
Sobre los Ximénez de Enciso de Sevilla, pp. 22-24 F Q En cualquier caso, lo publicado muestra las diversas aristas de un grupo familiar tan representativo de esta ciudad, una imagen que posiblemente pueda mejorarse a partir de los resultados de investigaciones en curso. LABOR MISIONERA EN HISPANOAMÉRICA Por F G G, S. J. Licenciado en Filosofía y Letras. Especialista en arte oriental I1 ara evitar los posibles confl ictos que pudieran surgir entre España y Portugal por el control de los mares Py las nuevas tierras exploradas, se vio la necesidad de suscribir distintos tratados para delimitar sus respectivas zonas de infl uencia. Bajo la guía del Papa, los reyes de Por- tugal y España fi rmaron los tratados de Alcaçoves-Toledo (1479-1480), Tordesillas (1494) y Zaragoza (1529). Por estos tratados, el mundo quedaba dividido en dos partes, delimi- tadas, por un lado, por el meridiano occidental de las islas de Cabo Verde y, por otro, por el meridiano oriental, aproxima- damente a la altura de Malaca y las islas Molucas. De esta forma, Portugal obtuvo el control de Brasil, de los países de África y, en Asia, de India, Japón y China y otras zonas del sudeste asiático. España, por su parte, se quedó con el resto de las Américas. No obstante, también quedó bajo el área de infl uencia española el archipiélago fi lipino, que fue ocupado a partir de 1565, por el almirante español Miguel López de F S A P Legazpi. L P Las reducciones jesuíticas de Paraguay son un ejemplo del arte puesto al servicio de la fe: la Via Pulchritudinis. De un modo especial, el arte tuvo en las reducciones un papel muy importante. Los misioneros jesuitas se dieron cuenta desde el principio de las cualidades naturales artísticas, enormemente receptivas, del pueblo guaraní, y emplearon todas las artes plásticas y la música, sobre todo, como un medio muy efi caz de evangelización. Origen e historia de las reducciones Las reducciones eran reunifi caciones de los grupos tri- bales guaraníes, que vivían dispersos por la selva, y que llegaron a formar verdaderas ciudades ejemplares. Uno de los principales fundadores de las reducciones, el P. Antonio Ruiz de Montoya (1585-1652), en su libro Conquista espiri- tual, da esta defi nición: «Llamamos reducciones a los pue- blos de indios que, viviendo a su antigua usanza en montes, separados a leguas dos, tres y más unos de otros, los redujo la diligencia de los Padres a poblaciones grandes y vida po- lítica y humana».2 Además explicó que su intención es «poner paz entre espa- ñoles e indios, cosa tan difícil, que en cien años que se des- cubrieron las Indias Occidentales hasta hoy no se ha podido alcanzar». Otro gran fundador de reducciones, San Roque González de Santa Cruz, escribiendo a su hermano, teniente general de Asunción (13 de diciembre de 1614) le dice: «Era necesario 1 En este marco histórico se encuadran las Reducciones Jesuíticas de Para- S A P, . guay, una de las obras apostólicas más importantes llevadas a cabo por los misioneros después del Descubrimiento de América. 2 Antonio R M, S. J., Conquista espiritual hecha por los reli- la peste negra (1650-1655)». Anuario del Dpto. de Historia y Teoría del giosos de la Compañía de Jesús en las Provincias de Paraguay, Paraná, Arte, 21 (2009), p. 198. Uruguay y Tape. Madrid, 1639. 24 Cਕਁਅਏਓ ਅ ਏਓ Aਉਇਏਓ ਅ ਏਓ Mਕਓਅਏਓ ਅ Oਓਕਁ, .º 18|| ISSN 1697-1019 ||2016 F G.ª G, S. J. Labor misionera en Hispanoamérica, pp. 24-30 S I M optar por la justicia que tenían los indios y tienen de ser libres de llevarse esclavos. Irónicamente, este movimiento salió de de la dura esclavitud y servidumbre del servicio personal en la ciudad de San Pablo, fundada por el jesuita san José de que estaban, siendo por ley natural y humana, exentos».3 Anchieta. De allí llegaban los paulistas o bandeirantes (tam- Es evidente que la fi nalidad última de cualquier misión bién llamados mamelucos), que descubrieron que las misio- cristiana es la divulgación del evangelio y la promoción de nes españolas estaban sin defensa y eran una fuente fácil de la vida humana y cristiana. Y esto era lo que pretendían los capturar esclavos: se cree que al menos unos 300 000 indios jesuitas en las reducciones: la iniciación de los indios gua- de las reducciones fueron esclavizados. Así, la historia de las raníes en una vida cristiana, libre de esclavitud espiritual y reducciones es, en gran parte, la reacción práctica de los je- temporal, pero, para asegurar esta libertad, los misioneros suitas contra las amenazas constantes de estos bandeirantes. tuvieron que separar a sus neófi tos de los colonos y otros Por eso, los misioneros españoles tuvieron que organizar una europeos. En eso seguían las cédulas reales, confi rmadas por especie de república de misiones dentro del Imperio español Francisco de Alfaro en 1611, después de una visita ofi cial y sujeta a la Corona. mandada por el rey. Al fi n y al cabo, los misioneros tuvieron En 1607 el P. Diego de Torres fue designado el primer pro- que organizar una especie de república de misiones, dentro vincial de la provincia jesuítica de Paraguay. Antes, en 1587 del Imperio español y sujeta a la Corona. Fue esta repúbli- llegaron a Asunción los padres Manuel Ortega (portugués), ca algo original en la historia de la humanidad, algo que ha Thomas Fields (irlandés) y Juan Salini (español). En 1593 aparecido a los fi lósofos y pensadores como la República de llegaron los españoles padres Juan Romero y Marcial Lo- Platón, la Utopía de Tomás Moro, la Ciudad del sol de Tomás renzana. Al este de Asunción, al otro lado del río Tebicuary, Campanella, la Arcadia de Felipe Sidney, y otras visiones el P. Marcial de Lorenzana, con la colaboración del cacique idealísticas y utópicas llevadas a la realidad. guaraní Arapizandú, fundó la primera reducción, San Igna- Desde el primer momento, los jesuitas se dieron cuenta de cio Guazú (a fi nales de 1609)4. En 1628 este pueblo tuvo que la importancia que tenía el arte en la trasmisión del Evan- trasladarse a otro lugar más seguro, y en 1667 se estableció en gelio, y enviaron a América a grandes escultores, pintores, el lugar en que está ahora. Llegaron a existir 30 reducciones. músicos y arquitectos de la compañía para que misionaran Mientras tanto, al norte del río Paraná, los PP. José Cataldi- entre los indios. no y Simón Maceta, italianos, fundaron la reducción de Lore- Como hizo notar el P. Ruiz de Montoya y otros muchos to en 1610. Esta reducción fue demolida por los bandeirantes, misioneros, la actitud de los europeos dejaba mucho que de- que la asaltaron en busca de esclavos, y se trasladó al lugar en sear, y esto escandalizaba a los indios: «Si por el oído oyen que actualmente está la reducción de San Ignacio Miní, en Ar- la justifi cación de la ley divina, por los ojos ven la contra- gentina. Como se ve, muchas veces las reducciones tuvieron dicción humana ejercitada en obras; en muchas provincias que cambiar de lugar para estar más lejos de los asaltos de los hemos oído a los gentiles este argumento, y visto retirarse de bandeirantes que llegaban en busca de esclavos. nuestra predicación infamada por malos cristianos». Esta fue En total, 1566 jesuitas de todo el mundo fueron a misionar una razón importante para comenzar las reducciones: allí se a Paraguay durante los años en que existieron las reduccio- vivía la verdad de la ley divina que se predicaba. nes. La mayoría eran españoles, pero desde los comienzos Otra razón para conservar la pureza de las reducciones fue la amenaza que llegaba de Brasil: a pesar del Tratado de Tor- 4 Para una descripción completa de las Reducciones de Paraguay, Cfr. Gui- desillas, hubo un expansionismo lusitano constante con el fi n llermo Furlong. S.J.: Misiones y sus pueblos de guaraníes, Imprenta Bal- mes, Buenos Aires, 1966; Bartomeu Meliá, S. J., Guaraníes y Jesuitas en tiempos de las Misiones, Ed. CEPAG, Asunción, 1995; Ludovico A. 3 Citado por Clement J. MN, S. J., Una visita a las ruinas jesuíticas, Muratoni: Il Cristianesimo felice nelle missioni dei padri della Compag- Ed. Centro de Estudios Paraguayos (CEPAG), Asunción, 1987, p. 12. nia di Gesú, Sellerio Editore, Palermo, 1985. Cਕਁਅਏਓ ਅ ਏਓ Aਉਇਏਓ ਅ ਏਓ Mਕਓਅਏਓ ਅ Oਓਕਁ, .º 18|| ISSN 1697-1019 ||2016 25 Labor misionera en Hispanoamérica, pp. 24-30 F G.ª G, S. J. acudieron jesuitas de todos los países en que ya estaba esta- indios emplearan armas de fuego en su defensa. Un hermano blecida la Compañía de Jesús. Nos fi jamos en los más signifi - jesuita, Domingo Torres, que había sido soldado, enseñó a cativos por su labor evangelizadora en aquellas reducciones. los indios el modo de manejar esas armas. Volvió Ruiz de Montoya por Lima. Allí sintió el enorme Misioneros más importantes en las reducciones quebranto de su salud, hasta que falleció el 11 de abril de Uno de los más importantes fue el P. Antonio Ruiz de Mon- 1652. Cuando los indios de la reducción de Loreto se en- toya. Nació en Lima en 1585 y, después de unos años alejado teraron de la muerte de su padre, 40 de ellos atravesaron el de Dios, su conversión llegó a los 21 años, en que entró en continente para pedir su cuerpo. Llevaron el cadáver hasta la la Compañía de Jesús en 1606. Muy pronto se ofreció para reducción, y fue aclamado por todos los pueblos por los que trabajar como misionero en las reducciones.
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