en una fecha posterior al 700-650 AC, se estuviese erigiendo algún tipo de turriforme, incluso se encuentran muchos que, o se han amortizado o están siendo reutilizados (Micó 2005). A modo de ejemplo, se pueden citar los abandonos de los talayots 1 y 2 de Son Fornés (Gasull 1984a y b), la reutilización del Talayot 4 de Son Ferrandell (Chapman y Grant 1995), o del turriforme central de Ses Païses (Lliliu 1960), Hospitalet Vell (Rosselló 1983), o el cambio de uso del túrriforme escalonado de Son Ferrer (Calvo et al. 2005). Teniendo en cuenta el enorme esfuerzo comunal que suponía su construcción y el papel central que ejercían en la configuración de poblados y en la estrategia de control del territorio, el final de estas construcciones parece indicar cambios profundos en las razones que habían dado lugar a su origen. B) CAMBIOS EN LA CONCEPCIÓN DE LOS POBLADOS. Estos cambios pueden sintetizarse en la construcción de nuevos poblados sin turriformes que organicen la estructura interna de los mismos, en reordenaciones urbanísticas con nuevos planteamientos constructivos, en el adosamiento de numerosas habitaciones a las murallas y en la documentación de recintos habitacionales extensos, con la presencia de patios interiores y múltiples dependencias.
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