Luis Garrido Muro El nuevo Cid. Espartero, María Cristina y el primer liberalismo español (1834-1840) Tesis doctoral dirigida por Carlos Dardé Morales Departamento de Historia Moderna y Contemporánea Universidad de Cantabria Diciembre de 2012 ÍNDICE Introducción ...................................................................................... 3 1. Las campanas de la paz ............................................................. 15 2. La guerra civil, la más terrible de todas Una fábrica de destruir soldados ................................................ 25 Dinero o muerte .......................................................................... 57 ¿La patria de Pelayos e Isidoros desaparecerá? ........................ 71 3. El pacificador Luchana o la fuerza del sino ..................................................... 101 Un hombre tradicional ............................................................... 125 4. Condes y viejos Esto no es ser general en jefe .................................................. 139 Un acaloramiento ...................................................................... 165 Dos jóvenes atolondrados ......................................................... 201 La espada, el mapa y el enemigo ............................................. 230 5. Ser y estar Lanzar al partido revolucionario de las avenidas del poder ...... 289 Limitar lo posible este tiempo de tempestad ............................. 320 6. ¡Nosotros, anarquistas! Una legislatura algún tanto borrascosa ..................................... 349 Dos naciones en una ................................................................ 369 7. El nuevo Cid ............................................................................. 421 8. Un argos de Vuestra Majestad ................................................. 447 9. Un volcán .................................................................................. 487 10. Epílogo: planetas lucientes, satélites opacos ......................... 539 Fuentes y bibliografía ................................................................... 583 3 Introducción Esta tesis que ahora se presenta comenzó siendo una biografía de Posada Herrera, ministro de la Gobernación en el "gobierno largo" de O'Donnell, también conocido como "el gran elector" por sus manejos fraudulentos, pero entonces aún no sabía que la investigación es la que manda en esos primeros años y no al revés, de modo que al final uno no escribe los libros que quiere, sino los que puede o se encuentra. Posada Herrera me llevó a la legislación que le permitió convertirse en uno de los padres del fraude electoral en España, la aprobada en torno a 1845 que Cánovas calificó una vez como "máquina de ganar elecciones", del mismo modo que le hubiera llevado a O'Donnell si hubiera querido saber cómo había hecho su ministro "para sacar de las urnas tanto diputado adicto", así que ahí me quedé a pesar de mi propósito inicial, al que no sé si volveré alguna vez. El estudio de la Constitución de 1845 y las leyes aprobadas bajo su abrigo, los motivos que las inspiraron y los objetivos que pretendían cumplir, fueron así el sujeto de investigación de mi tesis de licenciatura titulada La máquina de gobernar haciendo uso de una expresión de Alcalá Galiano1. Una vez estudiada la legislación moderada, el paso lógico era analizar la progresista, discernir los principios ideológicos que estaban en su base, comparar ambas "máquinas", establecer sus diferencias, escribir unas conclusiones, buscar un título sugerente y poner punto y final a una tesis que no prometía ir más allá de lo correcto. El problema era que entre 1840 y 1843, los años en los que el partido presentó el grueso de sus proyectos, no era eso lo que más destacaba en sus filas precisamente, sino un hombre al que recibían miles de personas allá por donde pasara, ocupaba la regencia del reino tras la renuncia de María Cristina en 1840, servía de inspiración a poemas y romanceros, y sería citado con el tiempo en la zarzuela La Gran Vía de Federico Chueca, la misma que tanto le gustara a Nietzsche después del empacho de óperas de 1 Cánovas del Castillo, A., Discursos parlamentarios. Estudio de Diego López Garrido. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1987. Pág. 4. Fernández Almagro, M., "Las Cortes del siglo XIX y la práctica electoral" en Revista de Estudios Políticos, núms. 9-10. Madrid, 1943. Págs. 390-395. Alcalá Galiano, A., Lecciones de Derecho Político. Estudio preliminar por Antonio Garrorena Morales. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1984. Pág. 169. 4 Wagner: Baldomero Espartero. Este descubrimiento, casi una revelación, sumado a la consulta de su correspondencia en el archivo del Palacio Real y en el de la nobleza de Toledo, inédita en su mayoría, imprimieron un nuevo giro a la investigación, uno más, cuyo destino último apuntaba a una posible biografía suya aunque sólo fuera hasta 1840, el punto y hora en que toda la investigación parecía confluir. Fue entonces cuando se produjo el momento culminante de la lucha entre progresistas y moderados por imponer su modelo de Estado liberal, justo lo que había trabajado hasta ese momento, y fue también entonces cuando Espartero alcanzó la cúspide de su poder, lo que pretendía trabajar a partir de ese momento. El hecho de que no se hubiera publicado ninguna biografía sobre él en los últimos cien años salvo la de Romanones de 1932 cuando había sido una figura tan biografiada en su tiempo, la que más de todo el siglo XIX casi con toda probabilidad, la falta de una biografía moderna y que incluyera nuevo material de archivo en definitiva, hacía el desafío aún más interesante por más que hubiera que empezar casi de cero2. Espartero me llevó por último a María Cristina, la otra gran personalidad de la época, sin la cual no era posible comprender su ascenso y con la que tuvo siempre una relación muy estrecha en contra de lo que se suele creer, incluso hasta pocas fechas antes de su renuncia a la regencia y la marcha al exilio. Esta vez no me planteé una biografía como en su caso, sino una aproximación parcial a sus primeros años en España, su particular vida pública y privada y las consecuencias y necesidades derivadas de ella. Al igual que sucedía con Espartero, no existía ningún trabajo sobre ella a excepción del que escribiera el marqués de Villaurrutia en 1925, un libro insuficiente a todas luces para mi propósito, pero en esta oportunidad tuve más suerte gracias a la publicación en 2004 de la primera parte de la biografía de Isabel II escrita por Isabel Burdiel, cuyos primeros capítulos están dedicados a María Cristina y su regencia. La biografía completa, si bien aparecida en un momento de redacción mucho más avanzado, también me resultó de gran utilidad. Ambos libros han sido por lo tanto decisivos para esta investigación por mucho que pueda discrepar en algún aspecto, 2 Doménech, F., La zarzuela chica madrileña. Castalia. Madrid, 1998. Págs. 34-35. Romanones, Conde de, Espartero. El general del pueblo. Espasa-Calpe. Madrid, 1932. Fontana, J., La época del liberalismo. Volumen 6. Crítica/Marcial Pons. Sabadell, 2007. Pág. 448. 5 amén de haberme proporcionado alguna que otra pista sobre el archivo de María Cristina, la principal fuente documental para estos años3. El resultado de tanto giro y tanto vaivén es la tesis que sigue, que tal vez se defina mejor por lo que no es en lugar de lo que sí es. No es una biografía de Espartero toda vez que el hilo cronológico concluye en el otoño de 1840. Tampoco es una biografía de María Cristina por la misma razón. Y no es una historia política de la regencia de María Cristina porque su arranque se sitúa hacia la mitad de 1836, coincidiendo con el nombramiento de Espartero como capitán general del ejército del norte. ¿Qué es entonces? Es la historia de cómo Espartero se convirtió en el primer poder del país, las razones de ese ascenso, el efecto que tuvo en los gobiernos con los que le tocó convivir, los intentos de los dos principales partidos para incorporarlo a su proyecto político, las líneas maestras de los mismos, su relación con María Cristina y el papel de ambos durante el verano de 1840 y la revolución que le puso término, de la que salió convertido en el regente provisional del reino. No hay ningún título que pueda resumir algo tan amplio y tan complejo, o yo no he encontrado uno al menos, de manera que al final me he decantado por El nuevo Cid, uno de los muchos sobrenombres que recibió Espartero en esos años por su semejanza con el Cid original: la misma condición de militar legendario gracias a los éxitos en el campo de batalla, el mismo papel fundamental en la "reconquista" del territorio, el mismo reconocimiento como primer servidor de la Corona primero y la misma rivalidad con el titular de la misma después, sólo que en su caso iría aún más allá al desplazar a María Cristina de la Regencia en 1840, algo que no sucedió con Alfonso VI en la segunda mitad del siglo IX debido a la muerte del Cid original en 1099. Como suele ser habitual, el subtítulo es en cambio más canónico y explicativo: Espartero, María Cristina y el primer liberalismo español (1834-1840). La tesis creo que arroja algo de luz sobre una época particularmente confusa, de la que durante un tiempo no se supo siquiera quién había formado parte de los distintos gobiernos. Hoy no llegamos a ese extremo gracias a recientes publicaciones, pero si el reinado de Isabel II sigue siendo el pariente pobre de la historiografía española 3 Villa-Urrutia, M., La Reina Gobernadora Doña María Cristina de Borbón.
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