juan de la rosa memorias del último soldado de la independencia Juan de la Rosa Memorias del último soldado de la Independencia Nataniel Aguirre Edición de Gustavo V. García Aguirre, Nataniel Juan de la Rosa. Memorias del último soldado de la Independencia 1.a edición: Cochabamba, El Heraldo, 1885. 2.a edición: París-México, Librería de la Vda. de C. Bouret, 1909. 3.a edición: Plural editores, 2010 (edición de Gustavo V. García). 4.a edición: Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, 2016. 340 p.; 23 x 15 cm (novela) isbn (tapa dura): 978-99974-847-9-6 isbn (tapa rústica): 978-99974-847-8-9 Edición: Gustavo V. García Cuidado de edición: Equipo editorial de la bbb Diseño de colección: Pilar Montesinos, Rubén Salinas, Sergio Vega Camacho y José Manuel Zuleta Ilustración de tapa: Óleo anónimo, c. fines del siglo xix Derechos de la presente edición, junio de 2016 © Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia Calle Ayacucho Nº 308 La Paz, Bolivia (591 2) 2142000 Casilla Nº 7056, Correo Central, La Paz Los derechos morales de las obras contenidas en el presente libro pertenecen a los autores, herederos, causahabientes y/o cesionarios según sea el caso. Primera edición en esta colección: junio de 2016 3.000 ejemplares Edición tapa dura dl: 4-1-180-16-P.O. isbn: 978-99974-847-9-6 Edición tapa rústica dl: 4-1-182-16-P.O. isbn: 978-99974-847-8-9 Imprenta: Plural editores Impreso en Bolivia Este libro se publica bajo licencia de Creative Commons: Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0) Esta licencia permite a otros crear y distribuir obras derivadas a partir de la presente obra de modo no comercial, siempre y cuando se atribuya la autoría y fuente de manera adecuada, y se licencien las nuevas creaciones bajo las mismas condiciones. Índice Presentación [7] Estudio introductorio Juan de la Rosa: ¿Autor de Memorias del último soldado de la Independencia?, por Gustavo V. García [13] Bibliografía de Nataniel Aguirre [41] Bibliografía sobre Nataniel Aguirre [43] Sobre esta edición [47] Juan de la Rosa Memorias del último soldado de la Independencia Por todo prólogo [51] Parte primera: Cochabamba Capítulo i. Primeros recuerdos de mi infancia [55] Capítulo ii. Rosita enferma. Un nuevo amigo [63] Capítulo iii. Lo que yo vi del alzamiento [73] Capítulo iv. Comienzo a columbrar lo que era aquello [81] Capítulo v. De cómo mi ángel se volvió al cielo [93] Capítulo vi. Márquez y Altamira [101] Capítulo vii. La Batalla de Aroma según Alejo [111] Capítulo viii. Mi cautiverio. Noticias de Castelli [125] Capítulo ix. De qué modo dejamos de rezar el santo rosario, y de la única vez que estuvo amable doña Teresa [135] [5] Capítulo x. Mi destierro [147] Capítulo xi. El ejército de Cochabamba. Amiraya [163] Capítulo xii. Cierto, admirable y bien sabido suceso [177] Capítulo xiii. Arze y Rivero [189] Capítulo xiv. Las armas y el tesoro de la patria [197] Capítulo xv. Un inventario. Mi visita a la abuela [207] Capítulo xvi. La entrada del gobernador del Gran Paititi [215] Capítulo xvii. Comparezco ante el tremendo tribunal del Padre Arredondo y soy declarado hereje filosofante [225] Capítulo xviii. Tirón de atrás. Quirquiave y el Quehuiñal [235] Capítulo xix. ¡Ay, de los alzados! ¡Ay, de los chapetones! [247] Capítulo xx. El alzamiento de las mujeres [263] Capítulo xxi. La gran fazaña del Conde de Huaqui [277] Capítulo xxii. El lobo, la zorra y el papagayo [287] Capítulo xxiii. De la edificante piedad con que el Conde de Huaqui celebró la fiesta del Corpus, después de su victoria de “la elevada montaña de San Sebastián” [295] Capítulo xxiv. El legado de Fray Justo [307] Capítulo xxv. Una familia criolla en los buenos tiempos del Rey Nuestro Señor [311] Capítulo xxvi. Donde ha de verse que una beata murmuradora puede ser bien parecida y tener un excelente corazón [323] Capítulo xxvii. De cómo fui y llegué a donde quería; con lo que pondré punto a esta primera parte de mis memorias [327] Presentación La Biblioteca del Bicentenario de Bolivia Álvaro García Linera no de los principales problemas en la formación educativa de los estudiantes tanto de nivel secundario como universi- Utario es, por decirlo de alguna manera, su relacionamiento conflictivo con los libros; es decir, la dificultad que tienen para apropiarse de la información y el conocimiento universal deposi- tado en el soporte material de los textos impresos. A lo largo de mi trabajo académico universitario, he podido detectar diversos componentes de esta relación conflictiva. Uno de ellos, el débil hábito de la lectura o, en otras palabras, el rechazo, la negativa o resistencia del estudiante para dedicarle tiempo, es- fuerzo, horas y disciplina a su acercamiento con el conocimiento, de manera sistemática, rigurosa y planificada. La tendencia a bus- car el resumen rápido en vez de esforzarse por sumergirse en la narrativa del texto, a copiar del compañero en vez de escudriñar la estructura lógica o los detalles de la argumentación de la obra, es mayoritaria. Se trata de una ausencia de paciencia y disciplina men- tal, y, a la larga, de una falta de aprecio por el trabajo intelectual, que hace que el estudiante se aproxime al conocimiento universal en distintas áreas −ciencias naturales, ciencias exactas y ciencias sociales− de una manera superficial, mediocre y poco rigurosa. Un segundo problema es la falta de comprensión de lo que se lee, la carencia de métodos para una lectura que posibilite encontrar el núcleo argumental y sedimentar en el cerebro el conjunto de [7] 8 Juan de la Rosa. Memorias del último soldado de la Independencia información, procedimientos y resultados que están presentes en los libros e investigaciones. Por lo general, la capacidad de compren- sión −e incluso de retención− de lo leído es bajísima. Eso significa que además del ya reducido esfuerzo que el estudiante promedio despliega en la lectura, gran parte del mismo resulta inútil porque ni siquiera consigue aprehender el núcleo argumental de lo plan- teado o escrito por el autor. Estos son problemas estructurales que se arrastran desde la formación educativa escolar y que, por tanto, requieren de una transformación igualmente estructural de la formación educativa básica, de la disciplina educativa, de la facultad para construir ló- gicamente los conceptos y de la inculcación de hábitos duraderos de investigación y métodos de estudio. Otro problema que también se presenta en la formación educativa de los colegiales y, en particular, de los universitarios, tiene que ver con el acceso a la información y documentación, y a la disponibilidad de las publicaciones a fin de poder acceder a los conocimientos que nos brindan. Ciertamente existen libros útiles y libros irrelevantes. Sin em- bargo, no cabe duda de que el texto escrito −ya sea bajo el soporte material de impresión (libro impreso) o de información digitalizada (libro digital)− representa, en la actualidad, el lugar fundamental de preservación del conocimiento que los seres humanos han sido capaces de producir en los últimos cinco mil años de vida social. En todo caso, esto no niega la presencia de otros soportes de in- formación como el que se encuentra, por ejemplo, en el cuerpo, en la experiencia; mas, aun así, la única manera de universalizar y socializar ese conocimiento e información sigue siendo el texto escrito: el libro. El conocimiento, en calidad de bien común universal y no úni- camente como sabiduría local, tiene su base material en los libros; desafortunadamente, el acceso a ellos no es siempre universal. Por ejemplo, en nuestro país, dado que generalmente los textos de ma- yor referencia en el campo académico son de edición extranjera, gran parte de ellos tienen costos elevados o son de difícil acceso para los estudiantes. Adicionalmente, nuestras bibliotecas poseen obras editadas décadas atrás y, muy excepcionalmente, de relevan- cia para la formación académica. Por otro lado, nuestras librerías presentan una limitada disponibilidad de obras producidas en el Presentación 9 extranjero (no más de 20 ejemplares por cada título), cuyos únicos destinatarios se convierten en un grupo de expertos; mientras que, en el caso de las obras editadas en Bolivia, aquellas a las que se tiene acceso no siempre son las más adecuadas o necesarias para la formación educativa estudiantil. Entonces, las dificultades que tienen los alumnos para acceder de manera directa a las publica- ciones e investigaciones más relevantes, recientes, sólidas y mejor elaboradas, que les permitan potenciar su formación académica en las diferentes áreas de estudio, son notorias. Con tristeza he podido atestiguar, en la universidad, que parte de la autoridad académica de algunos profesores, lejos de sostener- se en su capacidad intelectual o didáctica −y mucho menos en su capacidad de síntesis o investigación−, se sustenta en la mezquin- dad o el monopolio del acceso a ciertos libros necesarios para su materia. He visto a profesores facilitar a sus alumnos simplemente algunos capítulos de una obra importante, preservando para sí el resto a fin de poder contar con un mayor conocimiento que ellos. De hecho, algunos profesores conservan su autoridad académica y su puesto no −como se podría esperar− gracias a su mayor capa- cidad de conocimiento e investigación, sino porque básicamente restringen o conservan el monopolio de tal o cual investigación y/o publicación, que difunden a sus estudiantes de manera selectiva (a cuenta gotas) y no en su plenitud. ¿Cómo ayudar a superar estos límites de la formación acadé- mica estudiantil y universitaria? ¿Cómo facilitar
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