10 Bilbao Julio Caro Baroja, después del tiempo El intelectual vasco, miembro de una familia donde la cultura era canon de conducta, nació hace un siglo ulio Caro Baroja (1914- 1995) nació un 13 de no- J viembre en Madrid, y murió en la casa familiar de Be- ra de Bidasoa, Itzea, el 18 de agosto de 1995. En ese recorri- do, Caro Baroja realizó una obra intelectual de originali- dad, rigor, talento y de tal exten- sión y complejidad temática, que casi no se puede entender que un solo hombre, sin equipo, sin cátedra y sin ayudantes haya podido escribir esa obra origi- nal, que en cualquier otro lugar del mundo es tarea de un equi- po. Caro Baroja es para la histo- ria y la memoria de este País –y para la historia cultural del mundo– un capítulo extenso, generoso y entrañable, por lo que la invocación de su memo- ria, su talento y su sentido pro- gresivo de la cultura debe ser en sí mismo referente para toda ta- rea pedagógica que quiera co- nocer mejor la historia, enten- der su discurso y extenderlo en el tiempo. Su obra nos ayudará a comprender muchos pasajes de nuestro pasado y algunas parce- las de nuestro presente. Hay en toda la obra de Caro Baroja –historia, antropología, etnografía, folklore, pintura, lingüística, narrativa– una refle- xión, aguda y certera sobre el sentido mismo del hecho peda- gógico, de la transmisión del sa- ber, insistiendo que es necesario tener en cuenta siempre la reno- Zulet de Ilustración vación de cuanto se enseña y có- mo se enseña, para comprender este respecto algo que me pare- candilejas”. vo su desarrollo en aquellos pri- mejor los cambios del tiempo ce ejemplar tanto en el orden Junto los maestros indicados, meros años sesenta del siglo histórico. Es la invocación a la moral como pedagógico: están otros, como Ramón Ca- XX, en Gipuzkoa) dedicó a don renovación pedagógica lo que “El Destino ha hecho que en rande, de quien escribió sem- José Miguel de Barandiarán, a explica en buena medida su vi- mi vida, tanto intelectual como blanzas profundas, pues Caro quien tuvo siempre como maes- sión del mundo, pues no en va- afectiva, hayan confluido co- Baroja fue siempre generoso y tro y amigo. El texto, que se ha no se formó dentro de una fami- rrientes de muy distinto origen agradecido a sus referentes inte- publicado posteriormente en lia que representa esa actitud, y, si se quiere, difíciles de unir. lectuales. otros libros suyos, lleva por títu- comportamiento y sentido mo- Por un lado he tenido fuerte co- Caro Baroja fue un intelectual lo Barandiarán y la conciencia co- derno de la cultura. nexión con hombres del País atento a las más diversas cuestio- lectiva del pueblo vasco. Repita- Caro Baroja estudió bajo la Vasco, muy metidos en la vida de nes de su tiempo, preocupándo- mos que es una reflexión de inspiración de los principios de aquél, muy católicos, conserva- se por la evolución del pensa- 1963. El texto, que sirve para re- la Institución Libre de Enseñan- dores en ciertos aspectos esen- miento, las reconversiones eco- conocer, una vez más, el amor za, en el Instituto Escuela de Ma- ciales, y opuestos a lo que podía nómicas, la brujería, la literatu- de Caro Baroja por el País Vasco, drid, centro a cuya formación representar mi propia familia. ra popular, la música, todas las dice así en uno de sus pasajes: había contribuido su propia ma- Pero dentro de ella tuve el privi- “En todo caso creo que, nos- dre, Carmen Baroja y Nessi, jun- legio extraordinario de apren- otros, los que vivimos en el País to con María Goiri, y otras muje- der a apreciar el mérito donde Vasco desde hace muchos años res con un gran sentido civil y estuviera. Ésta es la base de todo “Dentro de mi familia tuve el privilegio ya, hemos recogido (o hemos moral. Don Julio fue allí compa- Liberalismo verdadero, con in- extraordinario de aprender a apreciar el podido recoger) del hecho de ñero de pupitre de Rosa Uraba- dependencia de la ergotización mérito donde estuviera”. Julio Caro Baroja habitar en él, una peculiar esen- yen, profesora, e hija del gran política, que nunca me ha inte- cia poética y creo también que la novelista navarro Félix Uraba- resado. Vida vasca, vida vincula- persona a la que las generacio- yen. Por el testimonio de su hijo da a la familia materna por un nes futuras deberán mirar para Gonzalo Menéndez Pidal, la lado: liberal en esencia. Vida don Ciro Bayo y Segurola y mis facetas del saber, como sólo lo saber cuál ha sido esta esencia es profesora María Goiri ya advir- madrileña, de otro”. propios tíos. Simpatizo o he po- podía entender un hombre que don José Miguel de Barandia- tió en el niño Caro Baroja, de dido simpatizar con un vasco mereció como nadie el apelati- rán, ni más ni menos”. ocho años, sus cualidades litera- Entre Azkue y tradicionalista, como don Julio vo de renacentista, pues nada le Caro Baroja ponía en ese es- rias, al anotar en su diario, tal co- Giner de los Ríos de Urquijo y con el profesor de- era ajeno. Entre aquellas cues- crito énfasis en el problema de mo nos ha recordado reciente- “He de confesar –añade Caro seoso de regenerar a España por tiones, y en un tiempo adelanta- una industrialización hecha sin mente en recuerdo de Caro Ba- Baroja– que soy un madrileño vía pedagógica y laica. Me soli- do, por los grandes problemas consideración a ese hábitat, en roja: “Inteligente. Gran cultura lite- poco madrileñista, si me he de darizo con el hidalgo bohemio y de la Naturaleza –ahora se dice una tala brutal y menos conside- raria”. referir al Madrid actual (1973). con el hombre de ciencia escru- ecología–. En 1963, cuando la rada aún de árboles; en la con- Pero si don Julio estuvo siem- Pero en Madrid he vivido gran puloso. Puedo sentir simpatía ecología era todavía una refe- versión de nuestros ríos en ver- pre preocupado por el sentido parte de mi vida y de Madrid he por cualquier postura sincera, rencia vaga, Caro Baroja hizo daderas cloacas, que estaban de la pedagogía, es decir, por la sacado mi savia. De un Madrid sea la que sea la base ideológica una reflexión lúcida sobre los destruyendo el futuro. Caro Ba- transmisión razonada del cono- ‘de izquierdas’, aclararé: el de en que se funda. Mas hoy resulta problemas medio-ambientales roja, que no es sólo el investiga- cimiento, también dedicó un 1920 al de 1936. Así, me encuen- que no puedo simpatizar con ca- del País Vasco, que eran en bue- dor que trabaja con los libros, si- tiempo a reconocer a aquellas tro raramente situado entre la si nada de lo que me rodea. No na medida los problemas que te- no con la vida y la realidad que personas de quienes había reci- sombra de don Resurrección porque no crea en la sinceridad nían planteados todas las socie- evoluciona o cambia, advierte bido las enseñanzas más profun- María de Azkue, por un lado, y y buena fe de mis contemporá- dades industriales de Europa. El ya entonces de la violencia que das. Entre éstas están las que la de don Francisco Giner de los neos, sino por la manera que tie- texto lo escribió y pronunció en se cometía con el ecosistema en conforman su propia familia. Ríos, por otro, y en la constela- nen de plantearse los asuntos un homenaje que la “Academia el País Vasco, con un análisis cer- En el prólogo a su libro Semblan- ción en que está metida mi hu- fundamentales de la vida: a mi Errante” (especie de Universi- tero, cuya visión adelantada re- zas ideales, Caro Baroja escribe a milde estrella se encuentran juicio, demasiado cercana a las dad Popular Ambulante, que tu- conocen hoy ingenieros, econo- Bilbao 11 “La tierra vasca, ata al “Don Julio representa que ha pasado su todo lo que no niñez sobre ella, y sabíamos de nosotros aunque no haya mismos, y no estado acorde con lo queríamos saber”. que piensan y sienten Jorge Oteiza muchos de sus pobladores. Es la tierra madre por de manera permanente, no sólo el reconocimiento a quien ha excelencia: severa, dedicado tan importante trecho dulce. Sin de su vida y de su talento al estu- dio y mejor conocimiento del pretensiones”. J.C.B. pueblo vasco, sino al hombre ca- bal, íntegro, consecuente y ho- Caro Baroja nesto, al hombre bueno y gene- con Jose roso, que extendió su mirada so- mistas y sociólogos. En todo ca- Miguel de bre las cosas de este mundo con so, en don Julio no era sólo vi- Barandiarán la relatividad que el tiempo obli- sión de un problema, sino ver- ga, pero con la entereza y la inte- dadera preocupación por el y sienten muchos de sus pobla- ligencia del sabio. No hay mate- mismo, en un hombre que sien- dores. Es la tierra madre por ex- ria, cuestión, problema históri- te y ama el País. celencia: severa, dulce. Sin pre- co, apreciación lingüística, dis- tensiones”. cusión antropológica, revisión La identidad del amor al País Lo hemos dicho en otra oca- mitológica, afirmación o nega- Cierto es que, hombre libre sión, pero conviene repetirlo. ción cultural que Caro Baroja como era, reclamó siempre la li- En la galería de hombres nece- haya tratado, ensayado o discu- bertad para decidir la forma de sarios en la historia, Julio Caro rrido, que no tenga un interés amar a su propio país, de identi- Baroja aparece en las primeras añadido, una nueva visión in- ficarse con su historia.
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